Los días se deslizan rápidamente, marcados por exámenes finales, despedidas y la mezcla agridulce de emociones que siempre acompañan el cierre de una etapa importante.
Tanto Sunghoon como su Cachorrito sienten la presión de sus respectivas escuelas, aunque sus contextos no son del todo distintos.
Sunghoon asiste a la prestigiosa Academia Crescent, conocida por formar a los Alfas más prometedores del país, mientras que Jaeyoon termina su último año en la Academia Lunar, una escuela que se especializa en el desarrollo integral de omegas pero también en la potenciación de sus habilidades rompiendo con estándares impuestos por la sociedad anticuada.
Aunque sus horarios están llenos, ambos han hecho un pacto: encontrarían tiempo cada día para llamarse, aunque fuese por unos minutos. Esos momentos son el respiro que necesitan, la pausa perfecta en medio del torbellino de actividades.
Sunghoon camina por los pasillos con Jay, su mejor amigo y compañero de clases. Los estudiantes hablan animadamente sobre los planes para el futuro, algunos entusiasmados por las ofertas universitarias, otros planeando viajes o entrenamientos avanzados.
—¿Ya decidiste qué vas a hacer después de la graduación? —Pregunta Jay mientras muerde una manzana.
—Sí. Voy a inscribirme en la Universidad, pero no quiero apresurar las cosas. Mi Jaeyoonie y yo hemos estado hablando mucho sobre cómo queremos organizar nuestras vidas juntos. Primero terminaremos la secundaria y luego veremos los detalles —Responde Sunghoon con una sonrisa que deja entrever su orgullo.
Jay asiente, aunque con una pizca de incredulidad.
—Eres el primer Alfa que conozco que se toma tan en serio una relación a esta edad. La mayoría solo piensa en competir o en divertirse.
Sunghoon lo mira con seriedad.
—Es que mi Cachorrito no es cualquiera, Jay. Es mi destinado, y eso significa que no tengo que buscar más. Lo encontré, y ahora todo lo que hago es para construir un futuro con él.
Jay lo observa en silencio por un momento antes de sonreír.
—Eres un romántico empedernido, Hoon. Pero te admiro por eso.
Por su parte, Jaeyoon está en medio de una charla con Jungwon, su mejor amigo y fiel confidente. Están sentados en el césped del campus, disfrutando de un almuerzo rápido antes de volver a clases.
—¿Qué tal van los preparativos para la graduación? —Peegunta Jungwon mientras revisa su horario en su tablet.
—Bien, pero es agotador. Entre los ensayos para la ceremonia, los proyectos finales y las reuniones con los profesores, siento que no me queda tiempo ni para respirar —Responde Jaeyoon, dejando escapar un suspiro cansado.
—¿Y Sunghoon? ¿Cómo lo está manejando?
Jake sonríe al escuchar el nombre de su Alfita.
—Está igual de ocupado, pero siempre encuentra tiempo para llamarme. Hablamos anoche y me contó que le emociona vernos juntos en la graduación. Dice que no puede esperar para verme con mi toga y birrete.
Jungwon blanquea los ojos con diversión.
—Ese Alfa tuyo es demasiado perfecto. ¿Cómo haces para no derretirte con cada cosa que dice?
Jaeyoon se sonroja, pero niega con la cabeza.
—Mi Hoonie no cree ser "perfecto". Pero eso es lo que lo hace especial. Me gusta que sea honesto conmigo, que podamos hablar de todo sin filtros.
Esa tarde, después de sus respectivas clases, Sunghoon y su Cachorrito se encuentran en su lugar favorito, una pequeña cafetería a medio camino entre ambas escuelas. Habían convertido ese sitio en un refugio durante el último año, un espacio donde podían dejar atrás las presiones académicas y simplemente disfrutar de la compañía del otro.
Sunghoon llega primero, ocupando su mesa habitual junto a la ventana. Cuando Jaeyoon entra, el Alfa se levanta de inmediato, dedicándole una sonrisa que ilumina todo el lugar.
—¿Cómo estuvo tu día? —Pregunta Sunghoon mientras Jake se sentaba frente a él.
—Agitado, pero verte hace que todo valga la pena —Responde Jaeyoon con sinceridad.
Sunghoon toma la mano de su Omega por encima de la mesa, ignorando las miradas curiosas de algunos clientes.
—Ya casi llegamos al final, mi Cachorrito. Solo unos días más y podremos concentrarnos en lo que viene después.
—Lo sé. Aunque debo admitir que me pone un poco nervioso. Todo está cambiando tan rápido...
—Es normal sentirte así, pero no estás solo. Estamos en esto juntos, ¿recuerdas?
Jaeyoon asiente, sintiendo cómo la calidez de la mano de Sunghoon disipa sus dudas.
Pasan el resto de la tarde hablando sobre sus sueños y planes, riendo y recordando anécdotas de los últimos años.
Aunque la sociedad quiera pretender que pertenecen a mundos distintos, en ese pequeño rincón de la ciudad siempre encuentran un lugar común, un espacio donde pueden ser simplemente Sunghoon y Jaeyoon, dos jóvenes destinados por la Diosa Luna a estar juntos.
Antes de despedirse, Sunghoon acompaña a Jaeyoon hasta la parada de autobús.
—Prométeme algo, mi Cachorrito —Dice Sunghoon, mirándolo con intensidad.
—¿Qué cosa?
—Que sin importar lo que pase, siempre encontraremos la manera de apoyarnos. Este es solo el comienzo, y quiero que sigamos construyendo nuestro futuro juntos, paso a paso.
Jaeyoon sonríe, sintiendo cómo su corazón late más rápido ante la sinceridad de su alfita.
—Lo prometo, mi Hoonie. Siempre estaremos juntos.
Mientras el autobús se aleja, Sunghoon se queda en la acera, viendo cómo la figura de Jaeyoon desaparece en la distancia.
Aunque el futuro puede ser incierto, una cosa es segura: ellos harán todo lo posible por estar juntos, porque su amor es su mayor fortaleza.
Gracias por leer la historia ❤️
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