1.0
Jaemin realmente ama a su novio.
Lo ama con toda su alma, sin embargo, no puede evitar sentir un poco de odio hacia él después de que se le ocurriera vestirse así de atractivo en un evento público, justo donde no podía simplemente ir y desvestirlo como se le diera la maldita gana.
Y es que no podía evitarlo; su rostro, sus manos sosteniendo el diploma, el traje oscuro ajustándose de manera perfecta a sus hombros y ni hablar de lo apretado que se veía en la zona de su cintura... ¿siquiera era necesario detallar su parte inferior? Sí, totalmente, porque no entendía cómo es que unos pantalones sencillos de tela lograban resaltar tan bien esos muslos, mostrándose fuertes y anchos a pesar de estar ocultos.
Con vergüenza debía admitir que su miembro ya estaba medio duro entre las piernas. Hizo lo posible para ocultarlo con su abrigo de las madres y padres, lamentablemente niños también, que se hallaban a su alrededor.
─ Eres asqueroso─ bueno, Mark estaba demasiado cerca como para no notarlo.
─ Cállate, seguro estás igual de caliente viendo a Hyuck en su traje─ atacó.
─ Puede ser... pero yo no estoy a punto de correrme solo porque lo estoy viendo ahora─ el rubio entrecerró los ojos en amenaza─ tampoco tengo un extraño fetiche con los trajes.
─ Sabes que te odio, ¿cierto?
La respuesta del mayor quedó oculta bajo los gritos y aplausos de alegría, ambos levantándose para seguir la corriente antes de que llamaran la atención.
Jeno buscó con la mirada a su pareja entre el público, enseñando rápidamente su eyesmile cuando le encontró haciendo señas de felicitaciones. Con una fuerza descomunal guardó las ganas que tenía de bajar del escenario para besar esa sonrisa, temblando de emoción ante lo que significaba terminar su carrera después de tantos años.
Apenas terminó de aceptar las fotos de recuerdo junto a sus padres, corrió en dirección a sus amigos quienes se dedicaban algunas palabras, extrañado de no encontrar al menor cerca de ellos.
─ ¡Mark!─ la pareja volteó a mirarlo al llegar a su lado.
─ Hasta que te dejan ir, se nota que eras el favorito de la clase─ el moreno bromeó antes de rodearlo en un abrazo, palmeando su espalda en señal de ánimos.
─ Felicidades a ti también, Hyuck─ lo apartó cuando el mayor se acercó a imitar las acciones del moreno, apretujando al pálido entre sus manos y murmurando con cariño lo orgulloso que se sentía. Realmente lo apreciaba, pero se estaba preocupando.
─ ¿Dónde está Jaemin?─ siguió pendiente de la gente, intentando encontrar una pista del chico.
─ Él y tú son unos indecentes─ respondió a cambio, sin recibir más que una mirada confundida del azabache que gritaba de qué mierda estás hablando. ─ Dijo que fueras a buscarlo a los baños, cito, "él sabrá cuáles."
La expresión asqueada de ambos logró sacarle una carcajada a Jeno, despidiéndose de ellos antes de partir a los pasillos del lugar.
No quería ilusionarse, más fue difícil no hacerlo al saber qué significaba eso viniendo de su novio. Ambos estudiaban en el mismo lugar, Jaemin con su carrera de medicina la cuál le faltaba terminar y él con abogacía, cosa que a ninguno de los dos le permitía tener tiempo libre de sobra, por lo que habían acordado en que cada vez que desearan verse tendría que ser en los baños del segundo piso.
¿Para qué? Algunas veces solo pasaban a conversar, recordarse salidas o, como la mayoría de veces, a tener sexo en uno de los cubículos.
Mierda, la piel se le erizaba de solo pensar en ello.
No quiso tardar demasiado en llegar, entrando apenas la puerta estuvo a su alcance y cerrándola detrás de su espalda. Avanzó en silencio hasta el último espacio, sabiendo que ahí se encontraría incluso si no se veían sus piernas por debajo.
No se equivocó.
─ Lee Jeno─ ronroneó el rubio, alargando la vocal mientras se levantaba para abrazar al mayor desde el cuello, este correspondiendo al sujetar sus caderas. No dejó espacio a que el chico saludara, frunciendo el ceño al acercar su rostro y casi chocando sus narices. ─ ¿Lo haces a propósito?
─ No sé a qué te refieres, mi amor─ trató de presionar sus labios contra los de Jaemin, fallando cuando giró el rostro. Entre sonrisas comenzaron un pequeño juego, moviéndose en el reducido espacio de un lado a otro, hasta que no soportaron mucho más la tensión, con Lee acorralando al rubio contra la puerta que tembló gracias al impacto.
Se besaron sin apuro, derritiéndose y pegándose al cuerpo del otro, chocando entre respiraciones pesadas y murmullos cortos al momento de presionar un poco, lo suficiente para que les falte el aire y las manos decidieran explorar lo que ya conocían tan bien.
El menor logró atrapar la corbata del pelinegro entre sus dedos, llamando su atención ante el tirón que le dio.
─ ¿Pasa algo?─ la voz un tono más profundo de Jeno hizo estragos dentro del contrario.
─ Llevo duro desde que subiste al escenario... en verdad necesito que esto sea rápido, por favor─ casi gimió de desesperación, frotándose con pereza en el muslo que se mantenía entre sus piernas.
Jeno no necesitó pensar mucho, volteando el cuerpo de su pareja y dejándolo de espaldas a él, recibiendo un insulto que no tomó en serio. Empujó la espalda del chico hacia abajo, inclinando y elevando su culo mientras las manos de Jaemin intentaban no deslizarse de la puerta.
─ Mírate, ya estás tan caliente con solo verme vistiendo un traje, no recordaba que fueras tan pervertido, cariño─ el nombrado se removió incómodo por la posición, empujando las caderas hacia atrás y boqueando de dolor cuando la derecha de Jeno azotó contra su muslo. ─ No te muevas.
─ Entonces jodeme de una vez por todas─ Lee decidió bajar los pantalones y ropa interior de Jaemin antes de volver a golpearlo, escuchando el lloriqueó que soltó con un suspiro.
─ Abre la boca─ le dijo, llevando sus dedos hasta los labios que le permitieron pasar y empapándose en la saliva del menor, quien chupó y acarició todo lo que pudo antes de que se apartaran. ─ Sabes que no me gusta prepararte así, pero es lo que hay─ besó el cabello rubio en disculpa, escuchando una afirmación de su novio cuando le preguntó si estaba listo.
Introdujo el índice en el apretado agujero de Jaemin, tanteando y jugando para dilatarlo más rápido, tuvo que sujetarle la cadera para evitar que este siguiera sacudiéndose cuando metió los demás dedos en su interior.
─ Jeno...─ gimoteó, con la voz un poco más grave y suave.
─ No quiero lastimarte.
─ Sabes que eso no me molesta─ le miró sobre su hombro, sonriéndole como un descarado al pelinegro que no tuvo más opción que hacerle caso.
Agarró el brazo del menor para girarlo, cara a cara otra vez y no perdieron la oportunidad de besarse, las manos de Na ansiosas al quitar la corbata y desabrochar los botones del traje, bajando solo un poco hasta que hizo lo mismo con los pantalones de tela.
Jeno no perdió el tiempo, agachándose y rodeándo los muslos gruesos de Jaemin para levantarlo en el aire, colocándose las largas piernas de este en la cintura. Continuaron los chasquidos de labios cada vez más húmedos, peleando con sus lenguas y jadeando sobre la boca del otro.
La respiración del rubio los obligó a separarse, atorado en su garganta cuando de un simple movimiento el glande del mayor ya se encontraba totalmente dentro. Las lágrimas inundaron sus ojos y ocultó el rostro en el espacio junto al cuello del pálido, aferrando sus manos a la camisa.
Jeno dejó palabras de cuidado en el oído de Jaemin, besando la piel que el chaleco dejaba al descubierto mientras empujaba más lento y constante.
