Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 20. Extraterrestres.


«Extraterrestres»

A pesar de que lo estaba esperando no sentí dolor alguno, y entonces comprendí la razón; la bala estaba flotando frente a mí, a tan solo centímetros, completamente congelada. Extendí mi brazo y la tomé con mucho cuidado, estaba caliente, pero aún así la apreté con fuerza en la palma de mi mano antes de tirarla al suelo.

De reojo alcancé a ver como Ada tenía las dos manos extendidas frente a ella y tragué saliva al comprender que la magia no había sido mía, sino de ella. Mi hermana acababa de detener una bala en el aire.

El ladrón seguía en shock por lo que había pasado y de pronto entendí que esa era mi oportunidad. Arremetí contra él y me aferré a la muñeca que sostenía el arma, lo lastimé discretamente para que la soltara y la pistola cayó al suelo. Ada le dio una patada para alejarla de nosotros y yo me giré en redondo para estampar al hombre en contra de la pared. Lo cubrí con mi torso para que mi hermana no pudiera ver y, poniendo mis índices en sus sienes retrocedí en su mente para eliminar lo que acababa de presenciar.

El hombretón se golpeó contra la pared y se deslizó hasta llegar al suelo, yo me tambalee hacia atrás para alejarme de él mientras tomaba una segunda nota mental: aunque mi hermana se saltara las clases por pura aburrición, aún así podría encontrarse en peligro.

—¿Lo mataste? —preguntó Ada, incrédula.

—¡Como crees! —resoplé apoyándome en mis rodillas para recuperarme del forcejeo—. Sólo está inconsciente.

—Ah.

Alcé mi rostro para mirarla, aún estaba pálida hasta los labios.

—¿Estás bien?

Sus ojos me observaron con cautela.

—Sí —susurró tan bajo que apenas pude escucharla.

Me enderecé para quedar a su altura, a pesar de que mi hermana era cinco años menor que yo, apenas era unos centímetros más baja.

—¿Cómo hiciste eso? —le pregunté muy serio.

Vi tanto miedo en sus ojos que hasta esperaba que cambiaran de color, indicándome cualquier indicio de magia, pero estos continuaron siendo azules.

—¿Qué cosa? —preguntó pero yo conocía a la perfección esa expresión de su rostro.

Aiden y yo la utilizábamos cuando nos hacíamos los tontos para que nuestros padres no sospecharan de nosotros y no nos castigaran

—Congelaste la bala

—Claro que no —negó con tanta rapidez que lució bastante culpable.

—Si, lo hiciste —insistí desesperado por saber la verdad.

—Jared, por favor... —suplicó—. Solo olvídalo.

—¿Cómo esperas que olvide eso? —pregunté incrédulo.

—No soy una extraterrestre, te lo prometo. Soy tan normal como tú.

—¿Extraterrestre? —repetí confundido—. Pues claro que no lo eres.

Ella parpadeó, sorprendida

—¿No me tienes miedo?

—Obviamente no —respondí perdiendo la paciencia—. Eres todo menos aterradora.

—Pero... viste lo que hice —dijo señalando la pistola.

Casi reí al comprenderlo, pero me contuve porque ese no era el mejor momento.

—No me asusta lo que hiciste —la tranquilicé—. Y en algo tienes razón, eres tan normal como yo...

En un momento de inspiración, del cual no estaba seguro de si después me iba a arrepentir, me agaché para coger una piedra y la lancé al aire. Ada la siguió con la vista y justo cuando venía de regreso, la congelé a la altura de nuestros rostros. Ella chilló, emocionada.

—¡Tú también eres uno!

Yo puse los ojos en blanco.

—No digas tonterías, ni tú ni yo somos extraterrestres.

—Pero, pero... —Ada se calló de golpe al escuchar el sonido de una sirena cercana—. Oh no, alguien debió escuchar el disparo y alertar a la policía. Tenemos que irnos.

—Bien —acepté—. ¿Quieres ver otro truco?

Ella me miró, dudosa.

—¿Quiero?

Sonreí.

—Dame tu mano.

—¿Me llevarás a tu nave espacial? —pero esa vez pude distinguir la burla de su voz.

—Adivinaste —respondí siguiéndole el juego y ella volvió a dudar—. Anda Ada, confía en mí.

Ella suspiró y se aferró a mi mano, entonces nos esfumamos sin más.

Cuando aparecimos en el centro de su habitación, sus piernas flaquearon. Me eché hacia adelante para alcanzar a atraparla y la sostuve en mis brazos.

—¿Ada? —pregunté nervioso.

—Estoy mareada.

Me agaché un poco para poder recoger sus piernas y la cargué, llevándola hacia la cama. La senté con cuidado y me quedé a su lado, alerta. Sus ojos aún lucían algo perdidos, pero me miraron con un montón de preguntas en ellos.

—Enséñame a hacer eso —pidió, refiriéndose a la desaparición.

Sonreí al escucharla.

—Lo pensaré, ¿cómo te sientes?

—Estoy mejor, creo que es por el susto —dijo y buscó una de mis manos para apretarla fuertemente—. Te comportaste como todo un héroe, gracias.

—¿Yo? —pregunté incrédulo—. Tú me salvaste la vida.

—No fue para tanto.

—Si no hubieras congelado esa bala...

—Probablemente la habrías congelado tú.

—Pero tú fuiste mucho más rápida que yo, así que el crédito es tuyo.

—¿Estás seguro de que no somos extraterrestres? —insistió.

La miré con el ceño fruncido.

—¿Pero de donde sacas esas ridículas ideas?

—De YouTube, pero déjame adivinar, no sabes qué es eso.

Apreté mis labios en una fina línea, Ada estaba comprendiendo las cosas demasiado rápido.

—Podrías enseñármelo, si quieres —propuse.

Ella asintió y sacó el celular de su bolsillo. Yo me senté a su lado, observándola con un poco de nerviosismo.

—Hace algunos años grabaron a uno —dijo ofreciéndome el aparato—. Es la cámara de un negocio.

Tomé el celular y observé la pantalla con expectación, aunque el video era de muy mala calidad. Había una calle en blanco y negro con tantas personas que tardé un poco en reconocerlo, pero lo hice cuando una figura se movió con una agilidad bastante familiar, era papá. De pronto recordé ese día con claridad, cómo una Ana muy asustada se atravesaba en la calle con riesgo a ser atropellada y él aparecía a su lado para apartarla del camino y esfumarse de nuevo junto con ella, salvándole la vida. Un segundo después, la gente comenzó a correr en todas direcciones, envueltos en el pánico.

—Es uno de los videos con más reproducciones —explicó Ada, pero yo no tenía idea de qué significaba aquello.

Las imágenes comenzaron a repetirse en cámara lenta y esa vez me reconocí a mí mismo. Yo estaba en la banqueta, entre mamá y Raúl, incluso Ada estaba ahí solo que ella todavía no nacía. En cuanto papá salvó a Ana para después desaparecer, mamá rápidamente me cogió en brazos y le hizo una seña a Raúl para que la siguiera, al final, nuestros cuerpos se pierden en todo el caos, pero recuerdo cómo ella se dirigió hasta un callejón solitario para poder desaparecer junto con nosotros dos.

—¿Jared?

Ada me arrebató el celular de las manos para recuperar mi atención.

—¿Ese es el extraterrestre? —pregunté incrédulo.

—Bueno, esto pasó hace varios años —dijo como para defenderse—. Yo todavía ni nacía, pero causó mucho pánico y aún se sigue hablando de eso.

—Ya veo —respondí para disimular mi sorpresa—. ¿Hace cuanto tiempo te diste cuenta de lo que puedes hacer?

—Hace como tres años que lo comprendí. Es decir, creo que de niña siempre pasaban cosas extrañas a mí alrededor, pero hasta hace poco entendí que la razón era yo. La cuestión es que no logro controlarlo, simplemente pasa...

—¿Cómo?

—Por ejemplo, yo no podría hacer lo que tú hiciste con la piedra. Simplemente no me sale. Tengo que estar muy asustada o enojada para que pasen ese tipo de cosas.

—Ya, puedes hacer magia solo cuando pierdes el control de tus emociones.

—¿Magia? —repitió incrédula.

—¿Qué creías que era, tontita? Eres muy bonita como para ser extraterrestre.

Ella sonrió.

—¿Y tú? —preguntó con curiosidad—. ¿Cuando lo supiste?

—Desde siempre —admití sin querer darle muchos detalles.

—¿Me enseñarás a controlarla? —preguntó haciendo un puchero.

—Puedo intentarlo —dije rindiéndome ante esos ojos de cachorrito, aunque no tenía idea de si esa era una promesa que podría cumplir.


 ¡Así es! Ada puede hacer magia, ¿lo vieron venir? ¿Qué creen que sucederá ahora? Viernes próximo capítulo ;) 


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro