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CUARTA PARTE

Imogen estaba realmente confundida por toda la situación, ya que al haber sentido la erección de Jungkook clavándose en su trasero, tuvo la ilusión de que finalmente este por la excitacion terminara cediendo ante ella. Pero cuando tuvo la intención de restregarse, la tomó con más fuerza de la cintura, repitiéndole que no se moviera y lo ignorara si quería seguir allí.
Aquella advertencia fue suficiente para que decidiera obedecer, intentando con todas sus fuerzas ignorar aquella erección, como también borrar los escenarios imaginarios que estaba creando su cabeza, provocando que su respiración se volviera pesada y cerrara los ojos con fuerza.

Ambos se habían quedado en completo silencio, pudiendo escuchar solamente la respiración del otro, Imogen todavía sintiendo los dedos de Jungkook enterrados en su cintura, hasta que sin saber en qué momento, se quedó profundamente dormida.

Al despertar, refregó sus ojos intentando acostumbrarse a la claridad, sintiéndose perdida por un momento, pero los recuerdos de la noche anterior llegaron a su cabeza. Rápidamente volteó apartando la manta, dándose cuenta que Jungkook ya no estaba durmiendo a su lado, lo que le hizo preguntarse si acaso se había ido a trabajar a la granja de su madre.

Una vez que se levantó, se llevó una gran sorpresa cuando pudo visualizar una pequeña hoja en la mesa, lo que hizo que se acercara a tomarla, dándose cuenta que se trataba de una nota de Jungkook, por lo que una pequeña sonrisa se dibujó en sus labios.

No sé a qué hora regrese, así que
sólo procura comer y no toques
nada más de mi casa.

«Gracias por al menos decirme dónde puedo encontrar lo necesario, idiota» pensó rodando los ojos.

Observó hacia la pared donde estaba el reloj, sorprendiéndose al ver que eran las 12:00 PM, por lo que abrió los ojos a la par al no poder creer todo lo que había dormido. Se preguntaba si era el hecho de que la casa de Jungkook era muy tranquila o era por haber dormido a su lado, lo que el sólo recordarlo, la manera en la que sus dedos se enterraban en su piel y cómo podía escuchar su respiración, hacía que se estremeciera.
De todas maneras, se dirigió a las escaleras con la nota todavía en su mano, pensando en que no tenía apetito cómo para desayunar.

Así los minutos fueron pasando, Imogen al colocarse los pantalones comenzó a pasear por la casa, saliendo de esta para tomar aire por ratos, preguntándose a qué hora volvería, hasta que decidió ordenar un poco, recordando perfectamente las palabras de Jungkook sobre que no tocara nada. Pero es que ya no sabía qué más hacer al estar demasiado aburrida, así que no veía mal el ordenar el sofá, como también el barrer. Y cuando ya no sabía qué más hacer, temiendo tocar de más y romper algo, se acercó con sus brazos cruzados a la ventana pudiendo observar cómo el sol comenzaba a esconderse. Ya estaba demasiado aburrida de esperar a Jungkook, pensando en cómo podría actuar al volver a verla luego de la noche en la que durmieron juntos y pudo sentir lo que él también deseaba, hasta que pudo ver el coche de este acercarse.

Aquello hizo que se alejara y corriera hacia el sofá, sintiendo cómo sus latidos se aceleraban porque los nervios la estaban invadiendo de gran manera. Al escuchar la puerta abrirse, se levantó rápidamente, pensando en porqué rayos Jungkook estaba provocándole tanto cuando ni siquiera en un principio le pasó algo así con Jimin, tratándose de un CEO que todas las mujeres deseaban poder cazar, pero resultaba ser alguien intimidante que arruinaba sus planes. Y eso era algo que a ella no le había pasado, quizás por el hecho que Park Jimin quiso cazarla a ella desde que la vio en aquel Club, por lo que no tuvo que hacer casi nada para seducirlo.

—J-Jungkook, hasta que regresas...—titubeó a causa de los nervios mientras juntaba las manos, mirándolo con una pequeña sonrisa.

—Aquí tienes —habló en seco, empujando la maleta que tenía anteriormente en su mano, haciendo que Imogen tuviera que frenarla rápidamente para que no chocara contra sus piernas.

La pelirroja se sorprendió ante la forma brusca en que había empujado hacia ella la maleta, por lo que abrió los ojos a la par mientras lo miraba, tragando con dificultad al ver su expresión que no era capaz de poder descifrar, pero sabía perfectamente que no era para nada algo bueno.

—¿Q-Qué...?

—Tu madre me la dio para que tengas tus cosas, aunque claro no vas a quedarte más de dos días aquí —aclaró alzando una ceja—. Si vas a bañarte, utiliza el baño de arriba que yo usaré este de aquí.

—Está bien —murmuró bajando la cabeza, tomando la maleta.

—Oh, también está tu celular ahí, así que sube y envíale un mensaje a tu madre, ¿sí? —Imogen tan sólo asintió y comenzó a dirigirse hacia las escaleras, lo que hizo que este la mirase de pies a cabeza mientras su frente se arrugaba levemente—. ¿Y los pantalones? —preguntó provocando que ella se detuviera antes de subir el primer escalón, bajando la mirada a los pantalones que Jungkook le había dado la noche anterior—. ¿No dijiste que se te caían?

Imogen presionó sus labios y dirigió su mirada a Jungkook, sintiendo cómo su rostro ardía.

—Oh, es que conseguí atarlo de una manera en que no sucediera —mintió intentando sonreír, lo que hizo que este endureciera sus facciones mientras se acercaba.

—No permitiré una más, ¿lo entiendes?

—Lo siento.

—Lo creeré una vez que cambies —murmuró decidiendo ignorarla mientras caminaba.

Imogen soltó un suspiro retomando el camino a la habitación de Jungkook, donde dejó la maleta en la cama para abrirla, observando su ropa ahí, como también su celular que se había dejado en la casa la noche anterior para ir a la feria ganadera. No podía evitar pensar en las palabras del pelinegro, el cual le había ordenado que le escribiera a su madre, pero no sentía ganas alguna, por lo que tomó la decisión de dejar el celular cargando para así comenzar a buscar la ropa que se pondría luego de darse una ducha.

Una vez en el baño, se quedó bajo la ducha, frustrada al no poder dejar de pensar en si había tomado la decisión correcta al hacer un berrinche por querer quedarse con Jungkook y no volver a la granja de su madre. Pero es que su rencor tan sólo parecía crecer, al punto de ya siquiera poder soportar verla por tan sólo un minuto, por lo que necesitaba descansar de todas las malas emociones que le causaba.

No sabía cuánto tiempo se quedó bajo el agua, pero sabía que fue por un buen tiempo cuando al salir ya vestida, pudo ver por la ventana el cielo oscuro y estrellado. Su mirada se dirigió al armario dándose cuenta que la puerta ahora estaba entreabierta, lo que hizo que pensara en que seguramente Jungkook había entrado a buscar su ropa para él también darse una ducha, ya que anteriormente estaba sudado por haber trabajado.

Al cerrar la puerta, frunció los labios mientras miraba su celular, pensando en que lo mejor era que le escribiera a su madre antes de bajar, ya que Jungkook podría preguntarle y no podría mentirle otra vez. Una vez que tomó el celular y lo desbloqueó, se sorprendió al tener una llamada perdida de su padre, como también cinco de su mejor amiga, pero decidió ignorarlo por completo para presionar el contacto de su madre y así poder escribirle.

Imogen

Gracias por darle mis cosas a Jungkook, y por permitir que me quede aquí.

Soltó el celular dejándolo caer en la cama, frustrándose por haber tenido que pensar tanto qué escribir y detestar el sentir que estaba perdiendo el orgullo al escribirle cuando seguía realmente molesta con ella.

Imogen había decidido que era hora de bajar al escuchar su estómago rugir por el hambre, pero al sentir su celular vibrar, lo tomó.

Joanne

¿Cómo estás?
¿Jungkook está tratándote bien?

Imogen

Sí. Estoy bien aquí.

Joanne

Cuando vuelvas, tú y yo vamos
a tener una conversación.

Al leer eso volvió a bloquear el celular, apretándolo con algo de fuerza al no soportar pensar en que tendría que escucharla reprocharle, como también victimizarse, pero acabó decidiendo levantarse y salir de la habitación.

Una vez que bajó se sorprendió al ver a Jungkook con su cabello húmedo que caía de manera desordenada a los costados, terminando de tomar la sopa que había preparado. Este al sentir su presencia, llevó otra cucharada a su boca, ignorándola por completo.

—¿Me tardé demasiado? —preguntó casi por lo bajo, tomando asiento en frente de él.

—¿Le escribiste?

Aquella pregunta y el hecho de que no la mirase, hizo que tuviera que repetirse que lo mejor era mantener la calma y no volver a pensar en lo que podría sentir por su madre.

—Mira...—dijo entregándole su celular desbloqueado, donde estaba la conversación de su madre.

Jungkook pareció dudar en tomarlo, pero acabó haciéndolo y mirando los mensajes mientras pasaba la lengua por el interior de su mejilla.

—Un "Buenas noches, que descanses" no hubiera estado mal —comentó devolviéndole el celular mientras se levantaba tomando el plato suyo y el de ella.

—Ya le escribí como me pediste, no me pidas más...

—Pues, mientras vivas bajo mi techo, tendrás que seguir mis ordenes —aclaró inclinándose hacia adelante, endureciendo sus facciones.

—Oh, ¿acaso eres como mi padre que espera que de un momento para el otro arregle mi relación con mi madre? —examinó cínica.

—Si no te gusta, entonces eres libre de volver con ella.

—Creí que éramos amigos —murmuró indignada.

—¡Una verdadera amiga no haría lo que tú haces conmigo! —exclamó molesto, sorprendiéndola, al punto que no fue capaz de decir nada, tan sólo tragar con dificultad mientras desviaba la mirada—. Deja de jugar conmigo, Imogen.

—Lo siento...

—¿Alguna maldita vez dejarás de disculparte y cambiarás? —cuestionó frustrado.

Imogen abrió la boca para decir algo al respecto, pero nada parecía salir, mientras que Jungkook soltó un suspiro comenzando a dirigirse hacia la cocina.

—Quiero llevarme bien contigo —se atrevió a decir, volteando a ver cómo este le servía la sopa en el plato.

—Pues, no creo que eso me vuelva a interesar.

—Jungkook, en verdad no soy la persona tan desagradable que crees —aseguró angustiada, viéndolo acercarse mientras una risa cínica escapaba de sus labios—. Es tan sólo que... me atraes demasiado.

Este dejó rápidamente el plato en frente de ella, mientras desviaba la mirada mordiendo el interior de una de sus mejillas, intentando mantener la calma y maldiciendo el hecho de que ella se lo tuviera que confesar, por más que ya lo sabía perfectamente.

—¿Te comportas así de impulsiva con cada persona que te atrae y te rechaza? —examinó alzando una ceja mientras ella levantaba la cabeza para poder conectar sus miradas.

—Es que... en realidad nunca antes me rechazaron —confesó haciendo una mueca.

—Pues, conmigo aprenderás a aceptar el rechazo, Imogen.

Aquello hizo que se sorprendiera, ya que a pesar de ya no estar teniendo nada de esperanzas, no esperaba que fuera tan directo y frío con ella, lo que provocaba que sintiera una presión en su pecho.

—No almorzaste, ¿verdad? —Imogen no contestó, tan sólo bajo la mirada—. Tienes que comer, así que puedes servirte más. Yo saldré a fumar.

Jungkook comenzó a caminar hacia la salida mientras llevaba la mano al bolsillo de su pantalón para sacar la cajetilla de cigarrillos y el encendedor. Una vez que Imogen levantó la cabeza, observándolo salir a la vez que llevaba un cigarrillo a sus labios, apretó su mandíbula con fuerza.

Necesitaba mantener la calma y no hacer un berrinche en ese mismo instante, por más que tenía el impulso de buscarlo y preguntarle qué le faltaba para poder llamar su atención. Tan sólo inhaló y exhaló un par de veces, para así intentar tomar la sopa que Jungkook había preparado, sorprendiéndose por un momento al pensar que estaba más rica de lo que se esperaba al no haber creído que pudiera ser bueno en la cocina.

Una vez que su plato se encontraba vacío, lo llevó a la cocina junto a los vasos, decidiendo lavar hasta lo que el pelinegro había utilizado, pensando en que era de las personas que no lavaban a medida que iban preparando la comida, lo que le hizo medio sonreír al pensar en que ella era todo lo contrario. 
Aun así su frustración seguía y más al darse cuenta que Jungkook ya debía haber terminado de fumar su cigarrillo y entrado hacía largos minutos, pero probablemente seguía afuera porque no quería verla. Eso hacía que su corazón se encogiera, pero decidió subir a la habitación al darse por vencida.

Imogen estaba acostumbrada a que ningún hombre le dijera que "no", a ser deseada y conseguir lo que quisiera del hombre que ella eligiera, pero ahora se sentía morir ante el rechazo de Jungkook.

Se daba cuenta que, quizás, Jeon Jungkook jamás la desearía como Park Jimin lo había hecho alguna vez, por lo que si no quería empeorar la situación con él, lo mejor era ya no intentar absolutamente nada, así que esa noche no bajó a querer dormir con él.

Esa noche, Imogen se durmió frustrada, sin saber en absoluto que Jungkook había tardado una hora más en volver del trabajo porque se detuvo en el camino antes de llegar al no saber cómo enfrentar la situación luego de lo que ocasionó en él. Y sin saber en absoluto, que esa madrugada, esperó que volviera a intentar seducirlo, temiendo debilitarse por completo y ceder ante ella.














(...)














Al día siguiente, Imogen se sentía de un mejor ánimo, intentando no pensar en lo sucedido en los últimos dos días, ni en el rechazo del pelinegro. Tan sólo se pasó el día tranquila, haciéndose de almorzar y limpiando para así matar el tiempo, hasta que volvió a su habitación, viendo la pantalla de su celular alumbrarse al recibir una llamada que le hizo fruncir el ceño.
Al ver cómo salía una fotografía con su padre y su nombre, sintió su corazón encogerse al recordar lo dolida que estaba con él, pero decidió atender.

¿Por qué anoche no respondiste mi llamada, Imogen?

Sabes bien el porqué —respondió acercándose a la ventana.

Dime qué pasó. ¿Qué fue lo que hiciste?

¿Para qué voy a gastarme en hacerlo, si ya le crees a ella y piensas que yo lo he hecho todo mal? —cuestionó cínica.

Cuéntame lo que pasó.

Ya sabes bien. Ella te lo dijo.

Sólo me dijo que discutieron, no quiso decirme el porqué...

Imogen abrió los ojos a la par por la sorpresa, ya que no podía creerse que su madre haya dicho eso solamente, cuando ahora hasta se encontraba quedándose en la casa de Jungkook.

¿Realmente su madre la quiso "ayudar" para que su padre no se enfadara con ella? Era algo muy difícil de creer para Imogen que ya había imaginado que se había victimizado, dejándola como una chiquilla caprichosa.

—¿E-En verdad te dijo solamente eso?

Sí. Me dijo que habías empezado a ayudar, que te veías mejor, pero anoche discutieron en la feria ganadera —explicó mientras ella trataba de procesar la información—. Ahora cuéntame qué pasó, ¿sí? ¿Estás bien, Imogen?

En ese momento comenzó a sentir cómo su labio inferior temblaba y su visión se nublaba a causa de las lágrimas, lo que hizo que rompiera en llanto.

¿Hija...?

¡Déjame volver, por favor! —pidió intentando ahogar un sollozo—. Ya escuchaste de su parte que lo intenté, pero no funcionó...

Sí, eso fue agradable de escuchar, pero desafortunadamente no escuché que también intentaras hablar con ella —replicó haciendo que ella frunciera el ceño mientras se limpiaba las lágrimas.

—¿Qué?

También quiero escuchar que intentes eso.

¡No es justo! ¡¿Por qué me castigas así?! —preguntó indignada.

Al contrario de castigarte, quiero ayudarte —aseguró frustrado—. ¿Crees que es sano vivir con tanto rencor? Si yo pude perdonarla, ¿por qué tú no?

El pecho de Imogen subía y bajaba por su respiración pesada, sentía su sangre hervir, que podría explotar en cualquier momento, pero una parte de ella seguía siendo consciente y no quería escupir esas palabras para su padre.

Tan sólo colgó la llamada, para luego tirar el celular hacia la cama mientras tomaba una bocanada de aire, pasando los dedos por su cabello echándolo hacia atrás.

—Cálmate, y no hagas ninguna otra tontería que ya hiciste las suficientes, Imogen —masculló para sí misma.

Si Imogen había aprendido algo, es que una de sus terapias que más le servía cuando se encontraba triste, enojada o frustrada, era la cocina. Al haber visto la hora, saber que estaba acercándose la hora en la que Jungkook había vuelto del trabajo el día anterior, decidió bajar para ver en su cocina lo que tenía y podría hacer de cenar para ambos.

Una vez que ató su cabello en una coleta y lavó sus manos, teniendo lo que utilizaría en la isla de la cocina, comenzó. El hecho de tener su mente ocupada en eso, había logrado que dejara todo lo demás que la tenía mal a un lado, deseando solamente poder demostrarle su talento en la cocina a Jungkook.

Estaba relajada, pero realmente concentrada, tanto así, que se sorprendió al escuchar la puerta, lo que hizo que levantara la cabeza y pudiera ver cómo un Jungkook —como siempre sudado—, se acercaba curioso.

—¡Regresaste! —exclamó con una tímida sonrisa—. Espero que no te moleste que haya decidido cocinar hoy.

Imogen al notar cómo este parecía analizarla, observándola fijamente, sintió cómo un cosquilleo aparecía en su estómago, por lo que bajó la mirada debido a la timidez.

—Y yo espero que eso no signifique que no te gustó la cena que yo preparé ayer.

—Oh, no pude decírtelo anoche, pero cocinas mejor de lo que esperaba —admitió volviendo a conectar sus miradas, sintiendo su rostro arder mientras este asentía escuchándola, aunque acabó chasqueando la lengua.

—Me iré a dar una ducha en lo que terminas.

—Está bien. Ve.

Este la observó por un momento más mientras ella fingía volver toda su concentración en continuar preparando la cena, sintiendo su rostro arder con más fuerza y deseando que se marchara de una vez. No podía creerse que Jungkook estuviera provocándole tantos nervios esa noche con su llegada, cuando anteriormente deseaba poder ver su reacción al verla cocinar, pero acabó agradeciendo cuando escuchó sus pasos alejarse.














(...)



















Así los minutos fueron pasando, y cuando Jungkook que pasaba los dedos por su cabello todavía húmedo, echándolo hacia atrás, los platos ya en la mesa y cómo Imogen lo esperaba con una sonrisa nerviosa, no pudo evitar sorprenderse. Era algo completamente extraño para él, lo que hacía que no supiera cómo debía actuar, pues no era difícil notar que Imogen había estado llorando y que parecía ilusionada por lo que había cocinado.

Tan sólo presionó los labios en una fina línea por un momento, para luego acercarse y correr la silla para poder tomar asiento, observando el plato donde se encontraba las albóndigas con salsa barbacoa y el puré de patatas.

—Dime qué te tal, ¿sí?

Este asintió cortando la albóndiga para llevar un trozo a su boca, sintiendo la atenta mirada de Imogen mientras abría los ojos a la par por un momento al masticar.

—¿Qué? ¿No está rico? —preguntó rápidamente, cortando su albóndiga para llevarse un trozo a su boca.

—Vaya, me sorprendes —comentó luego de tragar—. Está delicioso, Imogen.

Ella aplaudió y sonrió contenta, por lo que este desvió la mirada a su vaso con jugo para darle un sorbo, ya que de alguna manera intentaba reprimir la sonrisa que quería dibujarse en su rostro al verla actuar de esa manera.

Debía recordarse mantener la distancia.

—¿Te gusta cocinar?

—Es como una terapia para mí.

—¿En verdad? ¿Y eso? —indagó arrugando levemente la frente.

—Cuando mis padres estaban juntos y se la pasaban discutiendo, yo me quedaba en la cocina con Christine...

—¿Christine?

—Oh, ella se encargaba de la limpieza y la cocina.

—¡¿Tienen a alguien para eso?! —preguntó asombrado—. Vaya, entonces, realmente estar aquí para ti debe ser un infier...

—Cállate. No es por eso —lo interrumpió —. Como decía, ella me enseñó a cocinar para intentar distraerme de lo que pasaba y que no me afectara tanto. A día de hoy me gusta mucho —asintió con una pequeña sonrisa.

—Pues, se nota. Tienes una buena mano.

La sonrisa se Imogen se ensanchó al escucharlo, pero ambos se concentraron en comer, buscando así que la tensión que se estaba formando, se desapareciera, lo que no estaba sucediendo, por lo que la fémina decidió atreverse a preguntar.

—Ya que estamos hablando de temas más personales, ¿puedo preguntarte algo?

Jungkook notó su timidez, por lo que despertó más su curiosidad.

—Pregunta.

—He visto que en tu habitación tienes una fotografía con un hombre —habló mientras él asentía, animándole a que hiciera la pregunta—. ¿Quién es él?

—Oh, es mi padre.

—¿Está...?

—¿Muerto? Sí —respondió rápidamente, por lo que Imogen se sorprendió por su manera.

—¿Puedo continuar preguntando?

Al notar sus nervios hasta en su forma de mirarlo, sonrió.

—Sí, continúa, Imogen.

—¿Vivías solamente con él? Es que no tienes otras fotografías.

Jungkook carraspeó la garganta mientras desviaba la mirada, demostrando lo tenso que ahora estaba, lo que hizo que ella hiciera una mueca.

—No debí indagar tanto, ¿verdad?

—Si había otras fotografías. De hecho esta casa estaba llena de fotografías antes de que él falleciera.

—¿Y por qué...?

—Mi padre me trajo a vivir aquí cuando tenía tres años —comenzó a explicar mientras ella lo escuchaba atenta—. Antes vivíamos en San Diego, mi padre me dijo que jamás le gustó vivir en una ciudad, pero que a mi madre sí, además que pensaba en que eso haría más fácil mi vida por mis estudios —se encogió de hombros—. Pero hubo un asalto en un restaurante, yo estaba con ellos y no dejaba de llorar, así que mi madre buscaba protegerme...

—Jungkook, no tienes que seguir si no quieres...—murmuró tensa.

—Mi madre murió frente a los ojos de mi padre, así que digamos que quedó tan afectado que decidió que nos alejáramos de todo —continuó—. Estaba tan afectado que cuando debía ir a la ciudad por mi carrera, siempre se alteraba demasiado. A pesar de que no me gustaba la vida aquí, decidí quedarme por la memoria de mi padre, y ya estoy más que acostumbrado —medio sonrió falsamente—. Pero ya, mejor hablemos de otra cosa. ¿Terminaste? Levantaré los platos.

Jungkook se levantó tomando su plato vacío, mirando el de ella, esperando que reaccionara aunque parecía estar intentando procesar todo lo que le había contado.

—S-Sí, lo siento. Aquí tienes —murmuró entregándole su plato—. ¿Hasta el pueblo comenzó a gustarte? ¿Vas seguido?

Imogen tomó los vasos para acercarse a la cocina donde Jungkook dejó los platos en el lavabo.

—Digamos que sí —se encogió de hombros—. Solía visitar un bar porque se me hacía un ambiente agradable, hasta las personas lo eran, pero la verdad es que hace un tiempo que no voy.

—¿Y eso por qué? —indagó curiosa, apoyando los brazos en la mesada, observando cómo lavaba los platos.

—No lo sé.

Imogen frunció el ceño, parecía analizarlo como si no le creyera demasiado aquella respuesta, lo que hizo que Jungkook la mirase y soltara una ligera risa.

—¿Qué? ¿Por qué me miras así?

—¿Y si vamos?

—¡¿Qué?! —preguntó sorprendido y riendo.

—¡Sí! Mañana es domingo...

—¿Y eso qué?

—¡Es tu día libre! Aprovechemos, ¿sí? —se acercó más a él mirándolo ilusionada—. Sólo tomemos un trago para relajarnos y ya.

—No sé si sea buena idea...

—Quiero conocer ese bar. ¡Llévame, por favor!

Este bajó la mirada llevando las manos al borde del lavabo ejerciendo algo de presión mientras parecía debatirse sobre qué hacer. Al girar su cabeza para mirarla, notando cómo lo miraba ilusionada, pensando en que parecía estar entendiendo y eso hacía que ahora hayan podido hablar más y sobre temas personales que en su momento le habían afectado demasiado, soltó un suspiro asintiendo.

—¡Está bien! Pero sólo un trago y nos volvemos —recalcó mientras ella asentía repetidamente emocionada.

—¡Perfecto! Déjame cambiarme y vuelvo.

De un momento a otro, Imogen había corrido hacia las escaleras, llegando a sorprenderlo, pero al escuchar cómo las subía, no pudo evitar soltar una ligera risa al pensar en lo emocionada que se veía por tan sólo poder ir a un bar.

Sólo esperaba no haberse equivocado en haber aceptado ir, y que pudieran seguir llevándose así de bien.















(...)















Cuando Jungkook ya estaba listo con una chaqueta de cuero negra, camisa del mismo color que enseñaba un poco su pecho, pantalones con cinturón y botas, lo que hizo que Imogen al bajar se detuviera de manera abrupta mirándolo sorprendida. Sentía que hasta se le dificultaba respirar, y quería más que nada reprocharle por tener que verse tan jodidamente ardiente cuando se había dicho que ya tenía que darse por vencida, que no debía seguir ninguno de sus impulsos, pero parecía ser que él quería ponérselo difícil.

Mientras que Jungkook la observó de pies a cabeza, su cabello ondulado, botas, cómo llevaba aquel vestido verde escotado y pegado a su figura, resaltando sus curvas, que le quedaba por encima de las rodillas, y sus mangas que eran largas y se abrían. Ella giró sobre sus talones, mirándole con una pequeña sonrisa.

«¿Qué tal me veo? ¿Estoy bien?»

«Vamos de una vez para que podamos volver antes de la una» dijo rápidamente para voltear y comenzar a caminar hacia la puerta.

Imogen se mordió ligeramente el labio inferior en un intento de reprimir la sonrisa, ya que había notado su forma de mirarle de pies a cabeza, pero tenía que recordarse que eso no significaba nada viniendo de alguien que no dejaba de rechazarla.

Durante el camino, Imogen le había hecho algunas preguntas al tener curiosidad, pero luego fueron en silencio. Uno que sorprendentemente fue cómodo, quizás porque Jungkook había colocado música.
Una vez que llegaron, tuvieron que caminar ya que donde quedaba no se podía estacionar los coches. La fémina se dedicaba a mirar, sorprendida de sentir que no era tan feo como ella creía por la vez que estuvo vendiendo con sus primos, aunque podría ser porque ahora era de noche y podía escuchar la música a lo lejos, lo que le hacía preguntarse si acaso no era molesto por el hecho de que las casas parecían estar pegadas y seguramente escuchaban la música. Pero suponía que al ser un pueblo pequeño, quizás era uno de los pocos, por no decir el único bar donde podrían salir a divertirse.

En una esquina pudo ver a personas entrar al que era el bar de donde provenía la música, lo que hizo que mirase a Jungkook con una sonrisa, el cual se la devolvió haciendo que la suya se ensanchara.
Cuando entraron, ella abrió los ojos a la par al ver los rústico que era, cómo había más personas de las esperadas aunque el bar no fuera grande, hasta se encontraba una banda country en el pequeño escenario a un costado. La barra estaba en el medio formando un rectángulo, donde habían taburetes y personas sentadas allí bebiendo, mientras algunas ocupaban mesas y otras bailaban divirtiéndose.

—¿Quieres que vayamos a la barra o prefieres que ocupemos una mesa? —Jungkook se inclinó hacia ella para que pudiera escucharlo.

—¿Una mesa?

Este asintió estando de acuerdo, pasando la mano por su espalda para así comenzar a dirigirse hacia una de las últimas mesas que seguían libre. Jungkook le corrió la silla para que tomara asiento, lo cual le sorprendió, pero le sonrió en forma de agradecimiento para sentarse, por lo que este tomó en frente de ella.

Imogen miraba aún maravillada a su alrededor, mientras que Jungkook levantó la cabeza como si buscara a alguien con la mirada.

—Buenas noches —habló una voz femenina, llamando la atención de ambos—. ¿Qué van a beber?

Imogen observaba a la mujer de cabello oscuro y ondulado, la cual llevaba una camisa azul, jeans, cinturón, botas y un delantal negro. Su tez era blanca, cejas perfiladas, ojos grandes y oscuros con largas pestañas, nariz respingada, labios carnosos, con una gran sonrisa que enseñaba sus perfectos dientes.

La joven sonrió, pensando en qué podría pedir, hasta que su mirada se dirigió a Jungkook, el cual parecía haberse tensado.

—¿Qué te gustaría beber, Imogen? —preguntó fijando su mirada en ella, la cual sintió también la intensa mirada de la mujer que logró ponerla nerviosa.

—N-No lo sé. ¿Tú qué vas a beber?

—Yo...

—Licor, ¿verdad? —completó sonriente, y él asintió presionando los labios.

—Yo también quiero lo mismo —habló decidida, llamando la atención de ambos.

—Perfecto.

La mujer volteó para comenzar a caminar hacia la barra mientras que Imogen volvió su mirada al hombre que estaba sentado frente a ella, todavía observando a la pelinegra.

—¿Quién es? —interrogó luego de un momento al ya no poder soportar la curiosidad.

—¿Perdón?

Jungkook fijó su mirada en ella, demostrando la confusión con su ceño fruncido.

—Pude notar que se conocen —aclaró observando cómo este volvía a desviar la mirada mientras humedecía sus labios—. Si se conocen, ¿verdad?

—Sí.

—¿Quién es?

Él parecía estar dispuesto a contestar, pero al ver cómo la mujer se acercaba con sus tragos, decidió callarse.

—Aquí tienen.

Dejó los vasos que eran de forma cilíndrica, con la parte de la boca más ancha que la base, frente a ellos.
Imogen volvió a fijar su mirada en ella, notando cómo le regalaba una sonrisa seductora a Jungkook, el cual intentó sonreír, pero terminó saliéndole más una mueca torcida.

—¿Y bien? ¿Me dirás?

—Se llama Lindsay.

—¿Y qué sucedió entre ustedes?

—¿Por qué me preguntas eso? —cuestionó arrugando el rostro.

—Porque tengo curiosidad —respondió encogiéndose de hombros.

—Pues, lo que haya pasado con ella no tiene que ser de tu interés —declaró antes de darle un sorbo a su bebida.

Imogen decidió darse por vencida al no querer volver a terminar mal con Jungkook, además que no era para nada necesario que indagara cuando todo parecía ser más que obvio. De todas formas, sentía una gran inquietud instalarse en su pecho, por lo que decidió darle un sorbo a su bebida sintiendo su garganta quemarse que le hizo acabar tosiendo.

Jungkook soltó una ligera risa mientras negaba con la cabeza.

—Bebe tranquila.

Ella tan sólo asintió diciéndose que debía hacer como si el que aquella mujer intentara seducirlo no le molestara en absoluto.

—¿Y qué te parece el bar? ¿Te arrepientes de haberme pedido conocerlo? —preguntó luego de un tiempo al no soportar la tensión que se había formado.

—Oh, no. Claro que no —medio sonrió mientras negaba con la cabeza, para luego mirar a su alrededor—. Me gusta. Nunca fui a un bar de... este tipo. No lo sé —soltó una pequeña risa, observando la sonrisa del pelinegro—. Entiendo porqué dijiste que solías venir seguido.

—¿Lo ves? No es todo tan malo en los pueblos —bromeó causando que ella riera mientras negaba con la cabeza.

Aunque se le hacía un buen lugar, Imogen seguía opinando lo mismo respecto a aquel pueblo.

Este la observó con una sonrisa antes de darle otro sorbo a su bebida, pensando en que podían realmente compartir un momento agradable antes de volver, sin arrepentirse en absoluto. Quizás, Imogen había entendido que no debía seguir intentarlo si quería volver a tener una buena relación con él.

—¡¿Jungkook...?!

Ambos al escuchar esa voz masculina, voltearon rápidamente, Jungkook sorprendiéndose, pero sonriendo mientras se levantaba.

—¡Luca! —exclamó dándole un fuerte abrazo para palmear su espalda, siendo correspondido.

Imogen se levantó con una pequeña tímida, observando a la mujer que estaba a un lado de ellos y que al fijar la mirada en ella se acercó con una sonrisa amable.

—Un gusto, soy Zara.

—Imogen —habló devolviéndole la sonrisa.

—¡Eres un idiota! —exclamó Luca, golpeando el hombro de Jungkook que reía mientras se acercaban.

—Ellos son así —comentó riendo la rubia, encogiéndose de hombros mientras Imogen no podía evitar sonreír.

—Oh, veo que ustedes ya se conocieron. ¿No vas a presentarme a tu novia, Jungkook? —preguntó observándola mientras llevaba las manos a la cadera.

Imogen se sorprendió, observando a Jungkook que suspiró mientras negaba con la cabeza.

—Ella es Imogen Bread, y no es mi novia.

—¿No lo es? —intervino desconcertada, Zara.

—Oh, lo lamento. Pensé que el motivo de la desaparición tuya era porque al fin encontraste a una mujer —explicó ladeando la cabeza.

—Deja de decir estupideces, ¿sí? —llevó la mano a su hombro, lo que hizo que Imogen notara cómo apretaba el agarre y lo miraba amenazante.

—Bueno, es un placer, Imogen —sonrió estirando la mano—. Soy Luca Anderson.

Ella tan sólo sonrió tomando su mano mientras que Jungkook palmeó el hombro de su amigo, el cual volvió a fijar su mirada en él, soltando la mano de la fémina que parecía tensa.

—Bien, luego de tanto tiempo sin saber de ti, ¿por qué no compartimos unos tragos, Jeon?

—Oh, es que...

Su mirada nerviosa se fijó en Imogen que rápidamente notó que parecía estar preguntándole si acaso el hecho de que aquella pareja se uniera a ellos, estaría bien para ella.

—Está bien —asintió con una pequeña sonrisa tranquilizadora.

—Deberíamos pedir más bebidas, ¿no? —habló la rubia a la vez que tomaba asiento al igual que Luca, quedando uno frente al otro, al igual que Jungkook e Imogen.















(...)














Imogen en un comienzo intentaba dejar los nervios a un lado y sentirse cómoda para que Jungkook no sintiera que había sido un error haber aceptado. Los escuchaba conversar animadamente mientras Zara por momentos le hablaba intentando incluirla, lo cual era agradable, pero Imogen más que nada no podía evitar concentrarse en Jungkook, ya que estaba conociendo una nueva faceta de él. Una donde parecía más risueño y hasta divertido, lo que la tenía más que encantada porque sabía perfectamente que esa nunca la podría haber conocido por ella por todas las malas decisiones que había tomado.

—Así que, entonces, ¿cómo es que la conoces? —preguntó curioso.

—Es hija de la mujer para la que trabajo en la granja —respondió desviando la mirada antes de darle un sorbo a su vaso de whisky.

—Oh, ¿son buenos amigos? —indagó Zara—. Nunca nos hablaste de ella antes.

—Es porque nos conocimos hace poco.

—¿Y eso...?

—Vivo en California, pero ahora por las vacaciones decidí visitar a mi madre —explicó rápidamente—. Así fue como conocí a Jungkook.

—Oh, ya entiendo...

—Espera, Joanne es joven, así que, ¿cuántos años tienes tú? —indagó rápidamente, Luca—. Dime que la suficiente para que puedas beber ese whisky.

—¿Crees que voy a traer a una menor de edad a beber, idiota? —cuestionó molesto, golpeando su hombro.

—Tengo veintidós —respondió algo tensa, notando cómo la pareja se sorprendía.

—¿Desde cuándo te gustan tan jóvenes, Jungkook? —preguntó con una pizca de diversión, Luca, ganándose que este volviera a apretar su hombro—. Apenas acaba de salir de la adolescencia, amigo.

—Cierra la boca y no hagas esto más incómodo —ordenó entre dientes.

—¡¿Por qué no mejor pedimos otra ronda?! —intervino soltando una ligera risa histérica, Zara.

—Sí, por favor —pidió Jungkook, mientras Luca hacía una seña hacia la barra—. ¿No estás acostumbrada a beber whisky, Imogen?

Ella le dio rápidamente un último sorbo, haciendo una mueca de disgusto al sentir cómo quemaba su garganta, pero queriendo demostrarle a Jungkook que no estaba tan incómoda como él creía, a pesar de que sí lo estaba. Este la observó con una media sonrisa, por lo que ella no dudó en devolvérsela.

—¡Aquí tienen otra ronda! —exclamó aquella voz femenina que provocaba la inquietud en la pelirroja.

—¡Siempre tan rápida, Lindsay! Por eso eres la favorita para nosotros, ¿no es así, Jungkook? —preguntó mirándole con picardía.

Lindsay observó con una sonrisa a Jungkook, el cual se la devolvió para concentrarse en el nuevo vaso de whisky, por lo que ella siguió llenando los demás con la botella que ya iba por la mitad.

—¿Por qué no puedes callarte por un momento? —reprochó por lo bajo, Jungkook.

—Oh, ¡vamos! Es sólo una broma —aseguró riendo—. Relájate, si ella no se lo toma a mal.

—¿Estás estudiando, Imogen? —preguntó intentando romper con la tensión, Zara.

—Sí.

—¿Qué estudias?

Imogen intentaba concentrarse en la conversación con la rubia, pero no podía apartar la mirada de Jungkook y Luca, lo que hizo que llamara la atención del primer mencionado que pareció sorprenderse de que pareciera atenta a él.

—¿Disculpa...? —volvió rápidamente su concentración a Zara.

—Oh, pregunté qué carrera es la que estás haciendo.

Y así Zara comenzó a hacerle más preguntas sobre su carrera, las cuales fueron respondidas por Imogen que intentaba ignorar la mirada del pelinegro, lo que sólo provocaba que ella siguiera tensa. Los cuatro continuaron bebiendo y conversando, Imogen escuchando más de lo que llegaba a hablar, ya que tan sólo escapaban pocas palabras de sus labios al no tener la confianza suficiente.

—¡Escucha esa canción, cariño! —exclamó emocionado, Luca.

—¡¿Y qué esperas para invitarme a bailar?!

Este soltó una ligera risa mientras se levantaba.

—Ya volvemos, amigo —informó estirando la mano hacia su prometida—. Aunque ustedes también deberían unirse, ¿no les parece?

La pelirroja tan sólo medio sonrió, para luego desviar la mirada y darle un sorbo a su whisky, ya acostumbrándose un poco más, escuchando cómo Luca y Zara se alejaban de ellos. Eso hizo que la tensión comenzara a crecer, por lo que Imogen se preguntaba qué podía hacer para que se fuera y pudieran volver a sentirse cómodos el uno con el otro. Y es que detestaba pensar en que ya no volverían a conversar como estaban apenas empezando a hacer porque sentía que nuevamente había cometido un error, pero no sabía cuál era exactamente, lo que estaba frustrándole.

—Lamento si los comentarios de Luca han llegado a incomodarte —habló sorprendiéndola.

—¿Qué? No, para nada —aseguró restándole importancia—. No tienes que preocuparte por nada.

Al ver a Jungkook levantarse, soltó un suspiro al pensar que podría ir a buscar más bebidas o quizás al baño, por lo que dirigió su mirada hacia la pareja que parecían divertirse mientras bailaban, lo que la hizo medio sonreír, hasta que para su sorpresa sintió una presencia a su lado. Rápidamente giró su cabeza, encontrándose con Jungkook que se había sentado donde anteriormente estuvo Luca, pero él se inclinó hacia adelante para acercarse más a Imogen.

—¿Segura?

—Claro que sí —respondió intentando sonar convencida.

—¿Te gustaría bailar? —preguntó algo inseguro, llevando la mano a la nuca para masajearla mientras ella abría los ojos a la par.

—P-Pero no sé cómo se baila...

—Podría enseñarte —la interrumpió, regalándole una sonrisa tranquilizadora —. ¿Qué dices? ¿Te gustaría o no?

Jungkook había estirado su mano, lo que hizo que ella la mirara y luego a él, notando cómo le regalaba una pequeña sonrisa que provocó que se le hiciera imposible negarse y se decidiera por darle una respuesta tomando su mano.

—¡Perfecto! Vamos.

Tiró del agarre haciendo que ella tuviera que levantarse, dirigiéndose hacia el medio de la pista donde había otras parejas, las cuales ella miraba algo temerosa al pensar en que no entendía cómo era el baile y que podrían chocarlos en cualquier momento.

—Concéntrate en mí —ordenó, por lo que ella asintió—. Lo que tienes que recordar es que se tiene que andar en un círculo en el sentido opuesto de las agujas del reloj, ¿bien?

—Entiendo.

Jungkook llevó la mano izquierda de ella a su brazo pasando la suya por encima de su hombro, para luego con la suya libre que extendía, tomar la de Imogen.

—Son dos pasos rápidos y dos pasos lentos. Yo empezaré con el izquierdo hacia adelante y tú hacia atrás.

Imogen intentaba memorizar sus palabras mientras que Jungkook comenzaba a guiarla, por lo que ella ejerció más fuerza en el agarre a causa de los nervios haciendo que este casi la pisara al equivocarse.

—Mierda, lo siento —habló avergonzada mientras él negaba con la cabeza, restándole importancia.

—Puedes repetirte: "rápido, rápido, lento, lento" —aconsejó volviendo a tomar su mano—. Así podrás moverte con más facilidad.

Ella asintió decidiendo seguir su consejo, por lo que Jungkook volvió a retomar el baile, notando cómo parecía seguir los pasos un poco mejor, aunque dudando demasiado y mirándolo algo nerviosa. Sabía perfectamente que se le podía dificultar porque también le había pasado cuando le tocó aprender. Pero en un momento, Imogen acabó chocando con otra pareja.

—¡Lo siento! ¡Lo siento! —exclamó separándose de Jungkook, mirando a la pareja mientras sentía su rostro enrojecer.

—No te preocupes. Está bien —habló con una sonrisa tranquilizadora la mujer, para luego retomar el baile.

—Mierda, no soy buena en esto —se dirigió a Jungkook, aún sintiendo su rostro arder—. En verdad lo siento, si no quieres...

—Hey, relájate. Apenas estás aprendiendo, así que es normal que te equivoques —aseguró tranquilo—. Sólo recuerda lo que te dije y concéntrate en mis movimientos.

Ella suspiró mientras asentía con la cabeza y permitía que Jungkook la volviera a tomar, para así comenzarla a guiar, pero esta vez sin apartar la mirada del otro, lo que de cierta manera parecía ayudar a la fémina a que sus nervios fueran disminuyendo.















(...)











Jungkook e Imogen continuaron bailando, él enseñándole más pasos a medida que tomaba más confianza, al punto de hacerla girar, quedando detrás de ella mientras tomaba ambas manos, dando tres pasos hacia el frente, para luego hacerla volver a girar, pero esta vez soltándola. La pelirroja estaba realmente sorprendida de que pareciera estar realmente entendiendo y que le gustara aquella forma de bailar, pues hasta ambos parecían estar divirtiéndose, ya que las risas no faltaban cuando cometía un error o por algún comentario que hacían.

Estaban compartiendo un momento demasiado agradable, tanto así que ella no quería que se acabara, pero su mirada terminó dirigiéndose hacia la barra donde pudo ver a aquella pelinegra que tenía su mirada fija en ellos, lo que hizo que su sonrisa se borrara y la inquietud volviera a instalarse en su pecho. Detestaba el hecho de que le incomodara tanto, que tuviera que recordar las palabras de Luca, lo que le daba a entender que podría quererlos juntos, por lo que acabó soltándose del agarre de Jungkook, el cual la observó desconcertado.

—¿Estás bien?

—Ella está mirándonos, y creo que puede estar malinterpretando —habló haciendo que este dirigiera la mirada hacia donde se encontraba Lindsay—. No es algo bueno, ¿verdad?

—¿Qué dices? Creo que...

—Podrías ahora bailar con ella.

Se alejó mientras este la observaba con el ceño fruncido al no poder comprender lo que sucedía.

—Imogen, ¿qué haces?

—Iré al baño —informó antes de voltear para comenzar a caminar.

Al ver el cartel de "Baños" que apuntaba hacia el pequeño pasillo, se dirigió ahí para entrar al que indicaba mujeres. Una vez ahí caminó hacia el lavabo para así enjuagar su rostro, intentando así ayudarse a relajarse un poco porque el sólo hecho de tener que fingir que estaba bien con la posibilidad de que Jungkook podría estar con otra mujer frente a ella, la estaba enloqueciendo. Pero es que prefería poder mantener una buena relación, aunque sea hasta que se marchara, para así poder tener buenos recuerdos de él.

No tenía que darle importancia a los comentarios que había hecho Luca, mucho menos el que haya pasado algo entre Lindsay y Jungkook, y que ahora pudiera repetirse. Pues, prefería que fuese con ella, una completa desconocida, antes de tener que volver a pensar en que había muchas posibilidades de que él se sintiera atraído por su madre e intentar algo con ella.

Un gran suspiro de frustración escapó de sus labios mientras echaba su cabello hacia atrás, para luego apoyar las manos en el lavabo.

De todas maneras, si lo pensaba con claridad, ya que Jungkook parecía ponérselo difícil al verse tan jodidamente ardiente y ahora también tratándola mejor porque su enfado podría haberse esfumado, lo mejor que podía hacer para aceptar de una vez por todas el "rechazo", era verlo con Lindsay. Tenía que dejar la tormenta pasar mientras ella la contemplaba, ya luego cuando se encontrara en California donde la tranquilidad volvería, tan sólo recordaría todo lo que ese hombre logró que sintiera en algún momento.

Imogen tomó una bocanada de aire, decidida a volver y enfrentar la situación fuera cual fuera. Una vez que salió del baño, podía sentir aquella presión en su pecho, lo que reconocía fácilmente como temor a lo que pudiera ver, así que empuñaba las manos intentando mantener la calma, hasta que al regresar comenzó a buscar con la mirada dónde podría estar Jungkook.

—¡Hey, Imogen!

Al escuchar esa voz femenina, giró hacia su lado donde se encontraba la barra, encontrándose con Zara, pero su mayor sorpresa fue ver detrás de ella como Lindsay le servía whisky en un vaso a uno de los hombres que estaba junto a sus amigos. 

—¿Quieres beber conmigo? Luca fue al baño —dijo entregándole el vaso con licor—. Los vimos bailar...

—Oh, soy un desastre —hizo una mueca, sintiéndose avergonzada.

—Puede que sí —asintió riendo mientras ella le daba un pequeño sorbo al licor, para luego entregárselo—. Pero los vi divirtiéndose. 

—¿Sabes dónde está Jungkook? —preguntó buscándolo con la mirada al ya no soportar más la curiosidad, queriendo poder verlo de una vez.

—Oh, él salió a fumar.

—Entonces, ya vuelvo.

—Está bien —asintió con una sonrisa de picardía.

Aquello provocó que sintiera su rostro arder por la vergüenza de saber que Zara pudo darse cuenta con facilidad lo que Jungkook le hacía sentir, pero aun así decidió dejarla a un lado para caminar hacia la salida. La brisa fresca desacomodaba su cabello e hizo que su piel se erizara, por lo que se abrazó a sí misma, buscando a Jungkook con la mirada. 

Rápidamente lo encontró a un costado, apoyado en la pared con un pie sobre esta mientras le daba una calada a su cigarrillo. No pasó mucho cuando pudo sentir su mirada que hizo que dirigiera la suya a la fémina, sorprendiéndose por un momento.

—¿Qué haces aquí solo? —preguntó acercándose mientras él le enseñaba el cigarrillo a la vez que botaba el humo de su boca—. Creí que estarías bailando con esa mujer...

—¿Sabes una cosa? —ella se apoyó en la pared a su lado, mirándolo curiosa—. No te entiendo, Imogen.

—Porque no te das la oportunidad de conocerme —bromeó, aunque él seguía con el semblante serio—. De todas maneras, ¿por qué lo dices?

—Porque primero pareces tan encaprichada conmigo, y luego pareces empujarme a los brazos de otra mujer —explicó disgustado—. En verdad no entiendo qué pasa por tu cabeza.

—¿Acaso no querías que aceptara el rechazo? —cuestionó arrugando levemente la frente.

—¿Y tu forma de hacerlo es empujándome a los brazos de otra mujer? 

—Ella te gusta, ¿no?

—¡¿Qué?! —preguntó sorprendido—. Agh... Imogen, lo que pasó fue algo de una noche, ¿sí? —explicó frustrado—. Fue una de las razones por la que decidí no venir por un tiempo.

Imogen miró hacia el frente, completamente sorprendida por lo que había escuchado, sin saber cómo sentirse al respecto ya que podía ser que en su cabeza se creó toda una historia desde que vio a Lindsay.
¿Cómo era posible que se había convencido de que podían sentirse atraídos el uno por el otro y hasta decidió empujarlo a sus brazos para así aceptar el rechazo, cuando parecía ser que no había nada de parte de Jungkook? 

Ahora no sabía si saltar de alegría, de alivio o sentirse la persona más dramática y estúpida del mundo.

—Ahora mismo pagaría por estar en tu cabeza y poder saber lo que está pasando ahí —comentó antes de darle una última calada a su cigarrillo.

—Soy una estúpida, ¿verdad?

Jungkook soltó una ligera risa mientras pisaba el cigarrillo con su bota.

—¿Es necesario que responda? —preguntó con una pizca de diversión, por lo que ella fingió indignación.

—Entonces, supongo que arruiné más tu noche —murmuró desviando la mirada.

—Carajo, en verdad que sí lo eres —suspiró frustrado mientras ella lo miraba desconcertada—. No tienes idea del tiempo que llevaba sin divertirme de esta forma...

—¿Qué...?

—Ese es el problema para mí, Imogen —dijo conectando sus miradas, notando que ella estaba aún más desconcertada.

—¿C-Cuándo fue la última vez? —se atrevió a indaga, pese a los nervios.

—Hace unos pocos años —respondió mientras ella lo miraba incitándole a continuar—. Estaba comprometido, pero eso ya no importa. No quiero hablar de eso porque la noche sí va a arruinarse.

Imogen necesitaba saber más porque ni siquiera podía creerse que él haya estado comprometido, pero no quería para nada arruinar la noche si era cierto que ella había logrado que se divirtiera.

—¿Un último trago? ¿Qué dices?

Jungkook la observó con una pequeña sonrisa.

—Acepto.

—Entonces, entremos.

El pelinegro asintió, para luego entrar nuevamente al bar junto a Imogen, ambos agradeciendo cuando al acercarse a la barra quien los atendió fue un hombre y no Lindsay. Jungkook pidió whisky para ambos, por lo que la fémina pedía poder soportarlo, ya que no estaba acostumbrada a beber de la forma en que lo hizo aquella noche, así que esperaba no arruinarlo.

Ella acabó haciendo una mueca de disgusto, lo que hizo a Jungkook soltar una risotada.

—Cómo tú pediste una último trago, yo puedo pedirte un último baile, ¿no?

Lo observó sorprendida mientras él extendía su mano.

—A-Acepto, pero no prometo que luego de este trago pueda bailar mejor que antes —advirtió provocando que él volviera a reír.

—Cómo sea que lo hagas, está bien para mí —aseguró tirando del agarre para comenzar a caminar.

Jungkook la llevó al medio de la pista, para así tomarla y comenzar a guiar los pasos, notando cómo está vez Imogen no estaba para nada tensa. Pero al hacerla girar, ambos se sorprendieron cuando la música cambió drásticamente, y es que la banda comenzó a tocar una canción ahora más romántica, lo que hizo que ambos se mirasen tensos.

—¿Quieres bailarla? —preguntó algo nervioso, Jungkook.

—¿Esta sería la última canción?

Una pequeña sonrisa se dibujó en sus labios que ayudaba a que él dejara de estar tan tenso.

—Supongo que sí. Entonces, ¿bailamos?

—Hagámoslo —aceptó tomando nuevamente su mano mientras la otra la llevaba al brazo de él que tenía la mano por encima de su hombro.

Así comenzaron a bailar al igual que las demás parejas a sus lados, pero esta vez mirándose por momentos, aunque la fémina se encargaba de romper el contacto visual al ser invadida por los nervios y sentir su rostro enrojecer.
Imogen necesitaba tener la fuerza necesaria para luchar contra los impulsos que la invadían al encontrarse con su intensa mirada oscura, la cual aceleraba sus latidos. Pero era algo realmente difícil cuando estaban tan cerca el uno del otro, y este parecía buscar su mirada.

—¿Estás bien?

—¿Por qué lo preguntas?

—Porque no me miras —respondió obvio, llamando su atención—. Parece que te pongo nerviosa.

—Q-Quizás es así —se atrevió a decir, sintiendo cómo su rostro ardía por lo que era menos capaz de mirarlo.

—¿Desde cuándo te has vuelto tan tímida? —indagó con una pizca de diversión—. No pareces la misma chica que me confesó querer montarme.

Aquello hizo que ella levantara rápidamente la cabeza, enseñando sus ojos abiertos a la par y su rostro enrojecido, que a pesar de la poca luz, Jungkook se dio cuenta, lo cual le hizo sonreír satisfecho.

—Parece que en estas últimas horas has cambiado mucho.

—¿Y cómo me prefieres? —preguntó nerviosa, antes de que él la hiciera girar—. ¿Cuál Imogen es más agradable para ti, Jungkook?

—Ahora mismo me gustaría que volviera la Imogen que es atrevida e impulsiva —confesó acercándola más a él.

Ella lo miraba entre sorprendida y temerosa, como si estuviera jugándole una broma pesada para que volviera a equivocarse, por lo que se recordaba sus palabras sobre que con él aprendería a aceptar el rechazo. Pero no comprendía porque parecía estar acercándose cada vez más y más, sus respiraciones pesadas mezclándose, sus labios rozándose, Imogen soltando un jadeo sorpresa al sentir cómo le daba una pequeña mordida a su labio inferior como si estuviera pidiéndole que reaccionara.

—J-Jungkook...

Este pareció cansarse de aquella situación, por lo que llevó la mano a su barbilla, pasando la lengua sobre sus labios para obligarla así a reaccionar, por lo que Imogen abrió la boca dándole acceso. Sus lenguas se enredaron mientras ella pasaba una mano por su nuca, hundiéndola en su corto cabello, dejándose llevar por completo ante todas las sensaciones que estaba provocándole.

Olvidaba por completo su pasado, su compromiso fallido, sintiendo que todo era nuevo para ella. Estaba tan perdida en él, debilitándose mientras él la sostenía con fuerza al darse cuenta y sus lenguas luchaban por el dominio, hasta que sintieron un choque que los hizo separarse.
Se trataba de una pareja que se encontraba a su lado, lo cual hizo que ambos los mirasen avergonzados, ya que no era un lugar para estar haciendo algo así cuando lo correcto sería bailar.

—Lo sentimos —habló bajando la cabeza por un momento, Jungkook—. Vámonos de aquí.

Este había tomado la mano de Imogen, decidido a marcharse de una vez de ese lugar, sintiendo todavía su respiración pesada y cómo su corazón golpeaba con fuerza contra su pecho.

—¡Jungkook!

Al salir junto a la fémina y escuchar aquella voz masculina de su amigo, volteó a verlo salir junto a su prometida.

—¿Ya te vas y sin despedirte?

Jungkook carraspeó su garganta mientras limpiaba disimuladamente sus labios, sabiendo perfectamente que por su manera de mirarlo vio lo que había pasado entre él e Imogen, por lo que no podía evitar sentir nervios.

—Ven aquí y despídete bien, ya que no sé cuándo pueda volver a verte.

Observó por un momento a Imogen que estaba cabizbaja, y suspiró decidiendo acercarse a Luca. La pelirroja hizo una mueca al verlo, pero al notar que Zara se acercaba a ella con una dulce sonrisa, intentó devolvérsela.

—En verdad fue un placer conocerte, Imogen.

—Lo mismo digo.

—¿Volverás a California pronto? —preguntó curiosa mientras ella presionaba los labios al ser un tema que le causaba inquietud.

—Supongo que sí. Quizás en unos días lo haga.

—Oh, estaría genial si antes de que regreses volvemos a vernos, ¿qué dices?

Imogen fijó su mirada en Jungkook que estaba dándole la espalda, pero parecía realmente tenso mientras Luca le hablaba con el semblante serio, lo que la llevaba a preguntarse qué podría estar diciéndole, si acaso eso tenía que ver con el beso que se habían dado.

—S-Sí, supongo que estaría bien.

—Nos vemos pronto, Zara —habló llamando la atención de ambas, lo que hizo que Imogen volviera a fijar su mirada en Jungkook.

—Nos vemos...

—Vámonos, Imogen.

La tomó de la muñeca para así comenzar a caminar rápidamente, por lo que la fémina intentaba seguir sus pasos aunque sus piernas fueran cortas, pero es que podía notar con gran facilidad su enfado.














(...)













Durante todo el camino fueron en completo silencio, Imogen pensando en cuánto cambió la situación, ya que al ir hasta había colocado música y era un ambiente agradable, donde ambos se sentían cómodos, haciéndole sentir que después de besarla en el bar y tener la intención de llevársela antes de que Luca saliera, fuera porque la deseaba de la misma manera que ella a él. Pero ahora que al regresar abundaba el silencio, la gran tensión provocaba que a la fémina se le dificultara respirar y temiera que todo se haya vuelto a arruinar entre ellos.

A pesar de los nervios, con los minutos, los párpados de Imogen habían comenzado a pesar, por lo que apoyó su cabeza en la ventanilla para finalmente cerrar los ojos, sin notar cómo al estar cerca, Jungkook giró a verla y pensó en cómo en una situación así podía dormirse cuando él sentía su sangre hervir, por lo que por momentos apretaba con fuerza el volante.

Una vez que llegaron, Jungkook giró a verla, dándose cuenta que en verdad parecía cansada, por lo que llevó la mano a la suya que estaba sobre su muslo.

—Hey, Imogen...—habló dándole un pequeño apretón.

Al escucharla soltar un quejido mientras arrugaba el rostro por un momento, abriendo los ojos con dificultad, para luego mirarlo confundida, hizo una mueca, dándose cuenta que no podría hablar esa misma noche con ella.

—Llegamos. Bájate y ve a descansar.

Tan sólo asintió bajándose del coche, por lo que él hizo lo mismo, pero al contrario de Imogen que comenzó a caminar hacia la casa, subiendo los escalones del pórtico, este se dirigió hacia el lado opuesto para cerrar los portones de madera. Ella volteó a verlo mientras intentaba despabilarse, agradeciendo cuando él comenzó a acercarse, aunque eso hizo que la tensión aumentara.

Jungkook pasó por su lado para así introducir la llave en la cerradura, mientras Imogen empuñaba las manos intentamos mantener la calma e ignorar la forma en que estaba desesperándole el pensar que ya estaba todo arruinado. Pero cuando él abrió la puerta, entrando y haciéndose a un lado, esperando que ella también entrara, sintió que ya no podía más.

—¿Jungkook...?

Al haber cerrado la puerta, escuchándola a sus espaldas, volteó a verla curioso ya que creyó que subiría rápidamente a descansar.

—¿Qué sucede?

—¿Podemos hablar?

Observó sus ojos algo hinchados por haberse dormido un rato, por lo que desvió por un momento la mirada, pensando en que no quería hablar con ella así porque quería dejarla descansar tranquila.

—Mañana. Ahora ve a dormir, ¿sí? —asintió pasando por su lado, pero sintió cómo una mano se envolvía en su muñeca.

—Tienes razón. No debería seguir disculpándome cuando no hay ningún cambio en mi forma de actuar —habló agotada, por lo que él volteó curioso a verla—. Me repetí que debía aceptar tu rechazo, pero es que me gustas tanto que no logro pensar con claridad y mucho menos en ese momento que te tenía tan cerca...

—¿Por qué tienes que hablar tanto, Imogen? —preguntó molesto, pero cuando ella quiso decir algo al respecto, la sorprendió tomándola de la nuca, juntando sus labios de manera brusca.

Imogen sintió cómo le robaba el aliento con aquel beso intenso donde introdujo su lengua, recorriendo su cavidad bucal. Disfrutó de aquella sensación, llevando los brazos alrededor de sus hombros para así apegarse más a Jungkook, el cual pasó las manos por cintura, bajando hasta sus muslos haciéndola enredar las piernas en su cadera para así levantarla.

Comenzó a caminar hacia las escaleras subiéndolas cuidadosamente mientras Imogen bajaba los besos por su mandíbula, llegando hasta su cuello. Y una vez que llegaron a la habitación, la dejó caer en la cama, provocando que ella jadeara al no haberlo hecho con delicadeza, pero eso no le importó en absoluto cuando lo vio comenzar a desabrocharse la camisa.
Al ver cómo se la quitaba rápidamente, tirándola a un lado, sus ojos comenzaron a recorrer aquel torso desnudo, sus anchos hombros, sus pectorales, la manera en la que se marcaban sus abdominales. Jamás había tocado aquella piel bronceada, pero sus manos temblaban sólo de pensar poder recorrerla y llenarla de besos, lo que Jungkook parecía notar, por lo que una pequeña sonrisa se dibujó en sus labios mientras se desabrochaba los pantalones dejando ver sus bóxers negros.

Si Jungkook antes calentaba su ser con sólo mirarla, con su voz, ahora la tenía ardiendo de deseo bajo su cuerpo, besándola con un hambre voraz como si llevara mucho tiempo tratando de reprimir aquel deseo. El vestido de la fémina comenzaba a estorbar mientras él bajaba su manga, besando su hombro, escuchándola jadear porque el sólo roce de aquella tela hacía que sus pezones sensibles dolieran.

Entre susurros, besos y caricias, Jungkook acabó deshaciéndose de este, mientras la piel de ella se erizaba ante el roce de sus dedos sobre su piel ahora expuesta. Las manos grandes del pelinegro fueron a sus senos, amasándolos a la vez que sus besos húmedos bajaban entre medio de estos. Acunaba uno de sus senos mientras sus labios se dirigía al otro, humedeciéndolo con la lengua, hasta comenzar a succionar, llegando a morder su pezón y el otro pellizcándolo con dos de sus dedos, maltratándolos con lujuria, haciéndola retorcerse.

—¡Ah, Jungkook! —chilló de dolor mezclado con placer, inclinando su cabeza hacia atrás.

—¿Qué sucede? ¿Ya estás arrepintiéndote de lo que deseabas? —preguntó burlón.

Imogen bajó la cabeza, observando aquellos ojos redondos que parecían haberse oscurecido por la lujuria a la vez que sonreía divertido, sacando su lengua para pasarlo por su pezón enrojecido, lo que hizo que jadeara.

—¿Ya no quieres sentirme, Imogen?

Agh... Cállate y ven aquí —ordenó llevando la mano a su nuca para atraerlo a ella.

Imogen juntó de manera brusca sus labios, haciendo que sus dientes llegaran a chocarse, lo que a ninguno le importó, ya que Jungkook la tomó con fuerza acomodándose mejor entre sus piernas mientras ella se encargaba de restregarse sobre su erección. Ninguno de los dos seguían soportando aquellas telas que ya estaban húmedas y no le permitían sentirse cómo tanto querían, por lo que Jungkook se encargó de deshacerse de estas, Imogen perdiéndose entre sus brazos y sucumbiendo ante el roce de sus traviesos dedos.

—Estás tan mojada —murmuró jadeante en su oído mientras ella se sentía arder, pero un gemido escapó de sus labios al sentir cómo dos dedos se deslizaban con facilidad a su entrada.

Imogen intentaba pensar con claridad, pero el hecho de que Jungkook la embistiera tan lentamente con sus dedos la estaba torturando, por lo que se atrevió a bajar la mano por su abdomen, sintiendo su duro y venoso miembro que rozaba su vientre. Lo tomó pasando la mano por su glande sintiendo lo húmedo que estaba, por lo que comenzó a esparcir el liquido pre-seminal por su base, tomándolo con una fuerza que provocó que él gruñera en su oreja.

—No me provoques así si no quieres que te llene ahora mismo —Imogen mordió su labio inferior con fuerza para reprimir los gemidos que querían escapar al sentir cómo arqueaba los dedos en su interior—. ¿Quieres que lo haga, Imogen?

—Hazlo de una jodida vez —masculló tomándolo de la nuca, observando cómo sonreía satisfecho.

Jungkook apartó la mano, saliéndose de sobre ella para inclinarse hacia la mesita de noche, abriendo el cajón para así buscar el paquete de condones y sacar uno. Imogen observaba cómo se lo colocaba, deseando que de una vez pudiera calmar ese calor que produjo entre sus piernas desde aquella vez que iban en la camioneta.

De un preciso movimiento, Jungkook la enjauló debajo suyo, provocando que jadeara sintiéndose más pequeña y débil de lo normal, pero claro que no perdió tiempo en merodear su fuerte cuerpo, bajando la mirada hasta su miembro que ahora llevaba un condón colocado.

—Abre tus piernas, Imogen —ordenó llevando la mano a su miembro.

Ella tragó con dificultad, decidiendo obedecer mientras su rostro parecía arder ante la intensa mirada de Jungkook y el sentir cómo restregaba su miembro contra su feminidad. Este iba introduciéndose lentamente en ella, por lo que mordió su labio inferior buscando reprimir el chillido que quería salir de su garganta, observando cómo las facciones del pelinegro se endurecían y no parecía tener intención alguna de apartar la mirada.

—M-Muévete —exigió enterrando los dedos en sus brazos—. Jungkook...

Retiró su miembro casi por completo, pero de un sólo movimiento se introdujo por completo y con fuerza, haciéndola chillar ante la sorpresa mientras inclinaba su cabeza hacia atrás. Él apoyaba todo su peso en uno de sus brazos mientras que con el otro sostenía con fuerza las caderas de Imogen, moviendo las suyas para comenzar a embestirla frenéticamente.

En ese momento, parecía no poder ser capaz de callarse por el placer que la invadía el sentir el miembro de Jungkook entrar y salir, pero a pesar de eso, sentía vergüenza por cómo no dejaba de mirarla mientras algunos jadeos salían de sus labios delgados.
Llevó la mano a su nuca para acercarlo con la intención de besarlo y que dejara de mirarla, pero solamente le dio un pequeño beso para seguirla observando mientras sus alientos se mezclaban.

—Deja de mirarme así y bésame —ordenó tomándolo con más fuerza.

—Me gusta ver tu expresión mientras te follo —confesó entrecortado por su respiración pesada—. ¿Acaso tú no querías ver la mía de excitación, Imogen?

Y así fue cómo la fémina no supo de dónde sacó la fuerza necesaria para hacerlos voltear, quedando encima de él mientras un chillido salía de sus labios al sentir cómo el miembro de Jungkook entraba más profundo en ella, llenándola. Él gimió observándola, pasando las manos por su cintura y llegando hasta su trasero.

—Muévete.

Imogen intentaba acostumbrarse al sentirlo así, pero al escucharlo de esa manera, comenzó a moverse con dificultad mientras pequeños gemidos salían de su garganta. Jungkook no dudó ni un momento en ayudarla, mordiendo su labio inferior al ver cómo sus senos rebotaban y sentir la manera deliciosa en la que apretaba su miembro. Pero eso no era suficiente para él, por lo que empuñó su cabello, incorporándose un poco al apoyar su otro brazo en el colchón, juntando sus labios en un beso profundo y descuidado, robándole el aliento.

Un hilillo de saliva colgaba de sus labios al romper aquel beso, pero Jungkook aún empuñando su cabello, la hizo inclinarse hacia atrás, robándole un chillido.

—Muévete más rápido, ¿o es demasiado para ti? —preguntó con la voz profunda, escuchándola gemir por lo bajo.

Imogen llevó las manos a los gruesos muslos de Jungkook, buscando así tener la fuerza necesaria para levantar sus caderas y bajarlas de manera más rápida. De cierta manera, a pesar del dolor que llegaba a sentir por cómo empuñaba su cabello con fuerza, le encantaba notar cómo este parecía disfrutar de la situación, pues también estaba encargándose de mover sus caderas y observar su cuerpo, acariciando su abdomen con la mano libre haciéndola estremecerse.

Ella jadeaba sintiendo cómo su espalda comenzaba a doler y estaba agotándose, pero no quería detenerse porque el placer y el deseo de querer satisfacerlo era demasiado intenso. Pero claro que él notaba cómo sus movimientos ya no eran tan rápidos cómo antes, volviéndose algo torpe.

—A-Ayúdame...—pidió entrecortado.

Su orgasmo estaba cerca y no tenía las fuerzas necesarias para aumentar los movimientos.

—¿Lo necesitas? —ella asintió rápidamente, pero Jungkook se detuvo y soltó el agarre.

—¡J-Jungkook, ayúdame! —lloriqueó agotada, juntando sus frentes sudadas, por lo que él sonrió llevando las manos a su espalda para acariciarla hasta llegar a su redondo trasero.

—Mierda, ¿tan desesperada estás? —preguntó rozando sus labios.

—Por favor...

Este pasó la lengua por sus labios, por lo que ella rápidamente le correspondió el beso por un momento, hasta que volvió a empuñar su cabello haciendo que su cabeza quedara hacia un costado mientras la otra la llevaba a su trasero, comenzando así a embestirla con rapidez.

—¿Te gusta así?

—¡Me encanta! ¡No pares!

Jungkook la embestía con fuerza y dureza, escuchándola lloriquear en su oído y cómo su hombro se humedecía por la saliva de ella. Mordió su labio inferior con fuerza, dándole una nalgada que la hizo chillar, pero luego acarició aquella zona ahora enrojecida, sin detener sus movimientos al sentirse también cerca.

—¡Carajo, se siente muy bien! —gruñó sintiendo un cosquilleo en su entrepierna por cómo parecía succionar su miembro.

Imogen estaba agotada mientras sus lágrimas comenzaban a brotar, su cuerpo temblaba debido al placer, sus rodillas ardían por el roce contra las sábanas, y su estómago parecía apretarse. Se sentía tan bien a pesar de que ya no podía más, que podría morir así en los brazos de Jungkook siendo embestida con dureza, escuchándolo gruñir en su oído.

Las caderas del pelinegro se movían con más desesperación, por lo que la fémina cerró los dedos de sus pies con fuerza al sentir cómo su orgasmo estaba por golpearla en cualquier momento. Y así fue a los pocos segundos, haciéndola chillar, retorciéndose sobre Jungkook que la tomó con fuerza de las nalgas para poder continuar embistiéndola.

El sentir cómo lo apretaba con más fuerza y sus fluidos caían por sus testículos, mordió su labio inferior, intentando continuar al saber que estaba por correrse. La embestía con tal dureza que la hacía lloriquear, pero es que había despertado una lujuria sin control en él. Entonces, su mano se hundió en su cabello, haciéndole levantar su cabeza para así juntar sus labios en un beso húmedo, profundo y torpe mientras se corría intensamente en el condón y gruñía sobre los labios, hundiéndose profundamente en ella que hacía un sonido involuntario con la garganta.

Imogen acabó rompiendo aquel beso, apoyando nuevamente su frente en la almohada, intentando recuperar el aliento al igual que Jungkook que pasaba una de sus manos por su frente sudada, corriendo su cabello. Acabó jadeando exhausto, llevando las manos a la cintura de la fémina.

—Recuéstate —murmuró con suavidad, saliéndose de su interior, para ayudarla con cuidado a recostarse.

Ella soltó un quejido por cómo el vacío la invadió y sentía su interior doler, pero Jungkook la cubrió con la sabana, para levantarse y quitarse el condón, dirigiéndose hacia el baño. La fémina estaba tan agotada que hasta mantener los ojos abiertos se le dificultaba, siquiera era capaz de procesar lo que había pasado.

Estaba durmiéndose a pesar de que no quería, pero al escuchar unos pasos, abrió los ojos con dificultad, dándose cuenta que había apagado la luz, pero gracias a la claridad que entraba por la ventana donde se asomaba la luna, pudo ver a Jungkook.

—¿Estás bien? —preguntó inclinándose hacia adelante.

—Sí, sólo estoy muy cansada —respondió soltando una risilla.

El pelinegro arrugó ligeramente su frente, mirándola con atención mientras con delicadeza corría un mechón de su cabello, lo que hacía que Imogen deseara poder entrar a su cabeza para saber qué era lo que estaba pensando para mirarla de esa forma que no podía descifrar.

—¿En qué piensas?

—En nada. Descansa —murmuró incorporándose, pero ella lo tomó de la muñeca.

—¿No vas a acostarte? —preguntó desconcertada, y este la miró sorprendido—. Ven.

Al sentir cómo tiraba de su agarre casi haciéndole caer a la cama, terminó obedeciendo y cubriendo su cadera con la sábana. Pero más se sorprendió cuando sintió cómo Imogen se pegaba a su cuerpo, pasando el brazo por su cintura y apoyaba la cabeza en su hombro como si temiera que pudiera escaparse.

—Qué descanses, Jungkook —murmuró dejando un beso en su mandíbula.

—T-Tú igual.

















(...)
















Jungkook penetraba su interior que se sentía tan jodidamente caliente y apretado que, en el momento, no había podido evitar soltar una maldición mientras se aferraba más a su cuerpo e Imogen parecía querer clavar las uñas en la pared del baño. Anteriormente, al despertar, había buscado con una de sus manos al pelinegro, pero sólo palmeaba el colchón, por lo que abrió los ojos invadida por la curiosidad de dónde podría estar, hasta que escuchó el sonido de la ducha. Y así, sin dudar demasiado, entró al baño encontrándose con Jungkook que estaba dándole la espalda mientras se enjuagaba el cabello, por lo que se acercó pasando las manos por su cintura, logrando que este se sobresaltara y volteara a verla.

Ella juntó sus labios en un beso voraz, hasta que de un momento ella acabó contra la pared mientras Jungkook la embestía con fuerza y profundidad y los gemidos se volvían cada vez más fuertes porque él no parecía haberse saciado de ella durante la madrugada. Sus labios fueron directo al cuello de la fémina, llegando a lamer y morder, Imogen empuñando su cabello con fuerza a la vez que le daba más acceso, siendo un lío de gemidos.

—¡Más rápido, Jungkook! 

Él no dudó en obedecerla, embistiéndola con más velocidad.

—Carajo, no tienes ni una puta idea de cómo estás volviéndome loco, Imogen —gruñó llevando una de las manos a su mandíbula, juntando sus labios mientras ella hacía un sonido involuntario con la garganta.

A ambos les quedaba poco para poder alcanzar el orgasmo y eso era algo que las sensaciones que invadían sus cuerpos húmedos por el agua de la ducha que los recorría y los gemidos estaban confirmándolo. Un par de embestidas bastaron para que Imogen rompiera aquel beso mientras tiraba del cabello de Jungkook, su espalda de arqueaba y sus piernas temblaban al haber llegado al orgasmo.

Él jadeó al sentir cómo apretaba su miembro, lo que sabía que era peligroso en ese momento, por lo que salió rápidamente de su interior.

—Arrodíllate —ordenó observando cómo ella pegaba la frente en la pared, intentando recuperar el aliento.

Imogen necesitaba poder recuperarse, pero aún así se colocó de rodillas frente a él que bombeaba su miembro, por lo que ella llevó su mano hacia este, inclinándose hacia adelante para comenzar a lamer su glande y meterlo en su boca. El calor y humedad de la boca de la pelirroja provocó que Jungkook se sintiera estremecer y soltara un jadeo.

Observaba cómo utilizaba su lengua, recorriendo todo su miembro como si realmente lo estuviera disfrutando, lo que tan sólo logro que su excitación aumentara, dejándose llevar al punto de empuñar su cabello para así comenzar a embestir su boca. Y es que el deseo que sentía por aquella joven parecía llegar a cegarlo y hacerlo actuar impulsivamente.

Las arcadas llegaron a la garganta de Imogen, pero no pensaba detenerse, siquiera por las lágrimas que estaban acumulándose y la saliva que caía por su barbilla, mucho menos al notar cómo este inclinaba su cabeza hacia atrás a la vez que jadeaba. 
No pasó mucho tiempo cuando lo escuchó soltar un gemido liberador y sintió cómo se ahogaba al punto de tener que sacar su miembro de la boca y el semen de Jungkook caía por su barbilla.

—Lo siento, debí decirte...

—No importa. Estoy bien —aseguró limpiando su barbilla.

Jungkook extendió su mano, por lo que ella la tomó para levantarse y acercarse a él, dejando que el agua volviera a caer sobre su cuerpo. Este parecía tener la intención de decir algo, pero ella terminó pasando los brazos alrededor de sus anchos hombros y juntó sus labios, siendo rápidamente correspondida sintiendo cómo se permitía saborearse a sí mismo.

Imogen había succionado su labio inferior antes que él rompiera el beso y le dijera que debía terminar de ducharse, acabando antes que ella para salirse mientras envolvía una toalla en su cadera.

Una vez que decidió tomarse su tiempo, estaba lista y pudo bajar, se sorprendió por el hecho de que  Jungkook estuviera sirviendo la comida en los platos. La fémina decidió servir el jugo en ambos vasos, mirando con una pequeña sonrisa al pelinegro que comenzó a comer.
Ella no tardó mucho en hablar, sin importarle en absoluto que estuviera callado, pero es que Jungkook no podía evitar perderse en sus pensamientos, preguntándose si es que acaso hablando intentaba que la gran tensión desapareciera, como aquella presión que iba aumentando en su pecho.

«Iré a alimentar las gallinas y a trabajar un poco en el corral» había informado Jungkook en cuanto terminaron de comer.

«Oh, yo podría limpiar un poco y lavar la ropa, ¿qué dices?»

«¿Sabes hacerlo? Pregunto porque dijiste que en tu casa tenían una mujer que se encargaba de la limpieza»

«Oh, pero eso no significa que no sepa hacer nada. Ya te he dicho que la ayudaba a cocinar, así que también la ayudaba en algunas otras tareas. Entonces, ¿qué dices?»

Jungkook tan sólo asintió con la cabeza, para luego comenzar a caminar hacia la salida sintiendo la intensa mirada de la joven en sus espaldas hasta que salió. Ella se preguntaba si es que acaso estaba bien, si todo se volvería incómodo otra vez, si había hecho algo mal otra vez, si estaba arrepintiéndose o solamente era su cabeza que estaba dramatizando todo. Y es que Imogen necesitaba hablar de lo sucedido, de lo que estaban sintiendo, pero sabía perfectamente que si tocaba eso podría llegar a arruinarlo completamente, así que estaba esforzándose para darle el tiempo que podría necesitar hasta que se atreviera a hablar primero.

Mientras tanto, se encargó de lavar los utensilios, como también subió a la habitación para sacar las sábanas y buscar en el baño el cesto con la ropa para lavar. A Imogen le gustaba cuando en su casa, Christine le permitía también encargarse de la limpieza, hasta la ayudaba a relajarse un poco cuando su cabeza se volvía un caos, así que ahora en la casa de Jungkook y en la situación que se encontraban también la estaba ayudando demasiado.

En cuanto la lavadora acabó y sacó la ropa y sábanas para dejarlas en el cesto, salió de la casa para dirigirse a donde estaba la soga y así comenzar a tender la ropa. Pero una vez que empezó, notó que su vista daba justo donde se encontraba el corral, pudiendo observar cómo Jungkook le daba la espalda y su camiseta gris se encontraba sudada. Limpiaba el sudor de su frente con uno de sus brazos a la vez que se inclinaba hacia adelante para tomar un par de maderas, por lo que ella al verlo voltear, volvió a concentrarse por un momento en tender la ropa,  aunque su mirada volvió a dirigirse al corral de donde salía el pelinegro rodeándolo, pasando por completo de ella. 

Aquello le hizo hacer una mueca de decepción porque ella cada vez que tenía oportunidad no podía evitar observarlo, deseando saber qué era lo que podría estar pasando por su cabeza, y ahora, si es que acaso podría estar pensando en ella y sintiendo algo mínimo. Aunque parecía que su cabeza se estaba volviendo un caos y una inquietud se instalaba en su pecho, decidió volver a concentrarse en tender la ropa, por un momento desviando la mirada al ver a Jungkook entrar a la casa.

Una vez que acabó, dejó el cesto en su lugar y se dirigió a la habitación, preguntándose dónde podría guardar las sábanas. Se acercó al armario para abrir las puertas, observando la parte de arriba, por lo que sonrió al verlas e hizo puntillas de pies para alcanzarlas y así volver a acercarse a la cama.
Mientras las colocaba miraba hacia la puerta del baño que estaba cerrada, escuchando todavía el sonido de la ducha que le dejaba saber que Jungkook seguía bañándose. Tenía ganas de de volver a entrar para así sentir por otro momento que todo estaba bien, pero creía que lo mejor era hacer a un lado ese impulso porque era consciente de que aquel hombre ahora parecía haber vuelto a construir un mural que los separaba, lo que estaba volviéndola loca.

Cuando la cama ya estaba lista, escuchó la puerta del baño abrirse, dejando ver a un Jungkook que salía ya vestido y con el cabello húmedo cayendo desordenado por su frente. Al conectarse sus miradas se conectaron, se sentía feliz, pero a la misma vez triste, ilusionada y con miedo. Pues, no era siquiera capaz de descifrar la manera en la que este la miraba manteniendo su semblante serio, cuando estaba necesitando alguna sonrisa, que hablara, que la hiciera reír, que la abrazara o besara para así poder salir del mar de dudas e inseguridades en el que se estaba ahogando.

—¿Estás cansado? —se atrevió a preguntar mientras se incorporaba.

—No mucho. Además, todavía es temprano —respondió mirando hacia la ventana donde se veía el sol comenzando a esconderse.

—Pensaba en que tal vez podríamos cocinar algo —comentó acercándose con una pequeña sonrisa, pasando con inseguridad los brazos por sus hombros—. ¿Te gustan las fresas?

Este la observaba fijamente mientras ella se acercaba más para rozar sus narices, sintiendo cómo llevaba la mano a uno de sus brazos y desviaba la mirada para asentir.

—Podríamos hacer una tarta de fresas, ¿qué dices?

—Lo mejor es que te vayas —soltó apartando sus brazos.

—¿Qué?

—Todo esto... jamás debí permitirlo —murmuró aún sin mirarla.

—¿A-A qué te refieres?

—Permitirte que te quedes aquí en mi casa, follar, dormir contigo, no cumplirle con mi palabra a Joanne...

—¿Y cuál es el mayor problema para ti?

—Yo no duermo con las mujeres con las que decido follar para que no se confundan, y mucho menos soy un hombre que no sabe cumplir con su palabra, Imogen —aclaró frustrado—. Ahora ni siquiera sé cómo voy a ser capaz de mirar a la cara a tu madre...

—Es ella el principal problema, ¿no es así? —indagó indignada.

Imogen necesitaba escuchar de una vez por todas qué era lo que Jungkook sentía por su madre, porque desde el primer momento en que los vio, fue completamente consciente de que algo sucedía ahí y ya no podía seguir cegándose por lo que este causaba en ella. Quizás así sería más fácil el aceptar que jamás podrían llegar a algo como empezó a desear.

—Basta...

—¡Necesito escucharlo, Jungkook! ¡Dime la vedad de una vez! —exigió alzando la voz mientras este desviaba la mirada, mordiendo el interior de su mejilla como si estuviera debatiéndose sobre si debía hacerlo—. ¡Habla!

—Antes de que aparecieras...—comenzó por lo bajo, conectando sus miradas—, hacía poco tiempo que había empezado a confundirme sobre lo que estaba sintiendo hacia ella. Mi plan era poder acercarme más y así descubrirlo, pero tuviste que llegar tú, hacer que todo sea fuera al carajo y que ahora esté mucho más confundido.

Imogen desvió la mirada sin poder saber qué era exactamente lo que estaba sintiendo, porque era una mezcla de ilusión, pero a la misma vez de decepción a pesar de que ya lo sospechaba desde el primer momento en que los vio. Y es que quizás una parte de ella tenía ilusión de que no haya sentido absolutamente nada por su madre, pero eso tampoco lograba borrar todo lo que ella sentía.

—¿Y ahora haces esto porque no eres capaz de concentrarte un día tan sólo en nosotros para saber qué sientes o quieres conmigo?

—¿Por qué tienes que arruinarlo más? —preguntó frustrado.

—¿Y tú por qué no puedes? —cuestionó molesta—. ¿E-Es por qué ya no quieres que actúe como anoche? ¿No te atraigo?

—No es eso...

—Entonces, ¡¿por qué no puedes tomarte este día para concentrarme tan sólo en mí?!

—¡Porque no puedo dejar de replantearme qué carajos estoy haciendo y eso me hace dar cuenta que aún no estoy listo para algo como esto! —escupió frustrado.

—Podrías intentar darte otra oportunidad...

—Es suficiente —la interrumpió—. ¿Dónde está tu maleta? Te llevaré ahora mismo a tu casa.



















(...)

















Iban en el coche de Jungkook, Imogen sintiendo cómo la ansiedad la iba comiendo por dentro. Había creído que podría haber encontrado algo en el pelinegro, en sus besos, en la forma en que la abrazó para dormir, ese "algo" que podría convertirse en lo que Jimin al final no pudo darle. Pero otra vez se había equivocado, haciendo que hasta sus heridas viejas volvieran a abrirse por los golpes nuevos.

—No lo entiendo...

—Ya no sigas. No sigas perdiendo tu tiempo, Imogen —dijo concentrado en el camino al ya haber entrado a la granja.

—Mi cabeza es un desastre en este momento.

—¿Y tú crees que la mía no? 

—Pero tú eres el que...—su mirada fue hacia el frente, sintiendo cómo se estremecía—. ¿Jimin...?

—¿Qué? —arrugó el rostro por el desconcierto, pero al escuchar cómo abría la puerta, tuvo que frenar para que ella se bajara—. ¡Imogen! ¡¿Qué haces?!

Este se bajó rápidamente del coche, observando cómo a varios metros se encontraba un Porsche Carrera negro mientras que en el pórtico se encontraba Joanne con sus brazos cruzados, observando al hombre que estaba en frente levantando la cabeza para poder verla, ya que ella estaba en los escalones. Pero ambos al escuchar el coche y los pasos de Imogen que corría para acercarse, voltearon a verla con sorpresa.

En ese preciso momento, Jungkook pudo ver el rostro de aquel hombre que solamente sabía el nombre porque Imogen se lo había dicho cuando estaban en el río. Park Jimin llevaba su cabello castaño dividido y echado hacia atrás, aunque unos mechones caían por su frente, una camisa celeste que enseñaba un poco su pecho por los primeros dos botones, encajando sus gafas de sol ahí, pantalones café con un cinturón y zapatillas blancas,

Jungkook lo observaba de pies a cabeza, sintiendo cómo un amargo sabor se instalaba en su boca al darse cuenta que absolutamente todo en ellos era diferente, que mostraba ser un hombre de clase, algo que él estaba demasiado lejos de serlo porque su futuro tuvo que cambiar drásticamente de pequeño, teniendo que elegir la ingeniera mecánica automotriz para no volver loco a su padre con volver a la ciudad y encerrarse en una empresa. Aunque, después de todo, olvidó su sueño y se acostumbró a sus manos manchadas de aceite, hasta vivir en el campo y trabajar en una granja. 

Por mucho tiempo había olvidado los deseos que tuvo de pequeño, hasta que no le quedó más que acostumbrarse y la aceptó por complacer a su padre, pero ahora al ver a aquel CEO, Park Jimin, no podía evitar sentirse miserable con su vida.

—¡Jimin!

—¡Mi amor! —exclamó corriendo hacia ella, envolviéndola entre sus brazos.

Imogen se aferró a él con fuerza, escondiendo el rostro en el hueco de su cuello para así aspirar el aroma de su colonia costosa que tanto extrañó los primeros días, haciendo que cientos de recuerdos junto a él la invadieran mientras su corazón se encogía y un  nudo se formaba en su garganta.

—¿Q-Qué haces aquí? —preguntó frunciendo el ceño mientras se separaba unos centímetros para poder verlo al rostro.

—¿No es obvio, preciosa? —sonrió acunando su rostro—. Vine por ti.

—No...—murmuró apartando sus manos para alejarse.

—Ya le he dicho que aquí no es bienvenido —intervino acercándose, Joanne—. Lárgate de una vez.

—Con todo respeto, señora, si vine aquí es para hablar con Imogen, así que sólo me iré si ella es quién me lo pide —aclaró alzando una ceja, fijando su vista en la joven que tenía la mirada pérdida como si estuviera intentando procesar la situación—. Hey, preciosa...

—Dímelo y haré que tu tío lo saque a patadas, Imogen.

La fémina giró a ver hacia atrás donde Jungkook se encontraba a un lado de su coche con uno de sus brazos sobre la puerta de este, observándolos con sus facciones endurecidas, lo que hizo que suspirara mientras bajaba la cabeza, recordándose lo que había pasado anteriormente con él.

—Hija...

—No. Ya es momento de que hable con Jimin —declaró sorprendiéndolos, aunque Jimin acabó sonriendo aliviado.

—¿Segura? 

Imogen asintió mirando a su madre que no parecía nada contenta con su decisión.

—Ven, vamos a hablar mientras caminamos.

Jimin rápidamente obedeció, comenzando a seguir a Imogen, la cual bajó la cabeza cuando tuvo que pasar por el lado de Jungkook, sintiendo su intensa mirada que provocaba un cosquilleo en su estómago y que tuviera que repetirse lo que le dijo anteriormente para así matar todas sus ilusiones.

Caminaban tranquilamente, Imogen mirando hacia el horizonte, cómo el sol se escondía y el cielo se pintaba de naranja, sintiendo la intensa mirada del castaño que iba a su lado. Estaba realmente nerviosa al punto de que los latidos de su corazón estaban acelerados y parecía temblar, porque la verdad era que ahora que tenía a Jimin a su lado no tenía la misma valentía que creyó que tendría si volvía a California y lo enfrentaba.

—¿Cómo han sido tus días aquí? Me imagino que una pesadilla —comentó riendo—. Es decir, ¿qué puedes disfrutar aquí?

—Si encuentras algo que te gusta hacer, no es tan malo —murmuró recordando las palabras de Jungkook ese día en la camioneta.

—¿Y qué te gusta hacer aquí? ¿Ordeñar vacas? —bromeó soltando una ligera risa.

Jimin tan sólo estaba intentando que la tensión desapareciera, quería volver a hacerla reír como antes, pero al notar cómo ella mantenía el semblante serio, desvió la mirada.

—Ya, Jimin, dime qué es lo que quieres —ordenó frustrada.

—Te he buscado como loco. No deje de ir a tu casa y a la de Evie por más que no querían decirme dónde estabas, pero fui tan insistente que ella acabó confesándomelo ayer...

Al escucharlo se abrazó a sí misma sin saber si estaba molesta o no con su mejor amiga por haberle dicho a Jimin dónde encontrarla, porque si bien estuvo negada a hablar de él al punto de aceptar irse y de bloquearlo, el hecho de que todo estuviera siendo demasiado ahí en Texas para ella, hacía que el problema que hubo con su compromiso fallido fuera algo mínimo. Tanto así, que el primer momento en que vio a aquel castaño, la emoción y nostalgia la había invadido hasta que con el correr de los segundos, el estar en sus brazos, sólo provocó que un vacío fuera expandiéndose por su pecho, recordando la gran decepción que causó con ella.

—No he pensado en otra cosa que no fuera en encontrarte. Te he extrañado como no tienes una idea —murmuró mirándola angustiado—. ¿Acaso tú no me has extrañado?

—Estoy comenzando a arrepentirme de haber aceptado, así que habla de una vez.

—No te he fallado como tú piensas, Imogen —aseguró acercándose a la fémina que tenía sus facciones endurecidas—. Te pedí matrimonio, ¿acaso crees que lo hubiera hecho si tuviera una aventura con mi secretaria? ¿Para qué querría unir mi vida a la tuya si sintiera algo con ella? ¿Qué sentido tendría lastimarte? —cuestionó arrugando el rostro—. A la única mujer que amo eres tú.

—¿Y lo que vi, qué? —examinó alzando una ceja—. ¿Me dirás que eso era algo normal entre ustedes? ¿Que si no llegaba unos minutos tarde no hubiera pasado nada? 

Jimin tragó con dificultad mientras desviaba la mirada, lo que hizo que el corazón de Imogen diera un vuelco al saber lo que significaba ese silencio.
Si esa noche, Imogen hubiera llegado unos pocos minutos más tarde, entonces, habría podido presenciar cómo su mayor miedo de que Jimin estuviera fallándole con alguien más, se cumplía.

La fémina soltó una risa amarga mientras su visión se nublaba por las lágrimas acumuladas.

—Era la respuesta que necesitaba para acabar con mis dudas. 

—¡Estaba tan enojado, estresado, que no pensaba con claridad! —se excusó histérico—. ¡Katherine no significa nada para mí! 

—¡Eso lo hace aún peor, Jimin!  Tú sabías cuál era mi mayor miedo, y aún así, ¿por estar molesto conmigo ibas a causarme ese daño, follando con alguien que no significa nada para ti? —cuestionó indignada—. ¿Acaso realmente signifiqué algo para ti? 

—Imogen...

—Ya, olvídalo. Ya escuché suficiente —habló volteando para comenzar a caminar—. Ahora sólo quiero que te largues.

—¡No hagas esto, por favor! —pidió siguiéndola rápidamente—. ¡Sí, fui un idiota, pero te amo a ti, sólo a ti, Imogen! 

Jimin la seguía mientras suplicaba por ser escuchado y perdonado, pero la fémina ya tenía más que suficiente por ese día. No necesitaba que sus heridas viejas causadas por él se abrieran más ese día al punto de comenzar a sangrar.

—¡Imogen...! —la tomó del brazo haciéndola voltear, sin importar que estuvieran cerca de la casa.

—Dije que basta —masculló molesta—. Sí, te creo que no pasó nada entre ustedes antes, pero lo que vi y lo que iba a pasar si llegaba a tardar un poco más, no puedo pasarlo por alto.

—No digas eso. Podemos superarlo.

—No podría volver a tu lado porque no sé si sería capaz de olvidar eso.

—¿Sabes? Estoy comenzando a pensar que eso es sólo una excusa —manifestó amargo—. Porque si realmente me amaras, entonces, te esforzarías como yo lo haría para que lo nuestro funcione y poder cumplir todos nuestros planes. Al fin y al cabo, no te traicioné.

—Ya basta, Jimin —ordenó zafándose de su agarre—. No lo hiciste, pero estuviste a nada de hacerlo sin importarte cuánto fueras a lastimarme. Ahora largo...

—Mírame a los ojos y dime que sigues amándome con la misma intensidad que yo te amo, que todo esto no es una maldita excusa porque hay algo más y no te atreves a decirme —exigió tomándola de los hombros—. No pienso irme hasta que lo hagas, así que mírame a los ojos y dime...

Imogen enfrentó su mirada miel donde se reflejaba el desespero, pero tragando con dificultad, habló.

—Lo siento, Jimin —musitó soltándose para poder retomar el camino.

—¡¿Qué carajos significa eso, Imogen?! —preguntó histérico mientras la seguía.

—¡Por favor, basta! —volteó a verlo frustrada—. Esto ya no tiene arreglo, así que déjame ir, ¿sí?

Imogen sentía que podía derrumbarse en ese preciso momento si Jimin no se marchaba, pero él estaba demasiado histérico, necesitando poder arreglar las cosas con ella, que recordara cuánto se amaban y lo felices que eran juntos, por lo que no aceptaba la idea de que pudiera haberlo dejado de amar. Y por esa razón, acabó acercándose peligrosamente, acunando su rostro para así poder estampar sus esponjosos labios con los de ella.

La fémina empuñó su camisa mientras sentía cómo movía sus labios sobre los suyos en un intento de que le correspondiera, pero ella tan sólo era invadida por los recuerdos y la nostalgia con su corazón dando un vuelco al darse cuenta cómo todo había cambiado. Eso hizo que acabase empujándolo.

—Vete...—ordenó de manera casi inaudible mientras las lágrimas brotaban, pero al ver cómo Jimin miraba hacia un costado, hizo que ella hiciera lo mismo, encontrándose con Jungkook que bajaba las escaleras con sus facciones endurecidas, provocando que se estremeciera.

Jungkook al haberlos visto anteriormente alejarse para hablar, había decidido bajar del asiento trasero la maleta de Imogen, observando cómo él no era el único disgustado con la situación, sino que también Joanne. Y ese momento lo creyó correcto para entrar y hablar con ella luego de llevar unos pocos meses pensando, debatiéndose, y que en esos últimos días hayan sido demasiados intensos debido a Imogen, volviendo su cabeza un caos, lo llevara a pensar otra vez en eso.

—¿J-Jungkook...? —habló siguiendo su impulso de acercarse, pasando por el lado de Jimin—. ¡Jungkook...!

—Ya le di tu maleta a tu madre y hablé con ella, así que no te preocupes —informó con la intención de abrir la puerta del coche, pero ella la cerró.

—Escucha, lo que viste...

—¿Por qué parece que quieres darle explicaciones? —Jimin intervino rápidamente, tomándola del brazo—. ¿Quién es él?

—No soy nadie por quién debas preocuparte —respondió conectando sus miradas—. Sólo trabajaba para su madre en esta granja, así que cálmate.

—¿Trabajabas...? —su voz salió casi inaudible mientras arrugaba el rostro.

—¡¿Puedes irte de una vez?! —preguntó histérica, intentando no alzar tanto la voz para que no pudieran escucharla desde la casa—. ¡Ya hablamos lo que teníamos que hablar!

—¿Te crees que soy un estúpido? —arrugó el rostro—. La excusa es él, ¿verdad? ¿Es por él que no puedes perdonarme?

—¿Acaso no me escuchas? —habló Jungkook—. Ya dije quién soy. Si no te perdona no es por mí u otro hombre, sino porque tú no supiste respetarla, así que lárgate de una vez y deja de hacer un show.

—¡¿Quién te crees que eres tú para darme ordenes?! —examinó acercándose peligrosamente.

—¿Y tú por qué carajos sigues hostigándola cuando te ha pedido que te marches y no eres bienvenido aquí?! —replicó enfrentándolo, por lo que Jimin levantó la cabeza para poder mantenerle la mirada—. Largo.

Imogen miraba aquella situación atónita sin saber si era correcto o no intervenir, ya que Jimin parecía llevar minutos sin escuchar sus pedidos y Jungkook parecía estar molestándose más con el pasar de los minutos. Pero es que comenzaba a temer que su madre pudiera escuchar la pelea que estaba por formarse y descubriera lo que pasó con el pelinegro, ya que no quería por nada meterlo en problemas.

—Bien, ya basta. Lárgate de una vez, Jimin —exigió frustrada—. Ya te dije que no vamos a poder arreglarlo. ¡Escúchame, por Dios!

—¿Ahora sí la escuchas o tengo que sacarte a patadas de aquí?

Imogen los miraba tensa mientras que Jimin soltaba una risotada.

—¿Qué mierda se te hace tan divertido?
—preguntó entre dientes, acercándose más a él mientras su pecho subía y bajaba por la respiración pesada.

—Tranquilo, granjero —ordenó colocando la mano en su pecho para evitar que pudiera acercarse más—. Aquí en el campo te enseñaron a actuar como un animal más, ¿verdad?

—¡Ya cállate, carajo! —exigió empujándolo, Imogen, al haberse dado cuenta que Jungkook iba a explotar contra él.

—¿En verdad vas a defenderlo? ¿Tanto te gusta ese granjero? —apuntó indignado mientras se alejaba.

—¡¿Y si así fuera, qué?! —cuestionó sorprendiendo a ambos.

—Si realmente me hubieras amado como decías, ¿cómo pudiste ser capaz de olvidar en semanas?

—Tú me decepcionaste.

—Pero puedo arreglar mi error.

—No voy a volver a tu lado. No puedo perdonarte por lo de Katherine, y con tu manera de actuar ahora, me di cuenta que... ya ni siquiera me gustas

Este soltó una risa amarga mientras negaba con la cabeza, bajando la cabeza por un momento. Imogen sentía como su corazón golpeaba con fuerza por los nervios, queriendo acabar con esa situación de una vez porque ya no sabía cómo intentar manejarla. Y al ver los ojos cristalinos de Jimin, sintió su corazón encogerse.

—¿Sabes qué? Perfecto —asintió mirándola amargo—. Pero sé que vas a arrepentirte cuando te des cuenta que esta vida no es la que tú realmente quieres, que tan sólo has perdido la cabeza por un momento.

El castaño se acercó a su coche para subirse a este, mientras Imogen bajaba la cabeza pudiendo escuchar sus palabras resonar, provocando que un nudo se formara en su garganta. Al ver cómo daba la vuelta para marcharse rápidamente de la granja, tragó con dificultad diciéndose que había hecho bien porque era lo que sentía.

—Dime que no lo hiciste por mí, Imogen —murmuró observándola, aunque ella tenía la mirada pérdida y parecía a punto de romper en llanto.

—¿Por qué sigues tan negado a aceptar que me gustes? —cuestionó con un hilo de voz mientras sus lágrimas comenzaban a brotar.

—¿Es que acaso no te das cuenta? —frunció el ceño—. ¡Esto tan sólo fue algo temporal!

—¿Qué...?

—¡Míranos, carajo! Tenemos vidas completamente diferentes, y tú terminarás volviendo a California —explicó frustrado.

—P-Pero podríamos buscar una manera...

—No.

—Estás rompiéndome el corazón, Jungkook —expresó con la voz rota, bajando la cabeza para soltar un sollozo al detestar que él la viera de esa manera.

—No creo que sea posible hacerlo con las pocas semanas que llevamos de conocernos —habló desviando la mirada al escucharla sollozar—. Y si lo es, tú sola te lo has roto al crearte ilusiones conmigo, cuando lo nuestro claramente no podría funcionar jamás.

—¿Por qué me dices toda esta mierda? —cuestionó dolida—. Es porque tienes miedo de volver a salir lastimado, ¿cierto?

—Tú eres la que busca desesperadamente el amor y no piensa con claridad, aún sin conocer bien a la otra persona —apuntó molesto—. Ya fue suficiente. Cuídate, Imogen —suspiró abriendo la puerta de su coche para así subirse.

—¡¿Sabes qué?! ¡Sí! Quiero ser amada y hago muchas tonterías cuando una persona me gusta, pero al menos sé dejarlo de lado y no soy como tú que tan sólo sabe huir de la situación por el miedo —escupió molesta mientras este cerraba la puerta.

Jungkook había encendido el motor para así dar la media vuelta y comenzar a conducir mientras Imogen rompía en llanto, cubriéndose el rostro con ambas manos, sin poder creerse que aquel hombre pudiera dejarla de esa manera como si no le importara en absoluto.

















(...)


















Imogen estaba encerrada en su habitación, recostada en posición fetal mientras las lágrimas brotaban. Pues, luego de lo que había sucedido en la tarde con Jimin y Jungkook, entró hecha un mar de lágrimas preocupando a su familia, escuchó a su madre llamarla, pero tan sólo corrió hacia las escaleras pudiendo escuchar como Jesse decía su nombre y parecía tener la intención de seguirla, pero Joanne intervino.
Eso lo agradeció mentalmente porque tan sólo tenía ganas de estar sola, lo cual hizo llorando a un lado de la cama, pero con el pasar de las horas decidió darse un baño para intentar despejarse, lo que no funcionó para nada al acabar ahora recostada en la cama llorando sintiendo cómo la confusión y la duda rompían más su corazón.

Unos toques en la puerta hicieron que ella se cubriera el rostro con la mano mientras intentaba reprimir los sollozos, esperando que creyeran que estaba dormida para que pudiera seguir llorando tranquila, pero desafortunadamente escuchó cómo la puerta se abría.

—Hija, soy yo...

Al escuchar la voz de su madre, fue como si el dolor empeorara, por lo que un sollozo salió de su garganta.

—Te había dicho que en cuanto regresaras, íbamos a hablar, y creo que es un buen momento.

—¿En verdad crees que podemos hablar cuando estoy así? —cuestionó indignada.

Imogen intentaba ignorarla, pero sintió cómo el colchón se hundía y la calidez del tacto de su madre en el tobillo.

—¿Quieres hablarme de lo que sucedió? —preguntó algo nerviosa.

—No sé qué hacer. Estas semanas todo ha sido tan horrible —habló entre sollozos.

—Ven aquí.

La fémina podría haber actuado mal como de costumbre, pero el sentir cómo su madre se colocaba a su lado y la envolvía entre sus brazos, no fue nada desagradable para ella. Al contrario, el sentir su calidez y el aroma de su colonia invadirla, provocó que decidiera derrumbarse por completo sintiéndose algo contenida mientras lloraba y hablaba sobre lo sucedido con Jimin.

—No sé si tenías razón sobre él, pero sé que jamás podría volver a su lado y estar tranquila —aseguró entre lágrimas.

—Entonces, has hecho bien en hacerle saber que lo que tenían acabó. En una relación necesitas poder sentirte tranquila —asintió acariciando su cabello mientras ella sorbía su nariz—. Pero ¿lloras así porque sigues amándolo?

Imogen la observó por un momento mientras su labio inferior temblaba y sus lágrimas volvían a brotar.

—Hay algo más... o mejor dicho, alguien más, ¿no es así?

—Lo sabes, ¿no es así? —preguntó temerosa—. ¿C-Cómo?

—Quizás esa persona habló conmigo y me lo dio a entender, además que vi la situación, pero decidí no intervenir porque no quería que te molestaras más conmigo —explicó haciendo una mueca—. Además, era algo que tenías que manejar tú.

—N-No quiero que esto traiga problemas para él...

—Hey, tranquila —la interrumpió—. Valoro que se haya atrevido a darme la cara y decírmelo de alguna manera, aunque no es algo que todavía me agrade demasiado saber, pero puedo decir que lo conozco bastante y más que ese empresario me agrada —soltó una risilla mientras Imogen sorbía su nariz, intentando procesar sus palabras—. De todas maneras, Jungkook decidió dejar el trabajo.

—¡¿Qué?! ¡¿Por qué?! ¡¿Es por mi culpa?!

—No me quiso explicar demasiado, pero no es tu culpa —aclaró acariciando su cabello—. Hasta dijo que era algo que llevaba pensando hacía bastante tiempo, así que es claro que tú no tienes que ver en eso, aunque quizás pudiste haberle dado ese empujón que necesitaba —se encogió de hombros—. Pero, entonces, ¿estás así más que nada por él?

Imogen asintió mientras volvía a romper en llanto.

—Odio tener este amor no correspondido clavado en el pecho —sollozó—. Todo sería más fácil si siguiera enamorada de Jimin e intentara buscar una manera en la que pudiera perdonarlo, en la que ambos pudiéramos hacerlo funcionar, pero no. Como la idiota que soy tuve que fijarme en un hombre que la mayoría del tiempo demuestra que no me tolera y está cerrado al amor por miedo.

La fémina volvió a sollozar siendo abrazada por su madre que acariciaba con suavidad su cabello, lo que de cierta manera parecía ayudarla.

—Ya no debería seguir tan aferrada a la idea de vivir un amor...

—¿Sabes algo? Cuando somos jóvenes creemos que en la vida vamos a conectar con muchas personas, pero a medida que pasan los años te das cuenta que no es así —habló aún acariciando su cabello—. Por eso mismo te aconsejo que no le cierres las puertas al amor. Puede ser que muchas veces sea algo fugaz, pero el vivirlo es algo maravilloso que nos hace sentir humanos. No te pierdas esa oportunidad por miedo a salir lastimada otra vez, hija.

Imogen tan sólo pudo sollozar mientras se aferraba con fuerza a su madre, pero ahora no solamente llorando por el dolor que sentía en su corazón por aquellos hombres, sino también por el hecho de cuánto había extrañado aquella calidez que le hacía sentir el poder tener otra vez a su madre.
Ahora era completamente consciente de cuánto la necesitó y cuánto lo reprimió por haber permitido que su corazón se llenara de rencor hacia ella.

Así que, esa noche, se permitió finalmente escucharla.
















(...)














Aquella noche donde Imogen se derrumbó y pudo finalmente hablar con su madre, fue la última en Texas, ya que Joanne fue consciente de que su hija no soportaba otro día más ahí y que pudo lograr su cometido de poder hablar con ella, así que decidió llamar a Arthur.

En un abrir y cerrar de ojos ya había pasado tres meses desde todo lo vivido en Texas, donde Imogen fue sorprendida al saber que su padre en esas semanas conoció a una mujer con la que solía jugar al ajedrez, con la cual comenzó a sonreír y salir más de su casa, mostrándose motivado, lo que provocó la alegría en la fémina. Y también en ese tiempo comenzó a tener más llamadas con su madre, donde ambas se contaban sus cosas, manteniéndose informadas sobre sus vidas, mejorando poco a poco su relación. Para Imogen fue realmente necesario poder escuchar su versión de su historia, por más que se le haya hecho doloroso saber que en sí pudo considerarse "un error" porque Joanne era muy joven, pero por su padre acabó asumiendo la responsabilidad del embarazo casándose con Arthur.

Supo comprender cómo tuvo que dejar de lado muchos de sus deseos de plena juventud, que pudo cometer muchos errores luego al sentirse estresada y arrepentida de ciertas cosas, lastimando a Arthur. Pero que eso no quitaba que durante el embarazo y cuando la tuvo en sus brazos, sí llegó a amar a su hija.
Imogen supo comprender que es algo de humanos equivocarse, que si su padre supo perdonarla por el daño causado, ella también podría intentarlo, más sabiendo que su madre no se dio jamás por vencida aunque los años pasaran porque quería hacerle saber que sí amaba a su hija por más que el matrimonio con su padre haya acabado.

El volver a la universidad, el ver a su grupo de amigas era algo que realmente había echado de menos y hacía que sus días mejoraran de gran manera, que pudiera distraerse. Pero la verdad también era que durante el día había ratos en donde la llevaba a pensar en Jungkook.

«Si el destino lo quiere, entonces, algún día nos volveremos a encontrar»

Imogen jamás respondió aquel mensaje que recibió de un número desconocido cuando ya se encontraba en San Francisco, aún sabiendo que se trataba de Jungkook, pero no podía decir que no agitó su corazón cuando lo recibió y que cuando lo volvía a ver alguna que otra vez, no sonreía y una pequeña ilusión aparecía. Y cada día, era un nuevo pensamiento sobre él, por lo que quería sacarlo de una buena vez de su cabeza. Pero es que los recuerdos seguían ahí, llevándola a pensar en lo que pudieron llegar a ser si no fuera por sus vidas diferentes y la distancia.

Pero Imogen a pesar de que el tiempo pasara y se frustrara por lo difícil que parecía ser olvidarlo, sin importar que fue algo efímero, no podía mentir. Para ella fue realmente encantador conocerlo. Jungkook le había hecho sentir demasiado en muy poco tiempo, haciéndola vivir con una intensidad también inesperada, pero que le hacía desear poder vivir ese momento una y otra vez, cambiando tan sólo el hecho de que él pudiera dejar de lado aquel miedo.

Aquel nuevo día, Imogen había salido temprano de la universidad, por lo que aparcó su coche para tomar su celular y así bajar de este con la intención de caminar hacia la entrada.

—¡Imogen!

El escuchar esa voz masculina provocó que sintiera cómo se estremecía mientras se detenía de manera abrupta.

—¿Imogen...?

Sintiéndose temblar, giró sobre sus talones abriendo los ojos a la par al volver a ver a ese hombre.

—¿J-Jungkook? ¿Q-Qué haces aquí? —balbuceó sorprendida.

Este llevaba su cabello oscuro corto echado hacia atrás, aunque unos mechones rebeldes caían por su frente. Tenía una chaqueta de jean oscura, camiseta blanca lista, jeans, cinturón y zapatillas negras.

Imogen estaba atónita, intentando asimilar que después de tanto y de manera completamente inesperada, lo tenía frente a ella, provocando que su corazón quisiera salirse de su pecho por la emoción. Mientras Jungkook parecía realmente aliviado de volverla a ver, agradecido de no haberse confundido de dirección y de que Imogen siguiera viviendo allí, ya que se la había pedido hacía tiempo a Joanne, luego de que ella le dijera que Imogen ya había regresado a California.

—El destino estaba tardándose demasiado, así que tuve que hacer trampa para apresurar las cosas —explicó con una tímida sonrisa.

—N-No entiendo —murmuró mientras él daba otro paso hacia adelante—. Lo último que supe de ti es que ya no trabajabas en la granja...

—Sí, bueno, no sé si recuerdas la vez en el río que te dije que solía ir allí para pensar. Estaba realmente cansado de la monotonía, y si seguía ahí, era tan sólo por la memoria de mi padre —confesó haciendo una mueca—. La verdad es que siempre estuvo en mí el deseo de regresar a la ciudad, y eso fue lo que hice hace un tiempo después de encargarme de todo en Texas con la ayuda de Luca.

—P-Pero tu trabajo...

—Ahora tengo un trabajo que me gusta bastante. Trabajo en un taller de autos de un hombre mayor que es algo terco, pero tengo buenos compañeros y ya creo que puedo considerar amigos —comentó soltando una risilla—. De todas maneras, no elegí San Francisco al azar, también hubo otro motivo.

Imogen soltó un suspiro tembloroso mientras desviaba la mirada, sin saber qué decir porque todavía se le dificultaba demasiado el procesar cada palabra que salía de los labios de Jungkook.

—Tenías toda la razón. Estaba asustado porque tuve una pésima experiencia antes, porque no sabía si podía abrirle nuevamente las puertas al amor, pero llegaste tú que me volviste loco en todos los sentidos e hiciste que mi cabeza se volviera un caos, que me replanteara todo sobre mi vida —expresó dando otro paso hacia adelante—. Fui un cobarde que no quiso asumir sus sentimientos, que te lastimó con sus palabras y, simplemente, huí de la situación creyendo que eso podría solucionar las cosas y me haría superar lo que despertaste en mí. Pero... no fue así —presionó los labios por un momento, tomando delicadamente las manos de la fémina en la cual se podía notar un brillo de ilusión en sus orbes verdes—. Quiero disculparme contigo por eso.

—N-No es necesario...

—Sí lo es porque fui un idiota.

—Yo también lo fui.

—Bueno, ambos lo fuimos de distintas maneras —bromeó causando que ella soltara una risilla—. Pero si no es muy tarde... me gustaría pedirte una oportunidad para conocernos.

Imogen abrió los ojos a la par por la sorpresa, lo que hizo que él riera por la ternura que le provocaba.

—¿Lo dices en serio?

—Esta vez me gustaría hacer las cosas bien, por eso quiero que nos tomemos el tiempo para conocernos —explicó con una pequeña sonrisa—. ¿Qué dices? ¿Aceptarías tener una cita conmigo esta noche?

—¡C-Claro que sí! —exclamó emocionada, sorprendiendo a Jungkook, lo que hizo que sintiera su rostro arder por la vergüenza—. Acepto tener una cita contigo.

—Está bien. Entonces, ¿paso por ti a las nueve?

Imogen tan sólo asintió repetidamente sin poder borrar la sonrisa de su rostro, provocando que él también sonriera.

El saber que era momento de despedirse, hacía que una parte de ella quisiera aferrarse a él, aún sabiendo que lo vería a la noche, pero es que todavía no asimilaba el tenerlo en frente. Por esa misma razón, dio un paso hacia adelante acortando más la distancia mientras conectaba sus miradas, haciéndole saber cuál era su intención.

—Me encantaría poder besarte en este preciso momento —confesó acunando su rostro, Jungkook—. Pero dijimos de hacer las cosas bien para conocernos, así que primero está la cita, y si todo sale bien, entonces, podríamos terminarla con un beso.

—Está bien —murmuró sintiendo sus mejillas arder al imaginarlo, pero al sentir los labios de Jungkook en su frente, sonrió.

—Te veo en la noche, ¿sí?

Ella asintió observando cómo este le dedicaba una última sonrisa que causó que la suya se ensanchara antes de que él volteara para comenzar a caminar hacia su coche.

Los latidos de su corazón estaban acelerados y no podía dejar de sonreír al darse cuenta que ahora tendrían la oportunidad de hacer una mejor historia. Una que tuviera un buen desenlace y no quedaran sólo aquellos recuerdos de un amor fugaz de vacaciones de verano, donde ambos desearan haber hecho las cosas distintas.

¡Hola!

Ya necesitaban el smut, ¿no? ¿Se esperaban todo lo que pasó? ¿Qué les pareció el final de esta historia? ¿Les gustó?

Gracias por las +10k leídas, en serio fue hermoso ver el apoyo que recibió que sinceramente no me lo esperaba para esta historia, y espero que hayan quedado satisfechos con el final, al menos la mayoría ya que sé que nunca se puede dejarlos a todos jajsjs

Principalmente, espero que a vos sanbabie te haya gustado, y te super agradezco por la paciencia que me has tenido a la hora de actualizar, porque pensé que podría tenerla lista en unas semanitas al ser un shot (en un principio), pero me tomó poco más de 3 meses JASKSJAKS soy la peor
En fin, ya te di un final malo en la otra y ahora en esta uno bueno, así que creo que ahora podes volver a amarme y pedirme más historias. Te amo bb ♡

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