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Puede que fuera la leve humedad en el ambiente, puede que inclusive el aroma de los cítricos y las cascaras amargas inundará sus fosas nasales impidiéndoles asimilar lo que miraba en ese preciso momento, puede inclusive fueran los tontos cuchicheos y amargas palabras de su amigo lo dejarán aturdido, o posiblemente era el calor, porque sí, el calor del verano jamás había sido algo bueno cuando se trataba de ir a Busan, quizás las playas atraían a los turistas, pero ellos lo disfrutaban porque a veces el invierno y el frío no eran una grata compañía, pero para alguien que vive o vivía allí, podía decirte mucho del calor, y muchas veces no eran cosas nada agradables.

Pero, aunque Park Jimin haya decidido que había sido una maravillosa idea salir de vacaciones por un rato e ir a visitar a su abuelo a Busan, jamás creyó que se encontraría con lo que sus ojos miraban a lo lejos. Aquella imagen hacía que inclusive la pesadumbre sobre su cuello se fuera de inmediato, todo por el viaje, todo porque el sobrino de uno de los amigos de su abuelo —el cual es su amigo—, había decidido que era una grandiosa idea darle la bienvenida en un armatoste de camioneta vieja que por mala suerte o mal funcionamiento, se había quedado varada cerca de unos hermosos campos de arboles frondosos llenos de limón, puede que Jimin maldijera en sus adentros, puede que pensase que inclusive el destino lo quería lejos de allí.

¡Pero por la Luna!

Vaya que agradecía una y mil veces más el que ese viejo armatoste se descompusiera en la avenida, porque de no ser así, jamás sus ojos hubieran dado hacia aquel campo lleno de árboles, jamás sus ojos se hubieran concentrado en aquella persona, cabellos levemente largos, mechones anaranjados, como el color de una mandarina madura, piel tan blanca como la porcelana misma, delgadas piernas que eran casi por completo tapadas por aquel hermoso vestido suelto de color amarillo brillante, no, Jimin jamás se hubiera percatado del hermoso espécimen de omega que se encontraba ahora en el campo si es que la estúpida camioneta de Jungkook no se hubiera quedado allí, semi descompuesta.

—¡Maldita sea! —volvió a blasfemar Jungkook mientras se dedicaba a darle una patada a una de las llantas delanteras de la camioneta, Jimin frunció el ceño y miro al chico que parecía no saber el problema en su camioneta—. Esto es una mierda.

—¿De verdad? —Jimin miro de reojo a la pequeña y delgada figura en el campo, la cual se dedicaba a mirar los cítricos en los árboles—. No creo que sea tan malo.

—¿Qué no es tan malo? —Jungkook lo miro, pero se percato de que la mirada de Jimin estaba mucho más interesada en otros lados—. Jimin, ¿me podrías dar tu billetera?

—Sí, con gusto —respondió Jimin, y Jungkook rodo los ojos, ¿para qué hacer que te preste atención alguien tan tonto como él? Rodo los ojos y camino los pocos pasos que lo separaban de él, y en cuanto estuvo parado a su lado, no dudo en mirar hacia donde Jimin lo hacía, Jungkook elevo las cejas al percatarse de quien había robado la atención de su amigo alfa, no le sorprende—, ¿habrías visto alguien tan deslumbrante antes?

Jungkook sonrió ladino, ¡claro que lo ha hecho! ¿Quién no vería a ese omega?

—Parece que Yoongi logró llamar tu atención —comento Jungkook.

—¿Yoongi? —Jimin por fin despego la mirada del omega y volvió a ver a Jungkook—. ¿Ese es su nombre?

—Por supuesto que sí, tarado —Jungkook soltó un bufido—, ahora entra a la camioneta, tenemos que irnos o tu abuelo me mandará a matar solo porque creerá que te secuestre o algo parecido.

Jimin rodo los ojos, la esbelta figura con ese hermoso vestido amarillo se alejo un poco más, bajo la atenta mirada del alfa, Jimin soltó un largo suspiro. El deseo de querer correr hacia aquella persona estaba totalmente en todos sus sentidos, pero también debía ser precavido, el impulso muchas veces no es bueno, sobre todo cuando se trata con omegas, bien, quizás Jimin jamás se había interesado mucho en querer tratar con ellos, no es como si fuera alguien renuente a la belleza de los omegas, tampoco era alguien con gusto de querer un simple beta o con gustos más extraños como querer un alfa, no, su familia siempre le había enseñado que apreciar la belleza de los omegas era una de las cosas más maravillosas de todas, y él era un amante de la belleza.

Y aunque jamás a lo largo de su vida había atraído su atención alguna omega, esta vez parecía diferente. Yoongi, quizás ese nombre no deje su cabeza en un largo, largo tiempo, y esperaba que por lo menos pudiera verle de nuevo.

—¡Park Jimin! —el mencionado sacudió la cabeza al escuchar a Jungkook gritar su nombre para después escuchar el rugido del motor de la camioneta, al parecer ya el problema estaba arreglado.

—¿Qué carajos, Jeon? —Jimin frunció el ceño y se giro sobre sus talones, encontrándose con Jungkook quien tomaba el volante con fuerza—. No tienes por qué gritar, no estoy sordo.

—Pues pareciera todo lo contrario —rodo los ojos—, ya sube, maldita sea, tenemos que irnos.

—Solo podrías esperar un poco más —miro detrás de su hombro, pero al parecer la radiante persona vestida de amarillo ya no estaba—, quiero saber si ella esta de nuevo por ahí.

¿Ella?

Jungkook frunció levemente el ceño, desconcertado de haber escuchado aquellas palabras, y sobre todo ese "ella" ¿acaso Jimin no sabía que...?

—¿De quién demonios estás hablando? —pregunto Jungkook.

—De ella —Jimin regreso su mirada—, de Yoongi.

Jungkook quería reírse, en verdad quería hacerlo, pero no pudo, no cuando la situación le parecía definitivamente seria, porque en verdad Jimin hablaba como si Yoongi fuera una mujer, cuando no es para nada una, ni siquiera se acerca a una, no es una omega, es un omega, pero claro, si se ponía a debatir sobre el tema con Jimin, seguramente el orgullo de alfa se le subiría más a la cabeza que saber escucharlo, así que, quería ahorrarse problemas, además, esto podría resultar divertido ¿no?

—A ella —comento Jungkook, apretó levemente sus labios para evitar reírse—, la podrás ver en la ciudad, le gusta ir allá... compra ropa, zapatos —se encogió de hombros—, trabaja medio tiempo aquí en el campo de su familia y también trabaja como... —apretó el volante con fuerza, en verdad quería decir que es un chico, pero no, no ahora, quizás después, y allí podría reírse de su amigo todo el día—, empleada de limpieza de la mansión de los Kim.

Jimin sonrió levemente.

—Sabes mucho de ella, ¿no? —Jungkook soltó un largo suspiro, mientras que Jimin abría la puerta del copiloto para entrar al vehículo.

—Sí —dijo Jungkook—, somos amigos desde pequeños.

—¿Y cómo es que no la vi antes?

—Fue antes del divorcio de tus padres, vino dos meses después de que te mudarás —comento Jungkook, y no era una mentira.

—Ya veo —Jimin dio un asentimiento y en cuanto se colocó el cinturón de seguridad, volvió a mirar hacia el campo, pero nada, ni la piel blanca, ni el vestido amarillo, Yoongi había dejado ese campo, pero también había dejado allí el corazón de un alfa que había caído por completo en sus encantos.

Jungkook no pudo evitar mirar a su amigo, y como parecía buscar con la mirada a Yoongi, para él, no era una sorpresa que Jimin se sintiera atraído a la primera por Yoongi, todos los alfas de aquella provincia se sentían siempre atraídos por su belleza, y por su persona, inclusive él se llegó a sentir atraído algunas veces, pero claro, no paso de mayores, porque Jungkook consideraba que lo mejor era mantenerse como un amigo de Yoongi y protegerlo a como dé lugar de cualquier alfa intruso que se quisiera aprovechar de su nobleza.

De nueva cuenta, el camino comenzó, Jungkook condujo y Jimin simplemente veía como el campo se alejaba de su vista poco a poco, hasta desaparecer por completo.

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