Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo Diez

Retoño Lastimado.

Gracie Fotsis.

Dolor, dolor y más dolor es lo único que siento. Él me lleva en sus brazos. En este momento no me importa que me toque. Queremos lo mismo, queremos que nuestro hijo no resulte herido, queremos su bienestar. Los guardias caminan al lado de él, asegurándose que nadie se acerque a nosotros.

Lo que más me importa en este momento es que mi hijo, el pequeño ser que se forma en mi vientre este bien. No me importa el método que la doctora utilice para examinarme, no me interesa si duele o no. Me duele más la incertidumbre que siento y el miedo a perderlo que me abruma.

Zahra no se encuentra con nosotros porque el Sultán le dio orden de que buscará a la doctora y la trajera lo más pronto posible a sus aposentos, supongo que es allí donde me lleva ahora. Nadie se acerca interrumpir el camino de su Majestad. Por ello mismo los guardias van con nosotros, además de cuidar nuestra seguridad. Me asusta pensar que tendré que pasar por esto y mucho más el resto de mis días o al menos hasta que obtenga mi preciada libertad.

No quiero vivir así. No es sano para nadie vivir con miedo constante.

No es bueno para nadie, desconfiar de todos.

No es saludable para nadie vivir en una prisión.

El Sultán me deja sobre su cama con suavidad, sentándose a mi lado después. Me observa preocupado, conozco esa expresión en su rostro. Terror...

Eso es lo que pasa por su mente, miedo a perder a su primer hijo, sin que este haya nacido.

Ezequiel, sí el mismo Ezequiel por el que nos enteramos de mi embarazo. Ingresa en la habitación, bastante apresurado.

-Sultán...

- ¿Dónde está la doctora? -pregunta directamente.

-Viene en camino, señor -responde Ezequiel -. Señorita Gracie, ¿se encuentra bien? -niego con la cabeza.

- ¿Qué hicieron con esa mujer? -cuestiona él, volteandose hacia Ezequiel.

-Está siendo azotada, Sultán -el Sultán golpea con fuerza el material de la cama. Causando que mi corazón lata aun más rápido.

-Lo lamento... -pide disculpas, sus manos suben a mi pequeño vientre -, por favor se fuerte, por nuestro hijo -acaricia mi vientre con suavidad -. Ezequiel...

- ¿Si...? -se aproxima un poco más hacia delante.

-Si Gracie llegase a perder a mi hijo, esa mujer debe ser castigada con la muerte -sentencia él con seriedad.

-Como desee, su Majestad -responde Ezequiel.

Alguien toca la puerta y Ezequiel se encamina rápidamente hacia ella, abriendola después.

-Su Majestad, la doctora ha llegado -él mencionado asiente, haciéndose a un lado.

- ¿Qué fue exactamente lo que sucedió? -interroga ella mirando mi rostro con preocupación -, se ve mal -si eso no ayuda en nada.

-Una mujer del harén la golpeo directo en el vientre -informa el Sultán -. Desde ese momento le duele el vientre -culmina caminando de un lado al otro.

- ¿Podría calmarse? -pregunto, sintiendo una punzada de dolor centrarse en mi vientre.

-Está bien -contesta él -. Doctora, por favor revísela -la aludida asiente.

La doctora, misma que afirmó mi embarazo, se sienta a mi lado en la cama. Revisa mi pulso y asiente con una sonrisa al terminar de hacerlo. Luego le piden a Ezequiel que salga y levanta mi falda lo suficiente para que mi vientre quede a la vista. La doctora se arrodilla y comienza a apretar un poco por encima mi vientre, sin mucha fuerza. Pero aún así causa dolor en mí. Después de corroborar que todo esté bien, se levanta del suelo tranquila.

- ¿Cómo está mi hijo? -cuestiona él de inmediato.

-Todo está bien, Majestad, solo es dolor muscular, el bebé se encuentra bien -me mira -. Estará bien señorita Gracie, voy a recetarle un medicamento y un tranquilizante que no afecte al bebé...

-De acuerdo... -menciona él -, mientras que todo este en orden no hay ningún problema -expresa él.

-Así es, por ahora, como la madre está un poco alterada ahora le recomiendo que descanse -asiento, sin decir nada más.

-Muy bien, puede retirarse -ordena el Sultán.

-Bien, con su permiso mi señor -ella se aleja y sale de los aposentos. Él se acerca a la cama, sentándose a mi lado. Desvío mi vista de él.

- ¿Dónde estaba? -cuestiono. Se suponía que él estaba conmigo, pero no estaba allí para evitar que ella me golpeara.

-Gracie, tú te alejaste de mí, no fue mi culpa -me incorporo un poco en la cama.

- ¿Entonces es mí culpa? -él niega cerrando los ojos con fuerza -, explíquese porque se supone que usted debe cuidarnos, ¿verdad? -asiente y respira profundamente.

-No es tú culpa, ni mía. Nadie podía saber que algo como eso fuera a suceder -explica relajando su voz -. Desde ahora tendrás más seguridad, no permitiré que alguien intente atacarte a ti o a nuestro hijo -ruedo los ojos -, ¿estás enojada? -muevo la cabeza.

-No, quiero dormir un poco -trato de levantarme, pero me toma de los hombros y me acuesta en la cama de nuevo -. ¿Qué hace? Necesito regresar a mis aposentos...

-Te quedarás aquí un rato -suspiro -. Es una orden, Gracie. Quiero estar al pendiente de ustedes dos.

-Como guste -decido no oponerme porque no tengo ánimos para hacerlo.

-Si en la mañana te sientes mejor visitaremos a mi madre -indica de manera suave -, hoy no se ha podido, pero no quisiera posponerlo más. Mi madre debe conocer a la madre de su futuro nieto.

- ¿Por qué habla del bebé como un niño? -se encoje de hombros elegantemente. En serio odio que se tan guapo, además de que odio su actitud -. No ha pensado que en que podría ser una niña -sonríe.

-Normalmente lo que todo Sultán espera es que su primer hijo sea un niño fuerte y saludable -su mano derecha sube a mi rostro y acaricia mi mejilla izquierda -. Nuestro bebé puede ser del sexo que sea, seguiré amándolo o amándola. Pero si es una niña, espero que sea tan hermosa como su madre -manifiesta.

- ¿Cuál es la diferencia entre que dé a luz a un varón o a una niña? -sus manos bajan a mi vientre, sonríe y su mirada solo demuestra ilusión.

-Si das a luz a un varón, tu comportamiento es adecuado y si yo lo decido así, podrías convertirte en Sultana y formar parte del sultanato en esta generación -asiento. Es lo mismo que ya otros me dijeron.

- ¿Qué ocurre si tengo una niña?

-Allí no tendrías la oportunidad de convertirte en Sultana, pero serías una de las figuras más importantes dentro del harén por haber dado a luz a mi primer hijo -explica. Ahora que lo pienso eso sería lo mejor, dar a luz una niña.

- ¿En que consiste que me convierta en Sultana? ¿Si doy a luz a una niña ya no me casaría con usted? -con esa última pregunta mi voz sale lastimada, como si me doliera. Lo que provoca que él sonría en aprobación.

-Eso es correcto, ya no serías mi esposa -concuerda -. Sin embargo todos los días pido que des a luz a un pequeño varón -confiesa abiertamente.

- ¿Por qué lo hace?

-Porque a diferencia tuya, yo deseo que te conviertas en mi Sultana -muerdo mi labio inferior. No tengo idea de que decir al respecto, menos teniendolo a centímetros de distancia.

-No debería hacerlo, en cualquier momento otra mujer puede ocupar mi lugar, la querrá a ella y se olvidará de mí -él se ríe y está es una de las pocas veces que he escuchado su risa -, ¿se está burlando de mí? -sus dedos peinan mi cabello tiernamente.

-No, pero si no me equivoco, estás molesta porque en algún momento me casaré con otra mujer -sacudo la cabeza -. ¿No es así?

-No, no estoy molesta -respondo.

- ¿Entonces por qué actúas así? -cuestiona con curiosidad.

-No comprendo sus costumbres -me mira confundido -. Es decir, ¿por qué debe volver a casarse si ya estaría casado conmigo? Es caso de que mi bebé sea un niño -él me mira fijamente, de manera intensa.

-Costumbres son costumbres, Gracie -declara en tono sumamente fuerte. Trago grueso -. Según las costumbres no puedo contraer matrimonio solo contigo.

-...

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro