TRAICION MENOR
DIA 6: DOLOR KINK/GEMELOS AU
El sonido de la música era estruendos, sabia porque estaba ahí y lo odiaba cada segundo. El aroma del alcohol, del humo del cigarro, de los diferentes perfumes de la gente que se apretujaban en ese lugar tan encerrado como gusanos.
Tal vez es la expresión de su rostro parece el de la misma muerte; a pesar de que las luces hacen que la piel de su cara se vea a veces azul a veces verde o roja, que se abren paso para dejarle pasar.
Esta cabreado más allá de lo que usualmente se enoja, tiene un temperamento muy volátil, todo el que lo conoce lo sabe, él lo sabe a la perfección, entonces ¿Por qué se atreve a desafiarlo?
Sukuna se sienta en una de las zonas exclusivas del lugar, haciendo una seña hace que una chica de un cuerpo muy definido y sensual se le acerque tambaleando las caderas con cada paso que da, con una obvia invitación escrita en el movimiento de sus pestañas y la forma en la que hace que sus pechos se levanten por la posición en la que pone sus brazos alrededor de la bandeja que trae en sus manos.
—Una botella del mas caro alcohol que tengas— le dice sin volver a mirarla, enfocado en su búsqueda entre el mar de gentío del lugar.
La chica se va y Sukuna sabe que ofendió sus intentos de flirteo, pero es algo que no le importa. Se reclina en el lujoso sofá, viendo desde su ventajosa posición en el segundo piso quienes bailan. Su visión entrenada le da acceso a cada rostro semi iluminado, haciendo de su búsqueda más fácil.
La botella llega justo cuando su victima a caído en su red de búsqueda. Yuuji...
Esta ahí, tan lindo como siempre, con esa ropa ajustada que rara vez usa sobre su sexy cuerpo, lo ve bailar de una manera nada mas que considerada como obscena, la forma en la que en la pista de baile se convierte en un pedazo de carne a devorar por la manada de lobos que se mueven a su alrededor en un intento por tener un poco de ello.
Mientras bebe, ve como sus caderas se balancean al ritmo de la música, sus manos a través de todo su cuerpo, Sukuna juraría que puede ver cada gota de sudor que baja por su piel, hasta que a Yuuji le da por calmar su sed.
Lo ve dirigirse a la barra, pedir una bebida y es ahí cuando decide que la situación tiene que parar.
Yuuji siente que el calor le hace vibrar el cuerpo, la música se derrite en su sistema como la cera de una vela, dejando ardor a su paso. No deja de moverse en medio de la pista, sabiendo que ha habido ocasiones en las que fue tocado, que le han visto con miradas deseosas.
Lo sabe y no le importa.
Ha salido a divertirse, a bailar y olvidarse de los motivos que le tienen donde le tienen. Le ha dado miradas insinuantes a un tipo de cabellos negros y ojos esmeralda. Otro que se ve un poco mayor para estar ahí le ha guiñado un ojo y Yuuji le ha regresado el gesto. Además de que el que parece ser el barman, un hombre rubio de lentes le ha enviado un par de tragos.
Yuuji se cansa de su juego, del de cabellos negros a su espalda que frota su miembro en su trasero. Tiene sed, así que va a la barra a sentarse y descansar un poco. Ahí le alcanza el tipo de ojos interesantes, el de cabellos blancos como la nieve.
Yuuji se mueve de un lado a otro en el taburete alto en que esta sentado, bebe de su trago con un popote que el de lentes amablemente puso. Envuelve sus labios en el plástico sin dejar de mirar al tipo que se ha encargado de engrandecer sus dotes mientras habla, de llamarle lindo y cosas que llevarían a cualquier mujer a la cama.
Yuuji estira su brazo, con la punta de sus dedos toca el del peli blanco, y le sonríe. Acaba su bebida y toma una cereza del cuenco a su lado, llevándolo a sus labios de manera sugerente, la muerde a la mitad, mostrando su lengua mientras saborea el resto hasta terminarla toda. No saca sin embargo el palillo, no hasta que lo convierte en un nudo dentro de su boca, le muestra su obra al extraño, viendo la forma de su miembro duro bien marcada en su ropa.
—Vamos a un lugar mas privado— le dice al oído y Yuuji sonríe mirando a un punto mas arriba
Sukuna llega a los cubículos del baño como una tormenta, llena de ira y devastación a su paso. Lo cabrea el hecho de que el lugar esta insonorizado de la música del exterior, haciendo que los sonidos que hace la parejita lujuriosa ahí dentro sean más notorios.
Un par de tipos salen corriendo en cuanto ven la palabra muerte bien pintada en rostro.
No dice nada, pero su ira se hace mas grande en cuanto escucha la ropa ser removida, los débiles gemidos del interior. Así que hace lo que le dicta esa misma ira. Destrozar la puerta de madera.
Ahí dentro encuentra a su pequeño hermano, su dulce e inocente Yuuji estando en brazos de un idiota cualquiera, su ropa esta desaliñada, el pantalón a medio desabrochar y el de cabellos blancos con los pantalones abajo.
—Largo si quieres seguir con vida...— le dice no como advertencia
El tipo se enoja, lo ve en su rostro. Pero se va con la frente en alto y un intento de dignidad intacta.
Sukuna cierra la puerta en cuanto sale, quedando él y su hermano dentro. No dicen nada por unos segundos hasta que Sukuna lo agarra por la garganta con mucha fuerza como para dejarle marcas, golpeándolo contra la madera del cubículo viéndolo con furia a los ojos, así que lo hace girar y lo golpea de nuevo contra la pared, mejillas pegadas a esta.
La mano libre la usa para tirar hacia abajo los pantalones de Yuuji, exponiendo su trasero enfundado en un slip, misma que va a dar al mismo lugar que sus pantalones.
Sukuna gruñe como demente cerca de su oído, haciendo a Yuuji jadear emocionado. El corazón de ambos está acelerado fuera de control, lo saben, el resultado de las acciones de uno y de lo que desea el otro.
Yuuji empuja su trasero contra el de Sukuna, moviéndose sugerentemente sobre la intimidad de su hermano.
—¿Portándote mal Yuuji... eh? — le dice al oído, mientras lo empuja más contra la pared
Yuuji no contesta, solo gruñe palabras medio entendibles, sintiendo el sudor bajar por su espalda debido a la anticipación de lo que había estado deseando toda la noche. Puede escuchar a su hermano respirar con fuerza detrás suyo, ve de reojo la forma en la que se contiene, en la que las venas de sus brazos se sobresaltan por la fuerza que imprime sobre su cuerpo.
—¿Creías que ese imbécil te iba a hacer sentir lo que yo? Non seas ingenuo Yuuji, nadie puede hacerlo—
Sukuna cubre la boca de Yuuji, solo en el momento en el que embiste su pene profundamente en el agujero de su hermano, de no haber sido porque lo vio; el que Yuuji aun tenia los pantalones aun puestos cuando se besaba con ese, pensaría que lo habían hecho, pero no fue así.
—Así que ya estabas listo, esperabas que te la metería hasta el fondo ¿Eh, Yuuji¡?— le dice al oído. Saliendo con lentitud del apretado y húmedo lugar —¿Pensabas en mi mientras tenias tus dedos dentro? ¿Quieres esto tan mal, eh, puta? Bueno, aquí ... ¡Toma cada centímetro! —
Sukuna ríe cuando ve como su Yuuji se deshace con cada embestida, la forma en la que recarga su cabeza sobre su pecho, su altura le ayuda a ver los ojos de su hermano consumidos en la lujuria, nublados de un placer que solo el va a darle.
—A-Adentro... s-se siente ta~an bien— gime Yuuji y su dulce y aguda voz hace que su miembro se endurezca mas si es posible, que reanude con mas ganas sus movimientos
Sukuna ya no se contiene, sabe; porque ha logrado ver las sombras bajo la puerta, de que hay invitados escuchando su espectáculo. Y no le imposta mientras no vean la cara de placer de su hermano, esa visión solo es suya, sacaría los ojos de aquel que si quiera vieras un resquicio.
Lo folla bruscamente, el movimiento de sus caderas como una maquina que no parara hasta su preciado final. Sukuna toma el pene tambaleante y húmedo de su hermano, haciendo que tense mas su agujero por el contacto, lo mueve con la misma rapidez en la que lo embiste, haciendo que Yuuji se levante en la punta de sus pies por la fuerza.
Usa su cuerpo como soporte para el peso de Yuuji, escuchando como es que debido al placer que le da su pene que olvida la decencia, que olvida la razón por la cual se hayan de esa manera, usa la mano libre para enroscar sus anchos dedos alrededor de la mandíbula de su pequeño hermano, presionando un beso húmedo que se mueve de su garganta, hasta sus labios, mordiéndolos y chupándolos hasta por fin soltarlo
—Vamos Yuuji, llora por mí un poco más. Se siente tan bien dentro de ti. Vamos, usa este redondo culo de puta para hacerme correr, a tu querido hermano mayor—
—Suku-nni, Suku-nni ¡Tu polla se siente tan bien! ¡Mas! ¡Mas! —
Sukuna sabe que lo que hacen está mal, que; por ser el mayor, el "Adulto" de los dos no debería ceder ante su pequeño hermano. Yuuji aun no sabe nada de la vida, del amor o del sexo. Pero Sukuna es posesivo, Yuuji es suyo y va a reclamarlo así tenga que corromperlo.
Yuuji es hermoso, puede tener a quien quiere, pero lo quiere a él así que ¿Cómo no tomar lo que se le ofrece de buen grado?
Yuuji había estado enojado esa mañana, debido a que sus padres se oponían a que; cuando Sukuna se fuera a la universidad, Yuuji lo siguiera y vivieran juntos. Obviamente sus padres son sabían de la relación mas que fraterna que llevaban, así que Sukuna prometió visitarlo cada semana, mas eso no satisfacía a su Yuuji, él lo quería todo, todos los días.
Así que mejor para desquitarse de sus padres que volverse un adolescente libertino y mal portado.
Quizá eso hicieras que sus padres dieran sus brazos a torcer, pero Yuuji no consideraba que Sukuna reclamaría lo que es suyo.
—Tu eres mío Yuuji ¡Mío! — le dice lleno de ira al recordar el como casi se mete con un desconocido
Sukuna suelta el duro pene de Yuuji y se detiene haciendo que este proteste con un movimiento circular de su trasero, Sukuna levanta su mano en alto, dejándola caer con fuerza en el trasero de su hermano. Eso hace que Yuuji se tense y jadee de dolor.
—Suku-nni p~perdon... name no l~o volvere a hacer... perdón—
Sukuna sabe que eso no es cierto, que la forma en la que Yuuji saca su ira es hacerlo enojar, para que cada vez que lo reprenda lo folle de esa manera, donde sea, cuando sea y como sea.
—Puta mentirosa— le dice Sukuna al oído, levantando una vez mas su mano y dejándola caer con fuerza, viendo con placer la marca roja que comienza a formarse y la sensación de su pene ser apretado una vez mas y eso le da una idea.
De repente, Sukuna salió de su trasero y antes de que su hermano tuviera la oportunidad de protestar, le dio la vuelta para que estuvieran cara a cara. La vista de su expresión sonrojada y cargada de lujuria envió un rayo eléctrico de placer a su palpitante pene, la baba cayendo de los labios de Yuuji, sus ojos brillantes y desenfocados, el sudor perlar su piel lo hacían ver como una obra de arte indecente. Con ayuda de ambos brazos, cargo a Yuuji por debajo de las piernas, poniendo su espalda contra la puerta del cubículo del baño.
Escucha a Yuuji gemir con fuerza así que teniéndolo sostenido de esa forma, en cuanto este pasa sus piernas alrededor de sus caderas, deja caer nuevamente su mano en su ya sonrojado trasero.
Lo besa con desesperación, haciendo que Yuuji también pase sus manos alrededor de su cuello —Sostente — le susurra antes de volver a besarlo
Sukuna lo suelta, moviendo sus caderas a la par en la que baja ambas manos con fuerza en la piel de su trasero, los golpes de estas junto con los movimientos de sus caderas parecieran que un poco más y tumbarían la puerta del baño. Yuuji es un desastre de gemidos y lloriqueos y mas pronto que tarde Sukuna puede sentir su vientre húmedo y caliente.
—¿Con que te has corrido? Eso fue rápido. Realmente estabas desesperado, ¿Eh? —
—Es~so es porque... Suku-nni... sed siente tan bien—
Sukuna se da cuenta de la forma en la que Yuuji bate sus pestañas, en la forma en la que su voz se torna aguda, desesperada y de una manera que en la que sabe su fin es manipularlo, tenerle donde Yuuji quiere, a su lado. Sukuna sabe que lo haría, lo que el chico le pidiera.
—¿Quieres más? — le pregunta moviéndose sin salir, lentamente en su interior
—Mucho más... Suku-nni— le responde Yuuji, lamiendo sus labios, apretándose mas contras su cuerpo y tensando de forma consiente su húmedo agujero.
—No dejes que nadie más te toque nunca más... — le gruñe al rostro, acercándose lo suficiente para que Yuuji pueda ver la expresión de furia en su mirada — O podría hacer algo realmente estúpido—
Yuuji se mece en un intento de sentirse de nuevo lleno de placer y Sukuna no lo hace esperar, esta vez no se detiene, no aunque ve como hay varios pares de pies fuera de la puerta, como hay semen en el suelo. Saca una navaja que tenia escondida entre su camisa y la clava con fuerza en la madera, viendo como los que fueran que estuvieran ahí huyen despavoridos.
Toma a Yuuji fuertemente de sus nalgas rojas por los anteriores golpes, marcando con fuerza sus dedos en la piel. Se mueve con desesperación, persiguiendo su orgasmo, viendo como Yuuji se viene de nuevo con fuerza. Llena su interior de su semen, deteniéndose solo para lanzar a Yuuji contra la taza del baño y hace que sus rodillas se apoyen en la tapa. Ver como su semen corre entre sus muslos desde su agujero aun abierto y las marcas de sus palmas en su trasero solo lo hacen ponerse duro de nuevo.
Se hunde de nuevo en su interior, escuchando con claridad el sonido pegajoso que hace al llegar hasta el fondo.
—Por favor Suku-nni... úsame, fóllame. Quiero que me rompas ... — Sukuna agarró un mechón rosado de su cabello, tirando de su cabeza hacia atrás —No dejaré que se retracte de esas palabras. No importa cuánto grites o llores, no me detendré... no hasta que mi polla sea la única que pueda satisfacerte maldito mocoso—
Sukuna puede ver a Yuuji en cuanto voltea la mirada para verlo, riendo tontamente, lleno de placer y deleite, una mirada que le da un si a todas sus promesas.
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