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vol. 1O

Sentirse amarillo.

Felix había comprendido que los sentimientos también pueden verse de colores, ya que sí el mundo estaba lleno de ellos, ¿Por qué los sentimientos debían ser una excepción?

Aquella mañana había amanecido con una sonrisa pegada a sus labios, llevaba días en que su estado de ánimo era demasiado alegre, dejando que también sus padres lo notaran, pero justo ese día, parecía más feliz que cualquier otro.

Sentirse amarillo era estar enérgico, alegre y completamente feliz.

Cosa que había experimentado desde que HyunJin pronunció la palabras "Me gustas" frente a él.

El chico atractivo de artes, de ojos verdes profundo y cabellos castaños dando toques a la miel, gustaba de él. ¿Había algo más por lo cual sentirse dichoso?, HyunJin era la causa de su completa alegría.

Se sentó en el colchón en cuanto escuchó su celular vibrar en el buró al lado de su cama, miró algo nervioso a dicho aparato, esperando que al prenderlo, apareciera algún mensaje de su tan preciado HyunJin.

Sus ojos sonrieron a la par de sus labios, mostrando efectivamente lo que tanto había anhelado. Un mensaje de su chico girasol.

« Buenos días, Felix, espero hayas descansado. Perdón sí ayer fui un poco intenso pero no me pude contener. Lo lamento. »

« Igualmente me preguntaba, ¿Quisieras salir conmigo hoy?, Me encantaría pasar tiempo contigo. »

Cubrió su rostro con una almohada, intentando así reprimir todos los chillidos que probablemente soltaría. HyunJin definitivamente le hacía vivir en carne propia todos los sentimientos amarillos que existieran.

Su sonrisa se esfumó en cuanto un mensaje más se asomó por su bandeja de notificaciones. Había olvidado totalmente la cita que le aceptó a SooBin muy a duras penas. Un puchero se instaló en sus labios, su ánimo había bajado considerablemente.

Un suspiro cansado salía de sus labios en cuanto terminaba de teclear la respuesta a la pregunta de HyunJin. Quizá algún otro día.

« HyunJin, buen día para ti también. Lo lamento, estaré ocupado en casa con mis padres:(
¿Te parece sí nos vemos mañana?, También me gustaría verte. »

—Dios, Felix, no debes mentir — se regañó a sí mismo en cuanto releeía el mensaje que recién había mandado.

Su sonrisa se asomó nuevamente cuando leyó por encima la respuesta positiva del castaño. Al menos había recompensado un poco su fin de semana con aquella cita.

Otra cita.

Sus ojos azules se cerraron con fuerza al pensar en ello. HyunJin también era como un girasol; positivo, energético e irradiando alegría a cualquiera que lo viera.

Sólo esperaba que aquel Sábado pasara demasiado rápido, todo para ser el acompañante de un hermoso día junto a HyunJin.

Las pinceladas que descansaba sobre su lienzo, habían terminado de secarse de una vez por todas. Después de pasar la noche en vela pensando en la reciente declaración que había hecho hacia Felix, su corazón no podía dejar de saltar de emoción dentro de su pecho, pues al fin puso en práctica su valentía y declararle al rubio los sentimientos que provocaba en él.

Echó un vistazo a la recién pintura que había terminado, sonriendo en grande en cuanto recordó el rostro del ojiazul.

Encima de su mesa de noche, descansaban varios cuadros pequeños con distintos paisajes en ellos, con nombres de ciertas canciones, simulando ser Polaroids.

Después de tener una noche sin poder dormir, terminó por decidir en hacer un pequeño detalle, pintando varios girasoles en diferentes paisajes, con las letras de las canciones que tanto le hacían recordar a Felix.

Era tan asombroso, tan brillante, tan cálido, que sólo podía pensar en dedicarle las canciones más hermosas que existieran.

Terminó de ordenar las Polaroid antes de guardarla en la mochila que iba a cargar, se encontraba tan emocionado por enseñarle a Felix lo que había hecho por él, que no importaba sí debía buscarlo por toda la ciudad, pues con tal de encontrarlo, recorrería todo el mundo entero sí así lo requiriera.

—Hey, Hyunnie — la puerta del lugar se abrió de repente, dejando ver a SeungCheol animado mientras cargaba de una energética YunJin —. Tocamos tres veces seguidas y no abrías, ¿Todo en orden?

El castaño rascó de su nuca algo nervioso, mientras asentía.

—Perdón, sólo no los escuché — murmuró antes de soltar una risita apenada —. Estaba preparando algo.

—¿Es para el príncipe? — la voz de la pequeña rubiecita hizo eco en ambos hombres, uno mirándole con sorpresa y el otro evitando que siguiera hablando.

—¿Un príncipe? — el mayor comenzó a reír ante el puchero que YunJin había esbozado en su tierno rostro —, ¿De qué hablas, Jinni?

—Del príncipe que mi tío siempre pinta en sus cuadros — respondió con obviedad, señalando el par de papel de acuarela que el joven llevaba en sus manos —. Se llama Felix, lo vimos la otra vez en el restaurante de hadas. Llevaba un extraño aparato, pero aún así se veía muy bonito.

SeungCheol enarcó la ceja mirando directamente a su hijo, pues este solo reía para sí mismo mientras desvíaba su notoria mirada de pena.

—Así que un príncipe, ¿No, Hyunnie?

—¡Te dije que era secreto, Jinni! — respondió el ojiverde, tapando con sus manos su rostro ya pintado de colores carmín —. Es un compañero de la escuela. Y bueno, puede que me guste.

La niña emitió un gritito aturdiendo por completo al hombre que la sostenía entre sus brazos.

—¡Te dije que te gustaba! — chilló nuevamente, dando un espectáculo tan similar al que podría hacer su madre —, ¡Te gusta el príncipe Felix!

SeungCheol quiso reír en cuanto vio el rostro de su hijo, tan tímido y pequeño en su lugar, que le parecía algo gracioso de ver.

—¿Le vas a regalar tus pinturas? — preguntó, llamando la atención del castaño que se encontraba un poco más relajado.

—Mmh, sí — HyunJin terminó por admitir, temiendo de ver alguna señal del sobreprotector de su padre.

—¿Tan bonito es?

La repentina pregunta le tomó con la guardia baja, ¿Qué se supone que respondería?, Sí bien Felix para él era como un regalo del Sol, tampoco quería quedar tan en evidencia, de que se encontraba profundamente enamorado.

—Mucho, papá Cheol — YunJin explicó a la vez que sonreía —. ¿Recuerdas las películas de Barbie?, Su cabello es tan bonito como el de Blair, igual que sus ojos, son de color azul.

El hombre mayor enarcó una ceja, encarando nuevamente a HyunJin, que podía afirmar que era completamente un manojo de nervios.

—Así que es muy bonito, ¿No es así?

—Sip, mucho, mucho.

—Mmh, bueno, Hyunnie, si no quieres llegar tarde con tu príncipe, deberías pensar en irte ahora.

El castaño alzó la mirada, sintiéndose tan pequeño ante su padre, que le miraba con una sonrisa socarrona, recordándole en ese aspecto a su hermana mayor.

—Saluda a Felix por mí — pidió la menor, a la par que le señalaba con una mano.

—Eso haré — terminó por decir, antes de pasar por un lado de su padre —. Los veré en la noche.

—Ten cuidado, Hyunnie — SeungCheol le sonrió con dulzura, intentando de aquella forma transmitir su cariño paternal.

—Adiós.

Sin decir más, salió de su habitación con apresuro, yendo directamente hacia la entrada de su casa, todo para salir en busca de su rayo de Sol.

Estaba tan perdido por él.

Guardó sus Polaroids dentro de la mochila que llevaba colgada en uno de sus hombros, pues no quería que su sorpresa se viera arruinada por un simple descuido de él, menos ahora que se había dado mentalmente la misión de enamorar a Felix, sin importar lo que eso conllevara.

—Hey, bonito — sus pies se atascaron en cuanto se percató de aquella fastidiosa voz acercándose más a su persona —. Hey, te estoy hablando, HyunJin.

—¿Qué quieres, MinHo? — preguntó con un semblante de irritación, dirigiéndose al pelimorado que se posicionaba a su lado.

—¿Irás con Chan? — cuestionó el mayor, llevando a sus labios el cigarrillo que tomaba de sus dedos.

—No te importa — HyunJin le vio un poco harto, intentando que el humo que aquel soltaba, no pudiera meterse en sus fosas nasales —. Y aléjate de mí, apestas, adicto.

MinHo rodó los ojos ante aquellas palabras, ignorando por completo la petición del ojiverde delicado que caminaba junto a él.

—No quiero — terminó por decir —, ¿Ya le haz dicho a Chan que vuelva conmigo?, Sorprendentemente cuando me acerco, él se va.

—Es inútil, le gusta alguien más — murmuró el castaño vagamente, esperando que con eso, aquel hombre se diera por vencido.

—¿Alguien más? — el pelimorado dió otra calada a su cigarrillo, a la par que dejaba que su voz liberara la rabia que había sentido con aquellas palabras —. Él no puede hacer eso. Chan es mío.

HyunJin gimió, sin seguir dispuesto a tolerar aquella absurda conversación.

—Ustedes dos ya no son nada, desde que dejaste que su primo te diera una mamada, sabiendo que eran novios — chasqueó la lengua con fastidio, pues su camino se alargaba de su verdadera intención, prefería ver por simples cinco minutos a Felix, que seguir soportando esa absurda conversación —. Así que déjalo en paz, SeungMin sí vale la pena.

MinHo dejó que su cigarrillo cayera por el suelo, a la par que un ataque de tos comenzaba a llegarle justo en su guardia baja.

—¿MinHo?, ¿Estás bien? — preguntó, dejando de lado esa actitud arisca que tenía con él, para acercarse y ofrecerle auxilio.

—¿A Chan le gusta uno de esos estúpidos gemelos? — cuestionó nuevamente, una vez que su respiración ya se encontrara regulada.

El ojiverde rodó nuevamente los ojos, volviendo a su actitud distante con aquel hombre de cabellos fosforescentes.

—Te hice una pregunta, HyunJin — el aludido se giró en cuanto el mayor le tomo fuertemente del brazo, haciéndole retroceder unos cuántos pasos —, Todo esto es culpa tuya, ¿No?, Pues JeongIn y tú no han dejado de meter sus narices con esos idiotas. ¿O acaso me equivoco?

—¡Chan y tú ya no son nada! — murmuró con el enojo colándose hasta por sus huesos, para después soltarse con brusquedad del agarre que el fuerte brazo del mayor sostenía en él —. Así que déjanos en paz, SeungYeon, SeungMin y Felix son muchísimo mejores que tú y el estúpido de ChangBin. No te vuelvas a acercar sí sigues con esa idiota idea de tener a Chan contigo, cuando él ya no te quiere.

—En tu vida vuelvas a hablarme así, HyunJin.

El ojiverde le miró incrédulo, sin poder reaccionar a tiempo ante el golpe que se avecinaba.

El fuerte estruendo en su mejilla le hizo caer, dándose cuenta hasta después de su nariz sangrando y algunos raspones en parte de sus brazos. MinHo frente a él se crispaba de enojo, que ni siquiera podía ver qué aquel al que había golpeado, había sido uno de sus mejores amigos por muchos años.

—¿Qué carajo te pasa? — HyunJin le miró totalmente sorprendido, pues jamás creyó un movimiento así de parte de su mayor.

—Estoy harto de ti y de la mierda que sale de tu boca.

La pierna de MinHo dió directamente hacia su estómago, golpeándole sin parar justo en aquella zona, cómo si de esa forma pudiera saciar toda su rabia y enojo.

—M-MinHo.

HyunJin comenzó a toser sin piedad, soltando algunos rastros de sangre por su boca, y retorciéndose en el piso de tal dolor insoportable extendiéndose por sus costillas.

—En tu vida vuelvas a pensar que eres más que yo, HyunJin — escupió el pelimorado, antes de dejar otra dolorosa patada descansar contra su estómago.

Sin decir más, tomó de la mochila negra que había caído contra el pavimento desde la primera derrota del castaño. Con una mirada sombría en esos ojos marrones, fue que se alejó, dejándole contra el piso y con demasiados golpes a la vista.

Felix miraba de reojo a SooBin, quién no parecía deshacer la ancha sonrisa que descansaba en su rostro.

Desde que había pasado por él aquella tarde, sabía que nada saldría tal y como esperaba, pues cuando JooHyun abrió la puerta, esperaba la presencia del mismo ojiverde que vió a lo lejos con el que había llegado la noche anterior, jamás pensó que esa figura que moría por conocer, no fuera la misma con la que su hijo saldría en el día.

Ahora mismo sus manos sudaban extremadamente contra el agarre del más alto y el que sostenía su pesado tanque, sin dejar de pensar en la potente mirada que le dedicó DoWoon antes de salir.

—¿Te gustan las flores? — la masculina voz de SooBin logró atravesar todos sus pensamientos, haciéndole reaccionar casi al instante.

—¿Eh?

El pelimorado comenzó a reír ante su forma tan distraída de andar.

—¿Que sí te gustan las flores? — cuestionó nuevamente, señalando con su cabeza la florería que se encontraba al otro lado de la calle.

—Uh sí — murmuró con algo de inseguridad en su voz, pues, ¿Cómo podría explicar que sólo le gustaban las flores que le regalaba su HyunJin?

—Bien, vamos.

Sin poder protestar, la mano de SooBin le dirigió hacia aquella florería que se asomaba alegremente por toda la calle, con sus cientos de flores adornando hasta la esquina más oscura en el lugar.

—¿Podrías esperarme aquí? — alzó la mirada en cuanto SooBin parecía hablarme nuevamente —. Quiero que sea una sorpresa.

—Sí, está bien, aquí te esperaré.

Así que soltando su mano y tras dejar un suave beso en su mejilla, SooBin se perdió de su campo de vista una vez logró entrar al colorido establecimiento.

Sus ánimos parecían estar demasiado abajo, pues sí era sincero, aceptar aquella cita había sido uno de sus tantos errores en el día. Se encontraba tan aburrido que ni siquiera podía mostrar la mínima atención a su acompañante, no sí ese chico no era uno de cabellos caramelo y ojos despampanantes de un intenso color verde.

Soltó un suspiro antes de dejarse cegar por la belleza de un arreglo de girasoles que asomaban por el frente del lugar, luciendo tan frescos e iguales a los miles recuerdos que tenía de estos.

Negó en cuanto la imagen de HyunJin apareció nuevamente en su mente.

Estaba actuando tan inmaduro que ni siquiera había visto las posibilidades en que se viera atrapado por aquella personalidad dulce, sincera y algo torpe de aquel chico de la clase de Artes Plásticas.

Estaba profundamente enamorado de él.

—Listo, he vuelto.

Felix se giró del lugar en donde estaba, arrastrando consigo su tanque de oxígeno, mientras repasaba las miles de formas en qué podría terminar aquella espantosa cita, para después ir corriendo a los brazos de HyunJin.

Siendo interrumpido en cuanto miró un ramo de girasoles descansando en el brazo de SooBin.

—Toma, son para ti, Lix.

Sus ojos se llenaron de lágrimas sin tener bien definida la razón del por qué, simplemente dejándose llevar ante lo que su corazón dictaba por hacer.

—¿Qué?

—¿No te gustan los girasoles? — la pregunta quedó inundada en el más profundo de sus sentimientos —. L-Lo lamento, Lix, no quería hacerte llorar.

Sus ojos dejaron caer su pronunciado llanto, pues de alguna forma se sentía ofendido. ¿Cómo lo hacía?, Ni el mismo sabía.

Intentó desviar su mirada de aquella grotesca escena, sin querer chocando con aquellos ojos verdes, pertenecientes a la persona que se encontraba del otro lado de la calle, con sus ropas sucias, su cuerpo lleno de heridas y unos pedazos de hojas descansando en una de sus manos lastimadas.

La mezcla de miradas esmeralda y zafiro, se encontraban tan heridas, que no creían volver a fusionarse una vez más.

Sus pies se contrajeron, quitándole la oportunidad de reaccionar a tiempo, pues aquel chico había dejado caer aquellas pinturas que llevaba en sus manos, para irse corriendo mientras limpiaba sus lágrimas, con sus manos heridas.

Haciéndole sentir del mismo azul, que él mismo había provocado en HyunJin.

( 🌻 )

un mes casi de inactividad waaa:(

lamento mucho haber dejado este ff (y los demás de mi cuenta) en el olvido, lo cierto es que he estado pasando por momentos muy difíciles para mí, desde la escuela que no me deja en paz, junto a la insuficiencia con la que me siento.

pero la verdad es que extrañaba mucho escribir, más que nada porque es como mi escape y el lugar en donde puedo ser feliz :')

btw, muchísimas gracias por los 500 votos que logramos desde inicio de mes, de verdad que son ustedes, no sería nada. ♡

gracias por esperar, espero les haya gustado el capítulo, nos leemos pronto.

len.

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