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CAPÍTULO 15

CAPÍTULO 15

Guardianes de las profundidades de los cinco reinos

Mis piernas nuevamente empiezan a pedirme tregua, y yo compruebo que mi físico después de un mes y medio en el palacio es un asco, aunque he de reconocer que antes tampoco era muy bueno. Respiro entre jadeos, y me detengo al pie de un abismo, después de correr sin rumbo fijo ahora mismo no sé ni cómo terminé aquí. La vegetación a mi alrededor sigue siendo la misma, pero termina al borde de un precipicio, el cual ahora mismo está frente a mí. Dejar a Van solo con lo que sea que haya sido esa cosa, me da cierto cargo de consciencia, pero al mismo tiempo tengo presente que en cualquier momento Frederick puede aparecer frente a mi y exigirme que me vaya con él, lo cual no pienso hacer sin Van y mucho menos sin respuestas, así que lo mejor que puedo hacer es moverme y evitar a toda costa a el mago. Después de recuperar el aire, me aproximo hacia el abismo frente a mí, echo una mirada hacia el fondo de este con cautela, y noto que al fondo corre una especie de río rojo. Un extraño río rojo que levanta una neblina del mismo color a su alrededor. Desconcertada por la imagen frente a mis ojos, vienen a mi mente como olas las palabras de aquella silueta de agua: cruza el sendero escarlata sin temor.

—¿Y se supone que este es el dichoso sendero? —hablo para mí misma.

Observó más alrededor, y noto que este abismo es alargado y divide totalmente este lado del otro frente a mí. Ahora entiendo porque dijo que debía cruzar el sendero sin temor. Un salto no será suficiente para llegar al otro lado, caería a la mitad y me ahogaría en lo que sea que sea lo rojo allí abajo. ¿Cómo se supone que voy a cruzarlo sin temor cuando el abismo frente a mi es de más de cien metros de profundidad? ¿Cómo? Un resbalón me costaría la vida.

Me pasee al borde del abismo estudiando la forma de cruzarlo sin morir en el intento, pero con el pasar de los minutos seguía sin ocurrírseme algo, al menos algo seguro. Aunque, pensándolo bien, aquí nada tiene lógica ¿no? Desde la entrada hasta la salida es a través de la magia, magia que es controlada por las sacerdotisas, hasta ahora he podido notar que la magia que ellas utilizan es en base a lo que ninguna persona cuerda haría. Lo que ninguna persona cuerda se atrevería a hacer ¡Exacto! Ninguna persona cuerda se atrevería a dar un solo paso hacia el abismo sabiendo que va a caer en un río de probable lava ardiente, por eso la silueta de agua dijo que lo cruzara sin temor ¡Esa es la clave! Debo avanzar hacia el otro lado sin temor, pero la pregunta ahora es: ¿cómo?

Mientras me convenzo a mí misma de sí dar un salto de fe o no, recuerdo cada una de las veces en las que pase hambre junto a mi madre, las veces en las que pasé frío y enferme por ello, recuerdo nítidamente cada humillación hacia mis padres cuando fueron exiliados del reino, y todo ¿Por qué? Por la ambición de una persona sin escrúpulos. Tomo fuerza en mis recuerdos, alimento mi odio a partir del sufrimiento y la humillación de mi familia, y así poder empezar a avanzar hacia el mismísimo abismo sin temor. Mientras alimento mis agallas con el odio que llevo dentro, tomo una de mis dagas y sobre la tierra al borde del abismo dejó un mensaje para Van, esperando que lo vea, y que yo logre cruzar, de lo contrario seremos dos los difuntos:

Camina sin temor. Te veo del otro lado

Lena.

Sé que Van es inteligente, incluso aunque me cueste admitirlo es más inteligente que yo, con ese mensaje estoy segura de que sabrá qué hacer.

Me pongo de pie, cierro los puños a mi costado, respiro hondo, levantó la mirada y sin pensarlo mucho doy un paso firme hacia la nada, sea cual sea el resultado, no miro abajo, mantengo la mirada al frente y me dejo llevar por mis ganas de hacer justicia, no dejo que el miedo se apodere de mi mente, manteniéndola ocupada recordando cada humillación y carencia vivida por mi familia. Avanzó con pasos firmes sobre el abismo, caminando sobre el mismo aire, segura de adónde voy porque no siento temor de mi destino.

Llego al otro lado sana y salva, doy el último paso y toco finalmente tierra. Cierro mis ojos y aliviada suelto todo el aire retenido en mis pulmones. Pasé, lo logré, eso quiere decir que mi teoría era lógica, las sacerdotisas poseen magia poderosa, sí, pero también saben cómo jugar con la mente a través de ilusiones. Una ilusión, eso es lo que es el maldito abismo, una ilusión. Me convenzo a mí misma, pero de repente un sonido a mi espalda hizo que me pusiera alerta.

Una de las inmensas enredaderas se estaba viniendo abajo, como puedo salgo corriendo para evitar ser aplastada por esta, y entonces, allí frente a mis propios ojos, la enredadera cae al abismo, convirtiéndose en cenizas tan solo segundos después. Lo que quiere decir, que no, no, y definitivamente no es una ilusión, es un abismo real, la magia de aquí es real, y ese es un abismo que divide este lado del otro con un rio de lava ardiente al fondo.

Me adentro en el bosque mientras en mi mente se proyecta la frase: ve segura y sin compañía, cruza el sendero escarlata sin temor, háblale a la oscuridad que ante ti se postrará, lucha contra el enemigo y déjalo atrás, finalmente obtén lo que has venido a buscar.

La primera fase ya fue completada, cruce el sendero escarlata sin temor, ahora se supone que debo hablarle a la oscuridad que ante mí se postrará. Todo aquí está sumido en las tinieblas, entonces ¿A quién se supone que debo hablarle?

Camino en medio de un sendero iluminado por hongos azules brillantes, mientras me fundo en mis pensamientos, este lado es similar al otro en lo que respecta a fauna, solo espero no tener la fortuna de encontrarme con una criatura como las dos de hace rato porque entonces sí voy a...

De la nada, mis pensamientos se ven interrumpidos al ver pasar frente a mí una especie de punta hecha de piedra que gracias a mi rápido accionar termina estrellándose en una de las enredaderas del lugar.

Rápidamente saco mis dagas y observó todo a mi alrededor buscando a mi atacante con la mirada, pero extrañamente no veo a nadie, sin embargo, sí veo más puntas de roca venir hacia mí. Cómo puedo trato de avanzar mientras esquivo las incontables puntas y evito otras con la ayuda de mis dagas, en medio de la lluvia de puntas hacia mí, de manera inexplicable una frase invade mi mente: Háblale a la oscuridad que ante ti se postrará.

Aún con la clave de cómo frenar la lluvia de puntas de roca dirigida hacia mí, en mi cabeza, no logro descifrar con exactitud a que se refiere, por lo que sigo corriendo hasta que de repente choco inexplicablemente con algo que segundos antes no estaba frente a mi y caigo de espaldas al suelo. Pierdo por segunda vez el conocimiento, y esta vez no estoy segura de que Van pueda venir a ayudarme.

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Siento una presión extraña sobre mi pechos y tobillos, pero aún no me creo capaz de poder abrir los ojos, mucho menos de levantarme.

—...está despertando —escucho una voz chillona y gruesa a lo lejos, pero al mismo tiempo huelo un aliento horroroso caer sobre mis mejillas, lo que me hace recuperar de a poco los sentidos. Hay algo de humedad en mi mejilla, y siento que algo me late a un costado de la frente, probablemente es la herida causante de que yo haya perdido la conciencia.

Abro mis ojos lentamente, pero mi visión no es nítida, apenas y logro enfocar algo, por lo que intento llevar mis manos hasta mis ojos, pero al intentarlo me vuelvo consciente de que mis brazos están aprisionados por cuerdas a mi torso, impidiendome cualquier movimiento.

—¡Ha despertado! —escucho una pequeña voz, mientras me vuelvo más consciente de mí misma.

Abro los ojos por completo, tomo conciencia de lo que hay a mi alrededor. Estoy tendida sobre una superficie rocosa, y a mi alrededor hay rocas altas con forma ovalada, apenas logró contar cinco.

—¡Vaya, hasta que despierta nuestra bella durmiente! —una voz femenina es la siguiente en llegar a mis oídos. Como puedo trato de levantarme al menos hasta quedar sentada, porque incluso han atado mis tobillos, quitándome incluso la posibilidad de ponerme de pie. Me siento con dificultad, y ahora todo se vuelve más claro de apoco.

Estoy sentada en medio de lo que parece ser una circunferencia de superficie rocosa, con rocas en sus extremos que se levantan en forma ovalada. Y frente a mí un par de figuras que enfoco de a poco. Hay una chica de contextura delgada, de cabello violeta, lleva una tunica verde de mangas largas que lleva recogidas hasta los codos, su tunica es entallada hasta la cintura, con una falda que cae libremente más abajo de sus rodillas, en la cintura lleva un corsé negro, y unas botas cafe de cuero que cubren la parte de sus piernas que el vestido no. Su largo cabello lo lleva trenzado en tres pequeñas trenzas de un lado mientras que el resto de su largo cabello cae hacia el otro costado de su rostro. Por su postura y la forma en la que me ve estoy segura de que ella fue quien acabo de hablar.

—¿Quiénes son ustedes? —es lo único en lo que puedo pensar y lo primero que dije.

—Independientemente de quién seas tú, podemos ser tus instructores, o tus peores pesadillas —respondió el chico de cabello azul a su lado. Este chico era bastante alto y musculoso, llevaba un chaleco de cuero sin mangas color verde y un pantalón negro que se ajustaba a sus fornidas piernas, con unas botas negras que llegaban más arriba de sus tobillos.

—O podemos ser tus verdugos —incluye un chico regordete de cabello café uniéndose a la escena junto a un niño de alrededor de diez años de edad que aparece detrás de él. Ambos visten igual que el chico de cabello azul, solo que el niño utiliza un chaleco verde de mangas largas que le cubre todos los brazos, e incluso lleva unos guantes negros, a diferencia del chico regordete y el chico de cabello azul.

—Ella me parece muy inocente como para ser mala —afirma el niño frente a mí, sus ojos cafés se enfocan en los míos como buscando una pista que le de señales de maldad en mi ser.

—No han respondido mi pregunta con claridad ¿Quiénes son ustedes? — pregunto nuevamente.

—Siendo tú la tan osada invasora, las preguntas aquí las hacemos nosotros ¿Cómo lograste cruzar el sendero escarlata? —pregunta de manera autoritaria la chica.

—Caminando —respondo con obviedad.

—Sí claro, y que ¿construiste un puente sobre la nada? — arremete el chico de cabello azul.

—No tengo porque darles explicaciones de cómo llegue aquí, porque ninguno con la suficiente lógica dentro de su cabeza me creería, además, no he venido en busca de enemigos ni con malas intenciones bajo la manga, solo quiero...

—Excelente, yo les dije que había que asesinarla mientras dormía, pero tú insististe en interrogarla —le reprocha la chica de cabello violeta al niño.

—Insistí, porque me parece necesario conocer el origen de esto —dice el niño sacando de uno de los bolsillos de su pantalón un collar, y no cualquier collar... era el calón.

Al ver el calón en sus manos la sorpresa me golpeó como una ráfaga de viento inesperada, abrí los ojos con sorpresa, y bajé la mirada hacia mi pecho confirmando que la joya en sus manos era mía. Van va a matarme por perderla, y luego va a matarlo a él por tomarla. Pero peor aún, al ya no portar el calón, mi cabello y ojos cambian de color, revelando mi identidad de reina de Sunland... aunque ellos no parecen haberlo notado.

—Sí amas un poquito tu vida, yo te aconsejaría que me lo devuelvas — digo con una mirada fija hacia el niño.

—¿Y qué se supone que vas a hacerme estando atada? — pregunta el pequeño levantando una ceja.

—Seguro y tiene visión de fuego atraviesa gargantas —suelta el regordete burlón.

—No, no tengo visión de fuego, pero hay alguien detrás de mí que aun estando yo muerta vendrá por él —señalo el calón con la mirada —y les aseguro que no tendrá piedad de nada... ni de nadie, ni siquiera de un niño como tú.

Los cuatro echan a reír plácidamente haciendo caso omiso a mi amenaza, que, aunque no se la tomen en serio, es una gran realidad, Van a querido matar hasta a mis doncellas por ponerle lazos en el cuello o por el simple hecho de bañarlo, sí esas pequeñas e inofensivas acciones despiertan su ira, no quiero saber que le hará a ese niño por quitarme el calón.

—Bien, intrusa, supongamos que te creemos, aunque ese alguien exista, no podría pasar el sendero escarlata sin morir en el intento, de hecho me sorprende que tú lo hayas logrado —dice el chico de cabello azul oscuro poniéndose de cuclillas frente a mi para tomar mi mentón y obligarme a verlo a los ojos, los cuales son del mismo color de su cabello —pero aunque lo hiciste estás aquí, atada literalmente de pies y manos, el mismo destino que sufrirá cualquiera que venga despues de ti, así que mejor ahórrate tus amenazas y empieza por decirnos ¿qué es lo que has venido a buscar?

—Quiero mi collar de vuelta —sentencie con mi mentón aún en su mano.

—Basta de platica, al parecer, ella no va a hablar por la buenas, así que tendremos que hacerlo a las malas —le espeta el niño con voz molesta.

Su orden hace que el chico de cabello azul suelte mi mentón y se ponga de pie junto a los demás.

—Será todo un placer —afirma con una voz maliciosa la chica de cabello violeta. Da un paso hacia mí y empieza a tocar el aire con sus manos, literalmente, ella estaba manipulando el aire. Hizo que una ráfaga se formara a su alrededor, jugueteó con ella y cuando menos lo pensé la lanzó hacia mí. Abro los ojos con exageración de la impresión, pero evitó el ataque rodando en el suelo.

Ella posee el elemento aire... pero ¿cómo? Claramente no es un hada, pero tampoco parece sacerdotisa. Lanza hacia mí otras ráfagas de viento de las cuales dos esquivo con satisfacción, pero una logra impactar en mi pecho haciéndome retroceder varios metros e impactar en una de las rocas que se levantan alrededor del sitio. Trato de buscar mis dagas, pero me doy cuenta que ya no poseo ninguna, obviamente ya me han desarmado.

Ella es fuerte, y domina muy bien su elemento, pero se supone que aquí abajo no se puede utilizar magia, o bueno, al menos eso era lo que yo creía. La chica sonríe al ver que ha logrado su cometido al atacarme, el chico de cabello azul se prepara para atacarme y yo empiezo a poner mi cerebro a toda marcha. Debo desatarme, debo defenderme, sí ellos pueden utilizar magia, entonces yo también, aunque al hacerlo dejaré en evidencia mi identidad como reina de Sunland, pues aparte de mi, ningún humano poseé el elemento luz.

Cierro mis ojos, apoyó mi espalda en la roca que se levanta detrás de mi. Busco mi energía, busco en mi interior conectar con mi elemento, debo defenderme sí quiero sobrevivir y solo mi elemento puede ayudarme a hacerlo. Escucho los movimientos del chico de cabello azul, está preparándose para el ataque junto al chico regordete que le ha propuesto combinar un hechizo entre los dos, pero también siento como mis ojos empiezan a arder de apoco... lo estoy haciendo.

Mantengo los ojos cerrados y profundizo mi energía, cuando los abro, rompo las lianas que me ataban en un solo movimiento. Esta es la ventaja de que mi elemento se aposente en mis ojos, mismos que ahora han tornado mi visión amarilla.

El chico de cabello azul ante la sorpresa lanza junto al chico regordete el hechizo que estaban planeando, ambos elevan pequeñas rocas en el aire junto a una gran masa de agua y la lanzan hacia mí. En mi defensa hago lo mismo que Frederick hizo cuando Van intentó atacarlo, levanto mi dedo índice y medio frente a mí creando un escudo poco visible de luz, que me protege del impacto. Las rocas y el agua se dispersan por el lugar en diferentes direciones, retrocedo un poco para no mojarme, al hacerlo toco accidentalmente la roca detrás de mí, y esta automáticamente se enciende en un color amarillo ardiente lanzando un rayo hacia el centro de la circunferencia bajo mis pies. El rayo me sorprende de igual manera que a los demás, doy un respingo y cortó cualquier contacto con la roca más levantó la mirada y veo como los tres chicos se apartan del lugar, pero el niño que sostiene el calón no lo hace, me observa con admiración y sorpresa con los ojos muy abiertos. Me alejo de la roca y el rayo de luz que fue disparado hacia el centro de la circunferencia cesa una vez que mi energía abandona por completo la roca, pero mis ojos siguen ardiendo, y mi visión sigue siendo de color amarillosa. Camino hacia el niño para recuperar mi collar, pero sorpresivamente este se deja caer de rodillas y se postra frente a mi como todo un fiel súbdito.

—Majestad rindo tributo a vuestra magna presencia y os ruego su perdón, mi ignorancia me ha llevado a mí y a los míos cometer una falta mortal —suelta en un hilo de voz que me llena de desconcierto.

No digo nada, menos cuando veo que los otros tres se acercan hacia él para hacer y decir exactamente lo mismo. Esto ahora sí se volvió muy extraño.

—Mi collar —exijo extendiendo mi mano hacia él. Lentamente el niño sube su mano hasta la mía y me lo devuelve. No pronunció palabra y me pongo el collar, con algo de dificultad, ya que siempre me lo solía poner Van. Al dejarlo nuevamente sobre mi pecho mi visión se restablece y mis ojos como mi cabello cambian de color a negro y azul respectivamente.

—Pero sí, si es ella —susurra algo el chico regordete al verme cambiar, lo que me parece extraño, porque lejos de reconocerme con los ojos y cabello de Cordelia, parece reconocerme con los míos.

—Pónganse de pie —digo con la mirada fija sobre los cuatro. —Ustedes y yo tenemos mucho de qué hablar.

—¿No nos castigara por nuestra imprudencia? —pregunta el niño levantando ligeramente la mirada.

—De eso es justamente de lo que quiero hablar, así que levántense.

Y por supuesto que quiero hablar con ellos, pero no de un castigo, sino del porqué después de ver el elemento que poseo me muestran tanto respeto.

Los cuatro se ponen de pie, pero ninguno se atreve a levantar ni siquiera la mirada, menos la chica de cabello violeta, quien en este mismo momento debe estar sintiendo el terror correr por sus venas, tal vez piensa que la asesinare por haberme golpeado, y a pesar de que la ley dentro de Sunland dicta aquello, no pienso hacerlo, no estamos dentro de Sunland, y no soy tan déspota como Safiye.

—¿Quiénes son ustedes? —lanzó una pregunta cruzándose de brazos.

—Somos aspirantes a guardianes de las profundidades de los cinco reinos terrestres.

Fruncí mi entrecejo confundida ¿Guardianes de las profundidades? ¿Eso verdaderamente existe o solo me están tomando el pelo?

—¿Y porque habría guardianes dentro de las profundidades de los cinco reinos?

—Es complejo de explicar majestad...

—Pues estoy más que presta a entender, así que, vamos, hablen.

—Los guardianes de las profundidades de los cinco reinos son los Trolls. Criaturas muy sabias y poderosas. Han vivido en las profundidades de los cinco reinos terrestres durante siglos protegiendo ciertas cosas que no deben salir a la luz, así como también dedican parte de su tiempo a estudiar el pasado, el presente y el futuro de los reinos basados en lo que oyen y ven a través de sus visiones y los hechos del ayer y el hoy, pero conforme han pasado los siglos ellos se han debilitado y criaturas oscuras y sombrías como los vampiros y las brujas han intentado irrumpir en las profundidades para robar las cosas que aquí se guardan, en base a eso, ellos nos han acogido como aprendices de batalla, nos han preparado durante muchos años para proteger las profundidades de intrusos mientras ellos meditan —me explica el niño con rapidez, quien al parecer para su edad tiene mucho más liderazgo que sus acompañantes.

Los Trolls. Había leído sobre ellos en un libro de historia, cuenta la leyenda que gracias a ellos la piedra de sun llegó a las manos de la reina Scarleth, con la piedra en su poder ella obtuvo el elemento luz que la ayudó a levantar la muralla que hoy protege y rodea a Sunland, lo que me lleva a la conclusión de que sí hay alguien que ha guardado un gran secreto por quinientos años no serían otras criaturas que ellos.

—¿Dónde están los Trolls ahora? ¿Pueden llevarme con ellos? — pregunto un poco ansiosa.

—Ellos nunca están en un lugar exacto, siempre toman rutas alternas cuando meditan, para evitar a los intrusos —me informa el chico regordete.

—¿Cuánto tiempo meditan?

—Lo hacen de uno a dos...

—¿Días?

—Años —me corrige el niño.

—Al ser criaturas muy antiguas no pasan mucho tiempo despiertos, pero cuando lo hacen comparten mucho con nosotros. Hace unos cinco años atrás meditaban cinco meses por año, pero desde que sintieron la presencia de algo extraño en la superficie hace unos dos o tres años empezaron a meditar más tiempo, tanto que hasta llegamos a creer que estaban muriendo.

—¿Qué clase de presencia? —indago.

—No lo sabemos, hay cosas que solo hablan con Solrrang.

—¿Solrrang? —pregunto incrédula al escuchar el nombre de la capital de Sunland.

—No sabe de Sol...

El niño dejo sus palabras en el aire, pues en ese instante a lo lejos se escuchó un rugido estremecedor que hizo tambalear el suelo tanto arriba como debajo de nosotros.

—Ha despertado, ella sabe que usted está aquí.

—¿Ella quién?

—Debemos llevarla con ella, como lo predijeron los Trolls

—Si, pero debemos darnos prisa o podría enojarse o volver a dormirse.

—¿Llevarme con quién? —pregunto atónita sin entender a que se refieren.

—¡Con Solrrang! —contestan todos al unisonó. —La más antigua de los dragones.

—O como los Trolls suelen decirle: La madre de la piedra de sun.

Mi expresión de asombro en ese momento se volvió inmensamente grande. La piedra de sun no fue un regalo de los Trolls sino que ahora resulta que fue hecha por un dragón.

Bajamos del lugar en el que estábamos a través de unos escalones de roca, no sin que antes el chico de cabello azul me devolviera mis dagas. Al bajar desgarro una manga de mi blusa y limpio la sangre que ha quedado sobre mi mejilla gracias a la herida en mi frente, la cual parece haber dejado de sangrar después de que utilice magia. Aunque ellos se sentían incómodos por cómo me trataron al principio, se ofrecieron a guiarme hasta la cueva dónde vive Solrrang, y como recompensa prometí no tomar represalias contra ellos por lo que hicieron antes de conocer mi identidad. Mi cabeza se ha vuelto todo un manojo de nudos y enredos, primero el agua que toma la forma de silueta me habla como sí me conociera de años, y me ínsita a buscar no sé qué cosa aquí abajo, el suelo se desmorona bajo mis pies y termino aquí, luego un gepard de ojos negros humeantes me persigue e intenta matarme, Van aparece, luego se queda peleando con otra criatura, camino en el aire sobre un precipicio, soy atacada, amordazada y casi asesinada... y lueg,o lo de los Trolls y sus guardianes, y ahora Solrrang, un dragón que tiene el mismo nombre que la capital de Sunland y me encantaría saber por qué.

—¿Podrían caminar a mi lado y no detrás de mí? Empiezo a sentirme extraña con ustedes cuatro allí detrás —digo echándoles una mirada sobre mi hombro.

—No nos atrevemos majestad —responde el niño por todos.

—No se atreven a caminar a mi lado, pero sí a desobedecer una petición mía — enarco una ceja mirandolos por encima de mi hombro, dicho aquello los cuatro apresuraron el paso, quedando dos a mi derecha y dos a mi izquierda.

—Conocen este lugar a la perfección ¿no? —pregunto mientras tomamos un sendero en medio del bosque húmedo con especies de plantas extrañas.

—Así es majestad, los años que llevamos aquí abajo no han sido en vano —contesta el regordete a mi izquierda.

—¿Cuántos años llevan aquí?

—Yo siete, reinado interino de la reina viuda Safiye —contesta el regordete.

—Yo ocho, bajo el mismo reinado que Teo dice el chico de cabello azul, y gracias a eso ahora sé dos cosas, una: que el regordete se llama Teo. Y dos: que ellos son parte de los huérfanos que Sunland le envía a Terra. Pero hay algo que nuevamente no cuadra, se supone que las niñas entrenan para volverse sacerdotisas, entonces ¿qué hace la chica de cabello violeta aquí?

—Yo díez, último año de reinado del rey Arthur Esteban Beaumont —dice la chica a mi derecha.

—Yo veinte, reinado del rey Arthur Esteban Beaumont —contesta el niño a mi derecha dejándome aún más atónita.

—¿Veinte? —me giro hacia él atónita.

—Sí de cuerpo no lo parece, pero el carácter que tiene es digno de la edad que se gasta —susurra el regordete a mi izquierda.

—Puedo escucharte Teo, y sí majestad, tengo más años de lo que aparento, aunque claramente no lo parece.

—¿Por qué? Tienes algún padecimiento que te impide crecer o algo así.

—No majestad, esto —se señala a sí mismo —es el castigo que me dieron las sacerdotisas por querer rebelarme ante las órdenes de vivir eternamente aquí abajo.

—Te condenaron a vivir en el cuerpo de un niño durante el resto de tu vida, eso es, bueno, lamentable.

—Sí solía serlo antes, pero ahora que me acostumbre a la idea de no envejecer nunca me parece menos lamentable —contesta encogiéndose de hombros.

—Se imaginan que con ese cuerpo le empezaran a salir canas y arrugas —dice con tono burlesco Teo.

De reojo veo como el niño le lanza una mirada fulminante que hace que la risa se le borre del rostro, tal parece que él a pesar de su aparente apariencia es el mayor de los cuatro por lo tanto debe ser como una especie de líder para ellos.

—¿Podrían hablarme más sobre Solrrang? —pregunto por fin lo que verdaderamente me interesa saber en este instante.

—Lo siento majestad, pero no es mucho lo que sabemos de ella — contesta el niño.

—Cuéntenme lo poco que saben entonces.

—Bueno, sabemos que es de lo más importante que hay que proteger, es una dragona legendaria, la más antigua de todos, nunca sale de su cueva, la única vez que la vi fue hace un mes más o menos... para ser precisos el día de su coronación, cuando la muralla fue reforzada.

—Yo la vi por primera vez hace dieciocho años, es enorme y majestuosa, sus escamas brillan aún sin estar debajo del sol, es como ver una pieza de oro en movimiento, claro, hasta que muestra sus afilados colmillos y empieza a rugir para luego soltar llamaradas de fuego por su boca — argumenta el niño.

—Ha hecho dos apariciones, una durante mi coronación, y otra hace dieciocho años, pero podría ser que...

—Lo hiciera el día de su nacimiento, es probable —termina el chico de cabello azul por mí.

Su respuesta hace que ponga mi mente a trabajar a mil por segundo ¿Por qué saldría en esas dos ocasiones y no antes o después? ¿Qué clase de conexión tiene ella con la piedra de sun o conmigo? ¿Ella la creó? ¿Sabrá que soy una usurpadora que tomó un trono y una vida que no eran suyos? ¿Querrá verme solo para calcinarme? No, no lo creo, la piedra me dio el elemento luz porque yo era la heredera al trono, de otra forma no lo hubiera hecho.

—¿Qué clase de conexión tiene Solrrang con la piedra de sun? — continúo indagando, entre más sepa de ella, estaré más segura de sí debo huir o no.

—¿De verdad no lo sabe majestad? —pregunta la chica de cabello violeta girándose hacia mí con sorpresa, pero al ver que mi mirada se posa sobre ella, baja la suya con temor. Desde que bajamos de aquel lugar en el que casi me asesinan ella no había pronunciado palabra.

—No, por eso les estoy preguntando —respondo con serenidad.

—Bueno, es difícil de explicar, en especial porque usted debería saberlo mejor que nosotros, antes de ser reina imagino que leyó muchos libros acerca de la historia del reino, en ellos debió haber encontrado algunos capítulos del cómo llegó la mágica al reino ¿no?

Por supuesto que los hubiera leído, sí es que me los hubieran dejado leer, pero pasa que no fui educada para ser reina, no leí ni un solo libro sobre la historia mágica del reino, así como tampoco sé cómo reaccionar ante mis súbditos y mucho menos cómo tomar decisiones que beneficien al reino, porque se supone que solo estoy sentada en un trono vacío para ser controlada por una tirana que no está dispuesta a perder el poder.

Pienso en una manera sensata y poco sospechosa de cómo responder a esa interrogante, más no me es necesario hacerlo, porque hemos escuchado a nuestro alrededor un ruido acechante que hace que todos nos quedemos en silencio.

—¿Qué puede ser? —susurro.

—No estoy seguro, pero por los movimientos y el gruñido amenazador casi podría jurar que es un...

—¡Gepard oscuro! —grita el regordete señalando a detrás de nosotros. Con su magia hace que la hierba se levante y se enrede alrededor de las patas del animal.

—Llévate a la reina, protégela y llévala junto Solrrang, nosotros nos encargaremos del gepard —le ordena el niño a la chica de cabello violeta.

Sin darme tiempo de protestar siquiera, ella me tomó de la mano y me obligó a avanzar tirando de mí mientras los demás se quedaron intentando domar a la fiera.

—¿Van a matarlo? —preguntó mientras corro detrás de ella.

—Es probable, pero solo lo harán sí no pueden cambiarlo —contesta ella delante de mí.

—¿Cambiarlo? ¿Cómo?

Al ver que ya hemos tomado una distancia prudente y que ya no estamos a la vista de su líder se detiene y se gira hacia mí.

—¿De verdad no sabe nada de nada? Discúlpeme sí lo que voy a decir le suena imprudente, pero para ser la portadora del elemento luz usted está bastante atrasada en cuestión de la realidad a su alrededor y la historia de su propio reino, ni siquiera sabe quién es Solrrang, y casi podría apostar que tampoco sabía que este lugar existía... pero sí las sacerdotisas no la enviaron aquí entonces ¿Quién lo hizo?

—Está claro que no confías ni un poco en mí ¿no? Me guardas cierto respeto porque temes que te haga algo el niño que es tu líder, o por el simple hecho de que poseo el elemento luz —digo posando las manos sobre mis caderas.

—Mire majestad, no sé sí deba confiar en usted o no, en especial porque de su cuello cuelga una piedra con energía sombría, pero aquí no importa lo que yo piense o lo que usted diga, sí hay algo que juzgar lo juzgará Solrrang, sí sale con vida de su cueva entonces tendrá todo mi respeto, pero si no estaré satisfecha de saber que yo tenía razón en dudar de usted.

Suelto un bufido seguido de una risa burlesca, y doy dos pasos hacia ella, no hay razón ni forma alguna para explicarle con exactitud porque tengo tal joya en mi poder, y me da cierta rabia que aún después de ocasionar un fuerte dolor en la espalda gracias a su ataque, siga teniendo el descaro de desconfiar de mi cuando ni siquiera la mate por ello: Usare mi belleza como un arma de sumisión, y me ganaré lo más débil que tienen los seres humanos: su corazón. No desperdiciaré oportunidades. Mi orgullo solo se hará presente cuando tenga poder, cuando domine el territorio en el que me encuentro. Las palabras que Van me hizo memorizar el día en que empecé la farsa de princesa sumisa frente a la reina vienen a mi mente iluminando mis pensamientos y dispersando mi rabia; ella quiere una reina segura, y eso tendrá.

—Solo pregunto porque me enseñaron que siempre es bueno escuchar dos versiones de la historia. Conocer lo que dice alguien que ha vivido la experiencia en carne propia, es mucho más cercano a la realidad que leer lo que está escrito con tinta en un montón de papel. Además, estamos por arribar a una nueva era, mi padre murió cuando yo era una niña y muchos quisieron asesinarme para quedarse con el poder, pero aún así sobreviví y estoy aquí frente a ti porque quiero las respuestas a las preguntas que en el palacio nadie quiere responder y sabes ¿por qué? Porque lo que todos a mi alrededor quieren es verme muerta, y entre más indefensa esté, seré una presa aún más fácil para ellos.

Victimízate, y aprovéchate de lo más débil que tienen los humanos: su corazón.

Aprendí a actuar dentro del palacio gracias a las veces que tuve que enfrentar a la reina madre, y aún no he perdido mi toque.

—Yo... lo siento majestad, de verdad he sido muy imprudente con usted, no sabía por todo lo que ha pasado —dice la chica con tono más apacible.

—Cordelia, llámame Cordelia ese es mi nombre, fuera del reino no son necesarias las formalidades —le extiendo mi mano con una leve sonrisa en el rostro. Sí quiero que empiece a hablar, primero necesito ganarme su confianza.

—No me atrevería majestad —niega con bajando la mirada.

—No te atreverías a llamarme por mi nombre, pero sí a dejarme con la mano en el aire —digo levantando una ceja.

—Ruth, mi nombre es Ruth —contesta estrechando ligeramente mi mano.

Le sonrío y ella lo hace de vuelta. Estas cayendo en la trampa. Voy a hacer que tu solita me digas todo lo que necesito saber para aclarar por fin el mar de dudas dentro de mi cabeza, necesito tener todo claro antes de ir con Solrrang, o este lugar podría ser mi tumba.

—Creo que seremos muy buenas amigas —le aseguro.

—Sería para mí un honor majes...—levanto una ceja y ella se corrige—Cordelia.


Holaa!!!

Eh aquí un capítulo más. La verdad creí que no lo tendría listo para hoy, pero hice un esfuerzo y aquí lo tienen.

Las cosas empiezan a ponerse interesantes ¿eh?

¿Cuál creen que sea el secreto que guardan los Trolls?

Poco a poco les iré dando de pistas de cuál es ese gran secreto, porque sí, es un gran secreto, tanto así que cuando deje las sombras y salga a la luz  la trama dará un gran giro, aparecerán nuevos personajes, como los de este cap y aún más misteriosos y les traeré nuevos escenarios y por su puesto nuevos misterios, créanme cuando les digo que esto apenas comienza ¿están listos para lo que se viene?

Gracias por estar aquí y por leerme ( y a ti querido lector fantasma también te quiero y me alegrarías un poquito más el día sí me dejaras una estrellita al final de cada capítulo que sé que estas leyendo, así sabre que mi historia te está gustando y me motivara a no dejarla a la mitad y a seguir escribiéndola)

¡Gracias por leerme! Los quiere Evie✨.

      Instagram:@evie_202111

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