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16-Cómplices (2)

—¿Y bueno? —Bajie estaba nervioso. La rubia de ojos color cielo era terrorífica y mandona, si ahora lo traía aparte de la vista de los demás no podía ser algo bueno—. ¿Planeas tratar de matarme o algo así porque te dije gorda? Porque soy inmortal, pierdes tu tiempo. Además, estaba jugando, tú eres de hecho muy...

—¿Qué está pasando exactamente entre esos dos? —exigió saber ella, cruzándose de brazos.

Bajie miró hacia el campamento y luego miró a Emily, volvió a mirar hacia allá comprendiendo que se refería a la extraña relación entre su hermano mayor y la humana—. Ah... ellos... Tienen química, ¿qué no?

—¡¿Química?! —contestó indignada—. Ni siquiera son de la misma especie. ¿Y qué fue todo ese acto de reinita de los monos que acabo de ver?

—Wukong nunca ha sido de la misma especie de nadie. Y francamente es más humano que otra cosa... O eso... creo... Un mono no es. Y las humanas y monstruas suelen considerarlo un tipo genial; hasta que lo conocen, claro, y descubren que no existe cosa más exasperante en esta tierra. Es un imán de chicas incluso siendo más feo y terrorífico, no entiendo cómo no lo aprovecha...

—Perdona, pero hasta donde yo sé, y si solo la mitad de las leyendas son ciertas, ese mono tiene la palabra "problemas" tatuada en la frente. Path no necesita esto.

—Ni nadie. Yo lo soporté por años; las leyendas se quedan cortas, no te culpo por estar preocupada. Pero Wukong no busca hacerle daño. Solo no sabe cómo manejarse.

—¿Manejarse?

—Con personas en general. Mira él... Jamás ha tenido nada parecido a una familia o una relación, o compañía... ¿Sabes qué? Te diré que más bien es un soltero incorregible al que no le interesa absolutamente para nada nada. Solo establece dos tipos de afinidades. O eres su súbdito, o eres su amigo. No hay otra cosa.

—¿Te parece que la ve como un súbdito o un amigo? Ella literalmente lo está tratando como Hurrem al Sultán y esas... cosas que obviamente son sus nobles la miran como si fueran a despedazarla.

—¿La verdad, la verdad? Este es un Sun Wukong totalmente desconocido para mí —admitió—. Creo que ni siquiera él sabe por qué actúa como actúa con ella. Siempre la está cuidando de tenerla lejos de ellos. Son bastante hostiles y reservados, tampoco les agrado yo.

Zhang Wa Mu no tuvo problemas con repartir la fruta y el caldo que quedaba con los cincuenta y pico de animales que habían llegado. Señaló que bastaría con partir todo en piezas pequeñas y hacer una nueva sopa sin sal. Además, se priorizó a las crías, y varias veces Wukong tuvo que gritar para que no se armara una batalla por las porciones más grandes. Ahora Zhang Wa Mu picaba fruta, fruta por montones, mientras Halley la repartía a los monos sentados en filas ordenadas con la ayuda de un gigantesco gorila. Path se encargaba de la sopa, trozaba todas las verduras a un tamaño minúsculo. Sun Wukong, quien ya se había encargado de establecer orden, no tenía nada más que hacer, así que causaba desorden para compensar al universo. La olla del caldo bullía y desprendía un aroma dulzón. Las verduras borboteaban dentro.

—¿No es más fácil picar en pedazos grandes? —dijo queriendo meter la mano.

Scht. No. Así alcanzará para todos y se cocinará más rápido.

—Igual cocida no les gusta, cruda es mejor. —Quiso robarse una zanahoria.

—¡Scht! ¡Hey! ¡No! —Se quejó ella riendo—. Sé que es mejor. Pero... la cocino porque no están acostumbrados a la comida de allá afuera. Muchos agrotóxicos y bacterias. Tendrás que ser cuidadoso hasta que la comida comience a crecer de nuevo en la montaña. Hervir las cosas quitará nutrientes, pero al menos desinfecta...

—Y estás segura de esto?

—No tanto, estoy haciendo lo que puedo...

—Mira que no te vayas a quemar, mis manos son importantes para mi —insistió.

—Gracias por preocuparte por mi seguridad...

—Es mi única prioridad por el momento.

—Quizás me queme a propósito entonces.

Sun Wukong rio; luego se paró a sus espaldas y apoyó la cabeza en su hombro. Solo era un poco más alto que ella, y la comodidad que le provocaba lo arrastraba por instinto. En algún momento en esas semanas había tomado la costumbre de acercarse demasiado; lo mismo que las crías que jugaban con su cabello cada que ella concedía su permiso. Observó cómo seguía picando una calabaza sin inmutarse, tratando de entender para qué se tomaba tantas molestias por algo que no le concernía. Y el aroma frutal aterciopelado de los mechones rojos se mezclaba con el aire salado del guiso. Todo era tan... relajante—. Qué aburrido... ¿Ya va a estar listo?

—Aún no...

—Ash... ¿Y ahora?

—Que no. ¿Qué haces otra vez encima de mí?

Wukong se percató de que de hecho el momento era un poco raro y de que, desde un lugar discreto, las hembras cuchicheaban sobre él y se reían; que los sabios lo miraban con asco como si estar cerca de ella les pareciera inaudito y contranatural. Se acomodó apoyándose más bien en su hombro con camaradería a la vez que se defendía diciendo—: Apuesto a que a Liu'Er no le dirías lo mismo...

—Ash... madura...

—Cariño, la fruta más selecta, madura con extrema lentitud...

—Ah, ¿qué?

—Los duraznos de la inmortalidad, el fruto del árbol de ginseng sagrado, todos toman como seis o nueve...

—¿¡Años?! ¡¿Para una fruta?!

—Milenios...

—¿Y tú qué? ¿Te caíste de tu árbol y no piensas crecer jamás?

—Odiosa... ¿Lo dice la que tiene casi treinta años, pero sigue usando medias de conejitos y bebiendo cacao en polvo? —Path rio alegando que a él parecía gustarle mucho el cacao también, porque de lo contrario no tendría un almacén lleno, y dejó de insistir en que se quitara.

Era como un niño a veces, pero según lo que había investigado sobre él era un ser muy tramposo y torcido... quien diría que podía actuar tan inocente por tanto tiempo. Sun Wukong siguió en silencio un rato, como en un lejano trance; quizás la olla del caldo burbujeante traía a él algún extraño recuerdo.

—¿Pasa algo? —Pero él no dijo nada. Tao Siu Ling siempre tarareaba cuando cocinaba a solas. ¿Cantaría ella las mismas canciones? No podía ser, y, sin embargo, no podía dejar de pensarlo. Quizás necesitaba verla cocinar cuando creía que nadie la miraba. O tal vez debería dejar de mirarla para que sus consejeros dejaran de fruncir el ceño. Sobre todo, la vieja comadreja. Ese anciano varias veces se había vuelto agresivo, y mucho temía que tratara de atacarla—. ¿Sun Wukong?

—Me aburro...

—Desabúrrete haciendo algo útil...

—¿Ya está?

—No...

—¿Y ahora?

—No...

—¿¡Ya, ahora!?

—Después habrá que enfriarla un poco...

—¡Pero me aburro!

—Tengo una idea super divertida...

—¿¡Qué?!

—¡Deja de gritarme en el oído y lava los platos o algo!

Se apartó de ella. Revoleó los ojos, hastiado. Y buscó algo que hacer con su tiempo. Path seguía picando. Los minutos pasaban. Decidió que fastidiarla era una buena manera de matar su aburrimiento y comenzó a quitarle pedazos de hortaliza y a comerse los cubos de zanahoria pese a las quejas.

—¡Wukong! ¡Ya basta!

El Rey Mono reía y bailoteaba a su alrededor, Path quería enfadarse, pero reía también y amenazaba a golpearlo con un trapo. Creaba clones, le robaba cosas, ayudaba a la vez que fastidiaba; brincaba como un chiquillo y reía a carcajadas molestándola. La mujer contestaba chillando y quejándose, y se veía sumamente feliz de tener la chance de golpearlo y amenazarlo con la cuchara de madera. Estaban... cocinando juntos. O algo así...

—Ay dios... Se gustan, ¿no es así? —se quejó Emily. Llevaban como quince minutos jugando y haciendo el ridículo frente a todos.

—Vaya que sí. Le pregunté a Sun Wukong y dijo "es el hechizo de Zhang Wa Mu no digas tonterías cerdo", pero la verdad yo no le creo nada. Todo el tiempo, desde que vine, están así. Y te aseguro que jamás en mi vida lo he visto limpiar un solo cubierto por orden de nadie.

—¿¡Hechizo!?

—Una cosa rara que los obliga a estar juntos y los hace compartir las heridas. Él se lastima, ella se lastima. Ella se golpea, a él le sale un moratón. El otro día casi se nos ahogan los dos.

—¡Qué horror! ¿¡Cómo es posible que...!?

—Sí bueno, por eso la protege. Por eso la trajo consigo. No deja que se atragante ni por una uva. Wukong jamás ha mostrado interés por alguien que no sea él mismo y ahora, ¡ja! Si pudiera ser el aire en sus pulmones lo haría con tal de que ni siquiera se le enferme.

—¿Y esto "los obliga" a estar así? ¿O sea...? —Los apuntó con el índice, resistiéndose a decirlo. Path probaba del caldo con el cucharón, pero no sin que antes él soplara para enfriar el bocado; luego ella hacía lo mismo por él. Y reían, y bobeaban, y charlaban de absolutamente nada en específico—. Entonces lo que pasa entre ellos, ¿es real o no?

—Dicen que necesitan estar juntos al menos una hora por día o no sé qué pasa. Creo que el cordón les hace doler el brazo. Para mí son puras patrañas... Menuda excusa.

Emily trató de sobreponerse a su propio espanto. ¿Compartir tal nivel de enlace, con eso? Era tan repulsivo que le provocó escalofríos—. ¿Qué viste?

—Pues... Ya los atrapé haciéndose ojitos de amor cuando se hablan. Primero se pelean, luego buscan cualquier excusa para estar cerca y después se hacen los que no saben nada y vuelven a pelearse por cualquier cosa. Jamás vi un par de lunáticos más disfuncionales.

—¿Dices que mi Path es igual de difícil de tratar que esa cosa?

—Path es una caprichosa remilgada que se dedica desde que amanece a ser una pesadilla viviente. No sé qué Path conozcas tú, pero desde que llegó ha sido una venganza poética perfecta. Le agradezco al cielo que esa niña exista, Wukong merece pagar por ser un dolor de trasero.

—Pero si Path siempre ha sido considerada y amable.

—Pues ya no. Al menos no con él. Conmigo es buena onda. Pero a Wukong lo tiene cumpliendo con todos sus caprichos. Y de todas maneras a él parece divertirle bastante llevarle la contraria y hacerla enojar. Los vieras, parecen niños. "Ay no, qué raro eres, malpiensas todo"; "Dices tonterías Bajie". Son muy adorables, tanto que asquean. Nadie aquí los soporta. Se merecen el uno al otro. Me da lástima Fei Lao, el pobre anda corriendo entre ambos como hijo de padres separados.

—¿De verdad? —se quejó ella con escepticismo—, ¿Qué son? ¿Adolescentes?

—Y duermen... de la mano.

—¿Juntos?

—Como nutrias que se lleva la corriente. Además, que, como dije, él todo el tiempo anda cuidando que no se lastime, que no se tropiece, que no pase hambre, que no tenga frío...

—Es broma, ¿no?

—Sea el hechizo o no, es repugnante —aseguró el cerdo—. El único hechizo que vi actuar son las hormonas.

—Aun así. Esto no me parece bien. No, no está bien. Patrisha me aseguró que él quiere cortar esa cuerda roja que los ata. ¿Qué pasará con ella cuando lo haga? Si todo esto está tan torcido y no tiene futuro, entonces...

—Ey. Eso ya no es asunto nuestro —dijo Bajie con seriedad absoluta—. La gente vive su vida entera buscando lo que ellos tienen. Si quieren disfrutarlo mientras tanto, ¿qué más nos da?

—Pero no funcionará. Ella es humana y él es un... ¡No sé qué sea él!; pero no solo son de planos diferentes, ambos están tratando de que su conexión termine. Saben bien que no va a funcionar, saben bien que ni siquiera es real; ninguno tiene planes de que funcione. Nadie aquí presente quiere que eso funcione.

—¿Y eso qué? Digo, nunca sabes si funcionará o no, ese es el chiste. Si hay algo que sientes, entonces es real.

Zhu Bajie podía parecer un tarado en todo el sentido de la palabra, pero sí era verdad que sabía bastante del amor. Emily se quedó mirándolo fijo, absorta en sus propios pensamientos; pensó en lo que Bajie había dicho: que las personas pasan su vida entera buscando ese alguien a quién pertenecer y que, cuando lo encuentran, en lo que menos piensan es en si funcionará o no. Pero que las personas no las piensen, no desaparece las consecuencias de sus actos, ¿verdad?

Apartó la vista; estaba angustiada por ella. Path era su amiga y desde el principio le había tomado cariño, pero Path parecía nunca pertenecer a nadie ni contar con nadie ni pedir ayuda. Jamás consideraba que alguien quisiera cuidar de ella o gastar su tiempo en ella. Ahora se veía demasiado feliz, tanto que, si Sun Wukong cortaba cualquier relación con ella, mucho temía que no pudiera recuperarse de ese golpe. No sería una decepción, Patrisha estaba consciente de que esto no era eterno. Eso lo hacía más triste todavía; saber que Patsy se aferraba a lo poco que la vida le servía de tanto en tanto.

—Escúchame. Si por culpa de tu amigo se hace daño, encontraré la manera de despellejarlo; no me importa que tan indestructible se crea que es.

—Lo sé. Oye yo también quiero que estén bien. Jamás en mi vida vi a Wukong comportarse como ahora. Él está feliz; y es agradable para variar. Es obvio que ella le importa más de lo que dice. Esto también va a ser duro para él. Te lo aseguro. ¿Crees que vayan a cortar esa cuerda?

—Ambos son igual de tercos, ¿no? Es posible que ni ellos sepan qué hacer. Tal vez necesitan pensarlo, es todo.

—¿Y entonces?

—Y entonces los ayudaremos a averiguar lo que quieren.

—Bueno. Eso nos hace cómplices, ¿no? —contestó él sonriendo—. Hay que sellar el trato ¿Nos besamos o qué?

—Agh... —Emily lo rechazó con desdén y se dio media vuelta y se marchó, dejándolo solo en el bosquecillo.

—¡Espera! ¡¿Pero y cuál es el plan?! ¡Ey! ¡Era broma!

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