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PART NINE

Tom miraba detenidamente a los sementales que habían llegado esa mañana desde Inglaterra. Eran ejemplares magníficos y futuros campeones, imaginó la cara de Eleanor al recibir tan impresionante obsequio. Cillian también observaba a los caballos que bebían agua. No estaba seguro si el regalo para Eleanor sería uno de esos Pura Sangre. Por lo que sabía, la familia de la chica también se dedicaba a la crianza de caballos y los nuevos ejemplares de Tom, que había adquirido en América, habían pertenecido a la familia Walker.

-¿Piensas regalarle uno de esos caballos? – preguntó Cillian con algo de duda – Si es así, yo recomiendo que no lo hagas aún, los animales necesitan aclimatarse, acoplarse a este nuevo mundo. Esperaba un poco, un par de semanas o mejor un mes.

-¿Lo crees? – exclamó Thomas – Yo quería sorprenderla con uno de estos sementales, anhelaba verla sonreír al recibir el obsequio.

-¿Por qué no le regalas esa yegua? – dijo Cillian señalando a una hermosa hembra con un lucero en la frente – Si ellos crían caballos, ese ejemplar es perfecto para que comiencen a producir nuevas líneas. La yegua lleva en sus venas sangre de campeones. Recuerda que su padre te hizo ganar muchas libras en Londres.

-Tienes razón, Cillian. – respondió Tom – La sorprenderé con la yegua, esta tarde les haremos una visita a los Walker. Quiero hablar con el patriarca de la familia, me interesan sus tierras de cultivo.

-¡Perfecto! – dijo el Barón – Me encantaría conocer al padre de esa joven. – exclamó mientras ambos dejaban los establos.

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Daryl Walker recibió una nota de parte del Conde Hiddleston, donde le comentaba su deseo de hacerle una visita esa tarde. Llegaría a la hora del té y se quedaría a cenar. Iría acompañado de su primo, el Barón Shelby. Inmediatamente, el señor Walker ordenó que prepararan la cena y bocadillos para el té. También les comunicó a sus hijos que el Conde los visitaría esa tarde.

-Debes lucir hermosa, hija mía. – dijo Walker dirigiéndose a su hija - ¿Por qué no estrenas uno de esos bonitos vestidos que te envió el Conde?

Eleanor sonrió y asintió. Usaría un vestido azul con estampado de flores amarillas y un coqueto sombrero de encaje. La chica subió a su habitación y preparó un baño perfumado, cuidando hasta el más mínimo detalle, cosa que la sorprendió. Pero algo dentro de ella quería llamar la atención de Thomas y sabía que lo conseguiría. Estaba terminando de peinarse, cuando escuchó al ama de llaves anunciar la llegada del Conde y el Barón.

El padre de la chica, junto con Drake recibieron a sus invitados y los condujeron hasta el jardín, ahí sería donde tomarían el té. Cillian contempló la extensión de la finca, era enorme pero estaba muy descuidada. Pero a pesar de ello, le gustó el lugar. El jardín se encontraba en perfecto estado y las rosas abundaban invadiendo el ambiente con su delicioso perfume.

-Su jardín es hermoso, señor Walker. – comentó Cillian – Y las rosas son exquisitas.

-A Eleanor le encantan las rosas. – respondió Daryl – Ella misma se encarga de cuidar el jardín, por eso luce así de hermoso porque es cuidado por una mano femenina y delicada.

-¡Tiene mucha razón, señor Walker! – intervino Tom – mi madre también cuida con esmero sus flores, como si se tratara de sus propias hijas.

La charla fue interrumpida por la llegada de Eleanor. Su presencia atrajo de forma casi inmediata las miradas masculinas. Los hombres se pusieron de pie para recibir a la chica. Los ojos de Tom brillaron con emoción y rápidamente se adelantó para ser el primero en recibir a la mujer.

-Es un deleite para mis ojos contemplarte de nuevo, Eleanor Walker. – susurró Tom – Luces extremadamente hermosa con ese vestido. De hecho, siempre luces hermosa, pero el color azul resalta el color intenso de tus ojos. – dijo mientras besaba sus mejillas.

Eleanor se ruborizó y agradeció torpemente el cumplido. Thomas la ponía nerviosa y no sabía cómo actuar. En ese momento, lo único que deseaba era arrojarse a sus brazos y besarlo con pasión. Deseaba sentir sus fuertes brazos alrededor de su cintura y su cuerpo pegado al de ella. Suspiró y se acomodó en una silla junto a su padre y su hermano Drake, mientras la charla se concentraba en la próxima carrera.

-Señor Walker – exclamó Cillian – He visto con mis propios ojos la calidad de sementales que usted cría. Todos tienen pinta de campeones y estoy seguro que lo son. Me preguntaba si la familia Walker participará en la carrera del próximo mes.

-Agradezco su cumplido, Barón. – respondió Daryl Walker – Sin embargo no participaremos, esos tiempos han quedado atrás. Ahora solo nos concentramos en la crianza de caballos y de vez en cuando mis hijos asisten a mirar alguna carrera. No contamos con ningún jockey mucho menos tenemos los medios suficientes para preparar a un futuro campeón.

Eleanor y Drake abrieron los ojos de golpe y se miraron el uno al otro con nerviosismo. Su padre no sabía nada de sus planes, porque si se enteraba se negaría rotundamente a que participaran en esa carrera. Cillian y Thomas los miraron con sorpresa, pero entendieron el mensaje de sus rostros. Esos niños se estaban portando mal y participarían en esa carrera por debajo del agua.

-¿A qué hora planeas entregarle su regalo a Eleanor, Thomas? – preguntó Cillian cambiando de tema.

-Cuando terminemos de tomar el té. – respondió Tom comiendo un pastelillo de semillas y bebiendo un sorbo de su taza de té.

-¿Un regalo para mí? – preguntó Eleanor con el rostro iluminado por la felicidad.

-¡Sí! – exclamó Tom – Pero se suponía que sería una sorpresa y Cillian la ha arruinado.

-El Barón no ha hecho nada malo – lo defendió la chica – Sólo hizo un comentario, la que tiene curiosidad soy yo. ¿Me mostraría esa sorpresa ahora? – preguntó con ojos suplicantes - ¡Por favor!

El Conde Hiddleston asintió y se puso de pie. Tomó de la mano a Eleanor y la condujo por el camino hacia las caballerizas. Antes de llegar, Tom tomó su pañuelo y le vendó los ojos a Eleanor, quién se sorprendió ante ese gesto, él la sujetó con fuerza y ella caminó con cuidado guidada por Tom. Percibió el aroma de los animales y supo a donde se dirigían exactamente, pero no estaba segura del porqué Tom la llevaba hasta ahí. Continuaron andando hasta que se detuvieron, la chica escuchó el relinchido de un caballo y se quitó la venda de los ojos para poder admirarlo.

-¡Es una hermosa yegua! – dijo Eleanor acariciando la crin del animal - ¿Es suya?

-Lo era hasta hace unas horas – respondió el Conde – Ahora es tuya, Eleanor – dijo el hombre y sonrió.

-¿De verdad es mía? – preguntó Eleanor sin poder creerlo.

-Sí, es toda tuya. – exclamó Tom – Quise obsequiarte algo y no estaba seguro si regalarte un collar de perlas o un caballo. Pero recordé la historia que me contaste la primera vez que vine a tu casa y supe que el regalo perfecto para ti sería esta yegua. Bueno, Cillian me ayudó un poco ya que no me decidía entre un par de sementales.

-La yegua es hermosa – dijo la muchacha – La llamaré "Moonlight".

-¿Moonlight? – preguntó Tom arqueando las cejas.

-¡Sí! – respondió Eleanor acariciando al animal – Por el lucero de su frente que tiene la forma de una media luna. Ella es negra como la noche, pero tiene esa pequeña luz en su frente. ¡Me encanta! – exclamó y se arrojó a los brazos del Conde – Gracias, gracias.

Tom la abrazó con fuerza y Eleanor levantó el rostro. Sus miradas se encontraron y ambos suspiraron al verse. Hiddleston estaba maravillado con la expresión del rostro de la chica, sus ojos expresaban mucha felicidad y ella se veía aún más hermosa y radiante. No pudo resistirse ante sus encantos y la ciñó aún más contra su cuerpo. Le acarició la espalda y Eleanor se estremeció.

-No tienes nada que agradecer, mi amor. – exclamó el Conde – Si me pidieras la luna, intentaría bajarla para entregártela. Te daría el mundo entero si me lo pidieras.

Eleanor bajó los ojos y recargó la cabeza en el pecho del hombre. Podía escuchar los latidos de su corazón. Estos eran veloces y rítmicos, podía sentir la emoción que había en él. Suspiró y pensó que lo único que necesitaba de él era que le entregara su corazón por medio de sus besos. Levantó de nuevo el rostro y le sonrió, mientras lo acariciaba. Ella se puso de puntillas y él se inclinó un poco al darse cuenta de las intenciones de Eleanor.

Tom sintió el cálido aliento rozar sus labios y tomó a Eleanor con firmeza para unir sus bocas en un beso apasionado y ardiente. Sintió el temblor en el cuerpo de la joven y cómo ella presionaba aún más su boca para intensificar el beso. El cuerpo de Eleanor comenzó a desear más, sus manos se colaron debajo de su saco y le acarició la espalda para experimentar el calor de Tom; ese calor la invadió rápidamente. Ella deseaba arrancarle la ropa y poder tocar el cuerpo desnudo del hombre. ¡Deseaba que Tom le hiciera el amor en ese instante!

Ella se separó y lo empujó lentamente. Su pecho subía y bajaba, intentando moderar la respiración. En el rostro de Tom se había dibujado una sonrisa de satisfacción. Estaba feliz al darse cuenta que ese regalo había derribado todas las barreras impuestas por Eleanor. Se aproximó a ella y acarició su rostro arrebolado por la excitación. La chica cerró los ojos cuando sus suaves dedos se pasearon por sus mejillas hasta su cuello, deteniéndose cerca del nacimiento de sus senos.

-Te quiero, Eleanor – Exclamó Tom con emoción – Te amo, te adoro... te deseo.

-Yo también Thomas – Susurró la chica levantando más el rostro, buscando los labios del hombre.

El conde volvió a besarla con pasión y amor. Pero esta vez, el beso fue más lento y profundo que el anterior. Él deseaba prolongar más y más ese momento, perderse en las hermosas sensaciones y llenándose de las reacciones que él había despertado en la joven. Instantes después, ambos regresaron a la casa. Caminaban del brazo y reían felices.

Cillian los miró llegar. ¡Jamás había visto tan feliz a su amigo! Y parecía que Eleanor se había transformado en otra persona; en una mujer feliz y enamorada, muy diferente a la chica que había conocido en el hipódromo. Thomas había acertado con su regalo.

-¿Contenta con tu regalo, hermanita? – Preguntó Drake mientras levantaba las cejas – No puedo esperar para conocer la velocidad de esa yegua.

-¡Ah, no! – Gritó Eleanor – Ni lo sueñes, Drake, tú ya tienes a Marduk. Podemos competir y así conocerás la velocidad a la que corre Moonlight.

-¡Qué egoísta eres, Eleanor! – Gritó Drake fingiendo una rabieta - ¡Ya no te quiero! – Dijo y le enseñó la lengua.

Los presentes se rieron a carcajadas ante la supuesta pelea de los hermanos Walker y Tom aprovechó para acercarse a Daryl y pedirle hablar a solas en su despacho. El señor Walker aceptó con gusto y le pidió al conde que lo acompañara a su despacho.

-Prefiero hablar de negocios antes de la cena – Comentó el hombre sirviendo una copa de brandy – Disculpe que no lo acompañe, pero el doctor me ha prohibido beber.

-No se preocupe, señor Walker – Sonrió Tom recibiendo la copa – Yo soy un hombre que habla al grano y me gustaría saber si Eleanor le comentó sobre mi interés en rentar sus tierras de cultivo.

-Por supuesto – Dijo Daryl – Hablé con mi hija y ella me expresó su deseo de rentar mis tierras para la siembra de la uva – Continuó el hombre – He estado analizando esa propuesta y yo estaría encantado en que fuera usted quién trabajara esas tierras que desde hace muchos años has estado olvidadas.

-Me alegra saberlo, señor Walker – Respondió Tom – Si usted acepta firmar el contrato de arrendamiento que redactará mi abogado; no sólo recibirá el pago que usted me indique, sino que también se convertirá en mi administrador y capataz, junto con su hijo Drake. Ambos saldrán beneficiados de esto, porque yo no pienso hacerlos a un lado – Sonrió el conde – Especialmente ahora que deseo que nos convirtamos en familia.

Daryl Walker se sorprendió al escuchar las últimas palabras del Conde. Apenas tenía unos días de conocer a Eleanor y ¿estaba hablando de un posible matrimonio? Para él, esas noticias eras maravillosas y más que perfectas, pero conociendo los pensamientos de su hija menor y su carácter, estaba casi seguro que ella se mostraría muy inconforme con la decisión.

-¿Usted está hablando ya de un matrimonio? – Preguntó el padre de Eleanor.

-Por supuesto – Dijo Tom con una enorme sonrisa – Me encantaría casarme con Eleanor y lógicamente le pido la mano de su hija en matrimonio.

-¡Esas son noticias maravillosas! – Dijo el hombre – Yo no me negaría, sino todo lo contrario. Pero le he hablado del carácter de Eleanor y...

-Lo sé, lo sé – Exclamó Thomas – He hablado con Eleanor y ella me ha pedido un tiempo para tener una relación más cercana. Además – Suspiró – Hoy la noté diferente y un poco más abierta en cuanto su actitud para conmigo. Creo que poco a poco me he ganado su confianza.

-¡Maravilloso! – Gritó Daryl Walker – Usted dirá cuando formalizaremos este compromiso.

-Será dentro de cuatro meses – Murmuró Tom – Ya que ese ha sido el plazo impuesto por Eleanor.

-Entonces, ¡no se diga más! – Exclamó Daryl Walker - ¡Bienvenido a la familia Walker, hijo mío! – Murmuró el hombre mientras estrechaba a Tom entre sus brazos.

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¡Este arroz ya se coció! ¿Cómo la ven? Esa Eleanor está sucumbiendo cada vez más ante los encantos de Tom. Seguramente muy pronto caerá redondita ante los pies de Tom y quizá, solo quizá tengamos un encuentro fondueyero entre esta parejita. ¿Les gustó el capítulo? Yo espero que sí. Gracias por todo y nos leemos el próximo lunes. Por cierto, este viernes estreno un nuevo fanfic, ahora protagonizado por Tom Hardy. Las invito a leerlo y apoyarme en esta nueva cruzado. De antemano, gracias por su apoyo.
#MaryCruz 

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