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Sunghoon y Jaeyoon caminan por los pasillos de la tienda de muebles, tomados de la mano, inmersos en su pequeño mundo compartido.
Cada rincón que exploran despierta una nueva idea sobre cómo decorar su futuro hogar. Aunque habían decidido optar por un estilo minimalista, quieren asegurarse de que cada espacio refleje un pedazo de ambos.
—¿Qué te parece este sofá? —Pregunta Sunghoon, señalando uno de color gris claro, cómodo pero sencillo.
Jaeyoon inclina la cabeza, evaluando con ojo crítico.
—Me gusta, pero creo que quedaría mejor con unos cojines mostaza o verde oliva para darle un toque más cálido. ¿Qué opinas?
—Perfecto, mi Cachorrito. Sabía que encontrarías la manera de darle vida —Responde Sunghoon con una sonrisa, feliz de ver a Jaeyoon emocionado con los pequeños detalles.
Avanzan hacia la sección de mesas y, al ver una pequeña mesa de centro de madera clara, Jaeyoon se acerca a tocar la superficie lisa con la yema de los dedos.
—Esta tiene el tamaño ideal. No quiero que el departamento se sienta abarrotado —Murmura, visualizando ya el lugar perfecto para colocarla.
—De acuerdo. Además, es práctica. Ya puedo imaginarme las tardes que pasaremos ahí, tú leyendo y yo mirando películas —Añade Sunghoon, con la voz cargada de ilusión.
Después de elegir lo esencial sofá, cama, mesa y sillas se permitieron buscar algunos toques más personales.
Jaeyoon encuentra unas velas aromáticas, mientras que Sunghoon se encapricha con unas tazas minimalistas de cerámica negra.
—Estas son perfectas para nuestras mañanas de café —Comenta Sunghoon, tomando las tazas y mirando a Jaeyoon con una expresión de cariño.
—Sí... Cada cosa aquí está empezando a sentirse como nosotros —Susurra Jaeyoon, sintiendo que su sueño de vivir juntos ya comienza a tomar forma.
Ambos se detienen un momento, sus miradas encontrándose en medio de la tienda.
La emoción de saber que pronto compartirían un espacio propio, lejos de las expectativas externas, se siente más real que nunca.
No será una vida ostentosa, pero será la suya, construida con amor y cuidado en cada elección.
Sunghoon se acerca y le da un beso en la frente, susurrando:
—Este es solo el comienzo, mi Jaeyoonie. Nuestro hogar, nuestra vida. Todo, juntos.
Al terminar de elegir los muebles y realizar un par de compras menores, Sunghoon y Jaeyoon cargan las bolsas hacia el auto solicitado por el joven Alfa en una aplicación confiable, sintiendo el peso agradable de cada pequeño paso hacia su futuro compartido.
El día había sido largo, pero la emoción de imaginar su propio hogar hace que todo valga la pena. Se subieron al auto, exhaustos, pero con una sonrisa permanente en los labios.
—¿Sabes qué habría sido perfecto? —Pregunta Jaeyoon con una sonrisa soñadora—. Tener un perrito que nos espere en casa.
Sunghoon rió, reconociendo en su Omega esa dulzura que lo hacía único.
—Lo sé, pero ahora mismo no podríamos cuidarlo bien. Además Layla se pondría celosa. Entre la universidad y el trabajo, apenas vamos a tener tiempo para nosotros mismos —Responde, tomando la mano de Jaeyoon con ternura mientras se deleita observando el etéreo rostro de su Cachorrito.
Jaeyoon asiente, suspirando suavemente.
—Tienes razón... pero Layla tendrá que quedarse con mis papitos y mi princesa, cuando terminemos la universidad, podemos adoptar uno. Será como un regalo de graduación para ambos.
—Trato hecho —Responde Sunghoon, apretando la mano de Jaeyoon.
El resto del camino es tranquilo, ambos inmersos en sus pensamientos sobre el futuro. Aunque no pueden tener un perro por ahora, saben que están construyendo algo especial juntos.
Cada mueble y cada objeto que han elegido, simbolizan los cimientos de una vida que sueñan compartir.
—¿Sabes? —comenta Jaeyoon, recostando su cabeza en el asiento—. Esto es más de lo que alguna vez imaginé.
Sunghoon lo mira de reojo, su corazón hinchado de ternura.
—Y es solo el comienzo, Jaeyoonie. Haremos de este hogar un lugar al que siempre queramos volver, pase lo que pase.
Jaeyoon sonríe, sintiendo una mezcla de calma y emoción. Al llegar al edificio, ambos bajan con sus bolsas en brazos, intercambiando miradas cómplices.
—¿Listo para desempacar? —Pregunta Jaeyoon mientras abre la puerta del departamento.
—Listo para comenzar nuestra vida juntos —Responde Sunghoon, con la certeza de que, más allá de los muebles o las paredes, es su Cachorrito quien convertía ese espacio en un verdadero hogar.
Al entrar al departamento con las bolsas en brazos, ambos sueltan una carcajada al ver lo pequeño y vacío que se ve el lugar. Sunghoon deja las bolsas en el suelo y se gira hacia Jaeyoon, tirando suavemente de su mano.
—Lo llenaremos con nuestras cosas y nuestros momentos —Dice, mirándolo a los ojos—. Pero primero... tenemos que terminar la secundaria.
Jaeyoon suspira, consciente de que la conversación más difícil está por venir: hablar con sus padres sobre sus planes de vivir juntos.
—No será fácil —Comenta Jaeyoon, sentándose en el suelo—. Mi papá... bueno, ya sabes cómo es. No lo va a aceptar de buenas a primeras, incluso si es después de graduarnos.
Sunghoon se arrodilla junto a él, acariciando su mejilla con ternura.
—Lo sé. Mi papá Jackson tampoco se quedará tranquilo al principio, y mi papi Jinyoung probablemente intentará convencernos de que esperemos más tiempo.
Jaeyoon asiente, dejando que su cabeza descanse en el hombro de Sunghoon. El peso de sus decisiones parece aumentar con cada día que pasa, pero la certeza de querer estar juntos los mantiene firmes.
—¿Y si se lo decimos de la forma más tranquila posible? —Propone Jaeyoon, mirando a Sunghoon con una pequeña sonrisa—. Podríamos esperar hasta después de los exámenes finales, para que al menos no puedan usar la escuela como una excusa para oponerse.
—Buena idea. Si ven que seguimos enfocados en nuestras responsabilidades, no tendrán muchas razones para decirnos que no —Responde Sunghoon, dándole un beso en la frente—. Y además, tendremos todo un año para convencerlos.
Jaeyoon se incorpora, sintiendo que, con Sunghoon a su lado, puede enfrentar cualquier cosa.
—Lo importante es que, pase lo que pase, no nos rendiremos. Sabemos lo que queremos, y lo vamos a conseguir —Dice con determinación.
Sunghoon asiente, rodeándolo con sus brazos en un abrazo firme.
—Estamos en esto juntos, mi Cachorrito. Hasta el final.
Ambos se quedan un momento en silencio, disfrutando de la calidez del abrazo.
Es solo el inicio de un camino largo, pero saben que vale la pena. Terminar la secundaria es apenas el primer paso hacia la vida que sueñan, y aunque las conversaciones con sus padres serían difíciles, están listos para enfrentarlas con la misma certeza que los ha unido desde los cuatro años, porque su vínculo es sagrado.
Su vínculo es inquebrantable.
Gracias por leer la historia ❤️🌻🥰
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