Capítulo 37
La escuela estaba pintada por alumnos vestidos de togas negras con bordes rojos. El bullicio crecía conformé la emoción aumentaba. No faltaba mucho para que el acto académico del último semestre comenzara y todos nos encontrábamos ansiosos.
Casey se acercó para besar a Alex después de abrazarme. Me encantaba la forma en que Alex la tomaba estrechamente por la cintura para devolverle el beso. Mamá se materializó de la nada a nuestro lado, con la delgada cámara plateada en sus manos.
– Júntense chicos. Quiero una foto de todos.
Yo reí medio avergonzada, pero Alex pasó su brazo por encima de mis hombros y me acercó para unirnos a los tres. Sonreí justo cuando el flash hizo su aparición.
Una vez tomada la foto mamá escondió la cámara y se acercó a mí con los brazos abiertos, para estrujarme fuertemente en algo que ella denominaba como abrazos.
– Estoy muy orgullosa de ti Summer – sollozó a mi oído
– Gracias Mamá – le dije con una sonrisa – ¿No trajiste a Harry?
Ella tenía dos meses saliendo con su jefe
– Está atrás, apartando lugares. Te mandó decir felicidades.
– Agradécele de mi parte
– Lo haré – aseguró ella besando mi frente. Borró su labial con el dedo pulgar y desapareció entre la muchedumbre.
Como la celebración estaba a punto de empezar, los maestros comenzaban a exigirnos orden para poder acomodarnos en las sillas que se habían puesto. Una vez que nos tuvieron sentados la directora subió a la tarima frente a nosotros y nos dedicó una larga mirada por encima de sus gafas. Con ello obtuvo todo el silencio que deseaba. Nos sonrió brevemente y comenzó a hablar.
– Felicidades a los que hoy se gradúan, incluyendo a los que por poco lo lograron – hubo un breve momento de risas en general – hoy la escuela tiene el honor de entregarles sus diplomas por su arduo trabajo. Como no quiero dormirlos, no me queda más que desearles suerte a los que viven de suerte. Afortunados si tuvieron un año rico en aprendizaje, pero les confesaré que nunca se es lo suficiente grande para dejar de aprender. Tienen un camino por delante y nunca se sabe que tan corta será la vida, aprovéchenla. Sepan utilizar bien su tiempo para que, al final, no sientan que tiempo fue lo que les hizo falta.
Aplaudimos a sus palabras por un largo momento, habían sido acertadas.
A continuación entregaron los diplomas uno por uno, se dijeron unas cuantas palabras de despedida y el acto académico finalizó con eso. Nuestra vida en la preparatoria también.
Casey volvió a acercarse, esa vez con lágrimas al borde de los ojos debido a la nostalgia. Había una felicidad inmensa combinada con una tristeza contagiosa. El lugar se llenó de abrazos y yo no fui la excepción. Alex, Casey, mamá e incluso Harry me felicitaron individualmente, él último me ofreció un enorme ramo de flores.
En cuanto miré los girasoles supe inmediatamente que quedaba algo por hacer. Mi cuerpo se volvió ajeno a los vítores de mis compañeros y ese pequeño pendiente abarcó cada uno de mis pensamientos.
Alex se acercó con Casey tomada de la mano, ambos sonreían.
– Las invito a desayunar para festejar – propuso
– Vayan ustedes. Los alcanzaré.
Ambos me miraron de la misma forma, extrañados
– ¿Todo está bien?
– Perfectamente. Solo quiero pasar a ver a Joe un momento
La comprensión cruzó por sus rostros e inmediatamente sonrieron
– Te acompañaremos. Nosotros también queremos saludarlo, ¿verdad Case?
– Por supuesto
Sonreí al notar que no tenía opción. Le comenté a mi madre sobre mis planes y ella accedió con gusto. Hacía ya tiempo que Joe había dejado de ser un tema tan delicado.
Como siempre, el césped de Recinto de la Paz estaba verde y sano. Esa vez los rehiletes de colores estaban tan quietos como el viento ese día. El lugar de Joe ya no era reciente pero si estaba cuidado. De hecho, me gustaba tenerlo ahí. Siempre estaba tranquilo para descansar.
– Hola Joe – lo saludé – traje compañía
Mamá se puso de cuclillas y colocó su mano en el pasto un momento, saludándolo. Después se persignó y volvió a ponerse de pie. Harry la buscó enseguida para colocar su mano en la parte baja de su espalda y besarla en la mejilla. Sonreí al ver que ella se sonrojaba.
Casey y Alex se acercaron al mismo tiempo, completamente coordinados. Ella se agachó igual que mi madre para estar más cerca, mientras que Alex se quitó su birrete y lo colocó a un lado de su nombre.
– Mereces esto tanto como nosotros Joe, amigo – aseguró
Sonreí algo desconcertada ante el gesto de Alex, aunque me había parecido hermoso. Casey no dijo nada, se limitó a pasar el dorso de su mano por el pasto simulando una caricia. Acomodó el birrete y tomó la mano de Alex para alzarse. Él rodeó su cintura con el otro brazo y la llevó varios pasos atrás para darme espacio.
Mi turno.
– Gracias por todo lo que me enseñaste, aun no estando aquí me diste una de la lecciones que más apreciaré en la vida. Quería compartir este día contigo puesto que merecías estar con nosotros. Desearía que estés con nosotros.
Dejé uno de los girasoles que había sacado del ramo a un lado del birrete. El anillo color plata que siempre descansaba en mi mano izquierda brilló con la luz del sol. Volví a sonreír al leer las palabras inscritas en el metal: Mi Summer. Miré el anillo un buen rato, recordando el momento en que me lo había dado.
– Se siempre feliz – repetí las palabras que me había dicho en el video – en donde quiera que estés
Me persigné al igual que mi madre y le mandé un beso. Todos se retiraron en silencio, tomando el camino de regreso. Yo me demoré tan solo un poco más, lo suficiente para contemplarlo y llevarlo conmigo el resto del día.
– Hasta luego Joe. Algún día nos volveremos a ver.
Di media vuelta sin mirar atrás, dejando que la promesa se deslizara en el repentino aire que había comenzado a soplar, acariciando mi rostro y moviendo suavemente mi cabello.
FIN
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