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𝑐𝑜𝑚𝑓𝑜𝑟𝑡

"No tengas miedo, cae en mí, déjame abrazarte
No fuimos hechos para contener la lluvia del cielo"

Caminaba por los pasillos de la Jujutsu High en dirección al aula donde su amigo se encontraría dando clases. Abrió parcialmente la puerta de este y asomó su cabeza buscándolo con la mirada.

—¡Shoko! —Gritó él al verla y se acercó a ella— ¿Qué te trae por aquí?

—¡Hola señorita Shoko! —Saludaron al unísono las gemelas Mimiko y Nanako.

—Hola, Gojo —saludó mientras veía como las jóvenes alumnas la saludaban con las manos, ella devolvió el gesto con amabilidad—, Hola, niñas—sonrió para luego devolver la atención a su colega—. Me preguntaba si habías visto a Suguru por aquí, lo he estado buscando toda la mañana.

El semblante del albino cambió drásticamente a uno casi melancólico.

—Hoy no iba a dar clases —dijo mientras se rascaba la nuca—, de hecho, no se siente bien… Anímicamente.

Ella frunció el ceño.

—¿Otra vez con lo mismo? —Cuestionó enfadada.

—Hay que entenderlo —razonó—, esto ha sido muy difícil para él, volver a adaptarse y dejar esa corta parte del pasado atrás.

—Y por qué… ¿Por qué a mí no me dijo nada? —Se preguntó a ella misma en voz alta.

—Shoko…

—Siempre habla contigo…

—Soy su amigo —puntualizó.

—Y yo su novia —dijo bruscamente mientras apretaba los puños a los costados de su cuerpo.

—Hey, cálmate —pidió mientras la tomaba de los hombros en un intento de desviar su atención del enojo—, ve a hablar con él, quizás esté en el puente.

—Cada vez que pasa esto… Él ni siquiera me dirige la palabra —lo miró en donde se suponía que sus ojos se encontraban, ya que estaban cubiertos por una venda negra.

Gojo sintió un dolor en el corazón al oírla decir aquellas palabras. Demonios, golpearía a Geto.

—Ve a buscarlo, estoy seguro de que querrá tenerte a su lado —aseguró con una forzada sonrisa.

Ella asintió, se despidió de las alumnas de Satoru, y caminó en dirección donde su amigo le dijo que Suguru se encontraría. En efecto, el pelinegro se ubicaba apoyado en los barandales del puente de la escuela, mirando particularmente a nada. Su cabello estaba recogido en una media cola, sus ojos tenían ojeras marcadas debajo, su cara se veía tan inexpresiva, vestía con su típica remera y pantalón de días libres.

—Suguru —lo llamó suavemente mientras se acercaba a él.

—Oh, hola Shoko —saludó apenas volteando a verla. Algo en su pecho se apretó.

—No contestaste mis llamadas —dijo mientras se colocaba a su lado en la misma posición.

—Mi móvil está apagado.

Ella frunció los labios y se contuvo de suspirar. Esto sería difícil.

—Suguru yo… —Estiró su mano para tocar el hombro masculino, pero antes de siquiera llegar, el masculino se apartó repentinamente, como si estuviera huyendo de su toque.

—Estoy bien, ¿okay? —Habló bruscamente.

Los ojos de Shoko se abrieron en asombro. Tras darse cuenta de lo que acababa de suceder, Geto frotó su sien con sus manos y suspiró.

—Lo siento, no debía hablarte así —se disculpó.

—Yo entiendo todo lo que debes estar sintiendo —él la miró—, pero no me hagas a un lado por es…

—Shoko, tengo que resolver esto solo —puntualizó.

—No, no tienes qué… —Quería explicarle que no estaba solo en aquello, que necesitaba de sus amigos, que no tenía que pretender poder cargar con más peso de lo que aguantaba, pero él la interrumpía todo el tiempo.

—Escúchame, no quiero discutir ahora.

—No estoy discutiendo contigo, solo quiero que hablemos —pidió.

—Son solo estupideces y drama, no hay de que hablar —dijo buscando tranquilizarse.

Ella frunció el ceño, eso realmente la había hecho enojar.

—¡Claro que no! Estupideces es cuando estoy menstruando y me comporto insoportable, sin embargo, tú siempre estás ahí para hacerme sentir bien; cuando lloro por el estrés siempre me abrazas; cuando tengo que quedarme hasta tarde por el trabajo, ahí estás tú; Geto no pretendas que te deje solo después de todo lo que has hecho por mí.

Él negó con la cabeza.

—Solo lo quieres hacer porque te sientes presionada a hacerlo para devolverme el favor.

—Te equivocas —habló seriamente mientras lo miraba a los ojos, si, se había ofendido muchísimo, pero aun así le sobraba paciencia para tratar al pelinegro—, quiero estar contigo en tus momentos difíciles porque te amo más que a nadie.

Suguru la observó sorprendido, era la primera vez que Shoko que decía que lo amaba.

—No tengas miedo de abrirte conmigo, comparte tu dolor —abrió los brazos ofreciéndole un abrazo. Vio como los ojos de su pareja se cristalizaban rápidamente y sintió como de un momento al otro él se dejó envolverse en un abrazo; Geto escondió su cabeza en el espacio entre su cuello y hombro, mientras que con sus extremidades se aferraban a su cintura y espalda.

—Es tan difícil dejar esa parte de mi pasado atrás —susurró mientras esperaba a que su voz no se quebrara.

—Tranquilo, déjalo salir —consoló mientras acariciaba sus suaves cabellos azabaches. Lo sentía temblar en sus brazos debido al esfuerzo que hacía para no llorar.

—¿Si sabes que los hombres también lloran, no? —Cuestionó divertida.

—Sí, aunque siempre es bueno recordarlo —sonrió mientras sus lágrimas comenzaban a bajar por los lados de su cara.

—¿Quieres que vayamos a otro lugar?

—Estoy en el único sitio donde deseo estar en estos momentos —contestó entre sollozos.

Lo que había parecido una gran idea terminó siendo una pésima idea. Para Suguru, el hecho de sufrir por las atrocidades que había hecho en un pasado, era solamente un dolor que él debía sobrellevar, porque, aunque los altos mandos, que aún lo tenían en la mira, lo perdonaran al igual que sus amigos, no le importaba mucho, puesto que él no paraba de castigarse mentalmente y culparse todos los días.

Y este había sido un día en el que necesitaba estar a solas con sus pensamientos y dolor, aunque ahora que estaba entre los brazos de su amor, cayó en cuenta que realmente no tenía que sufrir solo, que podía compartir su sufrimiento, porque Shoko si sabía cómo consolarlo en sus días malos cuando era apenas un adolescente, ella siempre le ofrecía un hombro para llorar, cariños y silencio para sus pensamientos, no podía entender como es que se había olvidado todo aquello. Respiró profundamente deleitándose con su dulce aroma, dejaría que ella lo consolara por el resto del día.

•••
Mejor tarde que nunca :)
No fue el mejor one shot que he escrito
pero estoy bastante conforme :D

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