"Te miro como si fueras la estrella
más brillante de toda la galaxia"

Eran aproximadamente las diez de la noche y el teléfono móvil vibró dentro del bolsillo de su chaqueta, lo tomó en su mano verificando el identificador de llamada, al ver su nombre no dudó en atender.

-Hey, chico lindo.

Sintió una gran emoción a oír su suave voz.

-Hola preciosa -saludó con coquetería.

-¿Estás ocupado? -Preguntó ella.

-Para nada -negó- ¿Necesitas algo?

-Ven a mi casa y trae algún snack.

-¿Acaso estás invitándome a una cita?

Oyó a Shoko bufar para después reír.

-Tómalo como quieras, pero ven y trae lo que te pedí.

-Si señora -contestó bromeando-, en menos de veinte minutos estaré allí.

-Bien, te espero -dijo y al terminar de hablar colgó.

Geto sonrió, la había extrañado tanto, hacía más de una semana que quería ir a visitarla, pero su agobiante trabajo se lo impedía constantemente. Se encontraba a algunas cuadras del hogar de Shoko, ya que en su necesidad de despejarse un poco no dudó en salir a caminar, anteriormente había pensado en ir a su casa, pero últimamente ella estaba demasiado concentrada en estudiar para sus exámenes finales, por lo cual no quería interrumpirla.

Pasó por un minimercado y compró las frituras preferidas de la muchacha, papas fritas, además de algunas latas de cerveza. Hizo unas pocas cuadras más caminando y llegó a la vivienda de la castaña, no dudó en tocar la puerta para que momentos después su amiga apareciera en la entrada y lo hiciera pasar como de costumbre.

Él sabía que ella no haría el primer movimiento, entonces dejó sus compras a un lado y la estrechó entre sus brazos en un cálido abrazo.

-Realmente te extrañé -susurró mientras escondía su rostro en el cuello de la fémina, impregnando sus sentidos con su aroma.

Shoko tembló, pero le correspondió el abrazo, disfrutando de la calidez de su cuerpo además de su fragancia.

-También te extrañé.

Se separaron después de unos pocos segundos y se dirigieron a la cocina.

-Traje lo que me pediste -dijo mientras sacaba las cervezas y las papas de la bolsa de compras.

-Yo no te pedí alcohol -habló divertida.

-Lo sé, pero sabía que te gustaría.

-Estás en lo cierto, pásame una -pidió.

Geto se carcajeó antes sus palabras; tomó una lata y se la entregó. Shoko rápidamente la abrió y tomó un poco de su contenido.

-Delicioso -dijo mientras relamía sus labios.

-Y bien, ¿Qué se supone que cenaremos? -Cuestionó mientras buscaba en la alacena un bol para colocar las frituras.

-Hasta la pregunta ofende -dijo mientras traía consigo dos cajas de pizza.

Él volteó a verla y sonrió, para después seguir con su labor en la alacena.

-¡Bingo! -Exclamó al encontrar lo que buscaba.

No tardó en verter las papas en dos cuencos de plástico, mientras era observado por la joven Ieiri.

-¿Balcón?

-Obviamente -afirmó ella.

Tomaron entre sus manos las frituras, cervezas y cajas de pizza, para rápidamente salir disparados en dirección al cuarto de la castaña, encontrándose con el balcón que este poseía. Shoko ya había colocado varias almohadas y frazadas para que el piso fuera lo más cómodo y cálido posible para ambos; se sentaron en aquel conjunto de cobijas y acomodaron lo que comerían y beberían.

-Esto está delicioso -habló Shoko después de darle una mordida a una porción de pizza.

-Sí que lo está -concordó el pelinegro al seguir sus pasos.

Prácticamente, devoraron la primera caja de pizza en unos pocos minutos, ni siquiera habían tenido tiempo para conversar sobre algo de sus vidas, el hambre era aún más grande e importante que cualquier otra cosa.

-¿Qué tal el trabajo? -Preguntó la joven para después darle un sorbo a la bebida amarga.

-Tan agotador como siempre -respondió él llevándose una papa a la boca.

-Realmente creo que te explotan laboralmente.

-Sí, pienso igual -dijo sin darle mucha importancia, realmente no quería pensar en lo injusta de su paga para la cantidad de horas que hacía por día-, ¿qué tal tus exámenes? -Cambió de tema.

-Ayer di mi último examen final, podría decirse que estoy de vacaciones.

-Vaya, eso es genial, significa que podremos pasar más tiempo juntos -habló emocionado- ¿O es que tienes planes con otras personas? -Preguntó con falso recelo.

Ieiri se carcajeó.

-Sabes que mi vida social ronda de Utahime a ti y algunas veces a Satoru -dijo mirándolo divertida.

-Touche, de igual forma, ¿no hiciste más amigos en la universidad?

Ella negó con la cabeza.

-Prefiero estudiar antes que perder el tiempo en esas cosas.

-¿Y te sientes bien así? -Cuestionó preocupado.

-Claro, además te tengo a ti, a Iori y Gojo no necesito a nadie más -habló mientras sonreía.

Suguru sonrió.

-¿Acaso te preocupa mi vida social? -Preguntó divertida.

-Toda tú me preocupas -dijo con sinceridad.

Shoko se sonrojó, rápidamente volteó su rostro, no quería que él la viera así.

-Realmente está bien, estoy bien así -aseguró.

-Si para ti está bien, entonces para mí también.

Ella asintió. Una brisa fresca hizo danzar a sus cabellos, la joven elevó su cabeza y observó fascinadas las estrellas y el cielo, era bellísimo; sin embargo, el personaje principal, en aquel manto negro con brillos, era la gran luna llena de ese entonces, resplandecía tanto que cautivaba a quien sea que la viera, Shoko sonrió.

-La luna está hermosa esta noche -dijo mientras la seguía observando hipnotizada.

Suguru ni siquiera levantó su vista, puesto que había un espectáculo aún más bello que mil lunas, y era el rostro relajado y sonriente de la castaña, el cual era iluminado por la luz de la luna, sus ojos parecían brillar intensos como dos grandes luceros.

-Sí, es bellísima -susurró sin apartar su mirada sobre ella. No quería que aquella noche acabara nunca.

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Amo demasiado a esta pareja 😭🤍