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Capítulo 5: Tarjeta negra.

Katsuki llegó a su apartamento sintiéndose algo extraño, en su mano tenía un sobre con algo adentro que el pecoso le había dicho que le pertenecía de ahora en adelante. El rubio pasó directamente a su cuarto para sentarse sobre su cama.

Miró el sobre en su mano y después suspiró, era algo más liviano de lo que imaginó. Decidido a no darle más vueltas al asunto, lo abrió, no había dinero adentro, nada, solo una tarjeta negra, que si la miraba bien era una de crédito.

El alfa abrió los ojos con sorpresa reconociendo el logo de un banco al que solo personas con privilegios podían ser integrantes de él. Ahora, él tenía una tarjeta de crédito de ese banco, eso era algo que nunca pensó.
Katsuki salió de sus pensamientos cuando escuchó su celular sonar, era un nuevo mensaje y era del pecoso.

"
Deku:

¡Hola Katsuki!

Espero que hayas llegado bien a casa, también quería decirte un par de cosas sobre la tarjeta de crédito, tiene dinero si, y mucho, en un momento te enviaré unas instrucciones sobre su uso.
Otra cosa también.
Cada vez que estés conmigo te daré "regalos", la tarjeta es uno de ellos, aunque sea solo lo primero que pensé, ya que no se me ocurrió muchas cosas, como dije antes soy nuevo en esto.
Sin embargo, si tienes alguna petición no dudes en decírmelo, después de todo, la Sugar Mommy tiene que cumplir los caprichos de su Baby ;)
"

Después de leer ese mensaje el rubio solo alzó una ceja, de verdad que es pecoso le gustaba derrochar su dinero, nadie le regalaría una tarjeta de crédito a un desconocido así como así. Pero debía recordarse que firmó un contrato y se folló al Omega que le dio esa tarjeta.

Así que no, no era solo un desconocido, ¿Desde cuando era tan prostituto?
Literalmente se cogió al pecoso por dinero, bastante, bueno, lo disfrutó y el Omega también pareció haber estado bastante satisfecho.

Katsuki estaba un poco consternado, no era que se estuviera quejando de las cosas que hizo, pero tampoco lo había asimilado del todo. Hace apenas una semana estaba gritando a los cuatro vientos y maldiciendo su pobreza, ahora tenía dinero y un Omega que lo quería a su disposición cada vez que se le diera la gana.

Bueno, no se iba a quejar ahora, después de todo, quería volver a meterse entre las deliciosas y gruesas piernas de ese Omega. Ahora, el rubio iba a hacer algunas cosas con esa tarjeta, y para eso necesitaba ir a un cajero.

(...)

Shouto alzó una ceja, era domingo, e Izuku no lo llamó para ir al club de siempre, ni para tomar hasta que la cerveza se le saliera por la nariz. No, en cambio, está allí mirando como hace un especie de asiento lleno de hielos en sofá y pone su trasero encima de eso mientras suelta un suspiro de alivio.

El pecoso tomó su vaso lleno de jugo de moras con leche y hielo en trozos pequeños para darle un gran sorbo. Izuku siente la mirada juzgadora del Omega bicolor sobre su persona, sabe que quiere preguntar, pero está empeñado en averiguarlo por sí mismo así que no hará más que observar.

Sí, Izuku conocía bien a Shouto, y que incluso una vez lo acusara de ser hijo de su maestro de telas aquella vez que estaban en la Universidad, el pecoso supo que si Shouto fumaba mota sería uno de los más grandes conspiradores del mundo, y sería reconocido en todos los países por sus teorías sacadas de su sitio al que nunca llegaba la luz.

—Haber, dilo. Quiero saber si puedo reírme un poco. —Izuku le dio vuelta a su jugo antes de darle otro sorbo, su garganta aún dolía un poco, ni que decir de sus caderas o las marcas que tenía en sus piernas.

¡Incluso le dolía sentarse bien!
Su pobre coño no estuvo preparado para la bestia que lo usó sin para el día anterior, y es que, Katsuki ni siquiera usó sus dedos para abrirlo bien y prepararlo para el monstruo que tenía entre sus piernas. Aunque, debe de admitir que esa rudeza le agradó bastante en su momento, además de su trasero azotado que le ardió deliciosamente.

Su cuerpo estaba cantado con el dolor que sintió en ese momento, sin embargo, una vez que el calor de la excitación se va, solo queda el dolor de la piel magullada y el ardor de su pobre coño estirado. Aún así, Izuku no se arrepentía de nada, estaba al fin satisfecho y relajado después de una sección de sexo.

—¿Al fin te dieron la revolcada de tu vida? —preguntó el bicolor, aunque, la verdad parecía una afirmación—. Tienes un ligero aroma a alfa y tú expresión es muy relajada, además de que ese sofá parece listo para quemarse…

Shouto murmuró mirando detenidamente algunas manchas sospechosas en el sofá, ni de chiste se volvería a sentar en esa cosa otra vez en su vida. Izuku se rió con ganas, le dio otro sorbo a su bebida mientras que Shouto solo lo miró mal, al final sólo le tocó respirar hondo para poder calmarse.

—Oh sí, si supieras como me dejó ayer ese joven alfa.~ —el pecoso sonrió coqueto y se mordió el labio inferior recordando algunas escenas del día anterior. El bicolor solo lo miró inexpresivo y alzó sus manos.

—Hurra, hurra. Al fin dejarás de dañarte el hígado y podré disfrutar tranquilo de mis fines de semana. —celebró el Omega bicolor e Izuku estuvo tentado a tirarle un cojín sucio en la cara—. Aunque, ¿Dijiste joven? Oh, ya veo, estás en "esa etapa" de tu vida ¿No?

Izuku ya no se lo pensó dos veces, le lanzó a Shouto uno de los cojines más cercano que encontró y el bicolor lo esquivó por centímetros a duras penas.
El pecoso le dio un último sorbo a su jugo antes de dejar el vaso vacío en la mesita de vidrio, por su parte, el bicolor se acomodó en su asiento.

—Ya hablando en serio, espero que esta vez las cosas si vayan bien, aparte de eso, espero que no te estés metiendo con un mocoso, sería malo para tu reputación. —habló con seriedad, ser famoso y reconocido tenía sus desventajas, tantas como los carroñeros que siempre estaban al tanto de todo para hacerlos caer.

Izuku era querido por muchas personas, pero también era odiado por algunas, no era algo nuevo para nadie, el éxito siempre venía con la envía de por medio, y Shouto estaba preocupado, no quería que Izuku saliera mal parado en esa situación y menos su potencial pareja.

—No te preocupes, Katsuki tiene veinticinco, además, yo siempre seré joven y hermoso, nunca se notará la diferencia de edad entre nosotros. —el pecoso alardeó de ello como si de verdad no estuviera preocupado por nada, Shouto quería golpearlo.

Pero en cierto punto, el Omega tenía razón, ese tal Katsuki no era un niño, tampoco era un adolescente. Aún así, el Omega bicolor estaría al pendiente para que las cosas no terminaran mal, era algo muy poco probable, pero aún así quería estar en primera fila para el drama.

—Bien, aunque no confíe cien por ciento en tu criterio. Pero bueno, cambiando de tema, Haru ha estado preguntando por ti y quiere que lo vayas a visitar, incluso Inasa dice que sería bueno que fueras a verlos. —el bicolor se cruzó de brazos y miró al pecoso quien solo bostezó.

—Si quieres que sea tu niñera solo tienes que decírmelo, se supone que eres el directo y honesto en esta hermandad.  —Izuku colocó una mano en su pecho como si estuviera herido de alguna forma, Shouto solo rodó los ojos, pero no pudo evitar que una pequeña sonrisa se formará en sus labios.

—No había pensado en ello hasta que lo dijiste, pero bueno, ¿Quieres ir a visitar a tus sobrinos y de paso cuidarlos un par de horas? —el bicolor dijo con la voz más suave que pudo poner y el pecoso estuvo tentado a buscar su cojín más sucio y refregárselo al otro en la cara.

—Claro, iré, pero ten en cuenta que te odio. —murmuró el pecoso levantándose de su puesto haciendo una pequeña mueca de dolor, caminó por el pasillo hacía a su habitación, buscaría algo decente para ver a sus pequeños sobrinos.

—Sí, yo también te quiero. —a Shouto le hubiera gustado reírse, pero sabía que de todas formas Izuku disfrutaba de pasar tiempo con los niños, así que no era aún mal para él.

—¡Tío Izu! ¡Tío Izu! —las vocecitas chillaron a coro mientras los dueños de estas corrían hacia el pecoso para tirarse encima de este. 

—Ustedes pesan demasiado. —Izuku se rió tratando de mantenerse de pie, su cuerpo aún seguía dolorido y agotado por lo del día anterior, tener peso extra u revoltoso no era bueno.

—¡Yo quiero, yo quiero! —Daiso estaba colgándose del cuello del pecoso por su espalda, el pequeño Haru se agarraba de sus brazos y exigía ser cargado, la última pero no menos importante, la diminuta Yushi abrazaba una de sus piernas con fuerza.

Izuku los quería bastante, incluso desearía que fueran sus cachorros, pero como buen tío, siempre se metían en problemas y hacían enojar a sus padres. El pecoso hizo malabares cargando a los dos más pequeños con sus brazos y el mayor seguía colgándose por su espalda.

—¡Oigan, oigan! Dejen respirar un poco al tío Izu. —la voz gruesa del alfa de la casa sonó, incluso la madera bajo los pies del más alto crujió con cada paso. El alfa de casi dos metros de altura apareció en el lugar.

Los tres niños fueron puestos en el sofá justo a tiempo, los brazos grandes de Inasa rodearon al pecoso y lo aplastaron en un abrazo de oso. Daiso, Haru y Yushi solo se reían de la cara que puso el pecoso cuando el aire de sus pulmones fue exprimido como una naranja.

—¡Izuku, mi amigo! Hace mucho que no vienes a visitarnos, te extrañé. —habló el mayor mientras sacudía al Omega de cabellos verdes como un muñeco de trapo, la cara de Izuku se estaba poniendo azúl.

—S-sí, t-tan-biem t-te ex-t-extrañé. —el pecoso habló casi sin voz, con el poco aire que le quedaba, podía jurar que su alma abandonaba su cuerpo y se iba al más allá, bueno, al menos sí tuvo una buena cogida antes de morir.

—Inasa, lo estás matando, ya suéltalo. —la voz de la razón, que era la de Shouto, hizo que el alfa de cabellos negros soltara de golpe al pecoso, quien se tambaleó y cayó al sofá respirando con rapidez tratando de reponer el oxígeno de sus pulmones que se le fue arrebatado.

—Ups, perdón, creo que el abrazo de oso fue más fuerte de lo que pensé. —se disculpó el mayor y en un segundo ya estaba enterrando su cabeza en el suelo con una exagerada reverencia—. ¡De verdad lo siento Izuchan, tendré más cuidado la próxima vez!

—Eso dijiste la última vez —respondió el pecoso quien siguió respirando profundamente tratando de calmarse un poco más—, y la vez anterior, y la anterior a esa.

Inasa sonrió un poco apenado, no sabía cómo era que no podía medir su propia fuerza cuando estaba emocionado, después de todo, el siempre estaría feliz de ver a su amigo pecoso y siempre estaría agradecido con él, pues Izuku fue quien lo ayudó a conquistar a Shouto, eso era algo que nunca terminaría de agradecerle.

—¡Papá! ¿Ahora cómo nos va a cargar el tío Izu si casi lo haces morir? —Daiso preguntó algo triste, le gustaba cuando era cargado por el Omega pecoso, pero su padre ahora lo dejó medio muerto y no se podría reponer hasta un buen rato.

—No te preocupes pequeño Daiso, los cargaré en un momento. —el pecoso sonrió y acarició el cabello negro con mechones blancos del niño mayor, el pequeño de tres años buscaba una manera de subirse a su regazo, así que el pecoso lo ayudó para acomodarlo bien, también le dejó un beso en su regordeta mejilla.

—Por cierto —habló de nuevo Inasa para llamar la atención del pecoso—, Shouchan me dijo de las buenas nuevas, quiero detalles.

Izuku sonrió con un ligero sonrojo en sus mejillas, sabía que nunca podía guardarse muchas cosas cuando tenía a dos amigos como ellos, pero aún así, el pecoso los quería bastante y si querían saber cómo era Katsuki pues le diría, aunque claro, no podía entrar en muchos detalles sobre su "relación con él".

El pecoso esperaba llegar a algo mucho más que "solo una relación entre Mommy y Baby" en un futuro que no estuviera tan lejano. Tendría que usar mucho sus encantos para enamorar a ese alfa y ponerlo a sus pies.

Pero él era Izuku Midoriya y todo lo que se proponía lo lograba.

(...)

Katsuki con la tarjeta de crédito: ahuevo dinerito.

Deku con el Kacchan: ahuevo el futuro padre de mis cachorros, cásate conmigo y te termino de criar.

Kakdiajdk
Hay que aclarar que el rubio aún no tiene ese amor por el pecoso, solamente le parece atractivo y su aroma le gusta bastante. El que más está esperanzado es el Deku. 🤺

Zaorycast.✨✨

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