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☪...1

La pequeña Yashiro estaba frente a el tercer baño, donde supuestamente vivía un fantasma que concedía deseos pero a cambio tenías que pagarle algo. No se resistió más y comenzó con el ritual.

- Para llamar, toca tres veces, y entonces. - Pensó, seguido de hacer esa acción. - Hanako-San, Hanako-San, ¿estás ahí?...

Sus nervios estaban latentes, un poco de sudor había en su cien, su corazón latía fuertemente por el miedo a que algo malo pudiese pasar. Tras unos segundo que parecieron minutos, la puerta lentamente se abrió con ayuda de una mano femenina.

Retrocedió asustada, la puerta se detuvo cuando había un poco de espacio, después de eso la mano comenzó a estirarse hasta ella.

- Yashiro... -

Sus piernas temblaron al escuchar su nombre de dentro del cubículo. De un salto algo salió de dentro del baño gritando "¡Rawr!", por inercia gritó asustada y cayó al suelo por la sorpresa. La castaña que asustó a su amiga rápidamente se arrepintió al ver lo asustada que estaba.

- Nene - La llamó acercándose con cuidado - ¡Nene! - Habló más fuerte esta vez tomando de los hombros a la mencionada. - ¡Lo siento, lo siento! ¡Era solo una broma, Nene!

- ¿M-moe? - Preguntó tartamuda viendo a la castaña.

- Sí, soy yo. Solo fue una broma, perdón, Nene. - Sonrió avergonzada, ayudando a levantar a la plateada.

- Uh, ¿qué haces aquí? ¿Solo viniste a bromear? - Preguntó aún asustada y limpiando sus ropas.

- Vine a ver que no hagas nada tonto. Hanako-San es un misterio, un mito, no creo que funcione. - Dijo la más alta aferrándose de manera cariñosa al brazo de Nene.

- ¿Y si funciona?

- No lo hará, y un hechizo, maleficio o lo que sea no te ayudará a conquistar a Minamoto. - Esto desánimo a la chica, encogiendose deprimida. Moe suspiró- No necesitas ninguna de esas cosas, eres perfecta tal cual.

- Sí, Hanako no podría ayudarte.

La voz de un tercero las alarmó, voltearon lentamente a donde provenía y vieron a un chico flotando por los aires con una sonrisa casi que lasciva. Sin bromas, a Moe le pareció sumamente atractivo pero, el que este estuviera volando por los aires le hacía desconfiar.

La rizada tomó de la mano a Nene poniéndola detrás de ella.

- ¿Qui-quién eres? -Preguntó con miedo.

- Oh~, creí que ya sabrían quien soy. -Hizo un puchero inflando un poco sus mofletes. - Soy Hanako-San.

Al decir su nombre se acercó a ambas chicas, Moe retrocedió protegiendo a Nene pero esta se soltó y se puso delante. Sus ojos brillaban emocionados.

- ¡Entonces eres real! ¡Podrás ayudarme con Minamoto sempai!

- Así es. - Flotó hasta quedar sentado en el baño del cubículo abierto- Soy una aparición. El séptimo de los Siete Misterios de La Escuela. "Hanako-San del baño", es un placer.

- Así es, soy Hanako-San. - Hizo un además de amor y paz.

- No puede ser. - Negó la castaña.

- ¿Dónde está tu corte? ¿Y tu falda roja?

- Eso no está de moda en estos días.

- ¡¿Moda?! - Expresaron ambas.

- Además, pueden llamarme Hanako-Kun.

- Sí, bueno... Eres un chico. -La castaña lo vio de pies a cabeza, le extrañaba su uniforme tan viejo.

- Ciertamente, soy un chico, pero los rumores que escucharon de mi son verdad.

- ¿Entonces puedes ayudarme con el chico que me gusta?

- ¡Nene! - Gritó preocupada Moe.

- Por supuesto, pero, concedo a quien me convoque un deseo y tomó algo de pago. - Ambas bolas fantasmales se posaron en las manos del chico. - ¿Tienes un deseo? Dímelo.

- ¿No eres... Solo un fantasma pervertido? - Le preguntó la azucarada.

- Es suficiente, me voy. - Habló deprimido Hanako.

- ¡No, espera, perdón! - Se disculpó de inmediato Yashiro. - ¡Hanako-San es genial!

- ¿Ge... nial?- susurró para sí- ¡Entonces, dime tu nombre y deseo!

Rápidamente se acercó a ambas con una libreta y una pluma, acompañado de una sonrisa ancha.

- ¡Soy Nene Yashiro, de primero de preparatoria, clase A!

- ¿Y tú como te llamas? - Preguntó esta vez a la rizada.

- Yo no pediré un deseo.

- Aún así quiero saberlo. - Sonrió mostrando sus dientes, la fémina solo bufó.

- Sugar. - Respondió sin más.

- Mo~, que seca. Bueno, sigamos.

- Okey, quiero que el chico que me gusta comparta mis sentimientos. - Detrás de ella su amiga la veía preocupada, no confiaba en aquel fantasma.

- Buen, bien. Quieres éxito en el amor. - Apuntó eso en su libreta- ¿Con quién?

- El es Minamoto sempai, de segundo año -Sacó su celular mostrando una foto del chico rubio.- Un día se me cayó mi estuchera y él me la recogió.

La castaña negó con la cabeza al escuchar esa historia, solía sorprenderse por la facilidad en la que su amiga podía enamorarse de cualquier persona.

- Ya veo... ¡Bien, cumpliré tu deseo!

- ¡Viva! - Celebró la plateada.

- Por curiosidad, ¿cómo cumples tus deseos, Hanako? -Al chico le sorprendió un poco la falta de honoríficos por parte de la castaña- ¿Usas objetos o amuletos encantados?

- Sí, sí. Tengo algo increíble aquí mismo.

Ambas chicas se acercaron curiosas al fantasma, este rebuscaba por los bolsillos de su pantalón, ambas esperaron algún tipo de amuleto raro pero, al final, sacó un libro de consejos amorosos.

- Que decepción. - Susurró Moe viendo el libro en las manos de Hanako.

- No. - Negó Yashiro cuando el fantasma se lo ofreció.

- Vamos, vamos. Si quieres poder más allá de la comprensión humana, tendrás que pagar un precio muy alto. Esto es más seguro.

- Pero... ¿Y si quiero más?

- Nene, no puedes correr tantos peligros, no sabes que puede pasar si aceptas más. - Le advirtió preocupada la otra.

- ¿Querer más? - Pensó un momento y después rió juguetón- Eso sería imposible ya que no tengo las herramientas para ello.

- ¡Que decepcionante! - Lo miró la castaña, realmente, no creía que fuera tan lamentable.

- No es tan malo, puede que solo sea una broma. Seguramente ya ha cumplido deseos de amor otras veces. - Animó a su amiga Yashiro mientras que el ente leía el libro.

- ¿De verdad confías en ese chico? Nunca antes lo habías visto, aun así...

- Absolutamente, puede que llegue a sorprendernos. - Ante ese comentario la Sugar suspiró rendida.

- Te apoyaré en lo que pueda. - Dijo rendida, la otra sonrió y le dió un corto abrazo.

- Yashiro. - Llamó el chico. - ¿tienes alguna habilidad especial?

- ¡Un campo! -Exclamó el de sombrero.

- Es un huerto de sembradío. - Corrigió la alta.

- El huerto de práctica de la escuela. ¡Ambas estamos en el club de jardinería! - Clavó y sacó una vez el pico que tenía en manos para después pasarlo en su hombro. - ¡Mi habilidad especial es la jardinería!

Hanako la vió con asco, más bien, le parecía bastante sucia esa actividad, a pesar de ser un fantasma, prefería no ensuciarse. La castaña trató de dar un golpe a su brazo para quitara el gesto en su cara pero su mano le traspasó, bufó sin más.

- No hagas esa expresión, también cultivamos flores. - Ante la expresión de Yashiro por la del chico, Moe intentó apoyar. - Es algo bastante femenino.

- ¡Sí! - Afirmó la otra. Se apoyó en el mástil del pico - Comencé con la jardinería porque un chico me dijo que le gustaban las chicas "femeninas", también comencé a cocinar y coser. Iba a decirle que me gustaba hacerlo una vez que fuera buena en ello.

- ¿Cuándo comenzó a gustarte? - Preguntó el enamorado de Yashiro.

- Justo después de que comencé la secundaria, le confesé mis sentimientos un mes después, me tomó tres años, pero...

- ¿Eh? ¿Yo te gusto? ¿Quién eres? Que asco. Además, no eres mi tipo, no me gustan las piernas de Daikon.

Agachó la mirada al recordar eso, recibiendo una caricia en la cabeza por parte de su amiga. Cubrió su rostro sonrojado y sonriente.

- ¡Pero eso fue hace mucho, ya lo he superado!

- No lo has hecho. - Negó el chico.

- ¡Claro que sí! ¡Demostraré que alguien como Minamoto sempai puede enamorarse de mí y soy mucho para un tipo como ese! -La castaña sonrió ante esas palabras, por lo menos tenía autoestima.

- Oh... Entonces cualquier tipo serviría.

- Claro que no, no todos son Minamoto sempai. -La castaña habló con un tono parecido al de Yashiro, imitando su voz y lo que siempre solía decirle a esta.

- Correcto. -Afirmó

- Pff, seguramente no sabes nada sobre él.

Moe se puso nerviosa, había dado en el clavo, Nene no sabía casi nada de Minamoto, hasta la castaña sabía más de él que ella.

- ¡Que tonterías dices, Hanako-San! ¡Por supuesto que sé de él!

- Ja, ¿cuál es su primer nombre? -
Preguntó sonriendo burlón.

- Moe-Chan, mira, un insecto. - Desvío el tema metiendo a su amiga.

La otra suspiro negando, ¿que podía hacer?.

- Toma. - Ambas voltearon al chico.

Hanako extendía una tarjeta y una pluma para escribir en esta, Yashiro la tomó y la castaña ladeó su cabeza extrañada.

- ¿Una tarjeta? ¿Para qué? -Preguntó la última.

- ¡Sí! ¡Yashiro se la dará junto a lo que haya cosechado! Se llama: ¡Operación regalo! -Dijo emocionado.

"Muy lieral" pensaron ambas ante el nombre de la 'Misión'.

- Pero...

- Nunca sabrás hasta que lo intentes. Usa al máximo lo que tienes, te has esforzado mucho.

- Puedes hacerlo. - Apoyó, no muy convencida, la azucarada.

- Hanako-San... Moe-Chan... ¡Lo haré!

-¡Sí! / ¡Vamos, Nene! - Animaron al mismo tiempo.

Yashiro comenzó a escribir en la tarjeta a lo que el fantasma se le acercó curioso.

- ¿Qué es lo que siembras aquí?

- Esos. - Señaló un lugar en específico, al voltear su rostro pareció dudoso.

- Uh...

Hanako se acercó a aquellos vegetales seguido por Moe, ambos se quedaron viendo los vegetales, Moe un poco apenada por su amiga y el ente aún extrañado.

- Decoraré una cesta con mis flores, tal vez no sea tan malo. - Mencionó la Sugar intentando dar ideas para ayudar.

Al escucharla no pudo evitar voltear, ahora curioso por ella, desde que estaban en los baños no se separó de Nene, le parecía extraño.

- Sugar -La llamó, esta volteó neutra- ¿por qué apoyas tanto a Yashiro?

- Mmm... -Bajo la mirada observando nuevamente los vegetales de la mencionada, recordando su infancia. - La conocí de pequeña, fue un día lluvioso...

La pequeña de ojos lila y cabello castaño brindaba por los charcos que se tocaba en el camino, hace unos minutos había salido de casa para ir al parque, aún si no tenía la aprobación de sus padres decidió salir a jugar por su cuenta.

Al llegar hizo lo que todo niño hace, jugar en las pequeñas atracciones del parque. En uno de esos de subió a un columpio, llendo de atrás hacia delante, sonreía ampliamente pero, por azares del destino, se soltó de las cadenas que lo sostenían cayendo en el proceso.

Lágrimas comenzaron a salir de sus grandes ojos, sus rodillas estaban raspadas y comenzaban a sangrar, nadie a la redonda parecía estar, nadie que la ayudará. Su llanto era silencioso, jadeaba por el dolor cerrando sus ojos, hasta que alguien llegó para ayudarla.

- ¿Estás bien? -La tierna voz de una niña le hablaba, ofrendiendole ayuda.

- M-me duele. -Dijo sollozando.

La plateada se agachó para ver sus rodillas, de su bolsillo saco dos curitas con figuras de animalitos poniéndolas en cada rodilla. Después de eso besó en cada una, regalándole una sonrisa al terminar.

- Mamá dice que sus besos sanan, así que como soy su hija también los míos, ¡ahora estarás mejor! - Animó a la pequeña Moe y esta la miró con brillo en sus ojos.

- Depués de eso comenzamos a vernos en el parque, por lo que, ahora es mi amiga.

- Que tonto. - Dijo cuando finalizó la historia.

- ¡Oye! -Se sonrojó ante el insulto por su historia, tal vez era absurdo pero a ella le pareció dulce por parte de Yashiro.

- Pero tierno, estás agradecida desde entonces. Que linda. - Se acercó al rostro de la otra, acariciando su mejilla suavemente.

Esta se sonrojó aún más, volteando y llendose hacia su amiga. Hanako vió como se fué sonriendole, molestarla le sería divertido, pero, después de todo, no era tan en broma.

- ¿Ayudaste a alguna abuelita o algo así? - Preguntó uno de los compañeros de Minamoto.

- Las flores son bonitas. -Comentó una de las chicas presentes.

Los tres miraban por la orilla de la puerta, escuchando la conversación de los de segundo. Yashiro se cubrió la cara avergonzada seguido de los ánimos de Moe.

- No que recuerde... -Dijo viendo la cesta con verduras y flores.

- Creí que la operación: Vegetales del verano sería todo un éxito, tenía el implemento femenino.

- ¡Claro que no! ¡Fue un fracaso desde que pensaron que era una abuelita devolviendo un favor!

- Un daikon devolviendo el favor. - Susurró en el oído de Yashiro.

Moe cambió de lugar con la plateada poniéndose en medio de ella y Hanako, dándole una cara de molestia al chico a lo que sonrió juguetón. La otra chilló triste al imaginar esa escena de un daikon dando gracias.

- Dejaré la jardinería - Dijo desanimada.

- No te apresures, debe haber otra manera, Nene. - Animó la castaña.

- Sí, sí. Debes de tener otras habilidades.

- ¡Sí! - Hablaron entusiastas seguidos por una Yashiro decaída.

- ¡Ofrecele ayuda con el botón faltante en su camisa! -Dijo el plan Sugar.

- Así aumentará su afecto hacia tí. - Finalizó Hanako.

Yashiro se dirigió a toda prisa hacia Minamoto para intentar ayudarlo pero la chica con la que estaba hablando se ofreció a ayudarlo y después una bola de chicas y chicos se reunió a su alrededor lanzando a Nene fuera de ahí.

- Su harem también tiene chicos... -Se percató la de ojos lilas.

- ¡Hazle el almuerzo con tus vegetales de verano!

- Puedes hacer un diseño lindo para que sea mucho más atractivo. -Recomendó la alta.

- Si es lindo será muy genérico -Desaprobó Hanako.

- Puede ser un diseño lindo y original, algo que le guste a Nene y sepa que también le gustará a Minamoto.

- ¡Haré mi mayor esfuerzo!

- ¿Es de una chica? Que suertudo.- Dijo el chico que se sentaba frente a Minamoto cuando vió que se acercó a su lugar.

- ¿Quién lo haría? -Dió la pregunta al aire abriendo el unbento.

¿Esperaban un horror? Pues no, Moe ayudó a decorar a pesar de las quejas de Hanako, se veía decente a pesar de solo haber ayudado solo un poco. Era bastante sencillo; tenía arroz, carne y vegetales, en la sección del arroz había un kanji de zanahorias que decía gracias. Sonrió levemente, quitó el unbento de la tela que lo cubría por si había una nota.

- ¡Nos faltó poner quién lo envía, y pareció gustarle! -Sugar chocó su palma contra su frente desepcionada, habían sido descuidados en eso.

- ¡Un fracaso más! -Cayó rendida Nene.

- Cuando diga tres tiene saque correr y chocar contra él. -Dijo el plan Hanako.

- Que genérico. -Reprochó la castaña.

- Tu solo mira y aprende. Yashiro tiene que correr a la cuenta de tres, solo tengo que decirlo y verás la magia.

- Solo tienes que decir unos números y ya, pero lo genérico es lo de la pieza de pan, ¿no tenías más ideas? - Mientras ellos discutían Nene esperaba la acción.

- Uno... -Al escuchar la cuenta la plateada se preparó para correr- Dos... ¡Tres!, eso diré cuan--

La de ojos rosados salió corriendo de su escondite con los ojos cerrados, ninguno de los dos se percató hasta que escucharon un grito.

- ¡¿Kou?! ¡Kou! -El nombre del hermano del rubio alarmó a Moe, tenía que sacar de ahí a Yashiro, y rápido.

- ¡Lo siento! - Gritó Nene al ver la escena que provocó.

Sugar la tomó y la arrastró fuera de ahí bajando las escaleras rápidamente.

- ¡Ah~! ¡Nada de esto está funcionando! - Se quejó la plateada tocando su frente herida.

- Lo último pudo acabar en un gran desastre. - Habló sentada en el suelo la castaña.

- Jejeje... - Rió el de sombrero.

- ¡Nada de "jejeje"! ¡Esto es demasiado indirecto!

- Oh... En ese caso -Flotó para estar frente a frente y de cabeza de Yashiro- ¿Por qué no le dices que te gusta y ya?

- ¡¿E-eh?! ¡Imposible! -Dijo retrocediendo por la cercanía del fantasma.

- Es que... Es lo último que se me ocurre, soy un novato en esto.

- Espera, ¡¿qué?! -La castaña abrió sus ojos sorpendida y levantándose del suelo para acercarse a ambos.

- ¡¿Novato?! -Preguntó Yashiro también sorprendida.

- ¡Que decepcionante! -Volvió a decir por, tal vez, tercera vez en todo su recorrido.

- Bueno, no muchas personas pueden o quieren invocarme. -Se excusó el fantasma.

- ¡Por eso tus métodos eran tan extraños o saludables para un fantasma! -Le reprocho la plateada.

- Ese soy yo, saludable Hanako-San. -Se abrazó a si mismo meneandose.

- Pervertido Hanako. -Sentenció la castaña, otro punto menos en el orgullo del ente.

Yashiro se acercó a Hanako bastante molesta y gruñendo, el del gorro se encogió asustado y rebuscando en sus bolsillos.

- ¡También tengo articulos insanos! Este... -Siguió buscando de forma apresurada hasta que tocó lo que quería- ¡Tara!

- ¿Qué es eso? -Cuestionó la castaña viendo la muñeca entre las manos del fantasma.

- Una kokeshi.

- ¿Y? -Habló desanimado la ojirosa

- Es un poco... Erótica.

- Pervertido, definitivamente. - Volvió a sentenciar la más alta, quitó de las manos de Yashiro la muñeca y la lanzó por la ventana seguido del grito de Hanako.

- ¡Ah! ¡Y yo que creía que cumpliría mi deseo! -Abrazó por la cintura a Moe viendo la con los ojos llorosos- ¡Minamoto sempai no saldrá conmigo!

Sugar acarició la cabeza de la otra mientras se desahogaba, los ojos de Yashiro viajaron por el suelo hasta topar con una pequeña bolsa que llamó su curiosidad.

- ¿Hanako-kun dejó caer esto? - Se preguntó a si misma. -Hanako-kun, ¿qué es esto?

Se separó de la fémina para recoger la bolsita, la abrió y sacó algo de su contenido, ante la pregunta ambos presentes voltearon a verla.

- Ah... Son emparejamientos... Escamas de sirena, si los tragas junto a alguien más estarán unidos por un fuerte vínculo. Pero no-- -El chico fue interrumpido por la plateada.

- ¡Eso se significa que si Minamoto sempai lo come corresponderá mis sentimientos!

- ¡Espera, Nene!

- ¡No, si los tragas serás maldita!

- ¡Eso no me importa! Mientras Minamoto esté conmigo no me importa estarlo. -Acto seguido salió corriendo seguido por los dos.

La siguieron hasta una esquina fuera de los aulas de clase, ahí ella se detuvo observando algo. Se acercaron para ver y ahí estaba Minamoto, junto a otra chica.

La chica de cabello morado se le había confesado pero el rubio rechazó sus sentimientos dicindo que alguien más le gustaba. Moe temió por su amiga, era como un rechazó indirecto para Yashiro.

Sugar tomó de la muñeca a Nene alejando la de ahí y viendo la de frente, tenía la mirada abajo de forma decaída.

- Nene... -Pensó en una idea para levantarle el ánimo, pensó unos instantes hasta que dió en el clavo. - De todas formas esto no hubiera funcionado, puede que sea solo un mito eso del emparejamiento. Hanako no puede conseder deseos en sí.

- ¡Oye! -Le reprochó el otro.

- Ya veras. -Moe le quitó la bolsa con la mirada de Nene en ella, la abrió sacando una escama y la tragó, Yashiro y Hanako abrieron sus ojos sorprendidos.

- ¡Moe-chan! / ¡Sugar! -Ambos gritaron el nombre de la chica, esta los miró sonriente.

- ¿Ves? No sirve, es solo un mito y ya, nada va a pasarme, vamos, es hora de irnos.

La castaña se dió la vuelta caminando lentamente. Sus piernas comenzaron a flaquear a los pocos metros y su vista se nubló, seguido por los gritos de Nene.

Ahora todo su alrededor era negro y azul, tal vez verde, parecía que estaba en lo profundo del agua.

- ¿Dónde estoy?

Se preguntó viendo todo el lugar.

- ¿Será por las escamas? Vaya... Al final si eran de verdad, que pena. Supongo que... Este es mi fin, o algo así... Al menos pude proteger a Nene de esto.

Nene... ¿Estará bien si la dejo?¿se preocupará por mí? Seguramente, espero y se supere. Merece ser feliz.

Al final no juzgué tan mal a Hanako, tenía algo de malo en él, aunque sólo eran sus objetos, tal vez me hubiera dado la oportunidad de conocerlo mejor... Aunque fuera molesto.

- Te tengo. - Se escuchó la voz del chico en el que pensaba la castaña, después el sonido de un goteo bastante limpio. - Es una fortuna que hubiera una pesera con agua ya dentro, de lo contrario te hubieras secado, Sugar.

- ¿Secado? ¿Por qué me habria... secado?... - Su cuerpo de pez no lo reflejó pero sus ojos se abrieron en sorpresa al verse frente al espejo.

- ¡Tada! -Dijo Hanako cargando la pecera frente al espejo y sonriendo a la ahora pez.

-...

- Oh~, ¿qué pasa?

- ¡¿P-por qué s-soy un pez?!¡¿Qué tipo de maldición es esta?! -Nadaba de un lado a otro desesperada por la confusión.

- Tranquila, solo estaba bajo la maldición de la Sirena. Ese es el precio de las escamas. -Puso la pesera en una de las mesas del aula donde estaban, sentándose a un lado de esta. - Los peces son esclavos de las sirenas, si alguien más se hubiera comido una de las escamas la maldición se hubiera dividido en dos, es decir, no serías un pez completamente. -Por alguna extraña razón su voz tranquila la relajó, mas la maldición que le contó te puso los nervios de punta.

- ¿Que haré ahora?... -Le fantasma la vió curioso por saber la respuesta de la pregunta, pero algo lo tenía más intrigado.

- Tragaste una de las escamas después de lo de Yashiro, ¿por qué?

- ¿No te lo dije? Quiero proteger a Nene, es alguien bastante especial para mí.

- ¿Te gusta? -Si no fuera por ser un pez, su cara parecería un arcoiris por la pena.

- ¡¿Eh?! ¡Claro que no! ¡Solo la quiero mucho, tanto como si fuera mi hermana! -Intentó relajarse lo más que pudiese en ese momento para hablar mejor. - No tengo ningún interés romántico por Nene, solo quiero protegerla porque la aprecio más que a mí.

- Pude notarlo. -Acercó su cara al cristal de la pesera para verla de frente. - Eres muy tierna. -En lugar de mejorar el nerviosismo de la chica solo lo empeoró, Moe no estaba acostumbrada a los alagos.

- Veamos, ¿que tenemos aquí? -
Le suelo comenzó a temblar alertando a ambos jóvenes- Los humanos son muy tontos.

- ¡Hanako! ¡¿Qué está pasando?! -Preguntó asustada la chica.

- A partir de ahora me servidas a mi, te mostraré la verdadera amabilidad. - Del suelo salió algo parecido a un pez gigante, de ahí provenía la nueva voz.

- Viniste, sirena. -Habló tranquilo Hanako, la sirena rió de forma malévola.

- ¡¿Sirena?! ¡Es un pez con cara!

- Vino a buscarte, su nueva sirviente.-Advirtió Hanako, Sugar no supo si era para tranquilizarla o alarmarla.- Es una pena, interfieres en mis asuntos.

- ¡Solo estorbas, mocoso! -Gritó al parecer molesta por la obstrucción del fantasma, atacando al de sombrero lanzándolo por los aires.

- ¡No, detente! ¡Lastimas a Hanako! -Habló preocupada la pez, moviendose de lado a lado.

- ¡Que patético! Una maravilla como yo no puede opacar se por una basura. -Entre sus aletas tomó la pesera- Ahora, hay que irnos.

- Espera, tengo asuntos que atender con ella. -Dijo levantándose del suelo.

- Callate, no te atrevas a darme órdenes.

- Oh, ya veo... En ese caso, tendré que usar la fuerza también. -De su saco sacó un cuchillo, estaba dispuesto a pelear por la chica, estos sorprendió a Moe.

- ¡Que imprudente!

Gritó fuertemente y abriendo su boca dispuesta a tragar a Hanako, este esquivó el ataque pasando por debajo de la sirena, con su cuchillo cortó parte del pecho del gran pez con gran facilidad.

- ¡¿Qué?! ¡¿Cómo una maravilla de pocas décadas de edad puede ser tan fuerte?! ¡Te maldigo!

Sugar dió un grito al ser soltara por aquel misterio, la pecera caería y se rompería en pedacitos. Antes de estar cerca del suelo fue atrapada por Hanako.

- ¡Buena atrapada! -Se felicito a si mismo.

- Pude retenerla por el momento, pero, parece persistente, lo más probable es que venga de nuevo por tí.

- Yo... Gracias, Hanako. -Dijo apenada, antes de hacer preguntas quería agradecerle al chico por salvarla, por lo menos por el momento, esto sorprendió al del gorro quien le regaló una sonrisa. - Pero... ¿Qué haré a partir de ahora?¿Ser una sirvienta? No... No quiero eso para mi vida.

- Lamentarte no servirá de nada, por eso no es bueno mezclarse con apariciones, deberías pensar más en tí antes que en los demás, por eso tienes este problema tu sola. - Con una mirada sin brillo y sonrisa perturbadora le echó en cara todos sus perjuicios, poniendo más presión sobre ella, ni un poco de ánimo pudo darle. - Pero, bueno, aún si no fuiste parte del ritual, estuviste presente y pudes verme, así que... Te concederé un deseo, ¿Quieres volver a ser humana? Así podrías volcer a Yashiro.

- ¡Yo--!

- Pero, obviamente, tienes que pagar un precio. -Dos de sus dedos tomaban una de las escamas de sirena que habían en la bolsa.

- ¡Por favor, Hanako, deseo volver a ser humana! -Su decisión ya estaba hecha y dicha, ante esto el chico de sombrero sonrió lanzando la moneda al aire y atrapandola.

- En ese caso... Tendrás que pagarme

- ¡¿Mi--?! -Su pequeño cuerpo hirvió, los nervios la inundaron cuando vió como tragaba la escama.

Después de eso dió un quejido al caer al suelo, su forma humana había vuelto pero con un pequeño detalle, su cuerpo aún contaba con pequeñas escamas color cafe claro. Este se acercó al rostro de la chica a lo que ella se alejó un poco.

- Gracias a tu deseo, a partir de ahora estamos vinculados más allá del mundo vivo, minimizaré los efectos de la maldición en tí. A cambio, tomaré tu... Trabajo.

- ¿Eh?... -Moe ladeó su cabeza cual cachorrito.

- ¡Vaya, que alivio! Siempre quise un ayudante humano. -Celebró el fantasma.

- Prácticamente, seré esclava de otro fantasma, al menos no... -Antes de siquiera hablar cerró la boca, era obvio que Hanako no pasaría por alto lo que diría.

- Ah... ¿Acaso querías ser otro tipo de esclava? Que pervertida--

Fue callado antes de hablar de más por un golpe en su garganta por parte de la Sugar.

- ¡Oh! ¡Puedo tocarte! -Se emocionó unos momentos viendo alegre al chico que sujetaba su cuello en el suelo mientras se quejaba.

- Claro que sí, ahora estamos vinculados. Se más amable conmigo, por favor, después de todo, yo te ayudé a ser humana de nuevo. -Se levantó lentamente del suelo volviendo frente a la chica aún sujetando su cuello, Moe bufó con las mejillas rosas.

- Lo siento, gracias otra vez, Hanako.-Dijo mirando a otro lado avergonzada, estar frente a él le ponía nerviosa.

- Que tierna... -Pensó nuevamente, se acercó más a ella tomando una de sus mejillas para que lo viera. - Nos vemos mañana, azuquitar.

El tono de voz que utilizó le dio escalofríos, fue mucho más profundo de lo normal, para empeorar, acercó su rostro como si fue a darle un beso en la boca, un beso de despedida.

Antes de que eso pasara, Sugar le empujó con la cara completamente roja y saliendo de ahí como un rayo, su corazón latía muy fuerte, se detuvo en el portón de la escuela para dar un vistazo antes de irse.

En el aula, el fantasma se sentó en una de las mesas viendo por la ventana el atardecer, el recuerdo de la chica agradeciéndole con las mejillas rojas pasó por su mente, haciéndolo sonreír.

- Sugar... -Sus mejillas se tornaron levemente en carmín.

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