No teníamos mucho que nos habíamos alejado de la casa de los Reed, cuando escuche que alguien me llevaba. Puse en blanco los ojos al reconocer la voz de Erick. ¿Ahora que rayos quería? Nos detuvimos y nos giramos para verlo.

— ¿Vinieron a pie?

Erick se escuchaba agitado, de seguro se vino corriendo de su casa hasta nuestro encuentro.

—Si.

Fue lo único que le dije.

—Déjenme llevarlos.

Abrí la boca para decirle que no, pero no puede ni si quiera articular una palabra cuando Katherine ya estaba hablando por todos.

—Si no es mucha molestia.

—Para nada. Voy por mi camioneta, ya vuelvo por ustedes.

Se dio media vuelta y se alejó trotando, cuando desapareció de nuestra vista fulmine a Kat con la mirada, pero a ella le dio igual. Bufé sintiéndome molesta, no sé por qué él se estaba tomando tantas molestias por nosotros. ¿Por qué se esforzaba por ser amable a pesar de mis desplantes? Él no tenía nada de diferente a cualquier otro chico con dinero. Además, no es tan guapo como de seguro él se cree.

Escuche el rugido de un motor, me giré para ver y me sorprendió demasiado ver el auto de Erick. Era vieja camioneta Chevy de los años ochenta de color rojo. Él detuvo el vehículo frente a nosotros.

— ¿Esta es tu camioneta?

Podía ver en la expresión de Katherine, el extremo desagrado que sentía por la camioneta, simplemente por eso, me gustó mucho más la Chevy.

—Sí. —A pesar del notable desagrado de mi hermana, por nuestro medio de transporte, Erick no dejó de sonreír. —Vamos, suban.

Mis hermanos se fueron en la parte trasera de la camioneta, mientras que Erick y yo íbamos en la cabina.

—Creo que a tu hermana no le gustó mucho mi camioneta. —Murmuró divertido.

—Así es ella, no te ofendas. La verdad no entiendo cómo podemos ser hermanas.

—Son como el cielo y la tierra, comenzando por su forma de vestir. Además, por lo que veo, tú no sientes ningún desagrado por la camioneta.

—La verdad es que no, me gustaría que la veces que salgamos siempre ir en la camioneta.

—Eso mismo pensaba.

La sonrisa de Erick se ensanchó, pero en ningún momento aparto su mirada del camino. Admiraba su perfil, pasando por cada detalle de su rostro. Definitivamente no era tan guapo como él se creía. No... para nada. No sabía que era lo que tanto me molestaba en él. Tal vez que él se creyera diferente cuando en realidad solo era como los demás. O probablemente era esa sonrisa tranquila, como si no le costará para nada ser él mismo. ¿Qué es lo que pasa con él? ¡Avery deja de mirarlo! Pero es que él es tan... desesperante. A penas iba por sus labios cuando sentí que la camioneta se detenía de golpe. ¿Qué? ¿Tan rápido habíamos llegado? Mis hermanos se bajaron con rapidez sin siquiera agradecerla a Erick que nos haya traído. Gire el rostro para verlo mientras él tenía la mirada perdida en el volante.

—Gracias por traernos—murmuré—fue lindo...—carraspee un poco— de tu parte.

—De nada.

Él se giró para verme y nuestras miradas se conectaron por un momento. Su gesto se hizo dulce y casi pude jurar que sus ojos brillaron. ¿Por qué rayos me estaba viendo así? ¡Era su movida!

— ¡No me mires así!

— ¿Mirarte cómo?

Él simplemente se hizo el desentendido. Oh claro, como si no practicará su cara de "galán" frente al espejo todos los días.

—Sabes exactamente como. Miras a las chicas...—hice una pausa mientras lo miraba a los ojos y él volvió a hacer exactamente lo mismo— ¡así! Y esperas que caigan rendidas a tus pies. Pues déjame decirte algo, amigo. Deja de hacerlo porque no te va a funcionar conmigo.

—Bueno, dejare de hacerlo.

Pude ver cómo me sonreía de manera burlesca y yo entrecerré los ojos para darle mi mejor "mirada matona".

—Estoy hablando enserio, Erick. —Suspiré—Debo irme.

Abrí la puerta de la camioneta pero el tomo mi mano para detenerme. Su tacto fue suave, cálido, no demandaba nada, solo deseaba detenerme con suavidad, aquel contacto tan simple me hizo estremecer.

—Avery.

Susurro mi nombre como si le gustará decirlo, casi saboreando cada vocal.

— ¿Sí?

Mi voz fue un ligero murmullo.

—No olvides que vengo por ti a las nueve de la mañana.

—Nos vemos, Erick.

Baje de la camioneta y me quede en el pórtico viendo cómo se alejaba con dirección a su casa. Miré la mano que él me había tocado y sentía como cosquilleaba aun. ¿Qué es lo que me pasa? No seas tonta Avery, él es igual a todos, solo está fingiendo. Entre a la casa de la abuela. Iba a ir a la cocina para ver si habían sobrado pastelillos cuando la voz de alguien me sobresalto a medio camino.

—Avery.

Era mi abuela, ella tenía una enorme sonrisa en el rostro.

— ¿Por qué sonríes así, abuela?

—Por que escuche que vas a salir con Erick. Mi dulce Avery, creí que no ibas a darle una oportunidad a ese chico, pero sé que él es perfecto para ti.

¿Oliver se habrá comido todos los pastelillos? ¿Si voy a su cuarto me dará unos cuantos? O tal vez mi abuelita hizo más. Espera. ¿Qué? ¿Erick perfecto para mí?

— ¿Qué fue lo que dijiste?

—Estoy feliz de que salgas con Erick. Él es perfecto para ti.

Ella se veía demasiado feliz por verme salir con él, así que no quise arruinar sus ilusiones diciéndole que todo fue por una simple apuesta.

— ¿Por qué crees que él es perfecto para mí?

—Porque es un buen chico, es muy educado, simpático, atento, amable y muy, muy guapo—mi abuela me guiño el ojo— tiene unos hermosos ojos y su sonrisa, tan pura como la tuya.

—Pues yo creo que solo está fingiendo—me cruce de brazo—él de seguro es como todos los demás.

Mi abuela negó con la cabeza de manera suave.

—Avery, él es un buen hijo. —Alcé una ceja sin entender lo que quería decir mi abuela. —El que es buen hijo, es buen esposo y un excelente padre. Además, me recuerda a tu abuelo.

Mi abuela había tocado una fibra muy sensible de mi corazón y me dejó desarmada.

—Buenas noches.

—Buenas noches, mi niña.

Sin decir más subí a mi habitación, puse el despertador para poderdespertarme temprano y me quedé profundamente dormida.