Parte Única
En la actualidad las personas del mundo se encontraban regidas por flores, para ser más exactos por doce flores. Justo al momento de nacer se te otorgaba aleatoriamente una flor que definiría prácticamente tu vida. La influencia de dicha flor formaba en gran parte la personalidad de esa persona.
Los poderes que otorgaban las flores iban desde hacer crecer a las plantas controlando los minerales de la tierra, hasta ser capaces de controlar los sentimientos de las personas en forma positiva. Las flores tenían conciencia y no controlarían los sentimientos de forma dañina.
Min Yoongi era una rosa, la flor de la pasión y el amor. La rosa era la flor que la mayoría de las personas consideraría atrayente, su aroma y sus intensos tonos lograban causar gran impacto en las personas y él, al estar regido por dicha flor tenía los mismos efectos que dicha especie. Aún así, existían excepciones y él mismo era una de ellas. A Yoongi no le gustaban las rosas, los tulipanes, las flores de cerezo, los claveles o cualquier otra flor, su flor favorita eran los girasoles, aburridos para algunas personas, interesantes para otras.
Por eso conocer a un chico que estaba regido por dicha flor llamó por completo su atención. Era bien sabido que no había muchas personas con girasol como flor regente, en cambio otras tipos de flores abundaban.
Quería conocerlo, quería hablarle con todas sus fuerzas porque por alguna razón el chico lograba alegrarle completamente la existencia.
¿Acaso no se daba cuenta de todo lo que provocaba en él? ¿No se daba cuenta de la sonrisa enorme que tenía al momento de ordenar su café favorito?
Un año después ambos habían comenzado a salir.
¿Cómo?
Ni siquiera Min Yoongi lo sabía, pero en dado caso de que alguien considerase preguntarle cómo se sentía, diría que nunca en su vida se había sentido tan realizado.
En ese preciso momento se encontraba caminando por el parque con los dedos de su mano entrelazados con los de ese chico que había cambiado su vida. La calidez del menor estaba siendo transferida a todo su cuerpo a través del suave agarre.
-Los cerezos son hermosos -mencionó Hoseok con una sonrisa mientras observaba las pequeñas y frágiles flores en los árboles.
Yoongi solo pensó que él era muchísimo más hermoso que las flores de cerezo, pero no lo dijo en voz alta.
-Jimin está regido por la flor de cerezo.
-Lo sé -respondió Yoongi mientras continuaba tomado de la mano de su novio.
En un momento Hoseok paró en seco, comenzando a jalar a Yoongi en dirección de una de las bancas cercanas mientras decía que debían sentarse ahí por unos momentos a observar la belleza del paisaje nocturno. Y Yoongi, sin ser capaz de negar nada al menor, se vio así mismo liderando su camino hacia la banca. Permanecieron ahí varios minutos, solo observando las estrellas y el reflejo de la luna sobre el agua del río Han.
Cuando fue hora de marcharse volvieron a tomarse las manos, caminando a la luz de la luna a través del parque.
Al llegar a casa Hoseok quitó sus tenis y los dejó en la entrada con el resto de su calzado. El menor guió sus pasos arrastrando los zapatos de interior hasta llegar a la cocina y comenzó a preparar la cena.
Yoongi se limitó a mirar a su pareja ir y venir. Tarareaba una canción de algún grupo que en ese momento exacto no pudo reconocer. No pasó mucho tiempo para que Yoongi se uniera a Hoseok en la cocina. Era su secreto, pero amaba ayudar a su novio, ya que eso implicaba la oportunidad de aprovecharse de los momentos en los que estaba distraído con la finalidad de que sus labios marcaran besos fugaces donde tuvieran la oportunidad.
El teléfono situado junto al sofá comenzó a sonar y Hoseok cedió la cuchara a Yoongi para que él continuara con su trabajo.
Al parecer quien llamaba era la linda y sobreprotectora hermana de Hoseok. Lo supo en el momento en el que Hoseok musitó un "hey noona". La linda hermana de Hoseok le había hecho los días realmente difíciles a Yoongi al comienzo. Su flor regente era un clavel y dicha flor tendía a ser sumamente desconfiada y un tanto posesiva con las personas que amaba y, obviamente, Dawon amaba a su hermano. Ella no confió en él a la primera y quizá incluso ahora, después de un año de relación, ella seguía sin confiarse.
A veces le daba la razón. Yoongi también tenía miedo de lastimar a Hoseok. Su novio era tan bello, tan puro que prácticamente sentía que manchaba su piel al tocarlo. En su mente, él era totalmente indigno para Hoseok , pero lo amaba tanto que dolía como el infierno, un dolor que solo podía ser calmado por el menor. Así que diariamente Yoongi se esforzaba en ser completamente digno de él. En ser digno de sus miradas, de sus sonrisas, de sus besos, de sus manos tocando los recovecos de su pálido cuerpo.
Hoseok colgó el teléfono y volvió a su puesto en la cocina.
-Deberías poner la mesa -sugirió el menor mostrándole una cálida sonrisa que iluminó cada parte del cuerpo de Yoongi.
Asintió mansamente y fue hasta la pequeña mesa del comedor llevando un par de platos, vasos y cubiertos.
Es que Yoongi se estaba volviendo loco. No sabía que decir o hacer, solo sabía que amaba a ese chico. Amaba cada parte de él. Con el paso del tiempo había descubierto muchas cosas que solo habían provocado que lo amara aún más. Amaba los hoyuelos que se formaban en las comisuras de sus labios de forma inintencionada cada vez que bostezaba o incluso cuando comía. Amaba el brillo que asaltaba sus ojos al momento de hablar sobre arte o alguna de las muchas cosas que gustaban al castaño. Amaba cada cosa de él, sus enojos, sus tristezas, todo y Yoongi sabía que si en un momento se viera en la situación de elegir entre su vida o la de Hoseok, definitivamente elegiría al castaño y fue ahí donde se dio cuenta que estaba perdido, porque ese deseo de que el otro estuviera bien sobre si mismo, era latente y estaba presente todo el tiempo.
-Cada vez que salías de la cafetería, Hoseok se quedaba suspirando como un tonto -habló el amigo pelirrosa de Hoseok: Jimin.
Yoongi había dejado de beber de su taza de café con mucha azúcar, redirigiendo la mirada al amigo de su novio y sin ser testigo de la mirada asesina que Hoseok le había lanzado a su amigo, advirtiéndole qué no continuase con su pequeña conversación.
-¿Si? -había cuestionado sumamente interesado Yoongi dibujando una sonrisa torcida en sus labios y mirando de reojo a Hoseok. Quien ya había desviado la mirada y agitaba la cucharita dentro de la taza con fuerza. Escuchándose el sonido característico del choque de la porcelana con el aluminio que componía a la cuchara.
-Sí, yo siempre le decía, Hobi, si sigues comportándote como un tonto adolescente enamorado vas a morir solo, de esa forma no vas a enamorarlo -ahora Jimin recitó las propias palabras de su amigo- Y él siempre me decía lo mismo, que no tenía interés en enamorarte, pero sabíamos que no era así, cada vez que tomaba lloriqueaba que habría deseado ser una rosa, porque quizá así tú te atreverías a mirarlo. Maldecía su condición de girasol.
Hoseok había alzado la cabeza y quizá, solo quizá en su mente había firmado la sentencia de muerte de Jimin. Añadiendo una nota mental de no olvidar asesinar a Park Jimin en cuanto tuviera la oportunidad de hacerlo. Pero aquello, también era algo de lo que Yoongi no se había percatado.
De vuelta al presente, Yoongi se rascó la nuca al recordar la conversación que había tenido hace unas horas.
Entonces recordó aquella ocasión, donde él y Hoseok estaban recostados en la cama después de haber llegado juntos al orgasmo y quedar totalmente satisfechos. Hoseok había mencionado los poderes, qué tenía al ser una rosa roja. Yoongi no quería ser un mal novio, pero hacerlo con Hoseok, al ser algo sumamente reconfortante, lo dejaba totalmente agotado. Parecía que una fuerza sobrenatural descendía sobre él con cada embestida y le quitaba todas las fuerzas. Aún así entre sueños fue capaz de escuchar las cualidades que tenía como rosa; pasión, amor y después de eso había dormido tranquilamente, olvidando el deseo de decirle a Hoseok las vastas cualidades que él poseía.
Y nunca lo había hecho.
Yoongi se dio cuenta que nunca le había dicho a Hoseok de forma directa, todas las cualidades que tenía. Se preguntaba si Hoseok seguía siendo ciego ante sus sentimientos. Si seguía pensando que era poca cosa por ser un girasol. Si seguía pensando que necesitaba las características de las personas que lo rodeaban. Se preguntaba si aún pensaba que necesitaba la belleza simple y delicada de las personas regidas por las flores de cerezo o la elegancia, pureza y poder del lirio, porque si era así, estaba en un error. Uno que trataría de arreglar.
-Hoseok -habló Yoongi notando rápidamente la mirada de Hoseok sobre él.
Pasaron unos segundos en los que solo se miraron el uno al otro, para finalmente caminar hasta Hoseok y con un suave agarre guiarlo hasta uno de los sofás de la estancia. Se sentó frente a él tomando sus manos.
-Hobi, sí sabes que te amo ¿Verdad? -los labios de Hoseok se fruncieron.
-Sí.
-Solo para asegurarme de que me escuches, te amo Jung Hoseok, te amo incluso más que a mi propia vida. -Hoseok sonrió y recargó su mejilla en el dorso de la mano de Yoongi-, te lo he dicho infinidad de veces, pero hay cosas que no te he dicho tan a menudo como debería. -miró que Hoseok hizo el amago de decir algo, pero lo interrumpió-, perdón por interrumpirte, pero por favor escúchame, creo nunca en mi vida he sido tan sincero como lo voy a ser ahora -Hoseok lo observó en una silenciosa invitación para que continuase-. Desde que te conocí, pareces más consciente de los poderes de las personas a tu alrededor, pero ignoras los tuyos y eso me ha frustrado. Sí, es verdad que yo puedo atraer la vista de muchas personas por mi naturaleza coqueta, pero tú, tú la atraes por tu gran alegría. Hoseok ¿Te has dado cuenta de lo que provocas en la gente? Con tu simple agarre logras transmitir calidez. Me siento como si de repente el sol estuviera dentro de mí y no iluminando el maldito día, sonrio con solo verte sonreír. Eres tremendamente positivo y logras cambiar el panorama de los demás, como el mío. -Yoongi sonrió levemente desviando la vista-. A veces dudo que seas un girasol porque en realidad, eres como el sol, Jung Hoseok, las personas son los girasoles, siguiéndote con la mirada, de la misma manera en que los girasoles persiguen al sol, incluso yo, siento que me he convertido en un girasol por tu causa, pero...
Los labios de Hoseok chocaron con los de Yoongi. Ambos moviendo lentamente sus bocas, disfrutando del simple toque. En efecto, Hoseok le transmitía calidez a todo su sistema. Se separaron un poco, manteniendo sus rostros lo suficientemente cerca, para que sus labios siguieran rozándose con el más mínimo movimiento y el aliento de ambos se derramara sobre la boca del otro.
-Gracias por decírmelo Yoongi -hizo una pausa con la frente unida a la de Yoongi. -. Gracias por amarme a pesar de ser un desastre, pero créeme que desde que apareciste en mi vida soy más persona que desastre.
-No me agradezcas, mi amor.
Hoseok sonrió y se separó de Yoongi para mirar los platos servidos en la mesa.
-Supongo que ya está fría la comida -dijo haciendo un puchero para luego ser jalado por Yoongi, volviendo a sentir sus labios sobre los suyos.
-Siempre vas a ser mi girasol favorito y te amaré por siempre. -susurró mirándolo directamente a los ojos.
-Y tú siempre serás mi rosa favorita.
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N/A: La verdad no tengo idea de qué escribí. Justo ahora son las tres de la madrugada y a veces soy muy cursi o muy dramática, no hay punto intermedio para mí. Hoy hizo presencia mi lado asquerosamente cursi. Iugh.
Y bueno, respecto al OS, pues no tiene trama más allá de que son en parte flores y tienen poderes (que no utilizan), porque lo único que yo quería eran interacciones del YOONSEOK, porque para eso vivo desde hace un buen tiempo, además últimamente el SOPE me inspira más que antes :D ❤
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