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Capítulo II: Oh NO!.

Bushida Masao.

Estudiante de secundaria, con 15 años de edad había generado una reputación reprochable, desde peleas contra alumnos de grados mayores y otras escuelas, hasta pequeños robos de celulares o dinero dentro de las escuelas, cualquiera que la viera pensaría que era un etapa de rebeldía desenfrenada para una jovencita, pero Masao ya cargaba esta actitud desde hace tiempo. 

Empezando por no ser completamente de nacionalidad oriental, de herencia colombiana Masao era una belleza exótica al crecer, sin embargo en la infancia era llenada de burlas y comentarios poco agradables con respecto a su madre y ella, por algo tan tonto como el color de la piel o el aspecto.

También, por algo tan tonto cómo confundir un nombre de chico con una chica, Masao era un nombre de varón. Atrayendo más burlas innecesarias.

Esto, como era de esperarse, provoco en Masao un comportamiento evasivo y violento a cualquiera que se le acercara, también generando inseguridades en su cuerpo y aspecto en general, en tercero de primaria harta de que le recriminaran el color de su cabello, intento teñirlo de negro igual que su madre, pero en vez de teñirse solo hizo que su cabello perdiera color y quedara entre una mezcla de rubio y castaño. Después de ese evento, Masao expresaba su tristeza, descontento, y furia golpeando y destruyendo todo lo que estuviera en sus manos. 

A mitad de año, se convirtió en la pesadilla de toda primaria. Los niños que antes la molestaban deseaban ser sus amigos para ser intocables, pero cómo era de esperarse, Masao no conocía lo que era compasión. 

Todas las mañana era la rutina de Masao, desde las cinco de la mañana despertaba para ejercitarse y correr, de esa manera siempre su cuerpo se mantenía en forma y no flojeaba, todos los días sin descansar, debía mínimo ejercitarse 20 minutos antes de empezar su día, incluso si le dolía, la teoría de que entre mas dolor recibiera, mas fuerte seria, era una extraña motivación para ser mas exigente consigo. 

Después tomaba una ducha de agua fría para despertar, aunque al final quedara profunda en las clases, especialmente matemáticas. 

Nada de amor ni amigos, solo esta dispuesto al éxito, nunca suavizaría sus golpes. Sabia exactamente lo que quería, cuando lo quería, y como lo obtendría, la determinación de Masao era envidiada por el idiota promedio que se limitaba a lamentarse. 

Para empezar a ser su propia profecía auto-proclamada, debía sobrevivir a los fracasos, pero si seguía fallando definitivamente se volviera loca, porque sabia que era de lo peor, entonces actuaba como la mejor. 

De camino a su hogar, luego de clases y pensando en su nuevo movimiento, paso cerca de una multitud de hombres, en su parecer, simios buscando una banana por sus aullidos tan irritantes, y fue por mera casualidad que volvió a encontrarse con el chico de pelo decolorado. 

━━¡Takemichi!. ¡Más te vale no cagarla!. -El primer simio saltó.

━━¡Si pierdes, haremos de tu vida un infierno!. -Otro más, exaltado. Lanzó su puño con la rabia y el entusiasmo de un depredador.

Los gritos de la multitud de abajo se reducían a amenazas e insultos a un tal "Takemichi", en circunstancias completamente normales, Masa o hubiese ignorado el encuentro y continuar con su caminos. Sin embargo, su atención fue robada por el estado del peleador decolorado. El mismo idiota con el que choco la noche anterior.

Ni siquiera duro un segundo cuándo el otro retador lo derribo de un golpe, fue un presentación tan poco realista, nadie podía caer así de un golpe, eso debía estar arreglado. 

Le dio tanta lastima, pero no la suficiente como para mostrar alguna emoción, pero entonces, se quedo ahí, fijamente viendo a ese rubio decolorado, un rostro de aflicción y desaliento, murmurando sobre el suelo. Un signo no mas de la desesperación de un don nadie. 

━━ Que acto tan deprimente. -Los espectadores se retiraban del sitio, hubieron chicos con la cara angustiada viendo a ese chico, seguramente amigos de él. El insoportable olor a sudor y cigarros, la victoria en pocos, otros riéndose. Pocos lamentando perdidas de dinero.- ━━¿Quién sería tan engreído para hacer peleas callejeras?. 

El decolorado, Takemichi, no se levantaba ni para dar la cara a sus abusadores, aparentemente un simple golpe en la cabeza pudo dejarlo completamente noqueado, y seguramente, los secuaces del gordo de Kiyomasa lo harían mierda en cuanto levantara la cara, sino eran tan vulgares para hacerlo en ese estado. 

━━¡Ohh, mira esto!. ¿No es una linda colegiala lo que tenemos aquí?. 

━━ Hey preciosa, ¿no quieres venir a divertirte un rato con nosotros?. 

Bueno, lo mas probable era que Takemichi no despertara tan pronto. No había problema si se distraía un rato. 

No era como si le interesara, pero si algo malo pasaba la escena del crimen debía contar con testigos en caso de homicidio. 

━━ Bien, vamos a divertirnos un rato.

El concepto de diversión de Masao, era un antónimo a lo que una persona normal hubiera pensado. 

Le tomo un tiempo, porque nuevamente había olvidado la medicina para los dolores de cabeza, sin embargo logro salir sin ningún rasguños, algunas manchas de tierra en los zapatos y los calcetines, ya casi se hacia tarde, y estaba listo para irse a casa, olvidando por un instante que hacia ahí de un principio, nuevamente, pasando cerca de las escaleras del parque fue cuando recordó el porque estaba ahí, pudo observar el mismo escenario de antes. 

Intimidación tras intimidación, sin ambición, sin animo de defenderse de su abusador, ¿había algo mas que hirviera sus nervios?. Ellos se iban, con su apestosa limosna pagada de las peleas, sus despreciables rostros, Masao saco su celular y fingió una llamada para pasar desapercibidos. 

━━¡Espera Kiyomasa!. ¿¡Conoces a Manjiro Sano!?. ¿Puedes llevarme con él?. 

 Sano Manjiro, ¿estaba hablando del "El Invencible Mickey". ¿Qué tan suicida podía ser ese tipo?. Masao presto mas atención, dejando caer la palma de su mano con el celular. 

La curiosidad, era tan tentadora y atractiva para cualquiera, pero el famoso dicho; "La curiosidad mato al gato", no era solo un dicho mas del montón que algún loco asocio de juntarlo con un animal, y para alguien tan similar a los felinos, Masao permaneció ahí, inquieto e impaciente.

Sólo había una pregunta; ¿Qué?. ¿Qué te alienta a buscar?. 

Hubo un silencio sepulcral por parte de todos, tanto Kiyomasa como su prole, pero bien, los ojos de ese demonio de Kiyomasa eran una advertencia de lo que sucedería a continuación.

━━ Tráiganme un bate. 

Esa tarde iba hacer muy larga para Masao, lenta y dolorosa para ese chico.



Era injusto, una calamidad completa, ¿cómo ninguno de esos imbéciles era capaz de detener a Kiyomasa?. 

━━¿Piensa convertirlo en una montaña de carne molida y apestosa?. 

Clavando sus uñas en medio de sus palmas, Masao aguanto las ganas de meterse en la disputa ajena ya cuando esta se estaba comenzando a salir de control, aunque Takemichi intentaba cubrirse, el definitivamente no podría aguantar tantos golpes con un bate, era inhumano ese tipo de trato. Y ya era muy hipócrita de su parte decirlo.

¿Era razonable hablar de deshumanización estando en su lugar?. Por supuesto que si.

Hasta dentro de las pandillas, habían sus limites, y Kiyomasa era un gran ejemplo del descontrol. Existían normas para todo, incluso cuantas veces puedes pegarle a alguien con un bate por una pregunta tan estúpida como inocente.

Al dejar de moverse cual cucaracha fingiendo su muerte luego de ser aplastada, el abusador dio su ultimátum a su victima. Si volvió a preguntar por Sano Manjiro, sabia que le esperaría y tal vez, por esa vez fue "considerado". 

Era notable cual de ellos era el mas cagado de miedo. 

Aun con la noche sobre ellos, no tuvo la intención de irse hasta que Kiyomasa lo hiciera, pasando por un lado de ellos cómo cualquier otro ser humano que los desconociera.

Masao describía ese pequeño acercamiento como estar cerca del mayor trozo de mierda humana que nunca antes hubiera visto, aparentaba ser un hombre rudo, pero el simple hecho de haber mencionado a Sano lo dejo con los "huevos en la garganta".

Las luces del parque se encendieron en el momento justo que la sombra de Masao cubría el cuerpo hecho tortuga de Takemichi. Oía su respiración, y lo notoriamente doloroso que era respirar para el. Sus quejidos, poco entendibles y sin embargo reconocía los lloriqueos de angustia y fracasos.

Cómo si ya no tuviera suficiente, Masao lo giro del estomago con su pie de manera brusca, así que Takemichi tosió ante el movimiento repentino, retorciéndose una vez mas sin poder moverse, paralizado del dolor, el rostro con manchas de sangre, tierra y su propia saliva vomitiva. descartando claro, las marcas de sus lagrimas. 

Lo repulsivo del escenario era insoportable.

Mas la falta de gentileza y delicadeza de Masao a los desconocidos, permanecía en su cabeza, por eso, ni siquiera sintió remordimiento de tirarle su botella de agua directo a la cara. Haciendo que nuevamente, Takemichi tosiera con mas fuerza, y se quejare del dolor. 

━━¿Qué es esto?. ¿Por qué te ves tan lamentable ahora mismo?. 

Y bien, hasta las bestias mas brutas y arrogantes podían sentir una pizca de lastima. 

━━¿Te hiciste encima?. -Masao intento tocarlo, y como reacción dado a sus nervios alterados se aparto de tal manera que golpeo mas sus moretones.- ━━ Las cucarachas no mueren por mas golpes que reciba ¿no?. 

━━¿Qui-èn...esta ahí?. -Los ojos del muchacho eran tapados por las inflamaciones provocadas por los golpes de hace unos momentos, sin menospreciar el derechazo que dio con su deplorable final. 

Las luces del parque eran tan dolorosas como el sol, su vista borrosa y la distorsión en sus oídos por el agua que se le echo encima, eran los mayores obstáculos. Takemichi divisaba entre una nube de colores rojo y azul con las farolas, ¿lo habrían golpeado tan fuertes que sus ojos empezaban a ver colores?. 

━━¿Significa que estoy muerto?. 

Cómo única respuesta recibió un leve empujón. Y un extraño y muy fuerte olor cerca de la nariz que le dio nauseas, era alcohol, Takemichi lo alejo con una sola mano en un intermedio de consciencia, no sabia quien estaba ahí o lo que quería, pero tenia mucho miedo, miedo de morir en el pasado y tan joven. 

Moriría siendo un fracasado, un perdedor y sin haber podido cumplir su promesa con Naoto. 

━━ Trágatelo. 

Tal vez fue su instinto, o su cobardía que le impedía poner resistencia a cualquiera con mayor autoestima que él, sin motivaciones, solo anhelos incompletos, y aun así teniendo la oportunidad de cambiar algo, no lograría nada. 

Dos dedos se metieron a su boca sin permiso, haciéndolo casi regurgitar cuando algo cayo en su garganta de golpe, y nuevamente, casi se asfixia con ello. 

━━ Era mi ultima pastilla para el dolor, puede provocar insomnio y tal vez vomites si tienes el estomago vacío. Pero creo que después de esa paliza habrás vomitado. 

¿Una pastilla?. ¿Era eso la cosa asquerosa que le dejo ese sabor a su garganta?. ¿Lo había drogado?. 

Masao no sabría con certeza lo que hacia, solo se arrodillo para darle la medicina pero ahora, encontraba tan magnifico que el chico siguiera vivo, una resistencia así era algo envidiable.

━━ Es un poder increíble. Es una lastima que alguien cómo tú tenga un poder especial, y solo se lance al suelo a llorar. 

Fue las ultimas palabras que Takemichi logro oír de esa voz, antes de caer en el mas pesados de los sueños. Y mientras Takemichi caía en el abismo de los sueños, Masao se fue sin voltear atrás.

Su intervención estuvo de mas. 

Cuando volvió a su hogar, nuevamente estaba sola, pero con suficiente alimento para la noche, y todavía su desayuno y almuerzo para la escuela listo, Masao se quito el uniforme quedando en lo mas intimo de los paños menores, cerrando la cortina y puerta, se dispuso a ver una de esas novelas que su madre tanto adoraba poner el las mañanas, aunque Masao sabia español, al estar acostumbrada al japones la mayoría de las veces no lograba pronunciar bien algunas entonaciones, así que, para matar el tiempo repetía lo que oía. 

━━ Betty, yo la amo a ustetto. -Repitió, imitando el tono de voz del actor.- ━━ Marudita sea Karuderon. 

El teléfono comenzó a sonar, olvido que su mamá encargo otras tabletas para ella dado que las que le había dado expiraron hace unos días, y solo le quedo una, que la regalo sin mas. Aunque no las necesitaba, las tomaba por que costaban mucho dinero. 

El repartidor llevaba un rato en la puerta, pero absorta a su mundo no escuchaba el timbre, Se puso una camiseta grande y lo recibió en la puerta. Y al hacerlo, solo observo unos minutos afuera.

¿Acaso era de nuevo ese niño?.

━━¿Takemichi?. ¿Hina?. 









//Bushida Masao//





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