Capítulo 4. Flora.
«Flora»
Al segundo siguiente, aparecí en la cascada que estaba al norte de Sunforest, uno de mis lugares favoritos en todo el bosque. Desde que tenía memoria, mamá y yo solíamos ir a ese lugar para pasar un rato agradable, sobre todo cuando Raúl y Ana nos visitaban. La cascada atesoraba recuerdos muy importantes... y no solo míos. Hace poco papá me había contado que en ese lugar él y mamá se habían besado por primera vez.
Tenía algo especial, por eso, después de escuchar la historia de papá había decidido llevar a Flora y ver si corría la misma suerte que él. Desde entonces, era uno de nuestros lugares favoritos para pasar un tiempo a solas.
Por supuesto, ella ya estaba ahí, sentada sobre una de las piedras transparentes que brillaban con los rayos de sol que se filtraban por entre las ramas de los árboles. Tenía las piernas abrazadas en contra de su pecho y su barbilla apoyada sobre las rodillas.
Me escuchó llegar, lo supe porque su cuerpo se tensó justo antes de girar su rostro y lanzarme una mirada asesina.
—¿Dónde estabas? —preguntó con voz fría.
A diferencia de Aiden, a Flora no le había contado sobre mis planes acerca de Ada. Conocía la historia, claro —¡todo Sunforest sabía del sacrificio que mis padres habían hecho!— pero nada más.
No era que no confiara en ella. Más de una vez, había estado a punto de decírselo todo, pero así como estaban las cosas ya era lo suficientemente arriesgado para Ada. Sería muy irresponsable de mi parte ir por ahí contándole a todas las personas que quería, así que me había callado por el bien de todos.
Suspiré al comprender que tendría que mentirle, a pesar de que no quería hacerlo.
—Lo siento —me disculpé acercándome un poco a ella— estaba entrenando con Aiden y perdí la noción del tiempo.
Flora entrecerró sus ojos y me miró con desconfianza, así que puse mi mejor cara inocente.
—No tienes remedio —dijo volviendo a apoyarse sobre sus rodillas, con la clara intención de ignorarme.
Di un pequeño salto para caer de cuclillas sobre la piedra, justo enfrente de ella. Flora frunció sus labios para darme entender que aún estaba enojada.
—Que linda te ves haciendo pucheros— le dije con una sonrisa.
Ella rodó los ojos.
—Necesitarás mucho más que eso para que te perdone, Jared Rey.
Sonreí aceptando el reto. Tomé un mechón de su cabello para colocarlo detrás de su oreja y acaricié su piel con suavidad.
—Lo lamento, Flor —me disculpé con ternura—. Pondré más atención, ¿si?
Flora bufó, pero sus ojos buscaron los míos y alcancé a ver un poco de rendición en ellos. Ella no solía ser muy gruñona.
Me incliné sobre su rostro, lentamente por si se negaba, pero se quedó muy quieta en espera de mis labios. Subí mis manos hasta sus mejillas y en respuesta, ella alargó su cuello para acercarse un poco más.
Me detuve a centímetros, dejando caer mi aliento sobre su rostro. Sus ojos me miraron casi con suplica.
—¿Quieres que te bese? —pregunté con un susurro.
Ella suspiró.
—Si.
—¿Ya no estás enojada?
—Tal vez.
Yo sonreí de nuevo, provocando que nuestras bocas rozaran por una milésima de segundo y una chispa de electricidad recorrió mi columna. Flora me gustaba muchísimo.
Aún disfrutando de ese dulce pensamiento, junté nuestros labios en un movimiento suave y lento. Sentí sus manos deslizarse por mi nuca para entrelazarse detrás y acercarme aún más. Nos besamos durante un largo rato, jugando con la intensidad y disfrutando el uno del otro. Pasé la punta de mi lengua por su labio inferior y ella gimió en mi boca.
Yo me separé un poco para observar su rostro. Tenía las mejillas encendidas y los ojos avellana brillantes. Sonrió un poco, apenada. A pesar de que ya teníamos un rato juntos, ella ya me había confesado que nunca se acostumbraba a esto.
Conocí a Flora hace como un año y medio, mientras Aiden y yo paseábamos por el bosque. Era una forestniana de cabello lacio y castaño cobrizo, con unos bonitos ojos claros color avellana que me hipnotizaron en cuanto los vi.
Para mi desgracia, ella sabía perfectamente quién era yo, puesto que cuando la saludé hizo una ridícula reverencia y me llamó alteza. Un desagradable sentimiento me recorrió al escucharla, pero lo contuve.
Después de ese breve encuentro, comencé a pensar en ella más de lo que me hubiera gustado. No tenía planeado enamorarme... o tal vez nadie me había llamado la atención lo suficiente como para hacerlo, por eso fue un alivio conocer a Flora y comenzar a pensar en alguien más que no fuera Ada. Tal vez por eso me había animado a buscarla. Era como un escape de mis problemas y obsesiones, estaba seguro de que ella me había ayudado a mantenerme cuerdo durante el último año.
No fue fácil convencerla de que saliera conmigo y eso lo volvió aún más interesante, ya que me gustaban los retos. Flora tan solo era tres años menor que yo, pero tenía la tonta idea de que no era lo suficiente buena como para salir con un príncipe, como si a mí o a mi familia nos importara eso.
Me costó trabajo pero, al final, logré conquistarla. En parte gracias a todos los consejos que mi papá me dio, porque funcionaron a la perfección.
—¿Cómo estás? —pregunté sentándome a su lado para darle la oportunidad de recuperar el aire.
—Bien —respondió sonriendo, al parecer el beso le hizo olvidar su enojo— ¿y tú?
—Igual.
Aproveché el momento de calma para mirar a mi alrededor. La cascada caía desde lo alto de un precipicio y formaba una laguna muy azul a nuestros pies. Nosotros estábamos sentados lejos de ella, pero aún así el murmullo del agua se escuchaba fuerte. Había más piedras transparentes a nuestro alrededor, de diferentes formas y tamaños. Algunas estaban cubiertas por el agua, pero otras brillaban atrapando los últimos rayos del atardecer. El césped era verde, como siempre —ya que su vida estaba ligada a la magia— y los árboles a nuestro alrededor eran una combinación de verde, rojo y amarillo.
Era una tarde muy tranquila y calurosa a comparación de la Tierra, en donde estaba haciendo un poco más de fresco. Disfrutando del agradable clima, comencé a jugar con el cabello de Flora y a mimarla con algunas caricias.
—¿Cómo están tus papás? —preguntó con cautela.
Involuntariamente, hice una mueca.
—Estarán bien —me limité a responder.
Ada había cumplido 18 años hace tan solo algunas semanas, por lo que era una época difícil para ellos y siempre que esa fecha se acercaba, se ponían de un humor muy extraño.
Esta vez no fue la excepción y Flora lo había notado, por lo que estaba un poco preocupada. En cambio, Aiden y yo estábamos muy acostumbrados y ya no les prestábamos tanta atención.
—No te preocupes —insistí al ver su ceño fruncido.
—No estoy preocupada —mintió.
Y era terrible mintiendo, lo cual me hizo sonreír.
—¿Quieres hablar sobre eso?
—¿Sobre qué? —pregunté sin entender.
—Ya sabes... Ada.
—Ah —pronuncié con cuidado—. No, estoy bien. Prefiero seguir besándote.
Flora ladeó su rostro para observarme con atención y yo le devolví una sonrisa traviesa mientras una de mis manos subía lentamente, acariciando su pierna desnuda. Ella se sonrojó aún más, dándole un aspecto adorable.
—¿Quieres nadar? —preguntó, intentando distraerme.
—¿Ahora?
—Si, hace algo de calor... —respondió evitando mi mirada.
—No traemos ropa para nadar —dije divertido.
—No la necesitamos —aseguró.
Yo alcé mis cejas, intentando no reirme.
—Flor, ¿estás proponiendo que nademos desnudos?
El ligero rubor se volvió más intenso, pintando sus mejillas de rojo.
—¡Claro que no! – se defendió con tanto ímpetu que no pude evitar soltar una carcajada—. Odio cuando te burlas de mí.
—Oh linda, no me estaba burlando —intenté convencerla— simplemente adoro cuando te sonrojas.
—No es gracioso —dijo cruzándose de brazos, pero yo sabía que no estaba taaan enojada y le di un golpecito con mi hombro.
—Anda, vamos a nadar.
—Ya no quiero.
—No nos quitaremos la ropa —prometí elevando mis cejas repetidas veces— a no ser que tú quieras.
—Eres... increíble —resopló.
—Gracias —respondí orgulloso.
—No era un cumplido.
—Aún así.
Flora me miró con una mezcla de enojo y diversión.
—Ay Jared —suspiró—, un día de estos vas a volverme loca.
—¿Qué tan loca?
—Lo suficiente —respondió colocando su mano en mi nuca y acercándome de nuevo hacia ella.
Me encantaba besarla. Flora era la combinación perfecta entre lo inocente y lo salvaje, pero jamás había probado unos labios tan dulces como los de ella. Eran adictivos. Y me hacían olvidarme de todos mis problemas.
En un momento de inspiración, la cargué y antes de que pudiera negarse, di un salto para sumergirnos juntos en el agua. Flora se abrazó a mi cuello y yo nadé para sacarnos a los dos a la superficie. Respiramos al mismo tiempo y nos miramos a los ojos, pequeñas gotas de agua caían de sus largas pestañas para resbalar por sus mejillas. Yo las limpié con besos tiernos.
—El agua está deliciosa —murmuró Flora, enroscando sus piernas alrededor de mi cintura.
Aparté el cabello mojado que había quedado sobre su rostro y acerqué mis labios a su mandíbula para recorrerla lentamente, hasta llegar a su cuello. Ella suspiró en mi oído y pasó una de sus manos por mi cabello, causándome un breve estremecimiento.
La dulzura se estaba disipando rápidamente, ambos podíamos sentirlo. Lo cierto es que Flora y yo ya habíamos estado juntos antes y para ninguno de los dos había sido nuestra primera vez, pero nunca nos habíamos dejado llevar de esa manera en un lugar que no fuera privado.
Cuando coloqué mis manos en su cintura y la atraje aún más hacia mí, ella no se negó. Nuestros labios encontraron el camino para juntarse de nuevo y nos comenzamos a besar con mucha más velocidad y pasión, llenándome de una adrenalina placentera.
Gemí cuando Flora me mordió deliberadamente, por eso tardé más de lo normal en comprender el otro sonido que llegó hasta mis oídos.
Flora me soltó como si mi contacto le hubiera quemado. Confundido, la miré nadar hacia atrás para apartarse de mí, con las mejillas tan encendidas que parecía que tenía fiebre y el color negro de sus ojos —que significaba deseo— desvaneciéndose para recuperar su tono original.
El sonido se repitió en mi mente y entonces lo entendí: alguien había carraspeado.
Ahora, ya conocen a dos personajes nuevos e importantes en esta historia. ¿Quién les cayó mejor? ¿Aiden o Flora? ¿Y en qué problemas creen que está metido Jared? Lo sabremos el próximo miércoles ;)
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro