CAPÍTULO 1
No podía creer lo que estaba escuchando.
—Quinientas horas de servicio a la comunidad —dijo el juez.
¿Quinientas horas? ¡Eso tomaría todo el año! Esta bien, fue una enorme ventana de cristal de la ferretería, y la rompí hasta dejarla irreconocible, usando uno de sus mazos... que robé en primer lugar. Pero estaba enojado.
Todo lo que quería era un trabajo, y no me daban uno porque tenía un expediente juvenil.
De acuerdo, eso también podía tener algo que ver con que obtuviera una sentencia tan dura del juez. Había estado dentro y fuera de la corte, e incluso dentro y fuera de la juvenil, durante los últimos tres años... desde que tenía catorce. Pero no es que fuera mi culpa. Tengo una mala vida hogareña. Mi madre no me presta atención y mi padrastro siempre me grita. Peor aún, no me consiguen las cosas que necesito. Yo llamaría a eso negligencia.
Quiero decir, todos los demás tienen un teléfono celular, así que yo también necesito uno. Y cuando mi tacaño padrastro no me compró uno, ni siquiera en Navidad, robé uno. Fue su culpa. Todo lo que tenían que hacer era comprármelo.
¿Y esa otra vez? Tampoco fue mi culpa. Ese niño lo veía venir. Siempre me estaba molestando. Finalmente tuve suficiente y lo empujé contra la acera con el cuerpo. ¿Cómo podría saber que iba a estar en el hospital durante una semana por eso? No merecía seis meses en detención juvenil.
Seis meses por eso, dos meses por el teléfono celular, y seis meses más antes de eso, por introducir la cabeza de mi hermanastro en el acuario. Bueno, atravesase el acuario con su cabeza, y necesitó veintisiete puntos en la cabeza y cara, y casi pierde el ojo... Pero los hermanos pelean. ¡Es lo que hacen! Tu propia familia no debería presentar cargos contra ti. Jamás. Si esa no era una prueba más de que amaban a Soobin más que a mí, no sé qué lo era.
¡Soobin ni siquiera es el hijo de mi madre! Le pertenece a Sihyun... quien me odia, por cierto. Mamá se casó con mi padrastro seis meses después de que papá se fuera. Mi padre se fugó con una chica de diecinueve años cuando tenía doce años de matrimonio, y nunca miró atrás. Mamá lo llevó a la corte media docena de veces, tratando de obtener pensión alimenticia. No es que el tipo se preocupara por mi en lo absoluto. Nunca preguntó como estaba... ni siquiera en alguna de las veces que vio a mi madre en la corte. Bueno, ¿quién lo necesitaba? Es un imbécil de todos modos.
Pero, incluso después de que mamá consiguiera el dinero, no fue capaz de molestarse en gastarlo en mí. Era mi dinero. Debería haber permitido que lo usara como quisiera: para conseguir esos pantalones vaqueros de diseño que quería y las Nike que todos los demás tenían. Me convirtió en un marginado social solo porque dijo que necesitaba ese dinero para las facturas. No es que no tuviera dos trabajos para pagar esa basura. Debería haber sido suficiente. Era mi dinero.
Entonces, ¿esa vez que recibí cien horas de servicio comunitario por robar la tarjeta de cajero automático de mi madre y retirar 200000 wones? En lo absoluto fue mi culpa. Todo lo que tenía que hacer era darme mi dinero, en primer lugar.
En vez de eso, presentó cargos contra su propio hijo y comenzó a llevarme a un psiquiatra. ¡Yo! ¡Yendo a un psiquiatra! Era ella la que necesitaba el psiquiatra, si me preguntas.
Pero, por supuesto, nunca, nadie me preguntaba... cosas, eso es. Mamá no preguntó antes de tomar un segundo trabajo y permitir que su hijo de doce años, recién abandonado, se valiera por sí mismo. Quiero decir, sí, hizo que la vecina viniera y se quedara conmigo hasta que llegaba a casa a las diez, pero la vecina tenía cien años y apestaba. Bien podría haber estado solo. Hubiera preferido estar solo. Pero ella tampoco me preguntó acerca de eso.
No preguntó antes de casarse con Choi Sihyun. Idiota estúpido.
Siempre me está dando órdenes, como si fuera mi papá o algo así. Y ese idiota hijo suyo. Es un año más joven que yo, pero lo tratan como si fuera el mayor. Acaba de cumplir dieciséis años hace unos meses, y ya tiene automóvil. A mí no me van a conseguir un coche. Mamá dice que soy demasiado exaltado y que probablemente lo enrollaría alrededor de un árbol. Sihyun dice que tengo que ahorrar y comprarlo, como hizo Soobin. No es mi culpa que nadie me dé un trabajo.
El único lado positivo en la basura del servicio comunitario era que ahora tendrían que conseguirme un coche para poder ir y venir del maldito sitio. No sabía a dónde se suponía que iba a tener lugar este servicio, pero no había nada en torno a mi pequeña casa de mierda en los suburbios, y yo sabía que ni mamá, ni Sihyun, iban a llevarme a ninguna parte. ¡Entonces sip! ¡Tendría mi auto!
[...]
Bueno, mierda. Sin auto.
La trabajadora social hizo los arreglos para que fuera voluntario en la unidad de quemados del Hospital de Niños. ¡La unidad de quemados! Como si quisiera estar rodeado de un grupo de mocosos fritos.
Pero lo peor fue... que arregló para que tomara el autobús. ¡El autobús! Me consiguió un pase de un año, así que ni siquiera puedo decir que no tengo el dinero para la tarifa. Me presentó al conductor y le contó lo que estaba pasando, por lo que se suponía que debía dejarme subir, incluso si "perdía" mi pase de autobús. Peor aún, se suponía que él debía llamarla si no aparecía.
¿Qué derecho tenía ella de decirle a este tipo mi situación? ¿Quién era él para saber toda esta mierda sobre mí? Nadie. Eso es lo que era. ¡Nadie! Pero allí estaba ella, contándole todo, de todos modos. Eso tenía que ser una violación a la confidencialidad.
Me trató como si fuera un criminal o algo así. Y pensaba que era muy inteligente. Pensaba que conocía todos los trucos. Bueno, ella podía tener veinte años de experiencia en servicios sociales, pero yo podía burlarla. Saldría de esta mierda de servicio comunitario de alguna manera.
Simplemente no estaba seguro de cómo, todavía.
[...]
Así que, era el primer día de servicio comunitario. Había sido condenado a trabajar en este estúpido hospital por cinco horas el sábado y cinco horas el domingo. ¡Eso me tomaría todos los fines de semana durante las próximas cincuenta semanas! Ese era un castigo cruel e inusual. ¿No era eso inconstitucional o algo así?
Por supuesto, dijeron que podría quemarlas más rápido si venía después de la escuela, por un par de horas al día. Y durante el descanso en Chuseok y las vacaciones de Navidad, podía trabajar hasta cinco horas al día. Como si algo de eso fuera a suceder. Mi tiempo era mío. Era lo suficientemente malo que tuviera que renunciar a mis fines de semana. Definitivamente no iba a renunciar a más tiempo.
¿Y qué pasaba con este hospital, de todos modos? Tenía una unidad de quemados, una unidad de oncología y una de neurología. Era el hospital más extraño del que había oído hablar. Era solo para pacientes menores de dieciocho años, por supuesto. Me di cuenta de eso por el nombre. Pero, esa no fue la parte más extraña. En realidad, era más una instalación de cuidado a largo plazo, pero con todas las máquinas y los medicamentos y el personal de un hospital totalmente equipado. Los niños simplemente se quedaban allí, a veces durante años, y recibían tratamiento intensivo y terapia. Por lo tanto, no solo tenía que renunciar a mi fin de semana para trabajar en un hospital, es que ni siquiera era un hospital normal.
Entré en las instalaciones lleno de ira como de costumbre, y exigí ver a la persona a cargo de los voluntarios. Ella salió inmediatamente. Al parecer ya sabía todo sobre mí. Atila el Huno – también conocida como la señora Sunhee, mi coordinadora de casos de servicios sociales– había contado todos mis secretos. Me enojé aún más. Esa señora realmente me estaba molestando. Necesitaba dejar de decirle a la gente sobre mi asunto.
Entonces, Groucho Marx me estaba diciendo cuáles serían mis deberes. Como si estuviera escuchando. También me estaba diciendo que su nombre era la señora Lee y que era a ella a quién le pasaría informe todos los días. Tenía el bigote más grueso que jamás hubiera visto en una mujer, más grueso de lo que había visto en algunos hombres, en realidad.
Me llevó arriba a la unidad de quemados y me presentó a la Sra. Chanmi. No sabía si ese era realmente su apellido o si era su primer nombre y le habían puesto el título de cortesía al frente para que lo usaran los niños. Realmente no me importaba. Planeé hacer lo menos posible durante las siguientes cuatro horas y media, porque conté la media hora completando el papeleo como parte de mi tiempo de servicio, y luego me iría de allí hasta el día siguiente.
La Sra. Chanmi –todavía no había encontrado un apodo para ella– me llevó a la sala de estar para pacientes, donde la mayoría de los niños estaban, actualmente. Esperaba verlos a todos estacionados frente al televisor. Quiero decir, todos estaban quemados, ¿cuánto podían hacer realmente?
En su lugar, vi a una multitud de niños saltando de un lado a otro, o moviéndose emocionados mientras un payaso hacía trucos de magia. Un payaso por el amor de Cristo. ¡Acaben de dispararme ahora!
La Sra. Chanmi debió haber visto que mi atención estaba principalmente en el payaso, aunque, afortunadamente, no pudo leer mis pensamientos al respecto.
—Ese es Park Jimin—dijo con orgullo—. Ha sido un regalo del cielo para los niños. Los distrae de todo por un momento. Dios sabe que los pobres pequeños merecen toda la felicidad que puedan conseguir.
El payaso estaba haciendo que una niña pequeña con los brazos vendados sacara pañuelos de su manga, y por supuesto, la cadena continuó para siempre. Obviamente, la niña tenía problemas para agarrar el delgado material y mover las manos y los codos para sacar esas cosas largas de la manga del payaso.
—¿Por qué no le pidió a otra persona que hiciera eso? —Realmente no me importaba, pero la enfermera parecía pensar que el sol salía y se ponía con este payaso, ¿y no era eso increíble? Ni siquiera tuve que inventarme un apodo despectivo. Él ya lo había hecho por mí, pero parecía ser un desconsiderado en el mejor de los casos, o, en el peor, francamente cruel—. Obviamente tiene problemas.
La Sra. Chanmi solo sonrió.—Es por eso que la eligió—Si ella no vio mi expresión de disgusto, no fue por falta de intentarlo de mi parte. Pero continuó hablando como si no la hubiera visto —. La pequeña es Yangmi. Estuvo en un accidente automovilístico y tiene quemaduras en los brazos, las manos y el torso, y un poco en la cara—Todavía no había visto su cara, por lo que no me lo pudo demostrar, pero la Sra. Chanmi todavía siguió hablando—. Su fisioterapeuta está trabajando con ella para recuperar la movilidad en esas áreas, pero la terapia física es aburrida, o dolorosa, para los niños, y a ninguno de ellos le gusta hacer los ejercicios repetitivos incluso con el terapeuta, y mucho menos toda la práctica que se supone que tienen que hacer entre sesiones—Sonrió con orgullo otra vez—. Jimin conoce las metas de la TF de todos los niños y los incorpora a su show.
—¿Qué quiere decir? —Aquello todavía me parecía cruel.
—Las metas de Yangmi son hacer un puño, flexionar y extender sus brazos, y girar el torso de un lado a otro. Duele un poco, ya que estira la piel con cicatrices, y no le gusta hacer los ejercicios, pero si no los hace, la piel en esas áreas sanará mal, y no podrá moverse de esa manera después de un tiempo—hizo una pausa como si eso explicara todo, pero no fue así por lo que a mí concernía, y debió ver eso, por lo que continuó—. Jimin les dice cómo se supone que deben realizar el "truco" con el que ayudan, para que estén trabajando en sus metas. A todos les encanta ser elegidos para ayudarlo, por lo que hacen exactamente lo que él dice. Ni siquiera se dan cuenta de que están haciendo ejercicios.
Vi cómo el payaso pasaba a las carreras de tres patas. Ató las piernas de dos niños, luego ató la suya a la de un niño grande. No veía cómo algo de eso estaba trabajando en las metas de la fisioterapia, y se lo dije a la Sra. Chanmi.
Ella rió.
—Kwan—dijo, señalando al niño más pequeño que estaba atado a una niña pequeña—, tiene metas de movilidad. Su pierna derecha está quemada, y no le gusta doblarla. Puede doblarla bien, pero no le gusta, y está desarrollando un andar rígido que no le hace ningún bien, en absoluto. Jimin ató la pierna buena de Kwan a la derecha de Sookmi, por lo que Kwan tiene que doblar la derecha para mantener el ritmo. Sookmi tiene que aferrarse a él, para "ayudarlo", pero en realidad, Jimin le está obligando a estirar el músculo de su hombro.
—¿En qué está trabajando él?—Señalé con el dedo hacia el chico atado al payaso.
—Ese es Baek. Está trabajando en una meta emocional, más que en una física, aunque lograr que se mueva del todo es bueno. No permite que nadie lo toque desde el accidente. Jimin necesitó tres meses para que se sentara con el grupo. Otro mes antes de que chirriara su nariz, y fue una semana después de eso antes de que el niño tomara parte en alguna de las actividades. Sin embargo, ha recorrido un largo camino y los médicos lo atribuyen principalmente a Jimin.
Muy bien, así que eso sonaba genial –aunque nunca lo admitiera en voz alta. Pero, aun así, ¿qué tipo de perdedor tienes que ser para no tener nada mejor que hacer, en un sábado, que vestirte con un traje de payaso y pasar el rato con niños pequeños?
—¿Él hace esto todos los sábados? —Solo estaba comprobándolo. Había una pequeña esperanza de que el despreciable tipo tuviera algo de vida.
—Oh, hace esto tan a menudo como puede. Viene todos los días, así que sí. Ya sea en esta unidad, en Oncología o en Neuro.
Puse los ojos en blanco.
Bueno. Era oficial. Ese payaso no tenía vida.
Para entonces, los corredores de tres patas habían llegado a nuestro extremo de la habitación. Puedo decir el momento en que el tal Jimin me vio. Sus ojos se iluminaron, y supe que no podía ser bueno.
Después de desatar todas las piernas, se acercó a donde la Sra. Chanmi y yo estábamos parados, apenas dentro del marco de la puerta.
—Bueno, ¿quién es este? —Su voz sonaba joven. Incluso así de cerca no podía ver su edad, pero supuse que era un viejo idiota, de unos treinta años o algo así, tratando de distraerme del hecho de que no tenía vida, ni trabajo, y aún vivía en la casa de su madre. En el sótano.
—Jeon Jungkook—respondí en un tono cortante y hostil—. ¿Quién eres tú?
En lugar de sentirse intimidado e inmediatamente encontrar otro lugar, cualquier otro lugar para esconderse –como era la intención– sus ojos centellaron mucho más.
—Oigan, niños—Se volvió hacia el grupo—. ¡Tenemos carne fresca! —Luego agitó las manos como un director de coro y comenzó a corear—: Carne fresca, carne fresca, carne fresca.
Todos los niños comenzaron a cantar, como obviamente había sido su intención, y con el canto de fondo, agregó directamente: —Vamos, carne fresca. Ayúdame. —Agarró mi mano y comenzó a tirar.
—No puedo. Tengo trabajo que hacer...—respondí, pero eso no impidió que tirara con una mano, y le indicara a los niños que cantaran aún más fuerte con la otra.
—Pueden perdonarte por un minuto—dijo con confianza y siguió tirando.
Miré hacia atrás, a la Sra. Chanmi en busca de ayuda. —Pero tengo una lista de cosas para hacer de...
Ella no fue de ninguna ayuda en absoluto. —Oh, podemos contar esto como tiempo de servicio. —Sonrió y me saludó.
Para entonces, él había ganado algo de impulso con su tracción, y me encontré en medio de un bullicioso grupo de rugrats, que todavía cantaba "carne fresca, carne fresca". Cuando me empujó suavemente a una silla vacía, todos aplaudieron y pensé que mis tímpanos iban a estallar.
—Entonces, ¿qué debemos hacer con nuestra carne fresca, ahora que lo tenemos? —les preguntó a los niños.
—¡Momia! —gritó uno de ellos, y todos los demás tomaron el nuevo canto.
—Momia, momia, momia.
A Jimin le volvió a brillar la mirada, y si alguna vez había pensado que cualquier cosa llamada "momia" en referencia a "carne fresca" podía ser buena, fui desengañado de esa idea bastante rápido.
—¡Esa es una gran idea! —Jimin me miró positivamente con malicia, y supe que estaba condenado—. Hyemin, ve por los vendajes, ¿quieres?
Hyemin, me di cuenta, era una niña cuyas piernas habían sido gravemente quemadas. Usaba un andador y arrastraba los pies, pero no parecía tener quejas de que se le pidiera que fuera al mostrador en la parte posterior de la habitación para conseguir algo cuando había personas más cercanas y aptas. Por el contrario, parecía feliz de haber sido elegida.
Demasiado rápido, para mí, Hyemin regresó al grupo con una gran bolsa negra, que tuve que asumir que contenía los vendajes. Jimin sacó rollos de gasa y se los entregó a diferentes niños. Todos los niños aquí tenían algún tipo de problema de movilidad, pero presté atención a sus tareas.
Le pidió a la niña con vendajes en los brazos que se quedara quieta y envolviera mi torso, lo que requeriría que estirara los brazos y hombros y probablemente incluso algunos de los músculos de la parte superior de su cuerpo.
Al chico con zapatillas enormes sobre los pies, con vendas de presión, se le pidió que caminara alrededor de la silla una y otra vez envolviéndome a mí y a la silla al mismo tiempo.
Al niño de la bata larga, que estaba sentado en una silla cercana, se le pidió que sujetara las vendas adicionales y se las entregara a los demás cuando fuera necesario. Este niño era un misterio, y de lejos el más deformado físicamente, al punto que ni siquiera supe si era un niño o una niña hasta que Jimin lo llamó Minsoo. No podía ver gran parte de su cuerpo porque la bata de gran tamaño le ocultaba el tronco y las extremidades, pero tenía las manos quemadas severamente, aunque obviamente había sucedido hacía un tiempo, y su cara...
Mi ingenio interior quiso hacer todo tipo de comentarios al respecto, pero ni siquiera yo era tan cruel. ¡El pobre no tenía orejas! Toda su cabeza estaba quemada por lo que no tenía pelo en lo absoluto, y no había posibilidad de que volviera a crecer, por lo que pude ver. Y el lado derecho de su cara básicamente se había ido... derretido como la cera de una vela. Su nariz estaba desfigurada, pero todavía allí, apenas; y el párpado se había deslizado sobre el ojo, oscureciéndolo por completo. No tenía forma de saber si el ojo estaba intacto o no.
Pero aquí estaba este pequeño –que obviamente había pasado por un infierno– sentado allí, riendo y sonriendo y divirtiéndose, sosteniendo nada más que una gasa –que, por el aspecto de sus manos, probablemente dolía como el infierno– simplemente porque Jimin lo había elegido para la actividad.
Tal vez este tipo no era tan payaso, después de todo.
Así que, en poco tiempo, mi cuerpo estuvo completamente envuelto en una gasa y atado a la silla. Había visto lo suficiente como para saber que Jimin estaba haciendo que los niños se turnaran, sin duda apuntando a diferentes habilidades en cada asignación, pero ahora los niños habían empezado a envolver mi cara.
—No sé sobre eso—dije, justo cuando Jimin se rió.
—Nah, vamos a dejar solo su cara, niños. Una cara así de bonita merece ser vista.
Ahora, si alguien más me hubiera llamado "bonito", lo habría golpeado hasta la mitad de la siguiente semana, con gasas o no. Pero podía decir que realmente él, no estaba siendo malo. No lo estaba usando como un insulto. Y en este punto, cualquier cosa que mantuviera a los monos lejos de mi cara estaba bien conmigo.
En ese momento, una enfermera llegó a la puerta y se paró junto a la Sra. Chanmi. Hablaron durante un rato, y luego ella dijo: —Jimin, están listos para ti, cariño.
Esto fue recibido de inmediato con protestas por parte de los niños.
—No, no te puedes ir.
—Quédate, hyung.
—No jugamos a la araña.
—¿Volverás mañana?
Pensé que seguramente se quedaría lo suficiente como para desenvolver las vendas, pero cuando se dio vuelta para irse, me uní a la refriega.
—¡Oye! No vas a dejarme así, ¿verdad?
Él se rió entre dientes. —No lo sé. Te ves bien, carne fresca.—Y comenzó a alejarse.
—¡Oye! ¡Espera! —grité y comencé a moverme en la silla. Los niños estallaron en carcajadas, pero aparentemente su partida fue puro teatro, porque regresó riendo.
—Bueno, supongo que deberíamos dejarlo ir, ¿eh?
—¡No! —Todos cantaron—. Guárdalo, quédate con él, quédate con él.
Pero, afortunadamente, Jimin no escuchó a los pequeños monstruos.
[...]
Cuando finalmente fui liberado, y los niños estaban haciendo otras cosas en la sala de juegos, y Jimin había desaparecido por el pasillo, caminé de regreso a dónde la Sra. Chanmi aún estaba de pie, mientras sacaba pedazos de gasa de mi suéter.
—Entonces, ¿qué pasó con eso?—gesticulé distraídamente por el pasillo—. ¿Quién estaba preparado para él?
—Oncología—respondió simplemente la Sra. Chanmi.
—¿Por qué no pudo planearlo un poco mejor? Tener una hora de finalización aquí y una hora de inicio para su show allá, o algo así.
—Le gusta quedarse hasta el último minuto, por lo que el personal de oncología viene a buscarlo cuando se acerca el momento de su tratamiento.
—¿Tratamiento? —Estaba confundido—. Pensé que iba a entretener a los niños con cáncer.
Ella sonrió tristemente. —Lo hace tan a menudo como puede, también. Pero tiene su tratamiento hoy.
—¿Su tratamiento?
Me dio esa triste sonrisa otra vez, y luego dijo: —Tiene cáncer, cariño.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro