-Mira, aquí es la casa del jefe. Espero que te de el visto bueno.

-Yo también lo espero, muchacho... yo también lo espero...

Entramos e inmediatamente me dijeron:

-¡Alto, intruso! ¡No eres venusino!

-No. Soy cazarrecompensas.

-¿Eh? ¡Huid, un cazarrecompensas!

Todos salieron corriendo a excepción de mi salvador, que por cierto, se llamaba Trantik.

-¿Eh? ¡Hermanos, volved! ¡Sólo queremos hablar con el jefe Grando!

-¿Ah, sí? ¿Y para qué querría un asesino hablar con el jefe? Para matarlo, ¿no?

-Ejem... Miren, vengo en son de paz. No soy de esos cazarrecompensas. Soy de otro tipo: soy uno bueno.

-Ajá... te tenemos qué creer eso.

-¡Claro! Estoy diciendo la verdad.

El jefe, saliendo de entre las sombras, dijo: -¡Alto ahí! ¡Dejen hablar al hombre de lata!

-Señor, aquí hay un malentendido. Soy un cazarre...

-¡Huid!

-¡Jefe Grando, no os escondáis, -alardeó Trantik -es cazarrecompensas, o sea, es bueno!

-¿Trantik, realmente crees que los cazarrecompensas son buenos? ¡Son una escoria!

-Summer-Bot me parece honesto y amigable.

-¡Esa es su mayor habilidad! El arte del disfraz. Siempre encuentran la perfecta máscara para aprovecharse de sus víctimas y dejarlas luego en la miseria. No piensan mas que en sí mismos.

-Gran jefe -le dije -no me crea Sunix.

-...¿Has escuchado lo que acabas de mencionar?

Todos nos quedamos callados un momento y entonces entendí que hablar de Sunix o del general Arson en Venus era como mencionar al mismísimo diablo.

Para todos, menos para Trantik.

-Eep, sí... ¿quién es Sunix?

-Eres demasiado joven... Te hemos contado mucho, pero no todo. Ahora que eres mayor, puedes escucharlo: Hace treinta años que nos comenzaron a invadir. Lentamente. Entonces, nos lanzaron bombas como las que te tienen harto. Era cosa de todos los días dispararlas contra nuestras aldeas y nuestras grandes ciudades. La tecnología no estaba de nuestro lado y, finalmente, la tierra comenzó a moverse tras muchas insistencias de los Destrogradas. Sin embargo, aún no se derrumbaba. Entonces, el antiguo teniente usó taladros para terminar de hundirnos… Sunix ya tenía antecedentes con nosotros, pues no fueron pocas las ocasiones que nos vino a robar acompañado de su equipo de ladrones. Es un saturnino enorme con armadura azul. Posee habilidades solares y una velocidad extrema.

-Yo, en contraste a lo que todos aquí creen, he venido a revivir la gloria de su Imperio. -Agregué a la conversación.

-¿Nuestro Imperio?

-Sí. Es mi misión salvarlos de todo esto así sea necesario lavar con sangre las ofensas que los ingle… Destrogradas han hecho al pueblo venusino.

-Nuestro apoyo aún está condicionado para usted, Summer-Bot. Pero entonces, siendo así, permitidme estrechar su mano.

-¿Ves? Te dije que el jefe era muy accesible. -Me dijo Trantik.

Al cabo de un par de horas, luego de un pequeño almuerzo que en vez de gustarme me dejó algo asqueado debido a su contenido, que consistía en bichos, me presentaron ante la tribu. Llamaron a todos usando un cuerno y salieron. Pese a mis creencias de que todos estaban muertos, ya me había dado cuenta de que no. Y lo confirmé con eso. Aún había unos mil venusinos bajo tierra.

Extranjeros en su propia nación…

-¡Gran pueblo! ¡El día de hoy, estamos de fiesta! ¡Puesto que ha llegado el Elegido de los dioses para salvarnos de los Destrogradas!

-¿Eh? ¿El qué de quienes? -Me pregunté en español para que no me entendieran.

-A continuación, nos hablará de él.

-Y pensar que en el siglo XXI pensábamos a los aliens como seres super avanzados… Ejem… Hola, pueblo venusino. Mi nombre es Summer-Bot. Mi misión en éste lugar es libertarlos del absolutismo de los Destrogradas. Quizá se pregunten: "¿Y porqué esa vestimenta?" Bueno, vengo preparado para absolutamente todo. Y esto con el fin de recuperar el planeta y sus antiguas ciudades.

-Es cierto. En realidad estamos viviendo como hacíamos hace quinientos años -pensó el jefe.

Yo proseguí: -Quiero dejar algo muy en claro aquí y ahora: ¡No me iré hasta dejar en paz todo Venus! ¡Quiero que todos gocen de la libertad a la que tienen derecho, sin que ningún terrícola los explote a su antojo! No teman, que cuentan con mi amparo. Cualquier imbécil que quiera algo con ustedes se las verá conmigo.

-¡HURRA! ¡Summer-Bot, Summer-Bot, Summer-Bot…!

Se sentía raro escuchar a tantos alienígenas coreando mi nombre llenos de alegría, luego de escuchar que yo era su salvación. Me sacaron de ahí en una carreta arrastrada por extraños caballos de seis patas sólo para presentarme a los otros poblados.
Luego, fui con el jefe a una zona en ruinas.

-Mira. Ésta es la pirámide Atrapamoscas. Fue construida hace cien años y no duró mas que setenta en pie. Ahora, sólo queda lo que ves. Se fue todo con nosotros. Tal vez ya hayas atravesado nuestras antiguas ciudades. Es cierto, son mucho más avanzadas que nuestras actuales aldeas, pero ya no nos podemos dar el lujo de vivir ahí. Muchos olores tóxicos y riesgos de ataques de gusanos… Observa ahora. Ésta era la cámara de oración. Aquí adorábamos a nuestros dioses y también festejabamos triunfos en las adversidades. También lloramos nuestra caída cuando fuimos vencidos, y obligados a apagar el fuego de la gran Venus.

-La suya es una historia llena de dolor, angustia y llanto. Es demasiado para mis oídos. Debo hacer algo.

-Claro que sí. Pero primero, vamos a mostrarte el resto de las pirámides. En su momento eran las mayores bellezas que poseíamos nosotros los Venusinos.

-Me imagino. Me imagino...

-Mira. Allá, al final, se encuentra lo que sobra del altar Divino, junto a ese pequeño templo.

Era una cultura de vastas costumbres, definitivamente no se merecía ese destino.

-Finalmente, nuestra mayor edificación de la que me siento orgulloso al igual que todos: la Finalia Di Venus…

La Finalia Di Venus era una pirámide gigante de más de quinientos metros de altura. Casi tocaba con el suelo.

-Esto… ¡He quedado sorprendido al ver vuestras maravillas!

-Ah, y no es nada. Nuestras ciudades modernas están en las cavernas, el palacio de justicia está hundido en el río y… y nunca los podremos recuperar. Nunca.

Mientras esto pasaba, el general Arson estaba llegando a la aldea.

-¡Venusinos, insectos desgraciados, han escondido a un asesino! ¡Guardias, revisen ésta pocilga!

Los soldados entraron a todas las cabañas y saquearon, robaron y mataron mientras me buscaban desesperadamente. Entonces uno de los pobladores logró escapar y me enteró de lo que estaba pasando. Volví rápidamente a la aldea acompañado del ejército venusino para enfrentar a los ingleses, y ya estando frente a ellos, abrí la contienda con una decapitación.

-¡Ha llegado, detengan a ese imbécil!

Al mismo tiempo, todos me comenzaron a disparar por la espalda, al frente y los lados. Estaba yo en medio de una verdadera tormenta de balas y eran pocas las probabilidades de que saliera vivo. Sin embargo me las ingenié y pasé entre todos usando mis cuchillas, haciendo de la lucha un matadero. Los venusinos me aplaudían fuertemente y el general Arson estallaba de furia, pero entonces sonrió: justo antes de que finalmente le arrancara la cabeza, sentí una cadena en el cuello y risas burlonas salieron de los ingleses restantes. Era la cadena de Puke, manejada ahora por Psy Trax. Invic'Sed me tomó y me apretó contra su cuerpo, triturándome los huesos. Me dejó caer al suelo, donde ví la bota de Sunix caerme encima. Sentí una descarga eléctrica y oí que Psy Trax decía: -¡Blazzcops, has tu parte, ha, ha, ha! ¡Esto es muy divertido!

-Por más maldad que tenga en el interior, ya lo atormentaron suficiente.

-Uuy, madre mía. Bien decía yo que las mujeres no lastimaban ni a una mosca aunque dijeran lo contrario. ¡Golpéalo ahora si no quieres que te haga levitar y te deje caer en el barranco!

Ella me vio directamente, dijo dolida: -Lo siento mucho… -Y me dio un gran golpe en la cabeza con el mango de su arma. Perdí nuevamente el conocimiento, siendo lo último que escuché la voz de Trantik: -¡Summer-Bot, no!

-¡Hoy triunfó la Nación Inglesa, alienígenas apestosos! Qué estoy perdiendo mi tiempo, si no me entienden. Ha, ha, ha, ha. ¡Vámonos!

El general Arson dio la orden y todos se comenzaron a retirar. A mí me arrojaron en una mini nave blindada bien custodiado, con un collar explosivo en el cuello.

En la nave mayor, Blazzcops se estaba cuestionando acerca de si hizo lo correcto, cuando entró Psy Trax.

-Hmm… Estelle… ¿Pasa algo?

-¿Tengo pinta de que me pasa algo, Stephan?

-No, para nada. Xefren'do me envió a ver cómo estabas. Te veías algo insegura de cumplir el trabajo ahí abajo.

-En mi opinión eso ni a ti ni a Sunix les incumbe.

-Técnicamente sí. Somos un equipo, y debemos actuar como tal. Si uno hace las cosas mal, el procedimiento de todos se verá alterado. Por ello, es necesario que me digas qué pasó allá abajo.

-Sólo me dio un poco de lástima. Eso es todo.

-No tienes nada. Ningún argumento. Tú no eres así.

-Puedo hacer que te expulsen. Es preciso que me digas… -Psy Trax observó que su compañera no le prestaba atención, la tomó de la mejilla y la giró.

-¡Mírame, Blazzcops! ¡Y habla! -Se quedó quieto mucho tiempo y, luego de un momento, comenzó a deslizar su mano lentamente, acariciando también el cabello de Blazze y sosteniéndolo entre sus dedos. Ella lo miraba fijamente esperando que la soltara, pero Gardens la seguía tocando. Por alguna razón, el hipnotista estaba sintiendo una sensación placentera al hacer lo que hacía, pero entonces se alejó rápidamente y dijo: -Lo siento… Luego hablamos. Me… Tengo qué ir.

Psy Trax se puso el casco y salió de ahí sosteniendo su cabeza como desesperado.

En eso sonó la alarma y todos salieron al pasillo, sólo para humillarme más.

-¡Ha, ha, ha, ha, haaa! Ahora -dijo el general Arson -vamos a dejarlo en su celda…

-¿Eh? ¿Acaso están pensando en encerrarlo sin juicio alguno? Ustedes no tienen escrúpulos. Me dan pena.

-Agente Blazzcops, mire a quién vamos a ajusticiar ¿y aún consideráis la posibilidad de enjuiciarlo? ¡Él se autonombró culpable al matar a mis soldados frente a mí! Olviden todos eso, aceleren.

-… Idiotas…

Finalmente desperté, con un insoportable dolor de cabeza.

-Ahh… -Estaba preso en una celda, observé a todos lados y sólo vi las paredes grisáceas con el característico brillo azul de las prisiones. De frente a mí, estaba una ventana irrompible, afuera de la cual estaba el espacio… Tampoco tenía mi cinturón ni mi casco ni mi cañón. Ahora no servía de nada mi traje.

Entonces abrieron la puerta y entró la cazarrecompensas, con un vaso de agua en la mano.

-Summer-Bot. Vine a verte y supuse que tendrías sed.

-…

-Anda, bebe un poco.

-<Glup, glup, glup> ah. Gracias, de verdad lo necesitaba.

-Lo veo. Mi nombre es Blazzcops. Digo, mi nombre de cazarrecompensas.

-Entonces no es tu nombre real.

-No. Ese es Estelle Blazze.

-El mío es Jonathan Blackman.

-Algo así había escuchado. Eres muy famoso en éstos rumbos.

-¿Sí?

-Claro. Y con lo reciente garantizo más… si logras salir vivo. Verás, estaba totalmente decidida a matarte, pero viendo todo lo que te hicieron en la aldea de los venusinos creo que son unos salvajes.

-No tengo idea. Yo sólo vine a por el antídoto de la Plaga Mental.

-Precisamente. Reflexionando veo que tú tienes la razón en todo esto. Por cierto, ¿quieres que te diga algo?

-A ver.

-Sunix no es nada junto a ti. Ni en poder, ni en valores, en lo absoluto, es una basura. Aún así te recomiendo que evites el contacto directo con él o vas a sentir que te quemas.

-¿A qué vienen éstas advertencias?

-Actúa natural unas horas más. Te voy a ayudar a escapar.

-¿Qué?

-Estamos yendo hacia Júpiter, te quieren arrojar a un lago de fuego. Pero si nos damos prisa, podemos irnos.

-¿Júpiter? ¿Entonces sí estamos en el espacio?

-Sí. No te quiero asustar, pero creo que no te has dado cuenta: Summer-Bot, estamos en la Narvalia.