1. ¡Voy a Nordkapp!
Christopher empezaba pensar que tal vez era demasiado estúpido e ingenuo. Pero lo que lo hacía sentirse peor era darse cuenta días después de que lo habían estafado.
Todo comenzó con la fiesta de aniversario de la empresa en la que trabaja, durante la ceremonia de entrega de diferentes reconocimientos a los empleados se anunció que se darían tres boletos de avión a tres empleados para diferentes lugares, como recompensa por su arduo trabajo durante su estadía ahí. Eran unas vacaciones todo pagado para dos personas y aunque nunca solía ganar nada, realmente deseó que su nombre estuviera ahí; un rastro de esperanza se alojó en su interior cuando comentaron que sería a los empleados con mayor desempeño durante el año y que, sería únicamente a los trabajadores que llevaran más de cinco años en la empresa ya que sería injusto que alguien de apenas meses ganara ese premio. Cumplía con todos los requisitos y no pudo evitar limpiar el sudor en las palmas de sus manos que empezaba a generarse cuando sacaron el primer nombre de la esfera.
— Kang Daniel.
Los aplausos iniciaron y el corazón de Chris empezaba a latir con fuerza, bueno, aún quedaban dos oportunidades, el chico pasó por su sobre y tras ello, los nervios empezaban nuevamente. Podría jurar que escuchaba incluso el sonido de los papeles que hacía la mano del jefe al revolverlos dentro de la esfera para dar más paso a la suerte.
— Han Jisung.
Oh, bueno, quedaba aún una oportunidad, pero era una entre al menos cien papeles con nombres y sus esperanzas de salir por unos días de Australia se vieron reducidas a nada. A veces odiaba ser tan pesimista, aunque esta vez podría ser más que nada la sensación de ganar algo; le cansaba estar solo sentado viendo como las personas pasaban por un premio, odiaba que así fuera toda su vida, solo siendo un simple espectador.
— ¡Chris! ¡Chris! —el golpe el su cabeza le hizo salir de sus pensamientos mientras las risas no tardaban en hacerse esperar—. Te nombraron ya dos veces.
Volteó a ver a la mujer, no entendiendo bien qué ocurría debido a que se había perdido por completo, hasta que Roseanne señaló con sus ojos al jefe. Fue entonces que cayó en cuenta de que había ganado el tercer boleto y como Charlie al ver su boleto dorado, miró hacia el centro con ojos brillosos mientras se ponía de pie para caminar por su premio. La sensación en su cuerpo cuando tomó el sobre y agradeció al jefe no podía describirla con palabras, solo hasta que regresó a su lugar luego de que el mayor dijera que podían volver a la fiesta, fue cuando pudo relajar sus hombros con entusiasmo.
— Felicidades, aunque casi no te lo dan —comentó la chica mientras tomaba otro trago a su copa—. ¡Ábrelo! Vamos a ver a donde irá nuestro Chrispy.
El castaño asintió, abriendo con cuidado el sobre blanco aunque sus manos aún temblaban un poco de la emoción—. Miami.
La mujer dió un suave silbido mientras daba un par de palmadas la espalda del chico—. Hoy la suerte está de tu lado, tal vez podrías pedir un aumento en mi nombre.
Chris sonrió mientras veía a la chica levantarse, diciendo que iría por otro trago. Cuando se vió sólo se quedó admirando el boleto, se sentía tan realizado en ese momento, como si hubiese ganado un millón de dólares y no era solo por el hecho de haber ganado un viaje todo pagado por cinco días a Miami, sino que la sola idea de haber ganado algo ya le resultaba satisfactorio.
— Felicidades, Christopher —el más joven tomó asiento junto al mencionado y dejó su propio sobre en la mesa—. Ambos estamos de suerte hoy.
— Felicidades también, Jisung —respondió—. ¿Qué sitio vas a visitar?
— Nordkapp —dijo, tomando un poco de su bebida antes de reír enternecido por la expresión del chico—. ¿No lo conoces? Es un sitio muy cálido, lleno de cosas bonitas por ver y perfecto para vacacionar, me viene como anillo al dedo, además que no sea tan conocido me permitirá contarles mejor del sitio.
— Suena interesante.
— Lo es, ¿No? ¿A ti qué te tocó?
— Miami.
— Ah, el buen ambiente caluroso, húmedo, muy bueno para vacacionar —comentó sirviendo dos copas para poder ofrecerla una a Chris—. Bebe conmigo para celebrar esto. No todos los días nos vamos de viaje.
Lo último que recordaba era a él asintiendo, tomando unas cuantas copas y a Jisung convenciéndolo de cambiar los boletos porque Miami no era tan bueno, que Nordkapp era el perfecto sitio para pasar cinco días por su ambiente cálido lleno de sitios por visitar. Recuerda también haber dado una palmada en la mesa diciendo "¡voy a Nordkapp!" con orgullo.
Ahora se encontraba en muelle, con una chamarra tan grande que le impedía mover bien sus brazos, mirando hacia la lejanía mientras unos hombres gritaban tras él en un idioma que no entendía, solo pasándose redes con pescados. Nordkapp era un sitio costero dedicado a la pesca, con una población de menos de cuatro mil habitantes y prácticamente nada por ver.
— ¡Maldito seas, Han Jisung! —gritó,de cualquier forma nadie podría entender lo que decía.
Suspiró con frustración, ahora podría estar tomando algo rico, una bebida muy fría con el perfecto contraste del sol abrasador contra su piel, mirando el mar con un hermoso paisaje de tonos cálidos, no viendo como abrían un pescado en un sitio tan lúgubre.
— Siento la demora, nadie me avisó que habías llegado —escuchó de pronto y pudo sentir el alivio de entender finalmente algo desde que llegó—. Soy Felix, estoy aquí para ayudarte con tus dudas durante tu estadía.
— Gracias, empezaba a preocuparme —respondió mientras extendía su mano hacia el rubio en un amigable apretón—. No sabía que tendría un guía.
— De los tres sitios que sorteó tu empresa este es el único que no habla su mismo idioma, claramente necesitarías apoyo —dijo con amabilidad—. Australia, eh. ¿Sigue tan hermosa como hasta hace cinco años?
— ¿También eres de ahí?
— Sí, pero por trabajo decidí venir a este maravilloso lugar —señaló con sus palmas abiertas el sitio, no pudiendo evitar reír cuando vio la expresión del chico—. Sé que al principio puede lucir deprimente el sitio, pero hay más belleza de la que se puede notar.
— No creo encontrar esa belleza en cinco días, temo llevarme una mala imagen del lugar —murmuró, tomando nuevamente su maleta cuando vio a Felix avanzar y así, se dispuso a seguirlo.
— Espera a ver una aurora boreal, quedarás impresionado. Por ahora vamos hacia tu hotel, debes estar cansado, es un viaje largo.
— Lo cansado es llegar hasta este sitio en autobús después del aeropuerto.
— Sentimos eso, se supone que un auto iba a recogerte pero hubo un problema al agendar y el conductor creyó era mañana.
— Está bien, aunque debo aceptar que no soy fanático de los sitios pesqueros...
— En realidad dudo que sea el sitio ideal para vacacionar así que no te culpo por tus bajas expectativas, tal vez si hubiese sido por otras causas te habrías llevado una buena impresión del lugar.
Chris se sintió más tranquilo al escuchar esa respuesta, no quería sentirse un mal agradecido, pero para empezar, ¿Por qué su empresa colocaba ese lugar? No era ideal, sentía que dos eran premios y uno un castigo, un golpe de realidad que le decía al pobre tonto que le tocó algo como "¡Hey! Deja de esforzarte para estos malagradecidos" y en definitiva, ese golpe de realidad era tan duro como el que le daría a Jisung cuando regresaran a la oficina.
Llegaron a un hotel pequeño que desde el momento en que entraron pudo sentir el calor tocar su piel, haciendo que se sintiera más tranquilo. Aunque no era un ambiente duro, era más de lo que estaba acostumbrado en su amada Australia, aún así podía ver como el resto de la gente usaba prendas cómodas y casuales, no una chamarra enorme como él y eso le hacía sentirse un poco apenado. Pudo escuchar a Felix decir algo en un idioma que no entendía y al hombre barbudo de la recepción responder mientras buscaba algo en un cajón, entonces se dio tiempo de mirar el sitio. Por alguna razón se sentía hogareño, no sabía si eran los muebles de madera que daban la sensación de algo acogedor o el delicado ruido de los troncos quemarse en la chimenea, había solo un par de personas en la recepción que al momento reconoció como otros extranjeros, quienes le hicieron un gesto de saludo que respondió de igual forma con su diestra.
— Tu habitación es la catorce —dijo Felix—. Puedes descansar por hoy, nuestro itinerario empieza mañana con una visita a Cabo Norte. Cualquier duda puedes pedir a Enok que me llame.
Agregó, haciendo un ademán hacia el hombre de la recepción quien aunque no entendía, hizo un gesto afirmativo. Agradeció y tras tomar nuevamente su maleta se dirigió a la habitación, dejó sus cosas en una esquina y tan pronto cerró la puerta corrió a tirarse boca arriba sobre la suave cama, tenía tantas ganas de quedarse todos esos días ahí. Su felicidad ahora era frustración, de haber sabido que así era ese lugar ni siquiera le habría respondido el saludo a Jisung, al fin ganaba algo y se volvía en una pesadilla. Pero como Felix le había comentado, tal vez estaba en el momento incorrecto y bajo otra perspectiva habría visto lo lindo de ese lugar. Pero no era en esta visita y posiblemente no en otra, porque dudaba regresar, en realidad solo quería acelerar su regreso, ¿Sería posible? La idea se sembró en su mente y poco a poco la raíz del querer salir huyendo se hacía más grande, al menos hasta que su estómago emitió un sonido, estaba hambriento, había sido un viaje largo y solo deseaba llegar a sentir el calor y posiblemente arena, pero si salía descalzo seguro acabaría pisando tripas de pescado en su lugar.
— Dios, no te pido mucho, solo que tengan hamburguesas.