─ Mierda, me vas a matar─ jadeó al llegar lo más lejos que la posición le permitía, tomándose un momento para escuchar los pequeños quejidos que soltaba su pareja, tembloroso entre sus brazos y la inestable puerta a su espalda. Intentó acomodarse en el lugar, mirando sorprendido al menor cuando este saltó repentinamente.
─ ¡Haz eso de nuevo!─ siguió la orden tal como se lo pidió, recibiendo un pesado gemido en el cuello y unos dedos en sus hombros. No tardó en darse cuenta que presionaba justo en los mejores puntos de Jaemin, retirando su pelvis y enterrandose con la fuerza bruta que el rubio siempre quería.
Era obscena la forma en que la puerta se sacudía, al igual que el choque de piel con piel y la baba de Na recorriendo el cuello de Jeno. Si el azabache era honesto, amaba escuchar los gemidos y lloriqueos de placer del menor en su oído, sin embargo, necesitaba ver su hermoso rostro, por lo que tiró de él hasta quedar a una corta distancia, observando sus mejillas sonrojadas, las pestañas húmedas y sus labios entreabiertos.
─ Amor, ¿puedes abrir los ojos?─ le pidió con dificultad, sin dejar sus movimientos. Notó los preciosos ojos de Jaemin nublados, tratando de enfocar la mirada en él a pesar de lo complicado que se le estaba haciendo.
─ No es... un buen momento para ponerte romántico─ bromeó, arqueándose cuando una embestida dolió de más.
Siempre es un buen momento, quiso decir antes de que el ruido de la puerta exterior chirriara en advertencia, indicando que alguien acababa de entrar.
Jeno rápidamente presionó una de sus manos contra el rostro de Jaemin, tapando su nariz y boca al mismo tiempo, entorpeciendo bastante su labor de respirar. Se enterró por completo dentro del rubio, deteniendo el choque de cuerpos para escuchar con cuidado el ruido de afuera.
Na lo había entendido, quería que se callara un poco para evitar ser descubiertos, pero si eso es lo que deseaba no entendía por qué los movimientos en su interior comenzaban de nuevo. Se quejó por lo bajo, ahogado y babeando contra la palma del pálido, retorciéndose con lágrimas en los ojos cuando el aire le hizo demasiada falta.
Aún así no hizo nada para cambiar eso, consciente de que su miembro enrojecido ya goteaba presemen en abundancia, contrayéndose repentinamente y palpitando contra el abdomen del pelinegro.
─ Haz silencio, Nana, a menos de que quieras ser visto en esta situación tan vergonzosa─ la implicación en sus susurros estremecieron a Jaemin, llevándolo a su límite al pensar en aquella posibilidad.
Se mareó, sus párpados luchando ante la necesidad de cerrarse justo cuando la puerta sonó una vez más y Jeno retomó las embestidas, soltando su rostro abochornado. Solo hicieron falta dos roces para que tuviera su orgasmo con intensidad, acercándose al cuello del mayor para morderlo y liberando su semilla en la desordenada camisa.
─ ¡Jen!─ gritó el rubio, mucho más sensible a los toques en su cuerpo que no se detuvieron incluso después de correrse.
─ No me queda mucho─ confesó entre pesados jadeos, agitando las caderas hasta que sus músculos se tensaron y se derramó en el interior de Jaemin.
Se dejó caer hacia atrás, sentándose en la tapa del inodoro y acomodando a su tembloroso chico en el regazo, rodeando su cuerpo por la cintura en un abrazo.
─ ¿Qué haré sin ti aquí?─ preguntó el menor después de un largo silencio, respirando con tranquilidad el aroma de su pareja mientras disfrutaba de las caricias en su espalda baja.
─ Bueno, estudiar y no saltarte las clases que...
─ No seas idiota─ Jeno sonrió.
─ Tendremos tiempo para compartir un poco en casa, solo un año más, Jae─ esta vez contestó serio, besando la coronilla de su pareja antes de cambiar de tema drásticamente. ─ Entonces... ¿trajes?
─ Desde ahora deberías traer uno cada vez que estemos juntos─ sugirió.
─ No, por favor, son muy incómodos─ Jaemin simplemente rió antes de atrapar los labios de Jeno en un beso tierno.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro