[06]
Después del incidente con su profesor, Taehyung se graduó de la universidad y comenzó unas prácticas en el centro de sus sueños.
Yoongi se sintió muy orgulloso de su hermano, no solo por haber logrado su meta, sino también por cómo lo hizo; a pesar de las adversidades, a pesar de todos los obstáculos, Taehyung no se rindió nunca. Esa determinación por lograr su sueño hizo sentir a Yoongi una enorme satisfacción.
Aunque el dinero no les sobraba, la vida de los Min se volvió mucho más estable desde que comenzó a trabajar como chófer. El jefe de Yoongi estaba tan contento con él que no dudó en extenderle el contrato por tres años más. Eso les permitió gozar de una estabilidad económica sin precedentes. Aún sonriéndoles la buena fortuna, Yoongi no bajó la guardia. Sabía lo imprevisible que podía ser la vida y por esa razón no se excedía.
Con lo que jamás contó fue con lo que ocurrió en primavera.
Yoongi pasó la mañana llevando a la Señora Yong a distintas tiendas de la ciudad. A mediodía comió algo rápido mientras ella se atiborraba de dulces con algunas amigas. La joven volvía a estar embarazada y lo usaba como excusa para ingerir todas las cosas que no podía comer por culpa de su estricta dieta.
Yoongi no entendía los cánones de belleza ni las exigencias que imponía la sociedad. Entendía las dietas saludables pero no amparaba matarse de hambre para encajar en una sociedad superficial e hipócrita.
El chico terminó su turno bastante cansado. Como tenía tiempo pensó en recoger a Taehyung de la guardería. Su hermano se había apuntado voluntario para cuidar ese fin de semana de niños y niñas en riesgo de exclusión. Era una iniciativa de la propia guardería y el menor no dudó en echar una mano.
Seokjin le envió un mensaje de texto para saber dónde estaba. Yoongi le contestó que iba a por Taehyung mientras esperaba en un semáforo. Al girar la esquina vio a dos personas peleándose. El chico no le dio demasiada importancia dado que estaba al volante y no quería distraerse. Cuando llegó a la guardería le escribió un mensaje a Taehyung.
—Se han reportado innumerables incidentes en la capital del país. También nos llegan noticias de gran violencia en Suwon.
Yoongi desvió la mirada hacia la radio.
—El primer altercado sucedió anoche en Incheon. El gobierno pide que los ciudadanos no salgan a la calle hasta que la Policía controle la situación.
La puerta del vehículo se abrió de repente, causándole un leve susto.
—Hyung, gracias por venir a recogerme— sonrió eufórico —¿Me dejas conducir hasta casa?
—Ni lo sueñes— Yoongi arrancó el motor —Te has sacado el carnet hace nada y este coche es la herramienta que nos da de comer.
—No lo voy a estrellar— insistió —Soy un buen conductor, lo llevo en los genes.
Yoongi iba a responderle cuando un hombre de mediana edad se lanzó sobre el capó del coche. Luego se levantó y prosiguió su camino sin inmutarse.
—¿Q-Qué ha sido eso?— preguntó Taehyung con el susto en el cuerpo.
—No lo sé— Yoongi se quedó dubitativo, observando a aquel desconocido —Ponte el cinturón— Taehyung obedeció inmediatamente y el mayor pisó el acelerador.
—Hay gente muy rara, hyung— torció el gesto —Probablemente estaba borracho.
—Probablemente.
Yoongi se centró en la carretera mientras su hermano le relataba cómo había sido su día. Taehyung estaba feliz porque podía compaginar la ayuda en la guardería con sus prácticas en el centro de enseñanza.
—La experiencia de estar con esos niños ha sido tan enriquecedora que me muero de ganas de volver mañana— Taehyung dejó de hablar cuando vio a una mujer caer de bruces sobre la acera —¡Hyung, para el coche!— gritó.
Yoongi frenó abruptamente y el menor salió del vehículo a toda prisa.
—¿Se encuentra bien?— se arrodilló a su lado —¿Señora, está bien?— Taehyung se percató de que tenía una herida en el brazo; parecía la marca de un animal salvaje.
La mujer de cabello negro ondulado se giró lentamente hacia él. Su primer pensamiento fue que aquella extraña debía tener una hemorragia subconjuntival porque sus ojos estaban inyectados en sangre. Pero el aspecto demacrado de su piel, el tono grisáceo y la forma en cómo le estaba mirando, le provocó un fuerte escalofrío. Cuando Taehyung intentó apartarse de ella se le echó encima.
—¡Déjame!— gritó empujándola. El joven intentaba quitársela de encima pero la desconocida tenía más fuerza de lo esperado —¡Hyung! ¡Ayúdame! ¡Me quiere morder!
Yoongi, que había estacionado el vehículo a un lado de la carretera para no estorbar, se quedó patidifuso cuando la vio sobre su hermano. El chico corrió hacia ellos y la agarró de los brazos, apartándola bruscamente del menor. Taehyung aprovechó la ayuda para ponerse a salvo.
La mujer sin embargo no se detuvo ahí, se giró hacia Yoongi e intentó morderle a él.
—¡S-Señora!— Yoongi retrocedió unos pasos pero ella seguía caminando hacia él —¡Pare! ¡He dicho que pare!— el joven se fijó en que el aspecto de la desconocida se volvía cada vez más cadavérico —¿Qué diablos...?
La mujer alzó los brazos con la intención de atraparlo. El chico cruzó la calle huyendo de ella. Un vehículo se aproximó a gran velocidad por la carretera.
—¡Señora! ¡No cruce!— gritó Yoongi pero fue demasiado tarde. El coche la atropelló violentamente, lanzándola unos metros sobre el asfalto y destrozándole uno de los brazos.
Taehyung se tapó la boca impactado; Yoongi no pudo apartar la mirada de la escena.
El conductor se bajó del coche conmocionado. Tras unos segundos de incertidumbre corrió hacia la mujer con la intención de socorrerla. El joven de origen australiano se arrodilló a su lado para tomarle el pulso y ver si seguía viva. Justo en ese instante se abalanzó sobre su cuello y le arrancó la yugular.
Yoongi y Taehyung observaron la escena horrorizados. La mujer devoró el cuello de su víctima hasta que la cabeza se separó del tronco y cayó al suelo. Lejos de detenerse ahí siguió con el torso, engullendo cada centímetro de su piel.
Taehyung no logró contener las náuseas y vomitó sobre la acera. Yoongi cruzó la calle asustado, oyendo los gritos de varias personas que también habían presenciado aquella atrocidad.
El mayor agarró a su hermano de la muñeca y lo llevó hacia el vehículo. Taehyung le siguió sin mirar atrás. En cuanto se metieron en el coche, Yoongi pisó a fondo, huyendo a toda pastilla.
—¿Qué demonios ha sido eso?— soltó conmocionado.
—¿Un zombie-vampiro...?— Taehyung cogió un pañuelo y se limpió la boca —No estoy seguro pero humano no era.
—¿Hablas en serio?— frunció el ceño.
—Tú mismo lo has visto— buscó un caramelo en la guantera del vehículo para quitarse el mal sabor de boca —La ha atropellado un coche, ha volado unos metros, se ha quedado sin un brazo y lo primero que ha hecho ha sido comerse a ese pobre hombre— Taehyung volvió a sentir náuseas —Qué horror.
Yoongi miró a su alrededor. En la zona por la que conducía no se veía nada extraño. La gente paseaba tranquilamente por la calle como cualquier otro sábado.
—Quizá... Quizá se ha escapado de un hospital psiquiátrico— comentó cambiando de carril —Puede que esté hasta el culo de drogas.
—No sé, hyung... ¿Las drogas pueden llevar realmente a alguien a hacer algo tan brutal?— cuestionó.
—Para mí eso suena más realista que lo del zombie-vampiro.
Taehyung cogió el móvil para llamar a la Policía. Con los nervios no se había dado cuenta pero ahora que estaban algo más tranquilo, pensó que debía comunicar lo sucedido.
—Qué raro— miró a su hermano —El número de la Policía está comunicando— colgó y volvió a llamar.
—Había más personas aparte de nosotros. Probablemente estén llamando.
—Eso parece— Taehyung lo dejó después del quinto intento.
Ambos se sintieron aliviados al llegar a su barrio y ver que seguía siendo el mismo de siempre. El mayor aparcó el coche donde solía dejarlo y subió con su hermano al apartamento sin dejar de mirar a su alrededor.
Taehyung resopló en cuanto la puerta se cerró. Yoongi se descalzó inmediatamente y encendió la televisión.
—Ahora que lo recuerdo— el mayor se giró hacia su hermano —En la radio estaban hablando de incidentes en Seúl y de gran violencia en Suwon. También dijeron que el gobierno quiere que los ciudadanos permanezcan en sus casas.
—¿Crees que es por lo del zombie-vampiro?— se acercó a él.
—Puede ser— se sentó sobre la cama —Aunque sí está pasando en varias partes del país...
—¿Por qué te quedas callado?— ese silencio le dio mal rollo —¿En qué estás pensando?
—En nada— mintió para no preocupar a Taehyung —Voy a llamar a Jin. Quiero saber cómo sigue de su resfriado.
—De acuerdo— Taehyung torció el gesto. El chico desapareció dentro del cuarto de baño para lavarse los dientes.
Yoongi permaneció en el salón mirando la pantalla de la televisión mientras esperaba a que su mejor amigo contestase a su llamada. En vez de Seokjin respondió una voz automática, asegurándole que el número no estaba disponible en ese momento.
Yoongi no se sorprendió demasiado. Bien sabía que Seokjin solía apagar el móvil cuando dormía y dado que estaba enfermo, lo más lógico era pensar que estuviese descansando.
Taehyung salió al rato del cuarto de baño y se sentó en la cama, justo al lado de su hermano.
—¿Se te han pasado las náuseas?— Taehyung asintió a su pregunta —Bien— le apretó el muslo —Voy a hacer una sopa de pollo para llevársela a Jin. No he podido hablar con él pero seguro que está durmiendo.
El menor se quedó mirando el canal de noticias mientras Yoongi preparaba la sopa. El olor no le molestó, a pesar de que todavía seguía con el estómago revuelto.
—El primer altercado sucedió anoche en Incheon y en este momento hay al menos diez ciudades del país afectadas por esta ola de violencia producida por un virus desconocido. Cuando una persona entra en contacto con ese virus, se vuelve agresiva y recurre a la violencia.
Taehyung se acercó a la cocina.
—Están hablando de un virus, hyung— dijo preocupado —Parece que se está extendiendo por todo el país.
—Vete a por una mochila y guarda algo de ropa— pidió apartando la cazuela del fuego —Nos vamos a quedar unos días con Jin.
Taehyung asintió conforme. No le gustaba dejar a Seokjin solo y menos aún en circunstancias como esas. Quizá no era nada y la Policía resolvería el asunto del virus pronto, pero en las películas nunca sucedía tan rápido y Taehyung no se fiaba de que la realidad fuese a ser distinta.
Yoongi no tardó en meter la sopa en un recipiente de plástico. Después de calzarse y echar un breve vistazo a su apartamento salió con su hermano por la puerta.
Mientras bajaban las escaleras escucharon gritos.
—¿Hyung, qué está pasando?— le miró a los ojos con inquietud.
—Quédate detrás de mí— el mayor se acercó a la puerta del portal con el corazón latiendo a un ritmo frenético. Cuando abrió, los gritos se volvieron mucho más sonoros.
En el exterior observaron a una multitud de personas enzarzadas las unas con las otras. Algunos tenían el mismo aspecto putrefacto que la mujer que los atacó horas atrás. Yoongi vio horrorizado cómo un niño de apenas nueve años de edad le mordía la pierna a un discapacitado cerca de su coche.
La calle estaba infestada de personas huyendo, luchando, gritando y devorando a otros seres humanos.
—Entra— le ordenó Yoongi a su hermano.
—Tenemos que ir con Jin hyung.
—No hay manera de llegar hasta el coche. Salir ahora mismo sería un suicidio.
—¡Pero no podemos dejarle solo!
Un hombre se percató de su presencia. El individuo se separó del grupo que estaba devorando a unos ancianos y caminó dando tumbos hacia los chicos.
—Te estoy diciendo que es una solución provisional— Yoongi dejó de hablar al sentir que algo se le acercaba por la espalda. El mayor se giró y vio a un hombre con el rostro parcialmente arrancado a centímetros de él.
La impresión de ver a ese tipo tan cerca de ellos hizo que Taehyung soltase un grito de terror. El mayor no titubeó y tiró la sopa para empujar a su hermano hacia el interior del portal.
Taehyung cayó de culo; al alzar la mirada sintió pánico. Yoongi estaba arrinconado contra la pared de la fachada exterior, justo al lado de la puerta. El joven intentaba mantenerlo alejado de su cara, empujando con fuerza contra su cuerpo y rostro. Aunque estaba resistiendo al ataque, el agresor no parecía dispuesto a ceder.
Taehyung advirtió cómo otros seres caminaban lentamente hacia ellos.
—¡Oh, no!— se levantó inmediatamente del suelo y buscó algo con lo que poder ayudar a su hermano —¡Aguanta, hyung!
Yoongi le dio una patada en la entrepierna pero el hombre no se inmutó. Solo cuando Taehyung le golpeó en la cabeza con un extintor cayó desplomado al suelo y dejó de moverse. Ambos entraron rápidamente dentro del portal, dando un tremendo portazo antes de ser alcanzados por los demás.
—¡Mierda!— Yoongi se estremeció de asco —¿Qué cojones son esas cosas?
Los chicos pudieron escuchar claramente cómo se apoyaban sobre la puerta. Taehyung dejó caer el extintor al suelo. El mayor le miró de reojo; su hermano parecía estar conmocionado.
—¿Lo he matado...?
—No es humano, Tae— Yoongi lo agarró de la mano y tiró de él por las escaleras —No sé lo que es pero humano desde luego que no.
Taehyung entró en el piso con un fuerte nudo en el estómago. Yoongi le quitó la mochila de la espalda y la dejó a un lado del salón. Lo primero que hizo fue llamar a Seokjin.
—No pienses en que has matado a una persona— dijo firmemente —Has matado a un zombie-vampiro para salvarme la vida.
El menor asintió con lágrimas en los ojos. Sabía que ya no era humano pero eso no lo hacía más fácil. Antes de convertirse lo fue y también fue el hijo, marido o hermano de alguien.
Yoongi lo abrazó estrechamente tras colgar el móvil.
—No hay señal pero no quiero que te preocupes por Jin. Seguro que está bien.
—¿Y si le pasa algo...?
—No le va a pasar nada— Yoongi se apartó y le miró a los ojos —Ahora mismo no podemos salir de aquí pero en cuanto podamos, iremos a por Jin. ¿De acuerdo?
—Tengo miedo...
—Y yo— confesó —Pero debemos mantener la calma. Ponernos histéricos no resolverá nada.
Taehyung se abrazó a su hermano; Yoongi siguió hablándole hasta que el menor logró calmarse.
El ruido en las calles fue aumentando con el paso de las horas. Ninguno de los dos pudo pegar ojo en toda la noche. No solo por los gritos que eran constantes, la tensión que sentían era demasiado abrumadora.
Yoongi se quedó de pie al lado de la ventana del salón, observando lo que sucedía en la calle. Taehyung estuvo atento a las noticias de la televisión hasta que se perdió la señal. En los informativos no daban explicaciones ni tampoco información de cómo le estaba yendo a la Policía. Solo repetían lo mismo de siempre; virus, quedarse en casa y confiar en el gobierno.
Taehyung fue a la cocina a preparar un té. Al mirar por la ventana vio a su vecina saliendo al patio de su casa. Tenía un mordisco en el cuello y parecía muy alterada.
—¡Hyung!
Yoongi se acercó inmediatamente. Su hermano le señaló hacia donde debía mirar.
La mujer se transformó a los pocos minutos. Su cabello rubio y liso se había vuelto fino y encrespado. La piel blanca cambió a un tono grisáceo y podrido. Los ojos inyectados en sangre miraban a su alrededor con unas ansias estremecedoras.
—S-Se ha vuelto uno de ellos— dijo Taehyung impactado.
Los hijos de la mujer salieron al patio en ese preciso instante. Los Min no pudieron hacer nada por aquellas criaturas de cinco y siete años a las que su madre devoró brutalmente.
Yoongi apartó la mirada y la fijó en su hermano; Taehyung estaba a punto de colapsar de la impresión. El mayor no supo qué decir. No había palabras adecuadas en una situación como esa. Lo único que hizo fue apartarlo de la ventana y abrazarlo con todas sus fuerzas.
Taehyung no logró retener las lágrimas. El menor sollozó inconsolable entre los brazos de su hermano.
Las horas pasaron a cuentagotas.
Aunque el mayor permanecía sereno, su preocupación iba en aumento. No solo por lo que veía en el exterior, Yoongi estaba muy inquieto por Seokjin. Lo único que le daba cierta serenidad era el hecho de que su amigo estaba enfermo y cuando se enfermaba, solía quedarse en cama.
A pesar de la escena que había presenciado, Taehyung estudió el comportamiento de su vecina hasta el amanecer. Con lo visto desde la cocina y lo que Yoongi pudo observar desde el salón, logró determinar que aquellos seres se convertían a través de mordiscos y arañazos.
Yoongi se quitó el uniforme de trabajo y se puso ropa más cómoda. Antes de colgarse la mochila a la espalda cogió unos cuchillos de la cocina.
—Toma— le dio uno a su hermano —Si te ataca un zombie-vampiro quiero que lo utilices.
—Son infectados— contestó Taehyung mirando el filo del metal —Ese virus del que hablaban en la televisión los ha infectado... No son zombie-vampiros.
—Tampoco humanos— aseguró —No titubees, Tae, ellos tampoco lo harán.
El menor siguió a Yoongi por las escaleras aguantando una enorme presión en el pecho. La ansiedad le estaba dificultando la respiración. Su hermano le pidió que se quedase a unos metros de la puerta. El mayor quería comprobar si la zona estaba despejada.
Yoongi aguardó en silencio durante unos treinta segundos.
—Nada. No puedo oír nada.
—Desde la ventana parecía despejado— Taehyung bajó los últimos escalones y se acercó a él —Deberíamos salir con cuidado.
—Quédate aquí.
—No yo iré...— el menor vio la mirada severa que le dedicó —De acuerdo— Taehyung no quería dejarle salir solo pero cada vez que le llevaba la contraria sucedía algo trágico.
Yoongi salió del edificio con el cuchillo en la mano. En el suelo detectó el cuerpo del hombre que Taehyung había matado. Sobre el asfalto vio prendas de ropa y otros objetos tirados. El silencio le puso casi tan nervioso como la densidad del aire que respiraba.
Yoongi caminó lentamente hacia su vehículo, que estaba aparcado a pocos metros de la entrada. En la carretera vio a uno de esos seres, dando tumbos sin rumbo alguno. El hombre de mediana edad no lo vio hasta que percibió un movimiento. En cuanto se giró y sus miradas se cruzaron, comenzó a caminar hacia él.
