Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 1. Castillo.


«Castillo»

—Majestad.

Detuve mi andar cuando escuché la voz de Dandelion y me giré. El forestniano acababa de entrar por las altas puertas del castillo y caminó rápidamente en mi dirección. A pesar de ser el rey de Sunforest, detestaba que justamente él me llamara majestad. Dandelion había sido como un padre para mí y tanta formalidad entre nosotros era innecesaria. Que en ese momento fuera el rey no significaba que Joham hubiera dejado de existir, junto con su pasado.

—¿Qué está mal? —pregunté cuando estuvo más cerca y logré ver las arrugas de preocupación que surcaban su rostro.

—Ha habido otro incendio.

Todo mi cuerpo se tensó ante la noticia.

—¿Dónde?

—Al norte, cerca de la cascada.

Pasé una mano por mi rostro hasta que terminó en mi barbilla, rascando suavemente mi barba.

—¿Está controlado?

—Por el momento.

Pude ver en sus ojos que me estaba ocultando algo.

—Dímelo todo —exigí.

—Cada vez es más complicado controlarlos. Estoy seguro de que son incendios hechos con magia.

—¿Entonces son provocados?

—No tengo pruebas, es más bien una corazonada.

—Confío en tus corazonadas —admití en un susurro.

—Los forestnianos comienzan a ponerse nerviosos.

Suspiré.

—¿Puedes convocar una asamblea mañana a primera hora del día? Quiero que asistan todos.

—Claro, majestad. —Miré a Dandelion con advertencia y él pareció entender mi molestia—. Joham —se corrigió.

—Gracias Dandelion. Si algo más sucede quiero ser el primero en enterarme, ¿entendido?

—Tan claro como la magia —dijo con una sonrisa.

Ambos asentimos y él terminó marchándose tan rápido como había llegado. Suspiré algo frustrado cuando volví a quedarme solo, hace semanas que pequeños incendios estaban apareciendo alrededor del bosque y tenía un muy mal presentimiento acerca de ello. Quería resolverlo antes de que se convirtiera en algo más grave, pero ese había sido un largo día y yo estaba agotado.

Crucé mis brazos y observé algunos segundos el cielo, a través de una de las ventanas que se encontraban en el ala principal. Hace poco que había anochecido y pinceladas de distintos colores pintaban la noche oscura. Nunca me cansaba de ese espectáculo. Ni de ese cielo. Ni de esa paz.

Hacía ya seis años que Isis había sido derrotada por nuestra valiente princesa perdida y todo esa calma se la debíamos a ella. El bosque había estado sumido en una cómoda tranquilidad que nos ayudó a lamer nuestras heridas, vivir nuestros propios lutos y sanar para seguir adelante. Juntos. Como nunca antes lo habíamos estado.

Sonreí y subí las escaleras de mármol rosa, con mis pasos resonando como eco. Estaba viviendo en el castillo a pesar de que en un principio no me había encantado la idea. Extrañaba mi acogedora cabaña en la cima de la colina, pero el pueblo había insistido que un rey debía vivir en el castillo. Acepté solo porque sabía que, por culpa de Isis, ese era un lugar que causaba temor y quería cambiar eso.

Actualmente todos eran bienvenidos en nuestro hogar. Hacíamos fiestas, banquetes, bailes y poco a poco el enorme castillo se comenzó a llenar de una nueva atmósfera de felicidad.

El castillo era grande. En el segundo piso había un enorme comedor de madera con una cocina detrás de la puerta que estaba al fondo. Y el tercero era uno de mis favoritos, ya que una biblioteca gigantesca cubría todas las paredes y estanterías. Ahí, podías encontrar libros de la historia de Sunforest y de la Tierra, pero también de otras dimensiones. Una alfombra roja cubría todo el piso y había algunos muebles de algodón alrededor de una chimenea en donde podías disfrutar por horas de una buena lectura.

En el cuarto piso comenzaban los pasillos repletos de ventanas, en donde podías tener una excelente vista del bosque. A veces me estremecía al recordar que en aquella lejana batalla, Amira y yo habíamos atravesado alguna de esas ventanas y caído en picada contra la gravedad. Moví mi cabeza de un lado a otro, intentando apartar aquellos pensamientos que me llevarían a recuerdos demasiado oscuros.

En ese piso se encontraba mi estudio, en donde seguido me encerraba para poder tratar temas confidenciales o resolver pequeños problemas que se iban presentando en el día a día. En ese momento pasé de largo, dirigiéndome a las escaleras que me llevarían hacia los dormitorios.

Abrí una de las puertas y sonreí al mismo tiempo que mi corazón se ensanchaba con tan solo verlo.

—¡Papá! —gritó mi pequeño hijo al girar su rostro.


¡Bienvenidos al libro de Joham! 


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro