CAPÍTULO 16
Los Dones de las Magnas
Gracias a mi noble actuación, y a los consejos que en su momento me dio cierto vampiro, Ruth dejó la desconfianza de lado y por fin estaba hablando con confianza, me explicó cada detalle de lo que para mí era totalmente desconocido, sé que suena repugnante decir que soy amable con ella solo por conveniencia, especialmente porque ella no es una mala persona, solo estaba protegiendo su hogar y es algo que admiro porque cualquiera en su lugar haría, incluso yo, pero de esta actuación tal vez podría nacer una amistad, siempre y cuando ella no se entere de mi doble cara.
Mientras avanzamos en medio de la espesa vegetación de hongos, frondosas enredaderas, especies extrañas de plantas que definitivamente no nacen en la superficie, he despejado con su ayuda varias de mis numerosas preguntas acerca del lugar, gracias a eso ahora sé que Solrrang solo se la pasa durmiendo, y para evitar que arme un desastre por hambre un grupo sacerdotisas bajan tres veces al día para proporcionarle alimento, (sacrifican rebaños enteros de ovejas, cabras o incluso leones para traerlos a Solrrang). También, descubrí que para mantener el orden dentro de las profundidades al igual que en la superficie, aquí abajo tienen fronteras, las cuales en su mayoría están divididas por abismos como el sendero escarlata, dicho sendero que resulto dividir las profundidades del reino Sombra de las profundidades de Sunland, lo que quiere decir que dicha cueva en la que camine sin tener la menor idea de hacia dónde iba me llevo hacia un portal con el reino sombra y la silueta de agua que me hablo me hizo caer dentro de las profundidades de ese reino, dónde casi me mata un gepard oscuro.
—Con el peligro acechando constantemente, las sacerdotisas construyeron una academia de guardianes dónde vivimos todos los rezagados.
—¿Los rezagados? —cuestioné frunciendo el ceño.
—Es así como nos llaman ellas. Quienes no podemos alcanzar su divinidad terminamos convirtiéndonos en rezagados, viviendo por el resto de nuestras vidas aquí abajo, protegiendo las profundidades de los cinco reinos, confieso que cuando me lo dijeron así de crudo y así de simple, me asuste mucho, no sabía que había aquí abajo, no tenía ni idea de lo que me esperaría y llore como lo que era en aquel entonces... una niña, pero después de convivir con los Trolls y con todos aquí abajo descubrí que este definitivamente es el lugar al que pertenezco.
—¿Entonces te trajeron aquí abajo porque no desarrollaste el poder necesario para ser sacerdotisa?
—Algo así, me entrenaron por un par de meses, pero no vieron progreso de ningún tipo en mí, señal de que mi cuerpo no estaba hecho para almacenar, canalizar y desarrollar los poderes y las habilidades que ellas necesitaban que yo obtuviera, así que, un día se cansaron de luchar conmigo y decidieron enviarme aquí —se encoje de hombros en un suspiro que parece aliviado.
—De todas maneras, ganaste de algún modo ¿no?. No te convertiste en sacerdotisa, pero obtuviste un elemento —en cuanto esas palabras salieron de mi boca, se giró hacia mí con asombro para luego soltar una risita moderada. —¿Dije algo mal ?
—Por supuesto que no, lo que pasa es que mi magna se indigno tanto que su gruñido me hizo gracia.
—¿Tu magna?
—Mi magna es lo que me da mi poder, y no Cordelia, no poseo un elemento como tal, solo criaturas mágicas y la reina de Sunland poseen uno, bueno se dice que las sacerdotisas también poseen su propio elemento pero eso para mí es otra cosa. Observa —me hace una seña con su mano pidiéndome que me acerque mientras pasa delicadamente la palma de su mano por su frente. Doy un paso hacia ella intrigada al ver que después de rozar su palma con su frente una marca brillante color violeta aparece en el centro de su frente, son una especie de líneas curvas que se juntan dándole forma a tres espirales, muy aparte de que sus orejas se tornan puntiagudas en el mismo instante.
—Es la reliquia que simboliza mi don —explica.
—¿Cómo...? Hace un rato vi claramente como Teo y el de cabello azul utilizaron magia proveniente de elementos, y tú manipulaste el viento, no entiendo —niego con la cabeza perpleja.
—Creo que para que me entiendas mejor tendré que llamar a alguien —dice mientras pasa nuevamente su mano por su frente haciendo desaparecer la reliquia y lo puntiagudo de sus orejas —¡Hover!, sé que estás aquí, vamos, alguien quiere conocerte, puedes salir no hay peligro —dice observando a su alrededor, como buscando un movimiento.
Las hojas que suben por los troncos enredosos de un árbol empiezan a moverse, mis ojos se mueven hacia dónde proviene el movimiento, pero no logro enfocar con claridad al animal en movimiento, no hasta que desciende por completo y trepa con agilidad por la espalda de Ruth hasta acomodarse sobre su hombro izquierdo, clava sus ojos saltones en los míos y suelta un ruidito al tiempo que ladea la cabeza hacia un lado.
—¿Eso es...? —pregunto señalando al pequeño animal sobre su hombro. Su cuerpo violeta es similar al de un dragón, claro solo por la cola y las escamas, porque no tiene alas y mucho menos pinos y cornamenta desafiante, por el contrario tiene pequeñas escamas que suben por su pecho y espalda mientras que sus diminutas patitas muestran unas pequeñas garras que se aferran al hombro de Ruth, gira su cabeza hacia un costado con curiosidad, lo que hace que sus enormes ojos saltones color lila se enfoquen en el calón que cuelga de mi cuello, su pequeña cabeza cubierta por escamas, los pequeños cuernos casi inexistentes sobre su cabeza, los diminutos orificios arriba de su boca y el tamaño que lo haría caber perfectamente sobre las dos manos de un humano, me deja claro porque no habitan en la superficie, y tengo que admitirlo es muy adorable.
