–Eres muy guapo, ¿cómo dijiste que te llamabas? –El hombre mayor me sonrió mientras su mano acariciaba mi pierna.

–Jungkook –Liberé su mano de mi cuerpo sin que se notara el desagrado que me causaban sus toques.

El señor cuyo apellido no recordaba bajó su cabeza a mi cuello y como me encontraba sentado sobre su regazo fue demasiado fácil estirar mi mano hacia su bolsillo. Sonreí cuando tanteé en el interior un anillo.

Conseguido lo que deseaba, aparté al hombre manteniendo el mismo aire tierno y cariñoso que enloquecía a mis víctimas. Puse como excusa que debía atender a las demás mesas, pero él señor estaba tan ebrio que dudaba que me haya oído.

Sin más, planché mi uniforme del trabajo con mis manos y empujé a las personas que parecían creerse dueñas del bar y me impedían el paso.

Llegué hasta Yoongi, mi hermano mayor, que atendía a unas chicas cuyas joyas y atuendos relucían de los costosos que eran.

No era para nada tonto.

Al verme, terminó por servirle sus tragos a las bellas mujeres y se acercó a mí de una manera discreta.

–Te ví hablando con ese viejo, ¿tienes algo?

Alcé una ceja con una expresión arrogante y le entregué el anillo.

–¡Wow, es de diamante! –susurró con sus ojos brillando– ¡Debe valer una fortuna!

–Yo no pierdo el tiempo –presumí acomodando mi moño.

–Ya veo –La mirada de Yoongi se desvió a un tipo bebiendo sentado en un rincón– .Vino solo, ¿sabes que quiere decir eso?

–Que le rompieron el corazón.

–O es un asesino serial.

Nos vimos y luego nuevamente al chico. Lo analizamos de arriba abajo.

–¿Viste su reloj?

Asentí y me crucé de brazos.

–Zapatos de cuero italiano y abrigo Gucci –calculeé y moví mi lengua contra el interior de mi mejilla– .Tiene dinero.

–Es una presa fácil, ¿pero caerá ante ti?

–Soy Jeon Jungkook, no existe la palabra difícil para mí –Guiñé un ojo.

Yoongi me extendió un vaso de whisky y luego de tomar un respiro profundo, avancé en dirección de la mesa del fondo.

Cuando llegué a su lado, el chico levantó su mirada y se permitió observarme unos cuantos segundos que me pusieron nervioso.

Aclaré mi garganta y coloqué el vaso junto a su mano.

–Buenas noches, su whisky señor...

–Kim –terminó por mí–, Kim Taehyung.