Dijo mirando hacia el techo antes de levantarse, había visto un pequeño restaurante junto al hotel, tan pequeño como el mismo hospedaje y supuso que en realidad solo eran casas adaptadas para servir de algo más que solo brindar refugio a sus dueños, pues no había sitios de más de tres pisos. Tomó su billetera y la metió en el bolsillo de su chamarra que no se había quitado en ningún momento, bajó las escaleras y tras despedirse de Enok salió unos pasos hasta entrar a la siguiente puerta, aunque no sabía si alguien entendería, se acercó a leer el menú en una pizarra. Solo podía ver palabras extrañas y nuevamente la frustración se adueñó de su mente.
— ¿Extranjero? —una mujer sentada en uno de los banquillos altos de la barra giró hasta verlo mejor. Chris asintió—. Se nota a simple vista, nadie más usaría una chamarra tan grande.
— Vengo de un sitio donde predomina el calor —respondió tomando asiento en un banco junto a la mujer—. Esto es un congelador para mí.
— Intuyo entonces que no te está gustando el lugar.
— En realidad no, venía esperando otras cosas y ahora no puedo evitar sentir un poco de decepción.
— Entiendo, mira, cuando algo nos decepciona es fácil hacernos la peor imagen así que, te recomiendo que te vayas —dijo, tomando un trago a su bebida ante la atónita mirada del castaño—. Oye, yo no te voy a intentar convencer de hacer algo que odias como seguro ya lo hizo Felix.
— ¿Lo conoces?
— La población aquí es pequeña y más aún con extranjeros, todos se conocen —respondió, dejando su vaso vacío y un billete junto a este—. Si te vas ahora podrías considerar volver luego para cambiar tu imagen del lugar, si te quedas y soportas, definitivamente no querrás volver. Nada te ata a este lugar, chico.
Tras palmear con suavidad su hombro salió del lugar. Chris se quedó mirando el vaso vacío y cuando el hombre se acercó a él, ordenó su hamburguesa y una malteada de vainilla. Decidió pensar con el estómago lleno pero a medida que avanzaba, la idea de comprar un boleto de regreso se hacía más atractiva, pensó que la mujer podía tener razón y que forzarse a permanecer ahí tantos días podría causar que su imagen del lugar nunca cambie, pero si decidía ir luego por voluntad propia podría tomarlo mejor. Preparado para todo y no habiendo llevado cosas para un agradable lugar playero.
Estaba decidido, compraría su boleto de regreso. Pero primero debía encontrar a Felix para que lo ayude a entender cómo comprarlo ahí. Pagó por su comida y agradeció, observó nuevamente el lugar y lo cálido que parecía para todos aquellos acostumbrados a vivir ahí, deseaba algún día poder sentirse igual. Salió escuchando solo la campanilla cuando la puerta se cerró de nuevo debido al viento, metió sus manos en su chamarra y se quejó entre dientes cuando el frío empezó a hacer que temblara un poco, el sol se estaba ocultando y debía admitir que la vista era maravillosa. El sol descendía como si estuviera lentamente entrando al océano, sus rayos anaranjados y rojos despedían el día y daban paso al descanso. Chris se acercó otro poco hasta el muelle más cercano, era una vista que no podía tener en Australia por los grandes edificios donde acostumbraba trabajar, además su horario lo hacía entrar cuando el sol ya había salido y salir cuando ya había entrado, rara vez podía darse el gusto de mirar el paisaje en su esplendor y quería aprovechar en grabar esa imagen antes de su regreso.
Pero lo que vió en el océano además de los finos rayos hizo que se sintiera helado y no exactamente por el clima de Nordkapp.
No supo en qué momento, pero su mirada buscando las calmadas olas ahora estaban fijas en un hombre que lo miraba a varios metros de donde se encontraba él. Podía ver apenas hasta sus hombros saliendo del agua mientras permanecía quieto, Chris no consiguió entender cómo era posible porque ningún hombre se metería a nadar tan lejos, ninguno estaría desnudo con ese clima helado y mucho menos permanecería tan quieto, casi parecía que no estaba nadando pues nunca vió sus manos salir. Pero ahí estaba, mirándolo, y pudo distinguir qué además de los rayos del sol, los cabellos de ese hombre también eran de un color anaranjado, como si al esconderse se hubiese vuelto uno con él.
De pronto el hombre metió su cabeza al agua y en su lugar, pudo ver una ¿Aleta? Chris abrió otro poco sus ojos dando un paso hacia atrás, pero sentía sus piernas tan débiles que cayó sentado sobre la fría madera húmeda mientras su mirada permanecía atónita. Era una cola de sirena.
Una maldita cola de sirena.
Entonces pensó en lo que era realmente Nordkapp.
Nota: ¿Ustedes ya habían escuchado del lugar o también habrían caído en una trampa como la de Jisung? Personalmente me emociona mucho poder escribir de éste sitio y ojalá para cuando la historia termine consiga la atención de al menos una persona.
Como se darán cuenta, SUKHA es fantasía, si el género no es lo suyo por favor pasen de largo, borraré los comentarios que empiecen a burlarse de las situaciones.
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