—Un magna. Ella se llama Hover, y es muy curiosa —aclara Ruth mientras le acaricia la cabeza haciendo que el animal responda cariñosamente ante su tacto.
—Increible —suelto impresionada —pero, aun no entiendo ¿Cómo es que ellos existen?. Y menos el ¿Cómo es que tú tienes esa marca en tu frente? Ella es hermosa lo admito, pero estoy muy confundida.
—Lo sé, las magnas son parte de los secretos que se guardan en las profundidades de Terra. Los Trolls nos confiaron el secreto porque saben que nunca saldremos de aquí, y yo se lo confío a usted porque sé que nuca haría algo para dañarlos o aprovecharse de ellos —el tono en que lo dijo sonó a advertencia, por lo que me limite a asentir con la cabeza para luego asegurarle que en efecto jamás revelaría la existencia de esos pequeños y poderosos seres. —Los magnas son una comunidad de pequeñas criaturas poseedoras de los cinco elementos, todas tienen esta forma claro —baja al animal hasta la palma de su mano —pero algunos cambian de color según el elemento que poseen, Hover es una magna de aire, pero al ser un elemento tan neutral Hover tenía un color poco visible, pero al vincularse conmigo hice que adoptara este color, así puede mezclarse con la flora y también me ayuda a encontrarla de forma más rápida cuando la necesito. Ellos son una especie reservada y muy rara, por eso nadie fuera de las profundidades conoce de su existencia. Antes de que descubrieran que podían vincularse y tener un portador solían fallecer a temprana edad, porque al ser criaturas tan pequeñas y poseer un poder tan grande como lo es un elemento, este terminaba por consumirlas, pero desde que los Trolls les enseñaron a vincularse con nosotros llevan una vida más larga y próspera, bueno ambos, porque tanto ellos como nosotros prolongamos nuestra vida al vincularnos. Cuando una magna elige a un portador, canalizan parte de su magia en el, dando como resultado un don, que es el causante directo de nuestra reliquia, yo puedo manipular corrientes de aire, por mínima que sea puedo extenderla y crear toda una ráfaga, Teo puede manipular las plantas, Zev el chico de cabello azul puede manipular el agua, y nuestro pequeño líder se sección Eli tiene una magna bastante especial, proviene de las profundidades del reino Humo, y le dio un don bastante peculiar...
—¿Qué tipo de don? —enarcó una ceja.
—Su reliquia es una torre de humo... y le da el poder de quemar todo lo que sus manos tocan, por eso siempre usa los guantes que le dieron los Trolls, solo se los quita en medio de peleas contra animales corrompidos, o con intrusos verdaderamente peligrosos.
—A ver sí entendí —sacudo la cabeza —sus magnas canalizan magia a través de las reliquias en su frente, y cada reliquia simboliza el don que les otorga ¿no?.
—Exacto. No poseemos elementos, solo dones, los que ellas nos brindan según el elemento que porten, o al menos eso me ha dicho Hover. Sí te elige una magna de agua obtendrás un don relacionado con el elemento agua, ni más ni menos, y sí te elige una de fuego, serás la envidia de todos aquí abajo, los dones de fuego son los más envidiados, pero no los más impresionantes, Martín un niño de catorce años tiene una magna de agua que le dio el don de manipular el agua y crear corrientes eléctricas con ellas, ese es un don impresionante, lo malo es que no lo tengo yo, y que Martín se la pasa electrocutando a todo aquel que no le agrada, es un niño pequeño pero de cuidado.
—Entiendo, los dones dependen del elemento de la magna, pero ¿Cómo hacen para que ellas los elijan? ustedes las buscan y se quedan con la que encuentran y así hablan con ellas.
—Sí fuera así de fácil créame todos aquí abajo tuvieran una. Los magnas habitan dispersas en las profundidades de los cinco reinos terrestres sí, pero después de que un grupo de nosotros es designado a vivir aquí abajo, empezamos un largo proceso de preparación con la ayuda de guías, que generalmente son quienes llevan más de veinte años aquí cómo Eli, ellos nos preparan y entrenan arduamente hasta que los Trolls nos evalúan y nos valoran para saber sí somos dignos o no de entrar al proceso de selección de magna, desde allí parten nuestras clases de lucha, autocontrol, valores, autodefensa, magia básica y finalmente una vez cada año los magnas acuden al llamado de los Trolls, se reúnen al pie de la cueva dónde vive Solrrang, toman una especie de formación y luego la rompen para esconderse dentro de las profundidades de la jungla alta, nosotros nos adentramos a la jungla por tres días y es allí donde ellas nos evalúan y determinan sí somos dignos o no para ser sus portadores, aunque todas saben que tener un portador podría alargarles la vida, no todas están dispuestas a ligar su vida a un humano y mucho menos a compartir su magia sí creen que ese humano no es digno de ellas. En fin, yo tuve la suerte de encontrar a esta pequeñita, pensé que ninguna me elegiría al ver el amanecer del tercer día, pero justo cuando estaba por rendirme ella apareció frente a mí y me eligió.
Parpadeo varias veces, mientras proceso toda la información. Probablemente estoy frente a una de las criaturas mágicas más poderosa de todos los reinos, y esa debe ser la principal razón por la que nadie fuera de las profundidades sabe de ellas, sí los ministros se enteraran de su existencia sin duda intentarían arrebatarles el poder, y no solo los ministros, cualquier otro ser de los cinco reinos terrestres con malas intenciones lo haría, y vaya que abundan los seres sedientos de poder en los cinco reinos, en especial en el reino sombra.
—Comprendo, y es increíble, ellas son increíbles —extiendo mi mano hacia el animal en las manos de Ruth con la intención de tocarla y satisfacer mi curiosidad, pero al hacerlo, Hover se lanza sobre mi ansiosa, como sí hubiera estado esperando el momento exacto para hacerlo.
Hover me recorre todo el cuerpo olfateandome de pies a cabeza, lo hace de una manera muy rápida que apenas siento un pequeño cosquilleo cuando sus pequeñas garras atraviesan mi ropa.
—¡Hover no! —la regaña Ruth, pero Hover estaba muy ocupada terminando de recorrer mi brazo, cuando terminó de hacerlo se acomodó plácidamente en la palma de mi mano, la cual aún tenía extendida. La acomodo entre las palmas de mis manos para darle más espacio y noto que está bastante fría, el frío de su diminuto cuerpo hace que ella se acomode aún más en las palmas calientes de mi mano.
—¡Hover! —vuelve a reprenderla Ruth.
—No te preocupes, no me molesta, al contrario me parece adorable —le aseguro observado a Hover con una sonrisa —está muy fría, supongo que solo busca calor.
—Hover tiene una temperatura muy baja por naturaleza, su elemento le impide mantener una temperatura normal, pero en comparación con la de Eli, prefiero mil veces la temperatura fría de Hover.
—¿Por qué? —pregunto mientras acarició la cabeza de Hover.
—Inferno es sinónimo vivo de su nombre, nunca deja que nadie lo toque, Eli dice que siempre está ardiendo, pero su temperatura se regula cuando Eli utiliza su magia. Recuerdo que una vez intenté tocarlo y para evitarme hizo que todo su lomo se envolviera en llamas, casi me quema la palma de la mano. Ese día me quedo más que claro que a el único al que le permite acercarse es a Eli y eso porque es su portador. La verdad no entiendo como dos amargados se entienden tan bien.
—Ese debe ser el punto, tienen cosas en común y eso los hace soportarse, o eso creo.
Bajo la mirada y Hover me mira con una sonrisa, sin duda está muy cómoda sobre las palmas de mis manos, sus pequeñas garritas me hacen cosquillas mientras continuamos avanzando hacia la cueva de Solrrang. Entre más la veo más me convenzo de lo increíble que son estas criaturas, son pequeñas, pero al mismo tiempo tan poderosas.
Llegamos a un punto de conversación en el que le pregunté a Ruth sí existen las magnas con elemento luz, y ella respondió que sí, pero que era muy raro que se unieran a alguien, son de las magnas más reservadas y muy pocas asisten al día de selección, todas prefieren la tranquilidad de vivir bajo Sunland, aunque la curiosidad de algunas, las lleva a venir a las profundidades de Terra solo para ver a Solrrang.
—¿Entonces no hay ningún portador unido a una magna de luz?
—De hecho sí lo hay, pero son guías, ósea que llevan años con sus magnas, es muy difícil en la actualidad que una magna de luz se una a alguien, ni siquiera Hover me ha querido decir por qué. Los portadores de las magnas de luz pueden recrear la luz solar, por ende, son los responsables de darle luz a estas profundidades, o al menos eso intentan.
Hover se levanta sobre mis manos y emite algo parecido a un chillido.
—Nunca me quieres decir nada sobre las magnas de luz, siempre que te lo pregunto me evades —Hover ahoga un chillido que asumo es de indignación y le muestra la lengua a su portadora.
—Sí Hover, yo te adoro igual —le responde ella con sarcasmo.
Hover hace un gesto de querer volver a acomodarse sobre las palmas de mis manos, pero un ruido hace que se ponga alerta, y que las pequeñas torres que brotan sobre su cabeza se muevan como sí sintonizara el movimiento a su alrededor.
—¿Hover? ¿Qué es? —le pregunta Ruth en un tono serio, lo que significa que algo no está bien.
Hover finalmente levanta la mirada por encima de mis dedos y desciende a toda velocidad, corre sobre sus cuatro patas hasta adentrarse nuevamente en la jungla alta que ya habíamos dejado atrás hace unos instantes, y se pierde dentro de ella.
—Tenemos visita, y no de la buena —anuncia Ruth mientras hace un movimiento con sus manos atrayendo el aire a su alrededor para formar una ráfaga que se queda alrededor de sus puños esperando a ser lanzada.
—¿Intrusos?
—Hover solo se esconde de dos cosas poco frecuentes aquí, criaturas corruptas y los...
La tierra frente a nosotras se estremece y se dispersan miles de partículas de esta a nuestro alrededor, algo cayó desde arriba y causó un fuerte impacto. Subo mis brazos para cubrir mi rostro de las partículas de tierra que caen por el aire hasta que estas se dispersan dejando al descubierto a los causantes de tal conmoción.
—¡Vaya, vaya! Día de visitas extra profundiales y nadie me avisa, debería sentirme seriamente ofendido, menos mal no necesito invitación para colarme dónde nadie me llama, pero espera... alguien sí lo hizo ¿no? —exclama una voz masculina, ronca, con aires de ironía, pero esa voz... esa voz yo la he oído antes.
