Capítulo 55. Luz.
«Luz»
El dolor se convirtió en paz y el frío desapareció.
Cuando alcé mis párpados y me encontré con aquel cielo estrellado que había visto anteriormente, supe que ya no estaba en el infierno. Me quedé quieto un buen rato, disfrutando de aquel silencio y de lo ligera que estaba mi alma. Por primera vez en mucho tiempo no sentía dolor, ni hambre, sueño o cansancio. No estaba preocupado o enojado, ni siquiera triste. Todo se resumía a ser y estar en el momento.
—Te dije que seguir adelante no es terrorífico —dijo una voz que yo ya conocía muy bien.
Me levanté al escucharlo y me senté sobre el espejo de agua que se encontraba debajo de mí. El oráculo estaba conmigo, observándome con sus dos ojos dorados.
—Ahora si estoy muerto, ¿verdad?
El oráculo me dedicó una sonrisa triste y asintió levemente.
—Hiciste lo correcto —dijo como si me estuviera felicitando.
—Me la pusiste difícil —me quejé—. ¿No pudiste habérmelo dicho desde un principio? Habría tenido tiempo para despedirme...
—¿Crees que si yo llegaba y te decía que era de tu destino morir lo hubieras aceptado así de fácil?
Suspiré.
—Probablemente no —admití—, hubiera pensado que estabas loco.
—No estabas listo —explicó— para abandonar a tus padres, a tu novia, tus planes, tus sueños...
Tragué saliva al escucharlo. A pesar de que me seguía sintiendo en paz, ese pensamiento era duro de digerir.
—Nunca habría estado listo para hacer eso —negué.
—Pero cuando tuviste la visión que te regalé —replicó— no dudaste, ni lo pensaste dos veces. Viste tu muerte y la aceptaste porque estabas seguro de que eso ayudaría a tu hermana. Te sacrificaste porque sabrías que valdría la pena hacerlo por ella.
Asentí, dándole la razón.
—Por eso me pediste que no se lo dijera a mis padres —comprendí.
—Ellos te aman tanto —afirmó el oráculo— que no hubieran sido capaces de tomar la decisión correcta. Habrían hecho todo lo posible por salvarlos a los dos, por no perder a ninguno... y eso solo los hubiera condenado a todos.
—¿Qué hubiera pasado si yo me negaba a morir?
—¿Estás seguro de que quieres saberlo?
—Llámalo curiosidad.
El oráculo se tomó un momento para responder, pero al final lo hizo.
—Habrías tenido un futuro, una esposa y una niña hermosa. —Algo muy parecido a un vacío creció dentro de mi pecho al escucharlo—. También hubieras sido coronado como el rey de Sunforest, pero tu hermana no habría estado ahí para verlo, porque ella estaría gobernando el infierno junto a Azael. Al final, ella tendría que matarte para poder acceder al poder del bosque y tú habrías tenido que decidir entre proteger a tu familia y matar a tu hermana, o dejarla viva y perder todo lo que amas.
Medité sus palabras seriamente y me sentí en paz, porque ahora no tenía duda alguna de que había tomado la decisión correcta. Tal vez nunca me casaría con Flora ni tendríamos a nuestra pequeña Eira. Nunca sería padre, ni abuelo, ni me convertiría en el rey de Sunforest, a pesar de que le había prometido a los forestnianos que estaría ahí para ellos. Tal vez mis padres nunca me perdonarían por haberles mentido y abandonado de esa forma, pero eso era lo correcto. Porque, siendo honesto, yo nunca me hubiera atrevido a matar a Ada y al final, perdería mucho más de lo que un poco de tiempo me habría regalado.
—¿Ella estará bien? —le pregunté.
—Tú ya hiciste tu parte —aseguró de manera tranquilizadora—, ahora todo dependerá de ella. Ada aún tiene un largo camino por recorrer, pero no podría estar más protegida y eso es gracias a ti.
—¿Entonces el hechizo la protegerá?
—Tu amor la protegerá —corrigió— el hechizo no hubiera servido de nada de no haber muerto por ella. Es la misma clase de amor que llevó a tu madre a morir por Sunforest, el amor que impulsó a tu padre a no rendirse con Amira cuando ella estaba poseída. El amor que te empujó a atravesarte entre aquel dragón y tu padre. Se necesita mucho amor para hacer ese tipo de sacrificios y por eso fuiste elegido; porque demostrarte que sabes amar y eso debería hacerte sentir muy orgulloso.
No pude evitar sonreír al escucharlo. Había tenido una muerte muy dolorosa tanto física como emocionalmente, pero en ese momento sentía que flotaba por el aire libre de preocupaciones. Incluso, sentía algo muy parecido a la esperanza. El oráculo debió notarlo porque me devolvió la sonrisa y me ofreció su mano.
Yo la tomé.
—Tenemos que irnos.
—¿A dónde?
Él me sonrió con misterio.
—Ya lo verás, tú y yo aún tenemos muchas cosas de qué hablar.
Yo reí al escucharlo.
—Supongo que tenemos todo el tiempo del mundo para hacerlo.
Él se encogió de hombros.
—Aquí el tiempo es relativo, pero la luz nos está esperando.
—¿La luz?
Él señaló hacia abajo y entonces la vi. Al otro lado del agua había una esfera de luz blanca e incandescente que comenzaba a crecer hasta casi cegarnos. Incluso, sentí un calorcillo acariciando las plantas de mis pies.
—No tienes nada que temer —me prometió.
—Lo sé.
—¿Estás listo?
Yo dudé.
—A donde sea que vayamos, ¿aún podré estar con ellos? ¿Aunque sea desde lejos?
El oráculo sonrió.
—Tú siempre estarás con ellos, Jared.
Y tras esa promesa, juntos pasamos el espejo del agua para dirigirnos hacia la luz.
FIN
A todos los que han llegado hasta aquí: GRACIAS. Eso significa que ya tenemos tres libros juntos, pero aún falta el último. Hay cosas que no han sido fáciles de escribir y sin duda la muerte de Jared ha sido una de ellas (ni les cuento todo lo que lloré escribiendo este final). Hay quien sospechaba que esto iba a pasar desde el capítulo 1 jaja pero estoy segura de que eso no lo hace más fácil.
Jared no murió porque yo lo quisiera o porque a mí me guste hacerlas sufrir, se los juro. Jared murió porque era necesario para que el libro de Ada naciera. Ya irán entendiendo muchas más cosas conforme lo lean.
Así que no se pierdan Sunforest 4, porque el final de esta saga apenas está comenzando.
No olviden dejarme sus comentarios sobre todo, ¿teorías? ¿cómo se sienten? ¿del 1 al 10 cuánto me odian? Hasta ahora, ¿cuál ha sido su libro favorito?
Podrán leer el primer capítulo del cuarto libro este domingo 16 de agosto.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro