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Capítulo Tres

Pétalos Marchitos.

Gracie Fotsis.

No ha pasado mucho tiempo desde que estamos aquí o al menos eso quiero pensar. la otra chica ha logrado dormirse, sinceramente no sé como lo ha conseguido, es decir estamos encerradas, nos han secuestrado y estoy casi segura de que también mataron a sus familiares, como lo hicieron con los míos. Pero no soy nadie para juzgarla, tal vez esta agotada mentalmente y necesita descansar para poder asimilar lo que ha pasado en tan solo unas horas.

Yo, sin embargo no veo la hora de salir de este cuarto, que si bien no es pequeño y no creo que el oxigeno aquí se vaya acabar pronto, igual necesito salir pronto o me volveré loca. Y sino es así, entonces debo ver a alguien nuevo para saber que sigo cuerda o que no he muerto. ¿Suena exagerado? Para mí, no lo es. Quiero saber que es lo siguiente que me pasará o con quien iré. Antes de qué mi mente siga pensando en los posibles escenarios que viviré en la siguientes horas, la manija de la puerta comienza a moverse en señal de que alguien va a ingresar en la habitación...

Según Karla, tenemos que aprender una danza, sin embargo, ¿espera que la aprendamos en las pocas horas que quedan? La respuesta es sí, aunque después estemos demasiado cansadas debemos obedecer, al menos yo quiero hacerlo, necesito vengarme. A la habitación entran siete mujeres, incluida una señora algo mayor, de unos cuarenta y cuatro años quizás...

- Señoritas - en cuanto la mujer mayor dice eso, me levanto de mi asiento - ¿Qué le sucede a tu compañera? - me pregunta la señora, me encojo de hombros antes de responder.
- Sólo se quedó dormida, supongo que esta cansada - digo mirando a la joven.
- ¿Y tú? - frunzo el ceño ante su pregunta.
- Lo estoy, pero no necesito dormir...
- Tal vez debiste haberlo hecho, ahora saldrán iremos a otra habitación cada una por separado - informa ella en el momento que la otra joven comienza a despertar.
- ¿Qué hay de ellas? - señalo a las otras seis mujeres que ingresaron con ella.
- Dos de ellas estarán a cargo de ti - manifiesta señalando a dos jóvenes, las cuales parecen ser de una edad menor a la mía - Ellas son: Defne - la muchacha de ropas color verde hace una reverencia.
- No, ¿por qué hace eso?
- Es su deber, señorita Gracie. Ella es Zahra - al igual que Defne, Zahra también hace una reverencia - Ellas te acompañaran, te arreglaran y...
- ¿Y las otras cuatro? - la señora frunce el ceño y golpea el piso con su bastón.
- Gracie, debe aprender a respetar, ¿sus padres no la educaron bien? - entonces toda la rabia y dolor por mis familiares muertos regresa, pero me contengo.
- Claro que sí, me disculpo - susurro - Sólo es curiosidad.
- Ese no es un termino para una señorita, no lo haga - asiento sin decir nada.
- Respondiendo a su pregunta, una de las mujeres ira con usted, para ayudarla a ensayar - indica, señalando a la mujer detrás de Defne y Zahra.
- ¿Entonces cambiaremos de habitación? - la mujer asiente - ¿Dónde iremos?
- Sólo limítese a recibir las ordenes que se le da, señorita... - entrecierro los ojos, pero termino obedeciendo - Defne, Zahra, acompañen a la señorita Gracie, llévenla a los aposentos que fueron preparados para ella.
- Sí, señorita Dilara - dicen ambos mujeres, para luego colocarse detrás de mí.
- Escucha bien señorita, Gracie - dice Dilara antes de permitirme salir - Las jóvenes que te acompañan serán tus ayudantes, no abuses de ellas, tampoco les faltes el respeto. Porque el harén del señor es propiedad del él y todo lo que es de nuestro señor se respeta y cuida...
- ¿Disculpe? ¿Dijo harén? - pregunto pero ya es demasiado tarde para lograr que me responda - ¿Ustedes dos saben a qué se refería? - cuestiono hacia Defne y Zahra.
- El harén del señor, allí están todas las mujeres a las que él algún día le ha otorgado el pañuelo dorado o morado - responde Zahra colocándose casi a mi altura.
- ¿Cuál es la diferencia entre los colores de los pañuelos? - indago sin entender eso.
- El pañuelo morado significa que formarás parte del harén del Sultán y que en máximo tres días tendrás que visitar sus aposentos y pasar la noche con él - responde Defne, din moverse de su lugar.
- Y el pañuelo dorado te coloca en el lugar más cercano a la sultana...
- ¿Qué...?
- Si obtienes un pañuelo dorado, serás la concubina favorita del Sultán e irás a sus aposentos esa misma noche, si te comportas bien, te hará obsequios y será aún mejor si le das un hijo - dice Zahra nuevamente.
- ¿Ustedes forman parte del harén? ¿Son concubinas? - pregunto dándome vuelta para mirarlas.
- Así es, bueno en su momento lo fuimos...
- ¿Qué cambio ahora?
- Ahora han llegado otras muchachas aún más jóvenes que nosotras, para ocupar nuestro lugar - responde Defne, a la vez que indica girar hacia el pasillo izquierdo.
- Pero siguen aquí, entonces qué es lo que... - Zahra me interrumpe.
- No, nos echarán si es lo que se pregunta señorita. Somos sus criadas ahora, si usted se queda en el palacio nos quedaremos con usted, si se va nos iremos con usted - ante lo dicho por Defne, sonrío.
- Ustedes dos dejen de hablar - reprende una voz detrás de nosotras.
- ¿Quién es ella? - pregunto mirando a la mujer que me asesina con la mirada.
- Es la mejor bailarina del harén. Su nombre es Gözde - contesta Zahra tocándose el puente de la nariz con fastidio.
- Que no se te olvide que en su momento también fue la favorita del Sultán... - murmura Defne.
- Sigo escuchándolas - dice Gözde con molestia antes de colocarse en frente de mí - Sé que siente ser la favorita, la adorada del Sultán, fui su amante, su mujer y su luz. Luego me desecho.
- Intestas matar a la Sultana - dice Defne acusatoriamente - Agradece que no mataron.
- Como decía, no te hagas muchas ilusiones, el Sultán no se fijara en ti... - dice caminando por delante de mi y desaparecer por el pasillo contrario.
- Se ha ido, ¿quién te enseñara la danza ahora? - comenta Defne ofuscada.
- Yo lo haré, no soy la mejor, pero sé como hacer que te aprendas esa danza - señala Zahra con una sonrisa de victoria en su rostro.
- ¿La odias no es así? - cuestiono, ella asiente.
- Se hizo pasar por, lo cual de cierto modo agradezco. Pero hacer que me pongan veneno en la comida para que no pase ni una sola noche con el Sultán es otro nivel...

El resto de la tarde, tanto Defne, como Zahra me ayudaron para quedar bien delante de su señor. No me emociona para nada el poder ser elegida por el sultán de ninguna manera. No necesito un pañuelo dorado, ni morado en mi vida, jure entregarme al único hombre que me amara y yo a él, pero mi futuro esposo murió y ahora es de lo más probable que pase a ser parte del harén del maniático que este palacio tiene como dueño.

Si es así no puedo quejarme porque al menos tendré a Defne y Zahra, quienes parecen tener buenas intenciones y me tratan como su igual, no como más o como menos. No deseo nada más que poder encontrar al asesino de mi familia y matarlo yo misma, aunque con ello me ensucie las manos de sangre, no me interesa. Ellos me arrebataron a mis padres y a mi prometido, deben pagar sobre todas las cosas.

He aprendido la dichosa danza, que fue un poco difícil, pero las dos jóvenes que me acompañaban coincidieron en que seré la más bonita y que mejor se presente en frente de "Su majestad" estúpido, ¿cierto? Nunca mi inclinaré ante la persona que dio la orden de nuestras captura y don ende quien les dijo que asesinaran a mis padres. No quiero que me vea como la más bonita de la noche, rezo porque eso no pase, si lo hiciera sería mi fin, el fin de mis sueños, el fin de mis deseos, el fin de mi futuro.

Hace aproximadamente una hora, Defne y Zahra se marcharon, el vestido que me dieron fue cambiado por otro de color azul fuerte, el azul de los mares, el escote en este vestido es bastante notorio, mi cintura esta bien definida con el cinturón que ante elegido mis ayudantes, el muy bonito en realidad tiene detalles dorados, en otras circunstancias tal vez me hubiera encantado. Mi cabello esta suelto en una parte, pero semirrecogido con unos cuantos adornos y algunos mechones caen sobre mi hombros en ondas.

Entonces la puerta es abierta, avisando que la hora del comienzo del dilema...

- Señorita, Gracie, las esperan en el harén - indica uno de los guardias dejando ver detrás de la puerta a mis dos ayudantes - Ellas la escoltarán.

Ni ellas, ni yo pronunciamos palabra al vernos, solo las sigo en silencio. Al llegar al salón del harén mis nervios aumentan, no tengo miedo. Nadie dentro de esta sala lo merece. Al ingresar todas las otras muchachas hacen una reverencia, menos los nobles por supuesto, los cuales están al final de la estancia, a donde nos dirigimos y hacemos una reverencia bastante larga, mientras el visir me presenta ante el Sultán.

En el momento de bailar mi sorpresa es grande al ver que un grupo pequeño es el que se prepara para interpretar la pieza que el músico toca, el resto de mujeres la cuales son muchas esperan sentadas en diminutos subgrupos de seis. El baile corto de unos tres minutos supongo, concluye. El visir le pide al Sultán que elija entre las participantes del baile a las jóvenes "afortunadas". Mientras todas las muchachas que bailamos esperamos con la cabeza inclinada hacia abajo.

Puedo escuchar sus pasos al comenzar a caminar en dirección a las bailarinas.

Puedo escuchar como siete lugares a la derecha de mi lugar deja caer unos de los pañuelos los cuales tienen una pequeña campana cada uno.

Y finalmente puedo escuchar como se detiene en frente de mí, dejando caer el tan ansiado pañuelo dorado frente a mí, tomándome después del mentón para hacer que me levante.


Luego de eso... No puedo escuchar nada, mi mirada se ha nublado. Lo que no quería, aborrecía la idea de ser elegida por el Sultán, ahora mi pesadilla se ha cumplido, seré su amante hoy...

Me destruirá como a todas las cosas que toca... 

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