Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

vol. 0

Los pasillos de la escuela se encontraba completamente vacíos, con cada paso dado, podía escucharse un grandioso eco que indicaba que todos los salones estaban en sus respectivas clases y que los pasillos, en efecto, se encontraban vacíos. Era tan solo el segundo día de clases, lo cuál hacía lógico el silencio atormentador que reinaba en el lugar, nadie quería mantener una suspensión justo en la primera semana del curso.

Unos pasos chocando contra los mosaicos habían sido los interruptores de la frágil paz habitante en el lugar, suspiraba cada cierto tiempo indicando que se sentía tan agotado, no importaba la situación, siempre lograba sentirse de aquella forma.

Caminaba hacia la enfermería sosteniendo con su mano izquierda una carpeta azul celeste, mientras con la derecha jalaba sin motivación alguna el tanque de oxígeno que arrastraba trás de él.

Cada paso que daba sólo indicaba lo mucho qué odiaba estar en la escuela, sólo quería estar acostado en su cama disfrutando de la deliciosa comida que su madre preparaba, mientras tanto en el televisor pasaba algún gameplay que tanto adoraba ver. Lamentablemente se encontraba caminando vagamente con su último reporte del doctor en mano, para entregarlo a la enferma que trabajaba en el instituto.

Paró su caminata al verse frente a frente con el casillero que cursos anteriores había catalogado como suyo, quería tomar esos libros para no tener que dar otro recorrido por la escuela después de ir a la enfermería. Apoyó el tanque sobre los casilleros que se encontraban alrededor del seleccionado, para comenzar a organizar sus libros entre su casillero y la mochila que también hacía ahí.

Al ya tener casi completa su tarea, soltó un suspiro largo al momento que escuchaba uno de sus libros chocar contra el piso, se agachó suavemente para evitar seguir agitándose de una forma brusca.

Su mirada se posó en los chicos del equipo de baloncesto, vacilaban jugando con su pelota y encestando en cualquier lugar que pudiera ser su canasta en esos momentos.

Felix cerró los ojos antes de colgar su mochila en sus hombros para ya irse de ahí, con su mano izquierda tomó el tanque de oxígeno, finalmente siguiendo su tarea de caminar hacia la enfermería.

Sentía las lágrimas acumularse en sus ojos azulados, pero es que simplemente ya no podía seguir cargando con todo eso, estaba harto de su enfermedad, tan solo quería ser un adolescente normal, uno que salía con sus amigos por las tardes, uno que podía practicar el deporte que deseara sin tener ningún accidente que le llegara a costar la vida, él solo quería que el único peso que cargara fuera el de sus libros en su espalda.

No creía que todo aquello fuera justo, estaba cansado de no poder siquiera caminar rápido sin tener un ataque fuerte de tos, sin sentirse cansado y casi asfixiándose.

La calma que intentaba transmitirse a si mismo se vió interrumpida al ver dos figuras masculinas recargadas sobre los casilleros de aquel pasillo, maldijo por lo bajo al momento de darse cuenta quienes eran, quizá era su momento de darse media vuelta e irse.

—ChangBin no seas estúpido, no te atravieses en medio del pasillo, al asmático se le puede caer su tanque — el rubio negó intentando ignorar el comentario recién escuchado.

—Que no pueda respirar bien, no significa que tampoco pueda ver por dónde camino, MinHo — respondió ya cansado de recibir los mismos comentarios y burlas debido a su enfermedad.

Pasó de lado intentando ignorar sus presencias, si se preocupaba, llegaría tarde a su segunda hora de clase.

Sus pasos se vieron interrumpidos al momento que sentía el momento preciso en qué jalaban brutalmente su brazo.

—Maldita sea, déjame en paz, imbécil — escupió cara a cara con el castaño claro, quien lo miraba sin una pizca de remordimiento en su rostro.

—Basta de hacerte el rudo, Felix — el rubio intentó safarse del brusco agarre, provocando una risita en MinHo quien miraba todo con una pizca de diversión.

—Tengo cosas más importantes por hacer, en lugar de estar con un par de idiotas como ustedes — bufó al momento de sentir como el brazo de ChangBin lo soltaba fuertemente provocando que casi cayera al suelo.

Acomodó su ropa, dispuesto a tomar su tanque de oxígeno una vez más, jadeó con dolor al sentir los brazos de MinHo empujándolo fuertemente contra la pared, escuchando el sonido hueco de su cabeza chocar ante el duro golpe. Sus cánulas nasales se encontraban débilmente sostenidas, no caían pero estaban a punto trás tener una gran distancia con el tanque.

—A la otra deberías pensar antes de hablarnos mal, maldito asmático — sintió la respiración del pelimorado contra su rostro, comenzando a sentirse algo mareado.

—No llores, Felix — la mano de ChangBin se posó sobre una de sus mejillas, retirando las lágrimas que caían de sus ojos al momento que se agitaba por salir del agarre de MinHo —. Oh, ya entendí, ¿Te molesta este aparato, no?

De un sólo movimiento, tiró de las cánulas nasales, sonriendo ante el doloroso jadeo que había soltado el rubio.

—Listo, Lixie, ya no duele más — el pelimorado soltó varias risitas apretando fuertemente de los hombros del menor.

—M-Mi tan-tanque — logró murmurar con dificultad, con una de sus pequeñas manos sobre su pecho intentando calmarse a sí mismo.

—Oh, eres un idiota ChangBin, ¿no te das cuenta que necesita su tanque? — las voces comenzaban a hacerse lejanas a su alrededor, su vista se volvía nublosa que ya ni siquiera le importaba seguir luchando para ser soltado.

De un momento a otro, Felix se vio a sí mismo desplomado sobre el suelo, MinHo se había decidido por soltarlo después de ver el terror en sus ojos.

Soltó varias risitas al ver cómo su amigo jugaba con las cánulas nasales del rubio, que hacía en el piso inhalando grandes estocadas de aire. MinHo se giró tras escuchar un fuerte golpe cerca suyo, rodó los ojos al ver el tanque de oxígeno sobre el piso y las cánulas colgando de él.

—No seas imbécil — habló el mayor en un tono bastante molesto comenzando a caminar lejos de ahí —. Dale su estúpido aparato, no será bueno tener un muerto antes de tiempo, ChangBin.

El castaño se acercó para dejar el tanque al lado del chico, quien estiraba sus brazos para intentar alcanzar su aparato y ponérselo, siendo interrumpido por el mismo chico quien sostenía con rudeza su mano.

—Deberías cargar con aparatos que no te hagan lucir tan malditamente enfermo — dió unas pequeñas palmaditas contra las mejillas pecosas antes de levantarse satisfecho de lo que había hecho con su amigo —. Tómalo como un consejo, Lee.

—Vamos ChangBin, tenemos mejores cosas que hacer — apresuró MinHo antes de seguir con su camino a la salida del instituto.

El nombrado corrió hasta llegar a la par de su amigo, donde ya juntos comenzaban a reír con diversión, como sí la imagen de Felix asfixiándose frente a ellos fuera el mejor espectáculo para saciar sus carcajadas vacías.

Despertó al cabo de unos minutos, su cuerpo dolía un infierno y ni hablar de la tormentosa luz que causaba malestar en su vista.

Felix se sentó sobre la camilla donde estaba, intentando adaptarse al lugar donde había despertado mágicamente. Talló sus ojos algo incómodo, tanto por el dolor en sus brazos y el olor fuerte a medicina.

—Me alegro que hayas despertado, ¿Cómo te encuentras? — el rubio alzó la mirada, adormilado.

Frunció el ceño confundido, deteniéndose en mirar de mejor forma al chico que se encontraba sentado en unas sillas acolchonadas un poco lejano a él. Llevaba el cabello amarrado en media coleta, sus hebras castañas contrastaban de forma armónica con el color verdoso de sus ojos, que ahora se convertían en dos preciosas medialunas.

—¿Qué hago aquí? — se dignó a preguntar, ganándose una expresión de sorpresa por parte del contrario.

—Uhm, pues verás — rascó su nuca con algo de nervios, a la par que reía por lo mismo —. Llegué tarde a clases, así que cuando iba a mi aula, te encontré entre los pasillos, me asusté un poco al principio, no es normal empezar el día con un chico desmayado en medio del instituto, ¿Sabes?

Felix asintió, resopló algo avergonzado por lo que escuchó que el chico le relataba.

—Igual — el castaño prosiguió —, todo está en orden, la enfermera solo mencionó que el desmayo fue porque no estabas respirando correctamente, tal parece ser que tu tanque de oxígeno tuvo un accidente y sufrió aberturas, así que aunque hayas intentado ponerte tus cánulas nasales, no podrías regular puesto que el oxígeno se terminaba poco a poco.

El rubio bajó la mirada, totalmente decepcionado de sí mismo, no sólo había sido débil, sino que por un momento en el que creyó tener todo bajo sus manos, pudo haber sido el causante de su propia muerte.

—Gracias por traerme — murmuró en un hilo de voz —. De verdad, no era mi intención casi morir, lo juro.

Su vista viajó a dónde el chico ojiverde se reía, escandalosamente y con gracia. Felix reprimió la sonrisita que quería escaparse al escuchar al chico riendo tan vivo.

—Estoy seguro que a nadie le hubiera gustado que el desmayo llegara a algo más grave — se encogió de hombros, con una mueca de simpleza —, y de lo otro, no tienes nada que agradecer, fue un placer ayudarte.

Felix gimió en su asiento, negando con su cabeza ante las palabras que el contrario dedicaba.

—Tú mismo acabas de decir que no es normal ver a alguien desmayado en pleno pasillo, no creo que haya sido un placer ayudarme.

—Bueno, no lo es — volvió a una actitud desinteresada, ahora dejando de lado su asiento dirigiéndose a la incomoda camilla —, pero es bueno cuando piensas en qué quizá ayudaste a salvar una vida.

Felix rodó los ojos con falso fastidio :—Eres tan positivo que me empalagas.

El castaño volvió a reír, parecía que era algo que le encantaba hacer.

—Supongo que sí, me lo han dicho varias veces.

Ambos jóvenes se quedaron mirando por unos cuantos segundos, como si las palabras no fueran esenciales para que ambos pudieran entenderse.

—Hwang HyunJin, mucho gusto.

Felix miró la mano extendida del ojiverde, que se encargaba de transmitirle tranquilidad y calidez con la bonita sonrisa que este poseía.

—Lee Felix, quizá no es un gusto, pero gracias.

Sus manos se entrelazaron en un breve movimiento, como si aquello fuera que una nueva conexión comenzara a florecer.

HyunJin parecía no dejar de sonreír, lo cual incluso hacía sentir cómodo y seguro a Felix. Sus ojos verdes brillaban bajo el intenso reflejo de Sol que incrustaba por la ventana, entonces, aunque fuera apresurado. Felix podía cambiar su respuesta a cual era su color favorito.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro