Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 46. Magia de hada.


«Magia de hada»

Aparecimos en medio de la contienda, junto con Arus. Rápidamente examiné a mi alrededor y comprendí que los forestnianos se encontraban atrapados en el centro de un aro de fuego, que estaba arrasando con todo el bosque. Combatían a los demonios con ferocidad, pero parecía que el dragón negro que estaba sobre sus cabezas les estaba complicando las cosas.

Amira me soltó sin dudarlo y se fue en contra de los demonios que tenía más cerca. En un principio, los forestnianos la miraron completamente asombrados, pero en cuanto comprendieron que habíamos recuperado a nuestra reina, vitorearon y se unieron a sus ataques.

La llegada de Arus también fue bastante obvia, puesto que las hadas que se encontraban en el lugar comenzaron a moverse de manera sincronizada, algunas protegiendo a Amira y otras colocándose en varios puntos estratégicos para acabar de una vez por todas con los demonios. Se notaba que él las estaba liderando.

El fuego era peligroso, no solo para la batalla sino para nuestro bosque. Si se extendía y se volvía incontrolable, la esencia de nuestra magia estaría en grave peligro. Había que deshacerse de él de inmediato.

Me sentía diferente, algo extraño pero lleno de energía y en conexión con todo lo que me rodeaba en ese momento. El corazón de Amira. La lealtad de nuestro pueblo. La valentía del bosque. Podía sentirlo absolutamente todo, como si fuera estática en el aire y yo la estuviera sintonizando. Y sabía como terminar con el fuego sin ni siquiera detenerme a pensarlo.

Extendí los brazos hacia el cielo y toda la estática comenzó a vibrar con fuerza, como si el bosque estuviera respondiendo a mis deseos. Dirigí toda la energía hacia arriba, hacia las nubes que se arremolinaron en nuestra cabeza y hacia el agua que comenzó a caer con fuerza sobre nosotros.

Nos empapamos en cuestión de segundos y el fuego a nuestro alrededor, comenzó a disminuir. Sonreí satisfecho y alcancé a notar que, aunque Amira estaba concentrada en la batalla, no se había perdido nada de lo que yo había hecho. Sus ojos intrigados me lo aseguraban.

Tuve que apartar mi vista de ella al sentir una vibración distinta y más pesada acercarse. Era increíble lo alertas que estaban mis sentidos y me pregunté a mí mismo si Arus siempre se sentiría de esa manera. Moví la cabeza para apartar esos pensamientos y volví a concentrarme a tiempo para comprender qué era lo que se acercaba.

Salió por entre las nubes, listo para atacar con un rayo de fuego que atravesó la lluvia, dispuesto a caer sobre los forestnianos. Sus dos ojos rojos brillaron con el reflejo del fuego y yo di un gran salto para hacer frente al ataque.

Extendí mis manos al frente y el fuego se evaporó antes de que ocasionara daño alguno. El dragón abrió sus alas para volver a ascender ante su ataque fallido.

—No tan rápido —le advertí.

Gruesas ramas crecieron como látigos y se enredaron en su cuerpo para impedir que se alejara. El dragón rugió furioso y aleteó con más fuerza en un intento de soltarse, ocasionando un revoltijo de hojas y tierra a mis pies.

Sentía la tensión de la magia en mis brazos, retener al dragón requería mucha más fuerza de la que pensé. De alguna manera él supo que era yo quién lo estaba conteniendo, porque clavó sus ojos en mí antes de atacarme con un poderoso rayo de fuego.

Esa vez me costó mucho más retenerlo, tal vez porque mi magia estaba intentando hacer muchas cosas al mismo tiempo. Me concentré tanto en el ataque que no vi cuando arrancó un frondoso árbol con su cola hasta que fue demasiado tarde.

El tronco chocó contra mi cuerpo y me sacó volando. El golpe me dejó sin aire y algo aturdido, pero me quedé flotando en el aire antes de golpearme contra el suelo y miré a Amira con agradecimiento, quién tenía su mano extendida hacia mí.

Recuperé el control de mi cuerpo y me precipité hacia adelante cuando vi que ella se giraba hacia el dragón.

«Déjamelo a mí» —insistí.

«Yo te puedo ayudar» —me reprochó.

«Tengo todo bajo control»

No sabía hasta qué punto mis palabras eran ciertas, pero me aterraba que ella estuviera usando tanta magia. La vi negar con la cabeza, pero pareció confiar en mí ya que volvió a girarse con fuerza para deshacerse de tres demonios al mismo tiempo y con un solo hechizo. Vaya que Ada sería bastante poderosa.

Aparté el cabello mojado de mi rostro y miré con furia al dragón. Cada vez que me acercaba a él la piel se me enchinaba por la energía maligna que toda su esencia despedía. Ahora podía sentirlo, esa criatura estaba hecha para matar y torturar. Se alimentaba del miedo y lo irradiaba por doquier, a tal punto que hasta me provocaba unas ligeras punzadas de dolor en la cabeza.

El dragón dejó de volar y aterrizó en el suelo, derrumbando varios árboles por su peso. Quedó tan cerca de mí que alcancé a ver perfectamente sus colmillos cuando retiró sus labios para soltar un bufido y sentí su aliento caliente caer sobre mi rostro. Casi pude ver un nuevo rayo de fuego formándose en su garganta, pero ordené a otra rama apretar su cuello para impedirlo.

Soltó un rugido amortiguado y comenzó a forcejear en contra de sus ataduras. Cada vez que lo hacía sentía un extraño tirón en mi pecho, como si algún músculo interno se estuviera desgarrando. Al mismo tiempo, la estática creció hasta el punto de volverse casi insoportable y sentí como si la cabeza se me partiera en dos.

Casi sin pensarlo, volví mi atención a la tormenta. El agua seguía cayendo con fuerza y la energía corría por las nubes negras. Tuve una idea. Comencé a concentrar toda la electricidad por encima de nuestras cabezas, como si de pronto hubiera un potente imán en el cielo que estuviera atrayendo todo. Aquello hizo que el aire comenzara a soplar aún más fuerte y cerré los ojos para conectarme con él y redirigirlo para formar varios remolinos que comenzaron a crecer y girar con fuerza.

«No toquen a los forestnianos» les advertí a los tornados, como si fueran personas capaces de obedecerme «acaben con los demonios». No sabía porqué, pero estaba seguro de que harían exactamente lo que les había pedido y los dejé ir en cuanto cobraron vida.

Abrí los ojos y volví a mirar al dragón. El imán sobre nuestra cabeza ya estaba cargado con toda la electricidad de la tormenta y listo para atacar, podía sentirlo como si quemara. Alcé las manos para controlarlo con ellas y en el cielo se formó una enorme esfera de rayos plateados. Se escuchó un estruendo en cuanto chocaron contra ellos, estremeciendo a todo el bosque.

El dragón alzó la cabeza al escucharlo y esa fue mi señal para dejar caer toda la energía sobre nosotros, como si hubiéramos quedado en medio un círculo de feroces rayos. Las ataduras se soltaron, pero el dragón se quedó paralizado mientras los rayos atravesaban su cuerpo sin piedad.

«Joham» —me advirtió la voz de Arus dentro de mi cabeza— «te estás extralimitando»

Lo ignoré por completo, no me iba a detener justo ahora que tenía al dragón entre mis manos, pero entendía a lo que Arus se refería. Los rayos no me hacían daño a mí, pero sentía como si fuego corriera por las venas de mi cuerpo, quemándome por dentro.

Algunos rayos golpeaban contra el suelo, quemando el césped y dejándolo ennegrecido, dándome una idea de su fuerza. Mi vista no se apartó ni un segundo de la enorme criatura, así que noté el momento exacto en el que su cuerpo se comenzó a desintegrar, como si estuviera hecho de cenizas que flotaron en el aire. Primero desaparecieron las patas, seguido por su cola, cuerpo, cuello y así hasta alcanzar su cabeza, sus ojos rojos brillaron antes de desaparecer.

Hasta que el dragón se esfumó me percaté de lo entumecido que estaba mi cuerpo y lo mucho que me dolía. Fue inevitable soltar un gemido antes de que mis rodillas se me doblaran y golpearan contra la tierra. Después, el resto de mi cuerpo lo siguió y sentí un fuerte golpe en mi sien.

Mi cuerpo no respondía. Era como si lo hubieran desconectado de mi consciencia y yo flotara lejos de él. ¿O estaba muerto? Una alarma se encendió en mis pensamientos ante esa incertidumbre, sobre todo porque el estruendo de los rayos se había detenido y el fuerte aire había dejado de soplar. Todo estaba sumido en el silencio.

Y entonces la escuché. Su voz me reconfortó de alguna manera, a pesar de que gritaba mi nombre con miedo y desesperación. No podía responderle y me moría por hacerlo, pero aún no entendía qué estaba sucediendo conmigo. No estaba completamente inconsciente y tampoco tenía el control de mi cuerpo. Era frustrante.

—Joham —la voz de Ami se escuchó mucho más cerca que antes, pero al romperse entendí que estaba llorando—. Joham, por favor ¡Reacciona! No me hagas esto, te lo suplico.

Me moría por consolarla, pero no podía y escucharla de esa manera me estaba volviendo loco.

—No, no, no, no, no —suplicó—. No puedo perderte así...

Entonces... ¿era verdad? ¿Esto era la muerte?

—Amira —la llamó Arus— tranquila. Joham no está muerto, solo está noqueado.

—¿Estás seguro? —preguntó entrecortadamente.

—Completamente —aseguró—. Aún puedo percibir su alma.

Arus debió hacer algo, ya que en ese momento un remolino cálido nació en mi pecho y entonces pude sentir el resto de mis extremidades, aunque continué sin poder moverlas. Amira debió girar mi cuerpo en su intento de despertarme, porque ahora el suelo estaba en mi espalda y sus manos en mi rostro.

—Oh... está respirando —dijo aliviada—. Gracias Arus.

Y lo último que sentí fue su cálido aliento sobre mi piel y sus suaves labios besando mi frente. Después, me desconecté por completo. 


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro