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Capitulo 9: Excelente servicio.

Shouto miró su reloj, alzó una ceja y luego miró la puerta del elevador del edificio. Sus cejas se fruncieron con confusión al notar lo raro que era, y de pronto, las puertas de abrieron con un "din don", el bicolor estuvo a punto de decir algo al reconocer la cabellera verde, sin embargo, guardó silencio y alzó su ceja de nuevo cuando notó que el Omega pecoso caminaba despacio hacia el interior del piso.

—¿Pero qué rayos te…? No me digas que... —Shouto se quedó en silencio, miró como Izuku caminaba cojeando un poco hacia su oficina sin dirigirle la mirada siquiera, aún así, el bicolor pudo oler el aroma satisfecho y ver sus mejillas levemente sonrojadas.

Bueno, al menos si mataban al pecoso ahora iba a morir feliz.
Pero tenía un poco de curiosidad y quería saber algunos detalles de la razón por la cual lo habían dejado así.
Con eso en mente, Shouto siguió a su amigo y cerró la puerta con seguro para tener una charla sin interrupciones.

(...)

De vuelta al sábado...

Uno, dos, tres, cuatro, cinco...

Izuku sentía su trasero arder, caliente y de una forma que parecía que se estaba quemando, ya no podía más, se quería correr, quería simplemente desplomarse sobre las sábanas y dejar que su cuerpo tuviera la liberación que tanto necesitaba.

Sentía el vibrador encendido y haciéndolo retorcerse ante la sensación, también sentía las bolas chinas cada vez que se contraía por dentro. El cinturón golpeando contra su trasero hacía un ruido sordo cada vez, y un azote en particular no pudo evitar hacerlo correrse.

—¡Kat-chan!~ —Izuku gimió tembloroso arqueando su espalda con fuerza, se corrió chorreando todo debajo suyo y al tratar de estirar sus brazos atados hizo que la cadena se pusiera tensa contra su cuello, el collar le hizo quedarse levemente sin aire y jadeó aún más por ello.

—Mal mommy, muy mal, apenas llegaste al azote número ocho, me decepcionas —Katsuki sonó como si de verdad estuviera decepcionado de alguna forma, pero tenía una sonrisa de malicia en el rostro que decía todo lo contrario—. Mommy merece un castigo por no cumplir con lo que se le pidió.

Katsuki acomodó al pecoso abriendo sus piernas para alzar bien su trasero, sacó sin cuidado las bolas chinas y las dejó a un lado. Izuku sollozó y gimió casi sin voz, pudo respirar un poco cuando el vibrador al fin fue sacado de su coño deseoso, sin embargo, algo más grande lo invadió al instante.

Era un dildo grande y grueso, quizás no tanto como la polla del alfa, pero era lo suficiente como hacerlo jadear y gemir con sus movimientos, aparentemente era uno de esos consoladores que tenían vibración pues el rubio lo encendió y el Omega sintió como todo su coño se llenaba con las sensaciones haciéndole una sobreestimulación.

—¡K-Kat-suki! ¡Y-yo no pued-do!~ —Izuku se retorció y quiso moverse, pero el agarre que tenía el alfa sobre su cuerpo era demasiado fuerte y no lo dejaba mover.

Las manos cálidas de Katsuki masajearon sus glúteos adoloridos, eso le dio un alivio momentáneo, aunque fue una falsa sensación de seguridad, pues el alfa separó sus nalgas y estiró su agujero rosado con sorna. Izuku abrió sus ojos con horror cuando sintió como su estrecha entrada trasera era llenada por una gruesa y dura carne caliente.

—¡A-ah! —el pecoso dejó escapar un grito ahogado, agradecía mucho que el rubio se haya puesto más lubricante sobre su polla porque sino la introducción no hubiera sido tan fácil.

—Es la primera vez que me voy a follar un culo como el tuyo, Mommy —Katsuki no se detuvo hasta que su pene estuvo dentro del Omega por completo—, no sé si soy el primero haciéndote esto, pero la verdad eso no importa un carajo. Bien sabias que yo no aceptaba quejosos conmigo en la cama, ¿No?

Caliente, pegajoso y apretado, era casi tan bueno como ese delicioso coño, y al sentir como temblaba y jadeaba, Katsuki podía deducir que el milf estaba haciendo todo lo posible para no correrse de nuevo. No pudo evitar amasar uno de sus glúteos de nuevo antes de darle un azote con la mano, la acción sacó un gemido roto de Izuku.

Esa noche iba a ser inolvidable, Katsuki quería encargarse de eso, y con eso en mente sujetó con fuerza las caderas del peliverde y comenzó a moverse. Con cada empuje el consolador también era presionado hacia delante, Izuku estaba teniendo una doble penetración, sus dos agujeros eran usados al antojo de Katsuki y el Omega no podía, pero tampoco quería detenerlo.

—¡Ah-ahí!~ —Izuku gimió con su lengua afuera, podía sentir como la polla dura del rubio y el consolador se frotaban entre sí dentro de su piel, y presionaban todos sus puntos sensibles haciéndolo ver estrellas.

—Joder, tu culo me toma muy bien Deku —el rubio admiró como la entrada rosa del pecoso tragaba completamente su polla, era magnífico ver como su gruesa extensión aparecía y desaparecía de entre esas nalgas pecosas.

Katsuki le dio otra nalgada con fuerza haciendo gritar a Izuku en sus éxtasis, sonrió con malicia y tomó la cadena que mantenía unido los brazos del pecoso y su cuello. Tiró de ella con algo de fuerza escuchando como el aire se escapaba de forma entre cortada de sus pulmones.

Pudo sentir a la perfección como tembló aún más y su interior se apretó de tal manera que Katsuki sintió que su pobre polla pronto sería arrancada de su cuerpo.
El aroma a lubricante llenó más el lugar y los jadeos por aire se incrementaron, Izuku se estaba quedando sin aire y se excitaba por eso.

Un masoquista en toda regla, Katsuki no sabía cuánto más podría sorprenderse por ese pecoso y al mismo tiempo, amarlo de alguna forma, le encantaba que fuera así, de ese modo no tendría que contenerse para nada con su sadismo.

—¿Qué ocurre mommy?  —preguntó el alfa con morbo—, ¿Te gusta luchar por respirar? ¿Eso te excita? Que zorra tan masoquista.

Jaló más la cadena haciendo que la espalda del pecoso se arqueara un poco, estirando su cuello hacia atrás. Izuku rodó los ojos hacia arriba y su lengua colgaba afuera de su boca, la saliva se escurría de su mentón y sus lágrimas bañaban sus mejillas, en cualquier momento se iba a desmayar.

Izuku no podía hablar, articular media palabra, casi no podía respirar. Su cabeza se sentía ligera y su coño estaba siendo usado por un vibrador mientras que su trasero era abusado por la polla caliente del alfa. Estaba tocando el cielo y podría morir en ese instante que lo haría feliz.

De pronto, la cadena fue soltada e Izuku pudo dejar caer su rostro entre la almohada, el aire lo llenó de tanto alivio que no pudo evitar tratar de apretar sus piernas mientras se corría de nuevo. Sus pulmones al fin pudieron respirar con casi normalidad ese preciado sustento que lo mantenía con vida.

—Maldita sea, mi mommy es tan lasciva que se corrió antes que su baby, y sin su permiso de nuevo —Katsuki sujetó con fuerza una pierna del pecoso, elevando un poco esa extremidad, y embistió con toda su fuerza.

Los sonidos de choques piel contra piel eran morbosos y sonoros. A Izuku le dolían varias partes de su cuerpo, su coño sobreestimulado y sus brazos atados, era demasiado placer para alguien que lo había descubierto hasta hace poco. Aunque fuera mayor que el rubio, jamás había tenido una experiencia de ese tipo, y esperaba que no fuera la última.

—¡KACCHAN! —El Omega gritó roto y tembloroso una última vez cuando sintió como el alfa pegaba su trasero contra la pelvis cincelada haciendo que toda la gruesa polla estuviera introducida hasta el último centímetros en su interior.

Hilos gruesos y cálidos llenaron el interior de su trasero como un torrente pegajoso. El Omega se volvió a correr y su cuerpo convulsionó de pies a cabeza mientras su coño chorreaba como una cascada, por suerte era multiorgásmico y por esa razón no se había desmayado antes.

Quedó completamente exhausto sintiendo solamente como su entrada trasera se estaba llenando por esa deliciosa semilla espesa. Por un segundo creyó que sería solo eso, sin embargo, Katsuki sacó el consolador que aún estaba encendido en su coño y en un parpadeo introdujo su polla llena de lubricante y semen mezclado hasta el fondo.

Izuku gritó sin voz verdadera, la cadena fue jalada nuevamente y con mucho más fuerza que antes, de tal modo que lo hizo pararse sobre sus rodillas en la cama, su espalda se arqueó por reflejo y Katsuki mantuvo la cadena tensa mientras empezó a embestir hacia arriba.

—¡Ka-ka...si…!~ —el aire le hacía falta más que antes, y una mano del alfa se deslizó por su pecho y bajó hacia su entrepierna, los dedos rudos de Katsuki presionaron y pellizcaron sin delicadeza su pobre botoncito rosado y dolorido de tantas veces que tuvo orgasmos.

Katsuki por su parte, estaba fuera de sí, su parte salvaje e instintiva lo hacía querer escuchar y ver cómo rompía al Omega, oírlo llorar y gemir hasta que su voz se fuera sin más. Quería dejarlo tan agotado y dolorido que después de terminar con esa noche no pudiera caminar bien por una semana entera.

Iba a dejar tantas huellas en su piel como fueran posibles, el rubio quería que Izuku se pudiera excitar de sobremanera con tan solo pensar en esa noche. Era su meta y con esos pensamientos seguía moviendo con rudeza sus caderas hacía arriba, también torturaba el hinchado clítoris del pecoso para hacerle tener otro orgasmo.

—¿Cómo te sientes, mommy? —el rubio tiró de la cadena mientras hacía esa pregunta—, ¿Te gusta, te sientes bien? Responde.

Solo para que Izuku pudiera responder y respirar bien un poco, Katsuki aflojó la cadena haciéndolo toser y tomar grandes bocanadas de aire.

—¡S-sí! ¡Katsu…uhgn! —Katsuki volvió a jalar la cadena dejando al omega casi sin aire de nuevo.

Era tanto el placer que Katsuki sentía su nudo formarse y eso que apenas se había corrido una vez, pero no le importó, le gustaba la idea de mantener su semen dentro de ese delicioso coño por unos buenos cuantos minutos antes de sacar su polla.

De alguna forma su alfa interno estaba encaprichado con dejar al Omega en cinta, quería preñarlo para que tuviera una relación o vínculo con él para que no le fuera a dejar. Y aunque Katsuki sabía que si el Omega tenía un cachorro, éste jamás iba a conocer lo que era echarle agua al shampoo para hacerlo rendir.

Aún no se sentía preparado mentales para un mocoso, al menos él. Izuku quien sabe, pero de todas formas sabía que la razón por la cual no usaba condón era porque el pecoso se estaba cuidando, sin embargo, pensar en el Omega en cinta con sus pechos llenos de leche, le hacía dar un hambre y deseo feroz.

Katsuki maldecía su vida y su edad, si fuera de la misma edad que el Omega ya lo hubiera preñado varias veces, no solo por verlo grande y lleno, sino también por sus pechos, si era hermoso ahora, no quería ni imaginarlo con su panza grande.

—¡Maldición! —Katsuki gruñó y sintió su nudo estallar cuando embistió su polla con fuerza contra el coño pecoso, quedó perfectamente enganchado dentro de esas deliciosas paredes cálidas y su semilla salió disparada llenando todo el lugar.

Ni una gota de su semen se desbordó, el rubio pellizcó y masajeó con más fuerza el botón rosado de Izuku hasta hacerlo gritar de nuevo y correrse entre sus dedos, había sido más poco que los otros, pero de alguna forma más devastador.

El alfa no perdió tiempo y le quitó al pecoso el collar, eso hizo que Izuku cayera sobre la cama como un árbol sin vida. Le quitó también la parte de la cadena que enrollaba sus brazos y las esposas, disfrutó admirando las marcas que tenía en sus muñecas y los antebrazos.

Su cuello también tenía marcas, y no pudo evitar ronronear por el buen trabajo que había hecho. Se acomodó suavemente y besó con cariño el cuello y los hombros del pecoso, debía de darle mimos y cuidarlo en ese momento, era lo más esencial para los omegas después de una buena sección de sexo salvaje.

Eso ayudaba a que su omega interior se pudiera relajar y sentirse seguro en los brazos del alfa, o eso había leído por internet. Aunque al parecer estaba funcionando pues el pecoso respondió sus ronroneos con uno suave.

Después de esa sección de sexo, tomaron un baño, Katsuki ayudó en todo al Omega pues este apenas se podía mover un poco, para el rubio fue algo glorioso ver como el trasero y coño del Omega desbordaba lleno de su semen mientras le limpiaba.

Y aunque Katsuki no lo supo con certeza, de verdad dejó al Omega tan dolorido que incluso su descanso del domingo no lo ayudó a bajar su cojera y dolor que le hizo llegar algo tarde a su oficina el lunes.

Sinceramente, Izuku le aumentaría un par de ceros a la tarjeta que le dejó al alfa para sus bonos. Fue un excelente servicio.

(...)

Yo me pregunto cómo se sentiría algo así. 😭

ViRgEnHaStALaMeDuLa. 😔🔪

Espero que les haya gustado y que no hayan errores ortográficos. 

Zaorycast. ✨✨

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