PRÓXIMAMENTE...

Hoy cumplo 18 años y en las aldeas es costumbre otorgar un brazalete de acero a esa edad. Si estuviera en el pasado, en el Planeta Antiguo, todo el mundo daría por sentado que me refiero solo a las aldeas terrestres. Pero estamos en el presente. Así que allí abajo, en lo más profundo del mar, ocurre lo mismo. Aunque al océano le gusta llamarlo "tradición" , mi cabeconería no me lo permite, por lo que yo lo llamo "obligación".

—¿Estás emocionada Erin? —me pregunta mi padre.

—¿De qué me marquen como al ganado? ¿Estás de broma?

—Se que ahora mismo crees qué no tiene ningun sentido, pero para los humanos significa que pertenecemos a un hogar. A Atlas —le agarra de la mano a mi hermana pequeña, Nixa, y me mira a los ojos—. Significa que tú, yo y tu hermana tenemos derecho a estar aquí.

—Para ellos seguimos siendo unos refugiados. Nos podrían echar a patadas en cualquier momento, y lo peor es que están en su derecho. Este planeta es suyo.

—Si tanto te molesta seguir las reglas marinas, puedes ir al interior de la Pangea y quedarte allí. Igual prefieres sustituir las reglas por las bestias—me quedo con las palabras en la boca, prefiero no empezar una discusión en medio de la ceremonia—. Si no quieres eso, considera hacerles caso.

Para entender el porque de esta chorrada, es necesario volver hacia atrás. Hace siglos, antes de qué los humanos llegaran a Atlas, los jerarcas de Iria, la ciudad más poderosa del océano, crearon dos brigadas con el fin de proteger su imperio. Estas, no solo protegían la ciudad desde dentro, si no que también desde fuera.

A cada una de ellas se le asignó una tarea, y junto a ella, un amuleto propio.  Por un lado, la brigada interior, con el brazalete color plata, estaba destinada a mantener el orden público de Iria y sus territorios marinos. Además, era la encargada de defender a la civilización frente a los monstruos marinos. Por otro lado, la brigada de la fortaleza, con el brazalete dorado,  era la encargada de proteger a los ciudadanos residentes de la gran ciudad y a los jerarcas.

Con la llegada de los humanos, modificaron vários aspectos de las anteriores brigadas, e incorporarón la tercera y última brigada. Esta fue la brigada exploradora o exterior, con el brazalete de color bronce,
cuyo cometido era recabar información sobre las peligrosas y desconocidas criaturas de la Pangea. Información que supuestaments sería utilizada a nuestro favor, a favor de los humanos.

Hoy en día, las tres brigadas siguen siendo los pilares de Atlas y en la mayoría de edad los jovenes más fuertes y audaces tienen la oportunidad de alistarse en una de las tres brigadas tras superar las pruebas de admisión.

Actualmente, los amuletos de acero indican la mayoría de edad y el permiso para participar en las pruebas de admisión de las brigadas. Sin embargo, si en teoría participar es opcional, es común llevar a los jovenes más capaces de cada aldea a participar en las pruebas. Pero ni yo, ni la mayoría de los habitantes de la Pangea podemos participar. ¿Entonces quienes participan? Pués los qué no son humanos.

Entonces..¿por qué no negarse a ponerse el brazalete y ya está? Bueno, no es tan fácil. Tanto como si te niegas a participar en las pruebas, si has sido elegido, o te deshaces del brazalete, acabarás siendo un renegado. Y nadie quiere serlo, ya que son encarcelados, castigados o ejecutados en las calles de Iria, frente al público. Sí... el oceano es bastante radical. Pero recordemos qué así son las fantásticas reglas marinas.

Así que ofrezco mi mejor sonrisa forzada , asiento, y el forjador me coloca el dichoso brazalete en la muñeca.