—¿Deberíamos dar las gracias? —habla una voz femenina, su tono es perverso y su voz es... familiar. No puede ser, son los vampiros que asesinaron a Karina. Estoy muerta.
¿Vinieron por mi? Mi respiración se vuelve inconexa cuando mis latidos incrementan su ritmo. Tenía que controlarme o ellos sentirian mi temor y mis nervios.
—Vampiros —susurra Ruth, fijando su mirada en las dos siluetas que se aproximan hacia nosotros de entre los retorcidos troncos de las enredaderas caidas.
Mis sospechas se confirman, cuando ambos se detienen a tan solo unos metros de distancia. Cuando estábamos en Oceanía, no pude apreciar bien sus rostros, pero ahora los puedo detallar con claridad. La chica de facciones finas aparenta unos veintidós años, aunque claramente debe tener más, su piel pálida contrasta perfectamente con sus finos labios color carmín y con su largo cabello lizo, la mitad es de color rojo, y debajo de sus orejas asoma de color negro hasta las puntas, sus feroces ojos son de un color rojo vibrante, capases de estremecer a su presa con una sola mirada, pero aun así la desgraciada es bellisíma. Viste un chaleco sin mangas color rojo, (está claro que adora el color de la sangre) unos guantes negros que le llegan hasta más arriba de sus codos y termina en los nudillos de su mano, dejando libre sus dedos, y un pantalón de cuero negro, del mismo color que su calzado. Por su parte, el chico tiene una sonrisa perversa en su pálido rostro, debo decir que su perversión le favorece bastante a sus definidas facciones, su cabello blanco semi ondulado le llega por encima de los hombros, viste de manera bastante peculiar, es una especie de túnica de mangas finas que le llega a las rodillas donde asoman unos pantalones rasgados color negro oscuro.
—No lo sé, parecen aterradas, no creo que alguna de ellas haya tenido el suficiente valor para dejarnos una invitación del otro lado del sendero escarlata... o alguna de ustedes se llama Lena, porque se ser así tal vez considere probar su valiente sangre.
¿Qué? ¡Eso no puede ser! ¡El mensaje que deje para Van les dio la clave para cruzar el sendero escarlata!
—¿Lena? No conozco a nadie con ese nombre, pero sea quien sea voy a matarla en cuando la encuentre —espeta Ruth molesta en un susurro. Y yo trago saliba, es aquí cuando le doy gracias a los cielos por tener el calón en mi cuello y la identidad de Cordelia.
—Sea lo que sea que estén buscando no van a obtenerlo, van irse por el mismo lugar por dónde vinieron, estás tierras son sagradas y su energía no es bienvenida aquí —les adbierte Ruth con voz fuerte y segura, lo que me resulta muy admirable, porque lo que soy yo estoy hecha un manojo de nervios. No puedo utilizar magia porque sí uso mi elemento sabrían que soy la reina de Sunland y sus ganas de matarme crecerían. Van dijo que soy una presa fácil fuera de Sunland. No puedo permitir que el miedo me invada porque perdería la cordura y ellos olfatearían mi miedo, tengo que mantenerme serena, pero también tengo que idear un plan por sí atacan. ¡¿Y cómo carajos voy a pelear si no puedo utilizar mi elemento?!
—¿Y quién nos va a echar? ¿tú? ¿la muda? —comenta burlona la vampira cruzándose de brazos. ¡Ja! Ahora resulta que soy muda.
—No, no, no, no —niega con el dedo índice su compañero —no pueden echarnos, somos invitados, acabamos de llegar, lo correcto es que nos den un recorrido ¿no creen? —habla con un tono sarcástico que aborrezco.
—Cordelia, voy a tratar de distraerlos, y tú te vas a echar a correr, no sé si eso funcione para que tu vivas, pero sí logras salir de la jungla, llegarás a un lugar de campo abierto, verás la academia de guardianes y en una colina más al fondo verás la cueva de Solrrang, ve con ella. Y no te preocupes por mí, el estruendo hará que envíen refuerzos aquí —me susurra Ruth por ensima del hombro.
—Sí te dejo morirás —le susurro.
—Es para lo que he entrenado toda mi vida. Solo vete —me espeta mientras hace un movimiento con su mano para lanzar una ráfaga de viento hacia los vampiros, quienes sin mucha dificultad la evaden. Al igual que Van son muy rápidos.
En mi debate entre sí me quedo o me voy, me giro hacia atrás y me encuentro frente a frente con la vampira ¿En qué momento llegó allí?
—¿A dónde crees que vas mudita? —me habla en un susurro escalofriante. Sus ojos color rubí me observan con intensidad, buscan intimidarme, y llenarse de placer viendo en miedo reflejado en mi mirada, pero no estoy dispuesta a darle ese gusto, no le voy a dar el gusto de verme entrar en pánico, porque incluso sí muero, me apegaré a las palabras de Karina, y moriré en manos de quien sea digno de mi muerte.
—A dónde no te importa, y oh sorpresa, no soy muda y para tu mala suerte tampoco soy estúpida —mi miedo se dispersa ante el inminente peligro, tenía que escapar, y no puedo darme el lujo de morir, no ahora, mi mirada se fija en el tronco de la enredadera detrás de la vampira y con tan solo mirarlo hago se venga abajo.
Ventajas de que el elemento luz se haya aposentado en mis ojos.
El frondoso tronco se viene abajo y la vampira aunque me ve con mala cara se ve obligada a moverse, dejando libre mi campo de visión. Ruth está peleando contra el otro vampiro, mientras me dispongo a correr en dirección contraria a la pelea y a la vampira, o al menos eso creí estar haciendo, hasta qué...
—¿Por qué la prisa? —el vampiro de cabello blanco se para frente a mí con una sonrisa viperina en los labios. Retrocedo lo más rapido que puedo para no irme de espaldas por el inesperado susto, se supone que Ruth lo estaba entreteniendo, o no... ¿ya la mato?
—No quieres pelear conmigo te lo aseguro —miento. Sí, en este momento mi actuación de guerrera valiente tiene que ser lo más original posible, no, tiene que ser real, aquí no hay nada falso, todo es real, ellos, la pelea, Ruth, su vida, mi vida, incluso el peligro de muerte. Pero no voy a mostrarles mi miedo.
—¿Ah no? ¿Y por qué no querría? A mí me encanta jugar hasta con los perdedores, es mi manera de... ¿Cómo se dice? Ah sí, fomentar la igualdad de género y la inclusión —dice escondiendo sus bazos detrás de su espalda. Es repugnante la manera en la que sus dos ojos color gris intenso me miran junto a esa sonrisita de perversión, dignos de todo un psicópata.
—Vamos, no temas, no vamos a hacerte daño, al contrario, solo queremos hacerte un par de preguntas antes de irnos —me asegura una voz femenina a mi espalda. ¡Rayos! Estoy rodeada, sinónimo de que es probable, de hecho, muy probable que no salga viva de aquí.
Me giro con cautela para orientar mis sentidos hacia dónde está la vampira, adoptó una posición neutra sin darle la espalda a ninguno de los dos, y alerto todos mis sentidos para detectar cualquier movimiento brusco.
—¿Mataron a Ruth? — preguntó con un hilo de voz neutro para ganar tiempo.
—No lo creo, cuando los humanos aún tienen sangre en el cuerpo siguen vivos ¿no? —contesta el vampiro frunciendo ligeramente el ceño. —Y yo no bebí ni una sola gota de su sangre y ¿tu? —levanta la mirada hacia su compañera.
—Soy bastante selectiva con mis gustos, mis gustos son solo los mejores no tomo cualquier tipo líquido rojo por más apetitoso que se vea, sí no es el de mi agrado, no me sirve —contesta mientras da unos cuantos pasos hacia mí.
Claro, su autocontrol es tan grande que no caza por placer, caza por poder.
Este sería un buen momento para sacar las dagas de mis botas.
Aunque también tengo magia, así que sí las dagas no funcionan me veré obligada a exponerme.
—¡Tranquila! Te dije que no vamos a hacerte daño, no tengas miedo —me dice la vampira con un tono de voz falsamente amable al verme empuñar mis dagas.
—No les tengo miedo.
—¿Segura? —el vampiro enarca una ceja y da unos cuantos pasos hacia mi —pues tu corazoncito dice otra cosa, desde aquí puedo escuchar el bum, bum, bum de tus latidos aterrorizados.
—¡Basta de charla! —espeta la vampira extinguiendo por completo de su voz la falsa amabilidad que mostró hace un momento. En un abrir y cerrar de ojos se plantó frente a mí y me tomó del cuello levantándome en el aire con una agilidad y facilidad que me deja sin opción a defenderme.
—¿De dónde sacaste ese calón? —pregunta clavando sus escalofriantes ojos en la joya.
—Eso no te importa —contesto entre jadeos. Molesta ante mi respuesta ejerce más fuerza en su agarre y me lanza con toda la fuerza de su brazo hacia un costado. Mi cuerpo se tensa al estrellarse con la dura y fría raíz de una enredadera.
—Con más amor o no nos va a decir nada —le espeta con una voz sarcástica su compañero.
Me retuerzo en el suelo del dolor, mi espalda late adolorida, todas mis costillas parecen estar fracturadas, o tal vez rotas, no lo sé, pero el dolor incrementa con cada esfuerzo que hago por respirar.
—Mi paciencia tiene un límite pequeña, más te vale que hables de una vez —la vampira no cesa en atacarme, aún mientras me retuerzo en el suelo por el dolor, ella tomó mi mentón entre sus manos con rudeza y me obliga a verla a los ojos. —Y tal vez considere dejarte gozar en paz tu último aliento de vida ¡Habla!
—¿Tienes miedo de saber quién es el dueño de la energía canalizada en el? —suelto entre jadeos adoloridos.
Ambos vampiros se tensan y veo cómo comparten una mirada por una milésima de segundo.
—¿Quién te dio ese calón? ¿De dónde lo sacaste? Es la última vez que preguntaré con amabilidad. —Sus palabras dicen una cosa pero sus actos otra, pues ahora me toma del cuello con una mano y vuelve a ejercer fuerza sobre él, fácilmente podría romperlo sí quisiera, pero sé que no lo va a ser porque quiere una respuesta. Lo que me da una oportunidad para ganar tiempo.
—Me lo dio...—finjo ceder a darle la respuesta que busca, pero al mismo tiempo finjo quedarme sin aire para hablar, que tan mentira no es, su agarre es asfixiante.
Ella aleja su mano de mi cuello con brusquedad y yo finjo toser para recuperar el aire.
—¡Habla de una maldita vez! — me espeta el vampiro impaciente.
—Sí quieren saber porque lo tengo, tendrán que matarme primero... luego él irá por ustedes —aprovecho su desconcierto para hacer un hechizo que me lleve junto a Ruth, gracias a los cielos funciona.