—¡Joder!— Yoongi agarró con fuerza la empuñadura del cuchillo —No es humano, no es humano, no es humano— se repitió a sí mismo mientras el espacio entre ambos se reducía —¡Mierda!— el chico no titubeó y le clavó el cuchillo en el pecho con fuerza.
Para sorpresa del menor, el hombre no se inmutó en lo más mínimo. Yoongi retrocedió unos pasos impactado. ¿Cómo podía seguir en pie? Otro ser putrefacto le abordó por la espalda en ese preciso instante. El hermano de Taehyung estuvo a centímetros de recibir un mordisco en el cuello. La suerte quiso que se inclinase a un lado en el momento adecuado, evitando así la dentadura de la muchacha.
Yoongi se alejó gateando por el asfalto hasta que logró ponerse en pie y salir corriendo. Había dejado el cuchillo clavado en el pecho del hombre por lo que se encontraba desarmado.
Yoongi miró hacia todos lados; a excepción de esos dos seres, la calle estaba vacía.
—Vale— resopló fuera de aliento —Recapitulemos.
«A aquella mujer la atropelló un coche, se quedó sin brazo y seguía moviéndose. El tipo que me atacó no dejó de intentar morderme hasta que Tae le golpeó con el extintor en la cabeza...»
Yoongi desvió la vista hacia su vehículo. Allí tenía el bate de béisbol de su jefe.
«¿Y sí...?»
—¡Eh! ¡Capullos!— los dos infectados estaban muy cerca de él —¡Venid a por mí!
Taehyung oyó los gritos desde el portal. El chico agarró la manilla pero se detuvo antes de abrir la puerta. ¿Y si salía y le sucedía algo a su hermano? La última vez que decidió saltarse las normas de sus padres murieron en un accidente de tráfico.
Taehyung apoyó la frente contra la madera, incapaz de tomar una decisión.
Yoongi rodeó a los infectados aprovechando la ventaja de su lentitud y corrió hacia el coche. Las llaves las tenía a mano por lo que pudo abrir el maletero sin ningún inconveniente. El chico buscó el bate de béisbol con los nervios a flor de piel. Lo localizó en una esquina, junto a unas bolsas. Yoongi tuvo que meterse parcialmente dentro del maletero para agarrar la madera.
La muchacha de aproximadamente dieciocho años de edad llegó primero. Yoongi la estaba esperando de pie junto al vehículo. El joven golpeó a la desconocida en la parte derecha del rostro, llevándose media cara con el impacto. A pesar de la brutalidad de la acción, la chica siguió en pie. Yoongi no dudó en volver a repetir la misma acción hasta que cayó al suelo y dejó de moverse.
En cuanto eliminó a la muchacha cargó contra el hombre hasta dejarlo inmóvil. Yoongi no se detuvo a pesar del temblor en sus manos. Tampoco lo hizo al ver la abundante sangre sobre el suelo ni percibiendo el horrible olor a muerte.
El chico echó un breve vistazo a su alrededor. En la calle no se veía ni un alma pero en las ventanas de los edificios había gente observándole.
—He tenido que hacerlo— murmuró al sentir algunas miradas de desaprobación —Y vosotros también lo haréis si no queréis ser su comida.
Taehyung respiró aliviado cuando lo vio abrir la puerta.
—¿Estás bien?— preguntó impactado por la sangre que cubría el bate —¿Es...?
—No te alejes de mí, ¿de acuerdo?— le miró fijamente a los ojos —Vámonos.
El menor obedeció sin rechistar. Al salir del edificio vio el cadáver del hombre al que golpeó tirado sobre el suelo y dos cadáveres más sobre el asfalto. Taehyung intentó mantenerse fuerte y no dejarse llevar por los sentimientos que le provocaban.
Yoongi encendió el motor en cuanto se subió al coche.
—Esos seres mueren si les golpeas en la cabeza— dijo el mayor justo antes de pisar el acelerador —No parecen sentir ninguna clase de dolor, solo se mueven por instinto— giró hacia la derecha.
—¿Crees que hay alguna forma de ayudar a esas personas?— le miró —No quiero tener que volver a matar...
—Taehyung— le cortó en un tono firme —Esas cosas han dejado de ser humanas y no van a tener compasión contigo. Si te cruzas con ellos no dudes en matarlos— apretó el volante con fuerza —¿Me has entendido?
—Te he entendido...
Al llegar a una calle principal se encontraron con gente ensangrentada corriendo en distintas direcciones. Algunos mostraban heridas de arma blanca, otros mordiscos en los brazos, cuellos y piernas. Varias personas parecían tener quemaduras, otras yacían en el suelo a punto de levantarse convertidos en infectados.
Los no muertos caminaban lentamente entre la multitud. Taehyung se fijó en un chico de su edad, paralizado por el miedo. Aquel joven no pudo defenderse, a pesar de que tenía una barra de hierro en la mano, que probablemente cogió de alguna obra, no logró usarla contra su verdugo.
Yoongi pisó a fondo y salió de allí sin mirar atrás.
—Los débiles no sobreviven, Tae. Algunos incluso pueden llevarte a la muerte.
—¿Quieres decir que no debemos ayudar a los demás?— preguntó casi indignado.
—Tenemos que pensar en nosotros— hizo una breve pausa —Sabía que la situación era difícil pero después de lo que hemos visto, me temo que es peor. No hay cobertura, tampoco veo a la Policía y al ejército en las calles.
—¿Qué vamos a hacer?— Taehyung tragó saliva.
Yoongi lo meditó sin apartar la vista de la carretera.
—No creo que el piso de Jin sea seguro, ni tampoco el nuestro. Deberíamos salir de Daegu hasta que las cosas se calmen— el mayor aparcó el coche en una calle; Taehyung le miró con cara de incertidumbre —Necesitaremos provisiones— le dio las llaves a su hermano —Voy a coger algunas cosas del supermercado de enfrente. Espérame aquí.
—Pero hyung— Taehyung quería ir con él, sin embargo solo se forzó a sonreír —Ten cuidado.
—Por supuesto— Yoongi salió del vehículo con el bate de béisbol en la mano.
En aquella calle no parecía haber nada extraño. Se oían gritos a lo lejos pero Yoongi no se dejó distraer por ellos. El chico entró en el supermercado de la esquina con decisión. Varios de esos seres se encontraban dispersos por los dos pasillos de la tienda.
Yoongi golpeó el bate contra la pared para llamar su atención. El chico avanzó hacia el primer individuo, que estaba justo enfrente de él. Con un fuerte movimiento le otorgó el primero de los dos impactos que lo dejó fuera de combate. A su derecha, en el pasillo de los fideos, apareció otro hombre afectado por el virus. Yoongi le arreó con tanta contundencia que le atravesó la carne podrida. El tercero chocó violentamente contra una de las estanterías tras recibir el golpe de la madera. Luego lo remató en el suelo sin titubear.
Yoongi no perdió el tiempo pensando si lo que hacía estaba bien o mal. Tampoco le dio demasiada importancia a aquellos tres cadáveres. La supervivencia era lo primero y en su mente solo tenía un único pensamiento; poner a Taehyung y Seokjin a salvo.
En cuanto comprobó que no había más infectados, tomó unas bolsas y guardó la comida que creyó más apta para el viaje.
Al salir del establecimiento divisó el coche de su mejor amigo; a los pocos segundos Seokjin ya estaba corriendo hacia él.
El abrazo que le dio el mayor deshizo toda la preocupación que Yoongi vivía desde anoche. El chico soltó las bolsas y agarró la espalda de Seokjin con un solo brazo. El bate de béisbol sin embargo no lo soltó en ningún momento.
—¿Estás bien?— preguntó el castaño aliviado pero todavía algo angustiado.
—Estoy bien— aseguró —Tenemos que irnos de aquí, Jin. La ciudad está sumergida en el caos.
—Lo sé— le miró a los ojos —Mi barrio se está quemando.
—Joder— hizo una breve pausa para encajar dicha información —Deja tu coche, iremos en el mío.
—Vengo con dos personas más.
Yoongi desvió la mirada hacia la parte trasera del Kia. Allí divisó a un joven de cabello castaño oscuro mirándole con cara de curiosidad.
—Vamos a evitar la autopista— siguió —Es mejor rodear Daegu. Conozco un camino por el bosque. Sígueme de cerca.
Ambos se separaron al cruzar la calle. Yoongi no volvió a fijar la mirada sobre el cristal de la parte trasera del vehículo, solo metió las bolsas en el maletero y se subió al monovolumen. El bate lo dejó caer sobre el suelo del asiento trasero. A los pocos segundos apareció Taehyung.
—Qué suerte que nos hayamos encontrado con Jin hyung— dijo mientras se ponía el cinturón —Menos mal que está bien.
—¿Y esos que lo acompañan?— Yoongi se puso en marcha —¿Los ha recogido de la calle?
—No sé— se encogió de hombros —Uno parece un gruñón y el otro tiene pinta de simpático. Creo que me van a caer bien— sonrió.
—En el mirador veremos qué paso seguir— miró por el espejo retrovisor para ver si Seokjin le seguía.
—Ahora que Jin hyung está con nosotros me siento mucho más tranquilo.
Yoongi asintió a sus palabras. A él le sucedía lo mismo.
Después de dar un rodeo por calles poco transitadas, llegaron a las afueras y tomaron la carretera de la montaña. La zona estaba cubierta por un bosque extenso. A su paso no detectaron ni coches ni personas.
Yoongi aparcó el vehículo agradecido de que el mirador estuviese libre de infectados. Taehyung salió inmediatamente del coche y sacó las bolsas del maletero. El mayor observó cómo su hermano se acercaba al chico de cabello castaño oscuro.
«No te encariñes, Tae»
Yoongi resopló antes de salir del coche. La idea de tener que ocuparse de dos desconocidos no le agradaba demasiado. ¿Y si no eran de fiar? En una situación como esa las personas egoístas, cobardes y temerarias podrían suponer un mayor peligro que esos bichos come-humanos.
Yoongi cerró la puerta del coche y desvió la vista hacia el chico de cabello rubio que salía del vehículo de Seokjin. Sin darse cuenta se quedó mirando cómo conversaba con su mejor amigo. Esa sonrisa genuina que vio sobre su rostro le hizo sentir algo distinto; algo que Yoongi no había sentido en toda su vida.
En estos seis capítulos hemos podido ver el calvario de Yoongi; sus decisiones, inseguridades, lamentos y miedos, pero también su determinación, superación, el gran amor que le tiene a Taehyung y el fuerte lazo que le une a Seokjin. Esta historia permite ver una faceta distinta de los Min y también deja conocer aún más a Seokjin. Describir tantas escenas, situaciones y sentimientos ha sido muy bonito, a pesar del drama, la relación de estos tres personajes es y será siempre de mis favoritas. ❤
¿Qué pensáis ahora de Yoongi, Taehyung y Seokjin? ¿Ha cambiado vuestra opinión sobre alguno de ellos? ¿Os gustan más, menos o igual que antes? 🤔
Para finalizar quiero daros las gracias por haber leído este especial. Algunas cosas serán de gran importancia en el futuro de Evanescente, así que no tendréis que preocuparos, entenderéis fácilmente cualquier posible referencia o situación. 😉
Muchísimas gracias por leer Sui Géneris. Nos vemos en Evanescente.
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