—Okey, okey, entonces busca: telefonos último modelo de 8000 wongs, como convertir 8000 wongs en 50000 o precio de un riñón coreano en wongs.— El castaño hablaba a su amigo desde su cama en la que se encontraba boca abajo.

—¡YA SE!— Grito el rubio levantándose del pequeño sofá que tenía su amigo en su habitación y caminando hacia la cama donde se encontraba el castaño apunto de caer dormido.
—Tal vez sea más barato mandarlo a componer que comprar otro.— Le pego al castaño en la espalda provocando que se levantará con enojo.

—Pues si, pero aún así será caro.— El castaño tenía razón.
—¿Ya buscaste cuanto vale tu riñón? Digo, tienes dos.— Dijo con una gran sonrisa.

—Aveces das miedo.— Dijo el rubio sentándose al lado de su amigo.

Jimin decidió ir a casa de Tae  la misma noche del viernes; para tanto poder esconder su teléfono, como para pasar más tiempo con su amigo, quien desde que había llegado a su casa estaba en pijama y dispuesto a dormir en cualquier momento.
El hermano del castaño llegaría posiblemente sábado temprano, y sus padres no se encontraban ya que habían salido a un viaje de negocios.

—Tengo hambre.— Hablo el castaño levantándose con pereza seguido por el rubio quien palmeó su estómago haciendo un leve puchero.
—Oh pero antes.— Tae se levantó y camino hasta su ropero de donde saco una pijama completa de dinosaurio tendiendola en la cama.
—Para ti.— Dijo con una gran sonrisa.

—Wow.— Exclamó Jimin con ternura.
—¿Me compraste una pijama pero no un nuevo teléfono?— Dijo serio sorprendiendo a su amigo, al ver su expresión río un poco tomando la pijama y caminando hacia el baño del cuarto.

Al salir de este ya cambiado pudo ver a Tae con una pijama completa de León que lo hacía ver adorable, ambos se miraron y rieron.

—Somos unos ridículos.— Dijo Tae saliendo de su habitación.

Ambos chicos se dirigieron hacia la cocina dispuestos a preparar algo de cocinar, y lo hubieran hecho si un sonoro golpeteo en la puerta no los hubiera interrumpido.

—Ah, no se quien es.— Dijo el castaño con una expresión de miedo.

—Oh vamos, no otra vez.— Río Jimin caminando hasta la puerta y abriéndola.
—Tenemos que hablar seriamente sobre tu miedo irracional a no saber quien toca el tim-.

—Hola, otra vez.— Saludo el chico de cabellera gris con una sonrisa.

—¿Qué haces aquí?— Pregunto Tae saliendo de atras de su mejor amigo.
—No se supone que vendrías mañana.— Pregunto con enojo.

—Pues, papá dijo que estarías solo así que me pidieron que viniera antes.— Tomo sus dos maletas y se adentró a la habitación.
—Pero veo que no estás solo.— El chico pálido miro a Jimin quien cerraba la puerta y lo miraba tímido.

—Bueno, sabes dónde está tu habitación.— Tae apunto hacía las escaleras.
—Nosotros vamos a estar en la sala, no molest- ¡Auch!.— No termino al sentir un golpe en la espalda de parte de su amigo.

—Veremos una película y comeremos palomitas, ¿Quiere acompañarnos Hyung?— Preguntó tímido Jimin con una sonrisa.

—Creo que iré a darme un baño y descansar, pero gracias por la invitación amm...— El pálido esperaba ser presentado con el amigo de su hermano.

—Jimin, Park Ji Min.— Dijo con una sonrisa haciendo desaparecer sus pequeños ojos.

—Amm, bueno bañate.— Hablo Taehyung rompiendo el silencio y sin respeto recibiendo una mirada de enojo por parte del mayor de los tres.

Tae caminó hacia la cocina para preparar las palomitas que comería con su amigo sin siquiera ofrecerle ayuda a su hermano para subir sus maletas, pero jimin al contrario al ver al mayor comenzar a subir una se acercó a él.

—¿Quiere ayuda Hyung?— Hablo tomando otra maleta.

—Amm, no, está bien, ve con Tae.— Yoongi miro al menor un poco nervioso.

—Esta bien Hyung, lo ayudaré, no es problema.— Tomo la maleta y subió las escaleras sintiendo las miradas del chico pálido en su espalda.

Cuando todas las cosas de Yoongi estuvieron en su cuarto agradeció al menor.

—Gracias Jimin, ahora ve con tu novio.— Dijo pasando del rubio y caminando hasta el otro lado de su cama.

—N-No, no, no es mi novio.— Negó nervioso al notar la extraña mirada que recibió por parte del mayor.
—Es solo mi amigo, mi mejor amigo.— Dijo con una linda sonrisa que contagio al chico de piel pálida.

—¿Mejor amigo?— Pregunto Min con risa.
—Si tú lo dices niño, pero, viendo como se comportan cualquiera pensaría que son algo más.— Miro de pies a cabeza la pijama del rubio.
—Y dime, ¿Cuántos años tienes?— pregunto el peligris sentándose en su cama.

—Pronto tendré los mismos que Tae, en un mes cumpliré 17.— Dijo con una sonrisa que por el lado contrario fue recibida con un gesto de duda por parte del mayor.

—Yo tengo 25.— Habló el chico de piel pálida serio.

—Vaya.— Hablo Jimin analizado la gran diferencia de edad.
—Se ve más joven.— Dijo recibiendo una sonrisa del mayor que le pareció realmente linda.

—Gracias.— El chico de piel pálida sonrió con ternura.
—Amm Park.— Hablo el mayor levantándose y caminando hasta el rubio quien al tenerlo frente bajo la cabeza.
—Dime, ¿Tienes novia, oh, novio?.— Tomo la barbilla del rubio haciendo que alzará su mirada hacia el.

—Ah, n-no, Hyung, ¿P-por qué pregunta?— Las mejillas de Jimin se tornaron de un tono rojo.

El mayor acercó su rostro peligrosamente al del menor quien se sentía cada vez más pequeño, pudo oler su dulce aroma haciéndole a Jimin cerrar poco a poco sus ojos y esperando algo que nunca llegó.

—Curiosidad, supongo.— Yoongi se separó del menor y volvió a caminar al otro lado de su cama.
—Gracias por la ayuda.— Dijo ignorando a Jimin quien seguía parado en shock.

—Ah, si, si Hyung.— Las mejillas del rubio estaban más rojas que un tómate, sin voltear a ver al mayor salió de la habitación escuchando una pequeña risa y bajo corriendo hacia donde se encontraba su amigo.

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—Así que, Park Jimin...— Hablaba a si mismo el pálido chico mientras acomodaba su ropa en el mueble.
—En un mes cumple 17 años...— Susurró haciendo una maliciosa sonrisa.
—No, no, Min, es menor.— Se regaño a si mismo.
—Y es el mejor amigo de tu hermano, por dios.— Dijo esto rodando los ojos y cerrando su cajón con fuerza.

Min Yoongi, exactamente, ¿Quién era Min Yoongi?, El chico de cabello gris era uno de los más importantes abogados de todo Corea del sur, proviniendo de una gran familia en la que todos los hombres seguían este legado, claro que le gustaba esa vida; llena de lujos, buenas oportunidades, reconocimientos, Yoongi eligió seguir esta vida desde sus 15 años, se preparó estudiando todos los días de su joven vida, obteniendo buenas calificaciones y después su título, al elegir esta vida Min tuvo que dejar de lado la vida loca de un adolescente, adiós fiestas, amigos, parejas, y para Min había estado bien, para el lo valía, pero ahora a sus 25 años se sentía vacío, habían veces en las que hubiera elegido vivir una vida loca de adolescente, pero había encontrado algo que “compensaba” aquellos años perdidos.

—Agh.— Gruñó el pálido al escuchar su teléfono sonar y viendo el contacto.
—¿Si?— Pregunto seco contestando el teléfono.

—Daddy~— Se escuchó la voz de un chico.
—Baby te necesita..~— El chico al otro lado jadeaba y gemía provocando que Min se mordiera los labios por inercia.

—Ya hablamos de esto, el contrato terminó.— Apesar de que un gran bulto se formará en su pantalón él debía mantenerse firme.

—Mandemos a la mierda el contrato, no quiero dinero, solo te quiero a ti, Daddy~— Min podía oír claramente los jadeos del chico y realmente le excitaban.
—Te amo Daddy..~— Estás palabras regresaron a Min de golpe.

—¿Me amas?, No.— Dijo en risas.
—Yo no te amo, y no tengo por qué hacerlo, claramente te dije que nada de sentimientos y ahora que terminó, ya no te necesito, ni tu a mi.— Dijo frío, el chico al otro lado colgó después de maldecirlo.

Este era Min YoonGi, un joven chico que al no saber que hacer con su gran fortuna y sin querer relaciones serias básicamente se dedicaba a llenar de regalos y dinero a jóvenes a cambio de sexo y en algunos casos compañía, les hacia firmar un contrato por cierto tiempo en el que venían las reglas y condiciones, siempre habían sido chicos mayores de 18, tampoco quería arruinar su imagen con alguna demanda, y tampoco quería pasar por alguna situaciones de inmadurez similar a la que acababa de pasarle, el chico jamás se había enamorado y esperaba lo mismo de aquellos chicos y chicas que lo buscaban y así había sido durante 5 años con algunos tropiezos pero él con el tiempo aprendió a controlarlos.

—Genial, ahora tengo un gran problema.— Dijo mirando su pantalón, girando los ojos y soltando una maldición caminó hacia en baño.