Me apoyo en el tronco de una enredadera con una mano, mientras me sostengo las costillas con la otra, toda mi espalda duele.
—¡Ruth! —exclamo al verla de rodillas con una nube de humo negro envolviéndole la cabeza.
Trato de acercarme a ella, pero mi intento solo se queda en eso, los vampiros están de vuelta. Y ahora en serio voy a tener que usar la energía de mi elemento. La vampira camina furiosa hacia mí, pasa al costado de Ruth y con un solo toque hace que caiga de cara a la tierra, el vampiro detrás de ella le da una patada a la pobre Ruth y la lanza a volar por los aires, haciendo que su cuerpo impacte con el tronco de la enredadera de derrive hace unos instantes.
Creo que llegó la hora en que la pelea se vuelva de vida o muerte.
—Te voy a enseñar que conmigo no se juega, pequeña —espeta la vampira a tan solo unos cuantos pasos de distancia de mí, empiezo a preparar mi cuerpo para el ataque, tengo que defenderme con mi elemento sí quiero vivir.
Cierro mis ojos esperando centrar mi energía, al mismo tiempo que esperó el ataque de la vampira, pero los abro en el mismo instante en que escuchó una ráfaga de viento seguido de un gruñido. La vampira está a varios metros de mí en el suelo, no esperaba el ataque, y yo menos... unas manos fuertes me toman por los hombros y me sacuden con ligereza.
—¿Estás bien? —una voz varonil muy familiar resuena en mis oídos haciendo que mis músculos e incluso mis latidos se relajen.
Levantó la mirada lentamente y me encuentro con un par de ojos verdes intensos que me observan con preocupación...¿por encima de una pañoleta? Frunso el ceño cuando confirmo que Van ha cubierto la mitad de su rostro, pero está vivo, está aquí y eso es lo que importa. Asiento lentamente, mientras él analiza cada una de mis heridas visibles.
—Lo pagaran con sangre, con su sangre —me asegura, antes de girarse ante los dos vampiros, los cuales tienen una clara expresión de estupefacción.
—¿Van? —cuestiona la vampira sosteniéndose las costillas. Su compañero la ayuda a enderezarse y la esconde a su espalda, mientras observa a Van acercarse con pasos largos y firmes.
—Imposible ese imbécil está muerto —escucho decir al vampiro de cabello blanco.
—No... no está muerto, está aquí, siento su energía —le asegura la mujer con voz temblorosa, como sí ni ella misma se creyera lo que está saliendo de sus labios.
Van no pronuncia palabra, pero noto que con cada paso que da los músculos de su espalda se tensan, combinando eso con sus ojos verdes, solo significa algo, esto se va a poner feo muy feo.
En un solo movimiento, Van saca la daga dorada con el rubí de fuego y la clava en la tierra con una fuerza sobrehumana haciendo que una grieta se forme en dirección hacia los otros dos vampiros, el peso alrededor y el golpe que da Van hace que la grieta se convierta en un agujero, arrastrando enredaderas y todo a su paso, los vampiros tratan de huir, pero las enredaderas que empiezan a caerse les dificultan la salida. Al ver como las evadían, Van salta al pozo que se ha formado y allí empieza una batalla fenomenal. No puedo ver qué pasa con exactitud allí abajo solo escucho el estruendo de los golpes, pero lo que sí sé es que la vampira no está participando en la batalla, está ocupada arreglárselas para salir del agujero, y eso es algo que no pienso permitir.
Aún con todo el dolor en mi espalda, doy un par de pasos hacia el agujero y con dificultad le lanzo un rayo de luz que la hace caer al pozo. No creo que me haya visto hacerlo, pero lo importante es que vengue mi pobre espalda.
Camino hacia Ruth, quien yace en el suelo a unos cuantos metros. Me acerco a ella mientras pienso en cómo sacarla del trance en el que está por la nube de humo.
—¡Ruth! —la llamó por su nombre mientras me dejo caer de rodillas frente a ella.
La nube de humo negra me impide ver su rostro, la tiene como embobada envuelta en sombras, y sí yo tengo el elemento luz, tal vez pueda hacer lo que dijo Van: la luz repara lo que las sombras corrompen.
Con cautela sumerjo mi mano en la nube de humo negro, toco su frente y cierro mis ojos. Centro mi energía en lo que quiero hacer, en lo que quiero reparar. Siento una corriente tibia bajar por mi brazo hasta la frente de Ruth, me mantengo centrada. Hasta que...
—¿Cordelia? —la voz de Ruth hace que abra los ojos.
—¿Estás bien? —pregunto al tiempo que la ayudo a sentarse.
—¿Qué pasó? —pregunta desorientada llevandose las manos a la cabeza.
No alcanzo a responder porque un estruendo estremece el suelo y nos hace tambalearnos.
—¿Qué está pasando? —pregunta Ruth aterrada. Veo a Hover subir por su rostro igual de aterrada.
—No estoy segura, pero voy a averiguarlo. Cuídala —le pido a Hover antes de levantarme. Me giro hacia dónde está el pozo y veo un humo negro salir de allí.
¡Ay no! ¡Van!
Ignorando todo mi dolor muscular corro hacia el pozo y sin tomar la más prudente de las precausiones me lanzo a él. No veo a Van, pero sí a la vampira rodeándose del humo negro que su propio cuerpo emana, probablemente ni siquiera sabe que llegue, y por como veo las cosas ella es la responsable de lo que le paso a Ruth y está por hacer un hechizo aún más grande. Tengo que hacer algo sí no quiero que sumerga las profundidades en sombras.
Cierro los ojos e invoco toda la energía contenida en mi interior, mis pies se desprenden de la tierra. Estamos ahora a la misma altura levitando en el aire, ella está cegada por las sombras y yo por la luz que se manifiesta a mi alrededor. Poco a poco siento como se desprende de mí la energía, por primera vez desde que reforcé la muralla siento que mi elemento está en éxtasis. Libero toda la energía contenida y hago que se disperse todo el humo negro alrededor. La vampira se ve cegada por la luz, y lo único que escucho son sus gritos desgarradores mientras ondas de poder se desprenden de mi cuerpo y atacan con fuerza el suyo.
Mi poder disminuye de a poco y la luz a mi alrededor se apaga, se extingue incluso en mi campo de visión. Pierdo la noción del tiempo y caigo rendida al suelo logrando escuchar únicamente una voz distante que decía:
—¡Despierta!¡Despierta! Lena no me hagas esto, no quiero conocer el miedo, no te vayas.
***
Despierto nuevamente sin saber exactamente dónde estoy, mis ojos solo ven oscuridad y un duro cielo de roca. Sigo estando en las profundidades de Terra, supongo, y en verdad espero que sí, pero ya no hay nada a mi alrededor, ni plantas, ni caos... ni Van. ¿Dónde estoy? Empiezo a recuperar de a poco mis sentidos, siento que estoy recostada sobre algo duro, algo frío y escamoso, giro la mirada a mi alrededor y por la criatura que mis ojos enfocan empiezo a ser consiente de en dónde estoy... y con quien.
—¿Solrrang? —susurro su nombre con una voz debil mientras intento ponerme de pie. Su cola ha estado sosteniendo mi cabeza y parte de mi cuerpo.
Al escuchar mi voz gira lentamente su enorme cabeza hacia mí. Los nervios me invaden por dentro al ver sus brillantes y profundos ojos dorados sobre mí. Al ver mi torpe intento de ponerme de pie me empuja como a una simple hoja con su mandíbula y me toma por la cintura con su cola dejándome sentada sobre el suelo de roca, entre su cola y su mirada acechante. No digo nada ante su acto, solo le mantengo la mirada, aunque está echada en el suelo no deja de ser imponente, toda ella es enorme, y no me explico como una dragona de su magnitud y poder vive aquí abajo ¿Por la protección que le brindan los Trolls? No lo creo ella podría defenderse sola de cualquier enemigo, debe haber otra razón, pero ¿cuál?
-Has pasado por un camino lleno de dificultades para poder llegar aquí, nuevamente te has vuelto digna de mi admiración.
Escucho una voz en mi cabeza mientras ella mantiene sus ojos clavados en los míos. Pero recapitulando todo esto ¿Solrrang me habló?
—Si te estoy hablando —esta vez las palabras salen de su boca, lo que me confirma no solo que escucha mis pensamientos, sino que también puede hablar dentro y fuera de mi cabeza.
—¿Cómo llegue aquí? ¿Sabes cómo están los demás? ¿Los vampiros murieron? —pregunto freneticamente exaltada.
—No estás aquí por cuenta propia eso está claro, te he traído porque necesitaba hablarte, abusaste de tu poder, estabas a punto de ser consumida. Necesitabas venir a mí, y yo necesitaba que no mueras por un descontrol de tu parte. El elemento luz es el más poderoso de todos, y como su portadora debes ser prudente y aprender el autocontrol sobre ti y el control sobre el elemento.
—Me falta mucho por aprender sobre mi elemento lo admito, no sabía que algo así podía pasar sí lo utilizaba de más, yo no me preparé para esto y tú debes saberlo —confieso bajando la mirada. —Tengo muchas dudas, no solo sobre el elemento, también sobre mí, quizás tú podrías decirme ¿Por qué estoy aquí? Es decir... —muerdo mi labio inferior mientras me pienso dos veces sí decir o no lo siguiente, pero sí lo veo desde el lado lógico ella ya debe saberlo mejor que yo. —¿Sabes por qué la corona de sun me eligió cuando ni siquiera soy de la realeza?
Solrrang suelta algo parecido a un suspiro de desaprobación, siento como expulsa el aire caliente por los orificios de su nariz que impacta directamente en mi cara.
—Sí la piedra en la corona te elige no es un error ni cuestión de suerte, es porque eres digna. Sé que tienes muchas preguntas, y yo todas las respuestas, pero también se me encomendó dar una a una dependiendo el tiempo en que fuera requerida, lo que necesitas ahora es algo mucho más grande que eso, así que muéstramelo...
Su respuesta me confunde ¿Qué quiere que le muestre? ¿El calón? ¿El rostro de Cordelia?
—¿Qué?
—Lo que escondes con un manto mágico bajo sobre tu cadera —me aclara.
Suelto un suspiro al entender lo que pide, es el elemento encapsulado. Con cautela lo separo de mi cadera, a buena hora hice un hechizo de protección sobre él, tan efectivo que incluso yo olvidé que lo traía conmigo, de lo contrario esos vampiros me lo hubieran arrebatado.
Lo expongo ante ella sosteniéndolo con las palmas de mis manos, ella baja su mirada hasta la esfera cristalina y sopla, sí está soplando, pero no libera fuego, lo hace por unos instantes más hasta que la esfera empieza a calentarse de una manera que arde y quema mi mano... Solrrang sigue haciéndolo, pero yo no creo poder seguir soportando por mucho más tiempo, mi mano arde y el destello azul dentro de la esfera empieza a cubrirla con totalidad, lo que me indica que el elemento está por estallar.
—Esto probablemente te va a doler —escucho la voz de Solrrang.
Y sí, en efecto duele, cuando la esfera eclosiona liberando el elemento retenido dentro. Se convierte en agua, flota y se vuelve una masa que perfectamente podría tener mi tamaño, pero obviamente esta es solo la forma base del elemento. La masa de agua frente a mi empieza a envolverme, me recorre todo el cuerpo hasta que me levanta en el aire para luego entrar por mi boca. Es extraña la manera en que este elemento se une a mí. Entra por mi boca, pero no la humedece, en lugar de eso siento como corren fuertes oleadas de energía por mi tórax.
El elemento se aposenta por completo en mí, y siento como su energía recorre cada articulación disminuyendo el dolor que tenía en mi espalda y cabeza, buscando así penetrar aún más en mí y compactar con el elemento que ya yace en mi interior.
Finalmente, la luz azul que me envolvía desaparece dejándome caer nuevamente frente a Solrrang que al verme caer medio débil me atrapa con su cola. Las náuseas vienen a mi como resultado de dos elementos queriendo compactar en mi interior.
—Cada vez será peor, entre más poder almacenes más fuerte tendrás que volver tu cuerpo, o el poder terminará por consumirte.
La escucho hablarme dentro de mi cabeza, la cual ahora mismo es un completo desastre, incluso empiezo a sentirme mareada.
Solrrang baja la cabeza hasta dejarla a la altura de mi frente, no me muevo en absoluto mientras pega su frente con la mía, el roce entre mi frente y la suya hace que sienta una sensación extraña en el estómago, tal vez son las náuseas, pero lo que siento es diferente es... ¿nostalgia?.
Cierro los ojos dejándome llevar por ¿un instinto tal vez?, pero lo hago. Mi respiración se vuelve más agitada, mientras que en mi mente empiezan a proyectarse cosas que me desconciertan aún más.
—Lo importante son las vidas que salvaré al hacerlo... —veo una mano femenina apoyarse en el balcón real del palacio mientras me proyecta una vista panorámica del reino.
La imagen se distorsiona rápidamente y cambia hacia una discusión entre dos mujeres a las que no reconozco, ambas llevan vestidos elegantes y frondosos
—Ella tomará el poder...
—Eso es absurdo ella no podría reinar ni volviendo a nacer...
—Esa es mi voluntad, y como actual reina de Sunland mis decretos deben respetarse...
La imagen vuelve a distorsionarse y ahora veo las piernas de una mujer sobre el lomo de ¿Solrrang? El rugido que emite la dragona mientras vuelan me deja claro que sí es ella. Vuelan libremente por los cielos en medio de un atardecer hermoso.
La imagen se distorsiona y ahora solo veo a la mujer pegar su frente a la de Solrrang.
—Recuerda que si hago esto...
—Un día volveré, ya me sé esa frase de memoria —completa la dragona.
Las imágenes siguientes vienen a mí de manera más rápida y violenta, no logro distinguir nada con claridad, solo escucho gritos, cabalgatas, aleteos, y finalmente... veo unas manos manchadas de sangre.
Despego mi frente de la de Solrrang en un impulso por protegerme a mí misma, aterrada pero al mismo tiempo aturdida, todo es confuso, no entiendo nada, mi estómago da un vuelco sé que estoy apunto de vomitar, pero contengo mis nauseas, y Solrrang me deja en el suelo.
—Todo es confuso cuando no se ve con claridad. Para proyectar tu futuro debes comprender tu pasado y así entenderás tu presente. Solo no busques más poder hasta que tengas bajo control el que ya te ha sido otorgado, eres capaz de más de lo que todos creen, pero necesitas demostrártelo a ti misma para que los demás empiecen a creer o a temer —escucho con atención las palabras de Solrrang, pero antes de que pueda formular otra pregunta, ella recoge más su cola y hecha su cabeza sobre ella. Está volviendo a dormir.
Solrrang ha vuelto a dormirse. No me respondió nada con claridad, ahora todo es más confuso que antes, pero al menos ya poseo el elemento agua. Uno menos, resta por encontrar tres, sí es que mi cuerpo logra soportar el lío que están armando estos dos elementos justo ahora.
Momento.
¿Lío? Yo desaparecí frente a Van colapsada por el abuso de poder. ¿Y sí eso le hizo creer que estoy muerta? No, no es tan tonto para creer algo así, pero sí es capas de perder el autocontrol sí no logra encontrarme.
Frederick más vale que ya estés aquí y que hayas evitado lo que yo no.
Holaa!!!!
He aquí yo otra vez, y bueno como lo prometido es deuda aquí está el capítulo semanal de Sunland, y es que haber chicas aquí hay mucha, pero mucha información exclusiva eh, jsjsj, yo sé que tal vez aún no lo entienden, pero una vez estalle la bomba van a entender y reconocer todas las pistas que voy dejando en cada capítulo.
Nuestra reina está más confundida que nunca.
Las magnas son de mis criaturas fantásticas favoritas, al inicio del capítulo les deje una imagen que según yo se asemeja a Hover la magna de Ruth, sí quieren conocer a más de las magnas mencionadas pueden ir a mis historias destacadas de instagram allí me encuentran como @evie_202111.
No olviden dejarme una estrellita al final del capítulo deberás que su apoyo me sube mucho los ánimos y me impulsa a seguir escribiendo, y gracias por darme una oportunidad y leer mi historia los quiero mucho🫶🏻
Con amor Evie🤍.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro