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Capitulo II "Dulce Sueños"

Todos en alguna ocasión hemos soñado que caemos, pero al abrir los ojos sentimos alivio. ¿Ahora qué pasaría si al despertar siguieras cayendo? ¿Acaso te aferras a la vida o te dejas hundir por el frío del abismo?
   - J.H

•••

Me levantó tan de golpe que siento un mareo apoderarse de mi cuerpo, sujeto mi frente con las yemas de los dedos, como si eso fuera un remedio casi mágico. Las imágenes en mi mente fluyen, una tras otras igual a una diapositiva. Lentamente estoy recuperando las fuerzas que perdí.

Lo primero que se me ocurre es pedir ayuda, pero las palabras no me salen de la boca, al parecer se me quedan atascada en la garganta. No entiendo que sucede. Es como una mal sueño mejor dicho pesadilla, esas en las que estás conciente de lo que sucede, observas, sientes e incluso puedes moverte, lo único que no logras es hablar.

De esa forma me estoy sintiendo, en una jodida pesadilla.

No me dí cuenta cuando comencé a sudar tanto, las gotas de sudor hacen eco al caer en el piso de cerámica, puedo notar mis manos húmedas y como algunos mechones de cabello se pegan a mi frente.

De repente, un olor que no había percibido antes, llega a mis fosas nasales.

No es sudor.

Me doy cuenta hasta ahora.

Tengo las manos completamente llenas de sangre. El pánico ataca mi cuerpo dejándome paralizada. El labio inferior me tiembla, sé que en cualquier momento las ganas de vomitar llegarán.

El cuerpo inmóvil frente mí, está rodeado de un charco oscuro.

—Es tu culpa— replican en mi oído.

Ahogó un chillido.

—No, no lo fue— digo, negando con la cabeza.

Escucho su siniestra risa.

Me cubro con fuerza las orejas, intentando alejar las carcajadas que cada vez son más intensas.

No fue mi culpa.

Repito consecutivamente. El llanto no tarda en llegar, siento como pesadas lágrimas se deslizan con fuerza. Y el dolor en mi garganta aumenta quemando cada pequeña parte de ella. El miedo me invade, no quiero vivir ese momento de nuevo.


otra vez no.

Mi instinto de supervivencia hace todo lo posible para que no flaquee. Por eso trato de tranquilizarme como lo he estado haciendo durante un tiempo para acá. De la forma que mi terapeuta me enseño.

Uno, dos, tres.

Cuento en mi mente, sin abrir los ojos.

Cuatro, cinco, seis.

Notó como la respiración retoma su curso normal.

Siete, ocho y nueve.

Ya no escucho las carcajadas.

Respiro profundamente.

—Diez— digo en voz alta.

Abro los ojos lentamente.

Estoy en el baño. Fue solo un sueño.

Lágrimas comienza a brotar nuevamente de mí. Está vez, con más suavidad pero el dolor que se puede sentir en ellas es tan grande.

Ya no lo soporto más.

—¿Por qué? — grito con todas mis fuerzas — Hasta cuando vas a seguir, deja de atormentarme. Si me dejaste sola sin importar que sería de mí, entonces déjame en paz, por favor — Se me quiebra la voz.

No sé a quién le grito, pero ya estoy agotada, no quiero sufrir más. Han pasado seis meses desde ese día. Desde esa desicion, y aún arde en mi corazón como si no hubiera pasado ni un segundo.

—Muere de una vez por todas— dicen a mi lado.

Giro en dirección de la voz. No hay nadie.

No comprendo ¿Sigo soñando?

—Tranquila, nadie notará tu ausencia.

Esas palabras causan un efecto. Algo dentro de mí, está de acuerdo con eso, nadie se dará cuenta si estoy o no, ¿Por qué seguir luchando? ¿Para que esforzarse en continuar?.

Luego todo pasa demasiado rápido.

Me encuentro en medio de la cocina con una navaja que era de mi padre. Me la dió de regalo unos días antes de mudarme a Londres, según él para defenderme de la delincuencia y los peligros de esta ciudad.

Es gracioso ¿No?

Está pequeña cosa a la final, si cumplirá su propósito, defenderme y así evitarme sufrir. Tal vez, no era la idea la clase de defensa que mi padre pensó, aunque eso no importa ya.

No sufriré más...

Ubico la navaja justo en la parte de la muñeca de mi mano izquierda, dónde resaltan las pequeñas líneas coloridas entre verde agua y lila.

Ni una lágrima más...

Decidida la presiono y de inmediato empieza a sangrar mi mano.

Paz. Eso es lo único que percibo.

Me dejó llevar por este sentimiento tan agradable, me iré, dejaré este mundo corrompido, cierro los ojos y pido perdón, a mi familia, amigos, profesores, psicóloga, aquellos que creyeron que iba a lograr salir victoriosa, pero sobretodo...por ser tan cobarde.

Falta profundizar más la herida, estoy cerca, solo un poco más.

El timbre de mi apartamento suena.

Reaccionó soltando la navaja.

¿Qué iba hacer?

—Mier...— por primera vez, siento el dolor de la cortada.

Busco el botiquín de primeros auxilios que tengo para emergencias, en un rincón de la cocina. Lo abro y saco unas vendas para cubrir la herida, agua oxigenada y gasas. Antes de comenzar, destapó una botella de agua mineral para limpiar la herida, afortunadamente no llego hacer tan profunda como para preocuparse, la desinfecto y la cubro con una pequeña venda.

Escucho como el timbre sigue sonando, pasan unos segundos mientras me debato en si abrir o fingir que no hay nadie en casa, como no tengo ánimo de enfrentar a nadie  me decido por la segunda opción

—Se que estás adentro, en el estacionamiento está aparcado tu auto— Se queja desde el otro lado de la puerta Ángela.

Ang es mi amiga y compañera de Universidad, ahora que lo recuerdo, me comprometí a quedar con ella el día de hoy en mi apartamento, para finalizar un proyecto de anatomía.

Me golpeó mentalmente.

No le puedo decir que se vaya y regrese otro día, sacar una buena calificación es indispensable para nosotras.

¿Por qué me pasan estás cosas?

No tengo otro remedio que abrir. Retiro el seguro de la puerta y el pasador, dejando a la vista a una chica recostada en la pared del pasillo, luce muy sonriente.

Frunzo el ceño en confusión.

No creo que este emocionada por pasar toda la noche en vela estudiando. Me fijo que su mirada está puesta en otra dirección y guío la vista hasta ese lugar.

Oh, claro...

—Deja de acosar a mi vecino —la golpeó en la frente para que despavile. Angela se gira, me da una mirada de inocencia.

Áng es muy guapa a decir verdad es rubia, de tes muy blanca y ojos azules "toda una gringa" es proveniente, de California pero se vino a Londres para estudiar su carrera.

—Pasa antes de que te denuncien por acoso—le bromeó. Me voltea los ojos.

—Ojala, quedes virola— le digo. Ella ríe, entra a mi apartamento no sin antes darme un beso en la mejilla.

—La próxima vez que finjas no estar, entraré por tu ventana—dijo divertida. De un momento a otro su sonrisa se desvanece al mirar mi mano lastimada—¡¿Qué te sucedió?!

Intenta tomarme de la mano, pero no lo permito. Ella me da una mirada mala mirada.

—Me corte mientras cocinaba— Alzó los hombros, como si no fuera de importancia.

—¿Segura?—pregunta con tono incrédulo.

—¡Sí!— afirmo— Ya sabes que soy algo torpe.

Ángela sigue con su mirada de "no te creo nada". Es una de las pocas personas que saben lo que sucedió, pero la conozco y sé que no insistirá. Por eso me agrada tanto, es de las personas que saben esperar y respetan el tiempo de cada persona.

—Está bien, solo ten más cuidada—Asiento— En fin, debemos sacar una excelente calificación, no quiero reprobar anatomía otra vez—hace puchero y no puedo evitar reír.

Lo dice en serio, es su segundo año intentando pasar anatomía. No puede darse el lujo de fallar nuevamente o la expulsarán de la carrera.

—Para tu suerte, soy la mejor en clase de anatomía—La ánimo.

—Lo sé, por cierto me encanta tu humildad— dice en sarcasmo. Reímos juntas— Me estás salvando por eso te traje esto—Me fijo en la bolsa que trae de la cual saca unos helados de mc' donalds.

—Son mis favoritos, gracias Ang.

—Gracias a ti, por tu ayuda, no quiero decepcionar a mis padres reprobando —Me da una mirada triste,por eso le doy un fuerte abrazo.

Ang me da un poco de pesar, se esfuerza mucho por sacar a flote su carrera pero se nota a leguas que no le apasiona. Siempre he pensado que lo hace para seguir los pasos de su padre, un exitoso doctor de California.

—Iré a preparar unas botanas— le informo a la rubia—, ponte cómoda.

—Estoy como en mi casa—dice alegremente. Revuelve un poco su melena rubia y se lanza en el sofa negro—Por cierto, deberías cambiarte de ropa, parece que tuviste una lucha en el baño.

Observo mi aspecto.

Llevo puesta una bata de baño color frambuesa y mi cabello parece un nido de pájaro. Después de todo lo que sucedió no me dió tiempo de notar lo desastrosa que me veía. A simple vista, parecía una loca a punto de tener una crisis.

Me dirijo a la habitación para tratar de arreglar un poco mi imagen, busco en mi closet, sacó unos shorts negros con una camisa de tirantes blanca y me calzo mis Nike blancas. No es algo extravagante, y además es cómodo para estar en casa.

Luego cepillo un poco mi cabello, intentando desenredar los nudos que se me hicieron, pero no sé arregla mucho así que lo dejo como está, más tarde con un crema de peinar estará perfecto.

Ya lista regreso hasta la sala de estar. Ángela sigue en la misma posición, acostada en el mueble, aunque ahora está comiendo algo. Espera un momento, esos son mis Cheetos.

—Ey— le lanzó un cojín— No te comas mis Cheetos.

Áng ríe a carcajadas.

—Tengo hambre—dice en defensa para seguir devorando como si no existiera el mañana—revise tu cocina y no hay nada preparado— Se queja.

—Dame unos minutos, asaltadora de Cheetos.

Me devuelve el cojín que le lance.

Diría que no tarde nada en la cocina, pero mentiría. Quise preparar una rica receta que ví en facebook, de unos rollos de jamón con queso amarillo, el cuál decía que era súper fácil de preparar en tan solo un minuto, y no fue así. Exactamente me tarde quince minutos en prepararlos.

La cocina definitivamente no es lo mío.

Me dedico a servir los rollos en una bandeja, junto unos sandwiches de atún y salsa de guasacaca. Tomó con cuidado la bandeja para que no se derrame nada y salgo a dónde se en mi amiga, la cual al verme se incorpora velozmente, no para ayudar claro está, sino para arrebatar la bandeja de mis manos.

—Comida — da saltitos de alegría.

Le ofrezco una cuchara para comenzar a devorar los helados que trajo, hablamos un poco de lo que haríamos al siguiente día después de clases, mientras le dábamos forma al proyecto que debíamos entregar a primera hora del día de mañana y obviamente comiendo de vez en cuando un bocadillo.

La noche será algo larga.

•••

—¡Por fin! — exclama Ángela.

Hemos estado trabajando durante un buen rato en el proyecto y ya estaba completamente listo para ser entregado, pensé que no íbamos a lograr terminar, porque hablamos mucho, y en ocasiones se nos olvidaba lo que estábamos haciendo.

Áng suspira.

Miró el reloj que está en la mesita de noche, a lado de una lámpara en forma de árbol que uso para leer, ya son pasado las 3:15 de la madrugada. Mi amiga no lo piensa dos veces y se acuesta en mi cama, no pasa ni un minuto cuando ya está roncando.

No la culpo.

Me siento rara, hace tanto que no tenía compañía por las noches desde lo que pasó...

Es suficiente.

Meneó la cabeza.

Decidí no dejar que me afecte.

Abro la gaveta de mi mesa de noche y saco un frasco con mis pastillas para dormir. No me gusta tomarlas, pero si quiero descansar sin preocupaciones es el único modo.

Me costaron un poco conseguirlas, como no tenía ninguna receta médica no me las querían vender en ninguna farmacia. He tenido que manejar por dos horas a un pueblo que está a las afueras de la ciudad, me había enterado que en ese lugar había una pequeña farmacia con aspecto algo descuidado donde vendían sin receta.

Ese día que estuve ahí, pude ver muchos adolescentes de entre quince a diecisiete años, comprando cigarrillos. La vendedora se los daba sin siquiera pedir identificación, lo cual es ilegal porque a leguas se notaba que eran unos niños.

Saco dos pastillas y las tomo con un vaso de agua.

Masajeo por un momento mi cuello.

Las pastillas no tardan en hacer efecto, ya que mis párpados comienzan a cerrarse lentamente, logrando sumergirme en la oscuridad de un sueño profundo o mejor dicho solo en oscuridad, hace tanto que no sueño nada, solo estamos nosotros los monstruos del pasado que me persiguen, y yo cada vez más cerca de ser atrapada.

•••

Hola.

Primero que nada debo aclarar un punto. "El suicidio" o "intento de suicidio". No estoy de acuerdo con eso, y mucho menos quiero ponerlo como algo normal o que está bien. Porque simplemente no lo está, alguien que intenta o solo se le llegase a ocurrir atentar contra su propia vida, es de preocuparse.

La vida es hermosa, amiga o amigo que lee, disfruta y vívela al máximo. Sé que vendrán problemas pero tú puedes con eso y más.🌼

Ahora bien👀

Espero les haya gustado este capítulo.

Gracias por leer, votar y comentar es muy importante para mí.

Aquí pueden comentar.

¿Qué les pareció Ángela?

Y nuestra pequeña Maddison ¿Qué piensan de ella?

Los quiero, Hernandezmix ❤️❤️❤️❤️

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