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003


Heeseung:
Estaba saliendo del hospital más tarde de lo planeado, así que había perdido el autobús. Si hubiera tenido un teléfono celular como un adolescente normal, podría haber llamado a alguien; no es que hubiera sabido a quién llamar. Mamá y Sihyun me darían un sermón todo el camino a casa, y Jaehyun me echaría en la cara que tenía un automóvil y yo no. ¿Quién necesita algo de eso?

Había memorizado el horario del autobús en el camino –solo porque no había nada más que hacer y porque los números siempre me habían sido fáciles... no es que pudieras decir eso por mis notas de matemáticas. Así que sabía que el próximo autobús llegaría aproximadamente a la misma hora en que cualquiera de ellos pudiera llegar aquí, de todos modos. Simplemente esperé en el banco.

Cuando finalmente llegó el autobús, no era el mismo conductor. No estoy seguro de por qué pensé que lo sería. Pero, entonces, me pregunté qué le diría el Señor Nadie a Atila –si es que encontraba la necesidad de decirle algo.
Quiero decir, vine, ¿verdad? Estaba llegando tarde. Por supuesto, supongo que podría parecer como que desaparecí e hice lo que sea. Tal vez lo intentase, excepto que Groucho tenía planeando hacer que me registrase al entrar y salir, y excepto por el tiempo en Oncología, había alguien vigilando cada minuto, todo el día. Así que, el Sr. Nadie podía reportarme si quería, pero Groucho podría responder por mí, así que... lo que sea.

Sin embargo, apenas llegué a casa, comenzó la Tercera Guerra Mundial.

—¡¿Dónde demonios has estado?!—Sihyun comenzó a hablar—. El autobús en el que se suponía que estarías, pasó hace casi dos horas.

—Me retrasé. —Pasé de toda la conversación. Había esperado casi una hora por el segundo autobús que ya estaba media hora tarde, y este autobús tomó una ruta diferente. Tuvo suerte de que ni siquiera estuviera más tarde. El chofer me había dicho que por lo general serían otros quince minutos más o menos antes de pasar por aquí, pero no tenía su grupo de iglesia habitual para dejarlo hoy, así que vino directamente aquí.

—¿Haciendo qué? —Mamá tuvo que intervenir.

—Buscando una máquina del tiempo—gruñí y luego me fui a mi habitación. Había sido una pregunta estúpida. No merecía una mejor respuesta. Si no confiaban en mí, podrían, muy bien llevarme, y recogerme ellos mismos. O mejor aún, podrían conseguirme un maldito auto.

Me sorprendió que lo dejaran pasar, pero no me importó mucho de una manera u otra. Estaba pasando por la habitación de Jaehyun, y él estaba parado en la entrada.

—¿Cómo te fue hoy, hyung? —preguntó con esa voz tan alegre que me hizo querer retorcerle su flaco y pequeño cuello. —Jódete—Pasé como un rayo y entré en mi habitación. Justo antes de que cerrara la puerta, lo escuché decir: —Bueno, tal vez mañana sea mejor.

[...]

La siguiente mañana fue exasperante. Sihyun caminó airadamente, ladrando órdenes y dándome una lista de tareas que posiblemente no podría terminar a tiempo para irme al servicio comunitario. Mamá me dio el tratamiento silencioso, sin duda por mi percibida traición a su confianza, el día anterior. Y Jaehyun se sentó allí con esa alegría exasperante, esperando que lo recogieran.

Había empezado a ir a la iglesia con su amigo, Lee Han, calle abajo. Dijo que había "encontrado a Dios", y que por eso se sentía tan feliz ahora. Sospechaba que solo estaba loco por su amigo y que se estaba escapando a besarse durante el servicio religioso.
la hermana de Lee han, también podría ser la causante de su entusiasmo. Entrar en sus pantalones, ciertamente me haría feliz. Era una zorra. Por otra parte, meterme en los pantalones de Lee Han también me haría feliz.

Desde hacía un tiempo, sabía que me atraían tanto los niños como las niñas, pero por lo general estaba demasiado ocupado enojándome con el mundo como para conectarme con alguien. Pero incluso, si quisiera los enredos que indudablemente vendrían con el sexo, no arriesgaría nada con un chico. Sihyun me contó cómo era, y tanto él como mamá eran extremadamente homofóbicos. Entonces simplemente no valía la pena para mí.

Pero, de todos modos, me senté allí, haciendo que el desayuno durara el mayor tiempo posible, y luego arrastré los pies a los quehaceres. Pronto llegó el momento de tomar el autobús, agarré mi mochila y me dirigí hacia la puerta.

—Oye, pequeño mocoso—gritó Sihyun, elocuente como siempre—. No hiciste tus tareas.

—No puedo estar tarde para el Servicio Comunitario—le dije, deleitándome realmente con mi despedida. Ni siquiera respondí cuando gritó.

—¡Será mejor que no llegues tarde a casa esta noche! De repente esperaba que tuvieran más paquetes de última hora ese día, así tendría una excusa para hacerlo.

[...]

La Sra. Chanmi, mi propio instructor de ejercicios me hizo limpiar la sala de juegos, completándola con la desinfección de todos los juguetes que los pequeños rugrats, sin duda, habían babeado por todas partes.

—¿Quién los limpió el año pasado? —me quejé.

—Los limpié ayer por la mañana—dijo con esa voz engañosamente dulce que tenía—. Estos niños son especialmente susceptibles a las infecciones. O bien están esperando injertos de piel, o están entre injertos, e incluso con los vendajes de presión, pueden contraer infecciones fácilmente, y algo de sus sistemas inmunes está tan recargado que se enferman fácilmente, también. No necesitan recoger algo de sus juguetes.

De acuerdo, ya ves, no sabía que limpiaban todo tan a menudo.

Hasta donde yo sabía, nunca habíamos limpiado nuestros juguetes en casa. Y si los gérmenes fueran del tamaño de una persona, probablemente solo en el Gameboy había suficientes como para atacar toda la ciudad de una manera frontal. Pero supongo que los hospitales tenían que ser más limpios que eso.

[...]

Había esperado tener que pedir tiempo para ver a Jake en oncología ya que acababa de recibir un tratamiento el día anterior, pero cuando entré en la sala de juegos para limpiar, allí estaba él, vestido con el traje completo de payaso, sentado en una otomana con los niños reunidos a su alrededor e incluso sobre él. Me recordó la imagen de Jesús y los niños que Jaehyun tenía sobre su cama. Sus rostros, cada uno de ellos, estaba lleno de tanta paz y alegría. Aquí había niños... quiero decir, la mitad de ellos ni siquiera tenían caras... no las caras con las que nacieron... ¿y un simple libro leído por un payaso podía hacerlos tan felices? No podía entenderlo. Tomaría mucho más que eso para hacerme feliz, y no estaba quemado.

Para el caso, Jake parecía que también se estaba divirtiendo, y yo sabía cómo se veía bajo ese maquillaje. No era solo una sonrisa pintada, tampoco. Ese brillo aparentemente irreprimible estaba todavía en sus ojos. ¿Cómo es que se sentía lo suficientemente bien como para estar aquí? Yo estaría acurrucado debajo de mis mantas y me negaría a salir hasta el martes... por lo menos. Pero aquí estaba él.

Y finalmente me había visto.

—¡Carne fresca! Ven—Me saludó tan bien como pudo con un libro en su regazo y niños desprendiéndose de él.

—Tienes que dejar de llamarme así—refunfuñé mientras me arrastraba al sofá cerca de la maraña de cuerpecitos.

—Nah—Se rió entre dientes—. Es muy divertido—Y volvió a leer.

Una de las niñas sentada cerca, se subió a mi regazo. No creo que alguna vez haya sostenido a un niño antes, y sé que ninguno de los pocos con los que había estado alguna vez, quiso sentarse en mi regazo.

Ella tendría alrededor de cinco años y llevaba uno de esos trajes omnipresentes de cuerpo entero que se suponía que era bueno para sus quemaduras o algo así, debajo de su ropa. Y el pelo en el lado derecho de su cabeza había desaparecido. La quemadura no estaba en su rostro, cualquier cosa que hubiera causado la quemadura– había fallado la oreja, pero gran parte de su cuero cabelludo estaba quemado, y pude ver que las cicatrices desaparecían por su espalda.

La había estado observando subir, y estaba tratando de averiguar dónde poner mis manos, así que no había estado mirando a Jake.

Cuando finalmente lo miré, él me estaba mirando. Y ese hermoso brillo se había ido. En cambio, sus ojos amenazaban con un asesinato –lento y tortuoso– si hacía algo para herir los sentimientos de la niña. No creía que él hubiera estado cerca de mí lo suficiente como para darse cuenta de mi aversión por la gente en general, por no hablar de los niños en particular. Y no estaba seguro de por qué me molestaba que pensara que podría rechazarla. Tenía razón en preocuparse. Mi primer impulso fue empujarla –suavemente, pero aun así... Entonces no me debería haber molestado que él pensara eso. Normalmente no me importaba lo que alguien pensara de mí. ¿Pero él? Por alguna razón importaba lo que pensara.

Pero eso realmente no me ayudó, porque no tenía ni idea de qué hacer con la pequeña que se meneaba en mi regazo. Los ojos de Jake se suavizaron de nuevo cuando vio que estaba, si no feliz, al menos aceptando tenerla en mi regazo. Asintió con la cabeza para animarme, pero yo todavía no sabía cómo abrazarla sin hacerle daño.

Decidí simplemente preguntarle. —¿Te lastimaré si te abrazo? Ella sonrió ampliamente y negó con la cabeza, luego sujetó mi cuello en un gran abrazo. Con firmeza, la apreté lo suficiente como para hacerle saber que era bienvenida en mi regazo, pero todavía no estaba seguro de qué tan abajo iba la quemadura por su espalda, y realmente no quería causarle dolor. Era un estúpido... pero no uno tan grande.

Ella pareció aprobar mi respuesta y se movió más cerca de mi pecho mientras yo mantenía mis brazos alrededor de ella. Nos volvimos a Jake, quien, por supuesto, había continuado con la historia. El brillo en su mirada regresó mientras asentía con aprobación. Le sonreí.

Para el final de la historia, la niña dormía en mi regazo, y tuve otro dilema. Jake pareció darse cuenta de mi incomodidad y después de espantar a todos sus minions, vino en mi ayuda.

Sin embargo, en lugar de alejarla de mí, se sentó a mi lado.

—Lo manejaste bien—comentó, y no tuve ni idea de por qué su aprobación me hizo tan feliz.

—Gracias—respondí—, pero nunca he estado con niños, y con su quemadura y todo... no quería lastimarla. —Está bastante avanzada con los injertos de piel, por lo que las cicatrices probablemente no son tan dolorosas como parecen, y ella te habría dejado saber si dolía.

Asentí y luego pregunté: —¿Qué hacemos ahora?

Él sonrió. —Si estás de acuerdo con retenerla por un rato, me gustaría dejarla dormir. Últimamente no ha tenido mucho descanso... pesadillas... así que está bien que se esté poniendo al día.

—¿Cómo sabes todo eso? —Tenía curiosidad. Tras escuchar hablar a la Sra. Chanmi, que él se había memorizado las metas de todos –me refiero a todos en todo el hospital, ya que se había ofrecido como voluntario en los tres pabellones. Por supuesto, cada pabellón solo tenía unas veinte camas, por lo que "todos" consistían en sesenta niños, como máximo. ¡Pero eso era sesenta niños!

Se rió entre dientes. —Presto atención. Los niños me dicen, los padres me hablan y han dado permiso a las enfermeras para que me digan cosas—Sonrió más ampliamente—. Soy una especie de terapeuta honorario. Es lo que siempre quise hacer, cuando pensaba que iba a hacer un "cuando fuera grande".

Pude sentirme estremecer. Sabía que tenía cáncer, pero él estaba hablando de que era terminal.

—Ya te ves bastante "adulto"—Tuve que decir algo, y eso fue lo primero que se me vino a la mente, pero luego tuve que añadir—: Bueno, tal vez no estés bien en este momento...—e hice un gesto hacia el tonto disfraz de payaso.

—Bueno, me considero un adulto—Sonrió—. Pero la sociedad no cree que seré adulto hasta agosto.

Entonces, acaba de cumplir diecisiete a principios de mes. Él era mucho más maduro que eso. Era un poco más joven que yo. Yo había cumplido diecisiete en septiembre pasado.

—¿Eres qué? ¿Júnior? ¿Senior? —preguntó. —Senior—respondí—. No puedo esperar para salir de esa escuela patética. —La estúpida escuela privada a la que Sihyun insistió que asistiera siempre, había empezado en agosto en lugar de esperar hasta después del Día del Trabajo como las escuelas normales. No solíamos salir hasta mediados o finales de junio, tampoco. Era una locura.

—Terminé el año pasado—admitió—. Unos tutores vinieron aquí y trabajaron conmigo. Toda esa atención uno-a-uno me ayudó a no tener problemas para aprobar las cosas. Me permitieron tomar cualquier curso de mi nivel de notas a pesar de mi edad cronológica.

No estaba alardeando. Podía decirlo. Solo estaba haciendo una conversación. Jaehyun tenía dieciséis años y también era un estudiante de último año, se había saltado un grado en la escuela, y siempre me lo estaba frotando en la nariz. Si él hubiera dicho algo de lo que Jake había dicho, le hubiera reventado la cabeza... otra vez, maldito sea. Pero, podía darme cuenta de que él no quería decir nada con eso.

—Tienes suerte. No más escuela—espeté.

—No, todavía tengo escuela—dijo, y luego se rió de mi expresión confundida—. Estoy tomando cursos universitarios en línea. Mi tutor lo arregló y consiguió que la universidad renunciara al requisito de participación. Todos los demás tienen que publicar en el panel de discusión muchas veces a la semana en diferentes días. No siempre puedo garantizar que pueda hacer eso. Pero publico tan a menudo como puedo, y un maestro me comentó que publiqué más que la mayoría... solo que no siempre repartidos en varios días.

En realidad, estaba descubriendo que me sentía orgulloso de él y feliz por él. Y apenas lo conocía. Era extraño y totalmente fuera de lugar para mí.

—De todos modos, otro beneficio de no participar es que puedo terminar los cursos en menos tiempo. Ya terminé el equivalente a un semestre y estoy a la mitad de otro, justo durante el verano.

—¿Por qué tantos? —pregunté antes de pensar—. Y nada menos que durante el verano. A mí no me atraparías dejando mi verano por la escuela.

—Bueno—dijo con una sonrisa—, el verano no es realmente diferente para mí, y me gustaría obtener mi título de asociado al menos antes de... bueno, tan pronto como pueda.

—¿Por qué? —Realmente no estaba pensando hoy—. ¿Qué vas a hacer con eso? — Inmediatamente me arrepentí una vez que pensé en su situación. En verdad no estaba tratando de ser un idiota. A veces venía de forma natural.

—Punto justo—Estuvo de acuerdo, lo que me hizo sentir aún peor—. Probablemente nada. Pero, significa mucho para mí el solo conseguirlo.

No entendí eso. La escuela nunca había sido intrínsecamente importante para mí, pero podía creer que lo era para él. Se me ocurrió que tenía mucho más en común con Jaehyun que conmigo, y por alguna razón, eso realmente me molestó.

[...]

Jake no se quedó con los niños tanto como el día anterior. Podía decir que estaba agotado. Dijo que iría a descansar un poco y a "hacer el payaso" para los niños en la sala de oncología después, en la tarde. Bromeó que se estaba poniendo lo bastante pálido, en general, que no necesitaría aplicarse la pintura blanca en la cara en poco tiempo, y que eso le ahorraría muchos minutos. No sabía cómo podía burlarse de eso. Yo estaría gritando fuerte y por mucho tiempo a cualquiera que escuchara sobre lo injusto que era todo.

A medida que pasaban las semanas y aprendía más acerca de sus antecedentes, no me podía imaginar por qué no estaba enojado hasta el punto de ser odioso con todos, y mucho menos cómo era que podía gastar su limitada energía tratando de hacer feliz a los demás.

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