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Cita he interrogatorio

Bueno, es aquí donde comienza la interacción y relevancia entre Butsu y Katakuri con la situación.

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Muy bien, recapitulando, se había levantado temprano, hizo el desayuno y los almuerzos, vió a Ginger mentirle y huir de ella, fué a la escuela, le entregó su almuerzo y pasó el resto del día sin problemas... Al menos hasta que de la nada su hermana le envió un mensaje diciéndole que se iba con el supuesto chico y que regresara a casa sola, cosa que obviamente la hizo enfadar ¿No recordaba la mala noche que pasaron separadas? Con algo tan reciente era una mala idea hacer eso, pero ahí estaba ella, haciéndolo de todos modos, por lo que aún estando enojada, se había ido caminando para terminar chocando contra uno de los hermanos Charlotte, quien se la había llevado por la fuerza a otro lugar.

Y después de pensar en todo eso, estaba sentada frente a él en un restaurante fino del centro comercial más costoso, y como no, si estaba en el barrio más rico de su ciudad, casi no parecía costumbre que los Charlotte frecuentaran esos lugares.

- Ahora que sí hay lugar y tiempo, necesito que me respondas un par de preguntas -El mayor rompió el silencio, mirando a la menor en frente suyo.

- ¿Qué pinto yo en todo este misterio? -Se cruzó de brazos, mientras entrecerraba los ojos.

- Tengo una sospecha sobre tu hermana, eso pintas aquí.

- ¿Sospecha de qué? -Arqueó una ceja intrigada, mientras que un mesero se acercaba a dejarles el menú y un par de copas con agua antes de retirarse.

- Estoy seguro de que sabes quién es -Sacó su teléfono para ponerlo sobre la mesa, con una foto en la que salía junto con Cracker- Y necesito que me confirmes, algo.

- Bueno, no puedo confirmar nada -Miró la foto llena de confusión, no podía distinguirla- Casi no veo su cara.

- Algo debes saber, esta foto es de anoche, un... Conocido me la envió -Guardó su teléfono, quizás los nombres servirían de algo- ¿Conoces a Minoko Mizu?

- Mizu... ¡Ah! -Chasqueó los dedos al recordar- Por ese nombre solo recuerdo a la profesora Mizu, una amiga de mi madre.

- Profesora de música, se casó anoche -La menor asintió, en ese momento el mesero regresó para tomarles la orden- Yo quiero el filete al carbón especial con papas a la francesa y una ración de ensalada ¿Tú qué quieres? Hay de todo.

- No estoy interesada gracias -Se cruzó de brazos enojada, no iba a vender la información de su hermana por una carne asada.

- Que sean dos especiales, póngale lo mismo y dos de té helado -El mesero anotó antes de llevarse los menús, dejándolos solos otra vez- Yo tampoco estoy cómodo en esta situación ¿Sabes los problemas que puede traer esto?

- ¡Por supuesto que sí! Ambos se metieron en esto y está claro que no van a dejarlo pronto -Se recostó en el asiento preocupada, aunque ya lo estaba asumiendo, no quería aceptarlo del todo- De todos modos... No quiero que... -Movió las manos, buscando la forma de decirlo- Sea muy obvio.

- ¿No quieres que ellos sepan que sabemos?

- Exacto... Igual no pienso darte sus datos ¿Sabes? -El mayor suspiró algo harto.

- ¿Y si hacemos un cambio?

- ¿Un cambio de qué? -En ese momento, él sacó su billetera.

- Te dejo divertirte todo lo que quieras, pero debes decirme si su mentira encaja con la de Cracker.

- Oiga, yo no pienso caer en... -El sonido de las tarjetas de crédito y débito contra la mesa le cortaron el tono, había desde normales hasta dorada, platino y negra- Sobornos...

Esta reacción no pasó desapercibida para el mayor, quién solo miró su expresión con una ceja alzada- Ajá... Mira si me ayudas, te puedo conseguir cualquier cosa que quieras, no existen los límites, solo piensa en algo que realmente quieras.

Y sí, había muchas cosas que quería, pero su sentido de culpa sería más grande- Mire usted... Señor, n-no crea que voy a caer solo porque me pone unas tarjetas en frente.

Rodó los ojos medio harto, se supone que era un genio corporativo y estaba teniendo problemas de negocios con una adolescente- Mira niña, no importa cuanto tenga que gastar, solo dime lo que necesito saber.

- Pues lo único que necesita saber, es que no sé nada, mi hermana tiene novio ahora ¿Y qué? Ya llegará el momento en el que me lo presente.

- Entonces era cierto... ¿Por casualidad no les regaló un televisor nuevo? Ya sabes, último modelo, compatible con teléfono inteligente y todo eso.

- Ah... Eso es inesperadamente... Acertado -Ya lo tenía confirmado, había sido él.

- Entonces sí es, eso lo dice todo -La menor lo miró extrañada ¿Cómo era posible?- Deberías saber que cuando se trata de chismes, Flampe no sabe quedarse callada -Ah sí... Cierto que eran hermanos- ¿Ves? No hizo falta mucho -Recogió sus tarjetas, y apenas hacerlo les llegó el pedido- Date el gusto, es más una compensación por... Secuestrarte.

- ¿Llamas a un almuerzo compensación? -El mayor la miró con una ceja alzada, mientras ella cortaba parte de su filete- Si hablamos de compensación, te falta algo.

- ¿Cómo qué? No es como si hubieses dicho mucho.

- Te confirmé una sospecha pero también me traes aquí contra mi voluntad en un horario muy específico que podría perjudicarme, eres un hombre mayor llevándose a una menor de edad -Se quitó el cubrebocas, comiendo el trozo de carne- ¿Qué vas a decir en tu defensa?

Si no fuera porque era una niña de catorce, juraría que la del interrogatorio podría ser ella- Está bien, entonces ¿Qué quieres?

Con toda la educación del mundo, le dió un sorbo a su té y se limpió con la servilleta de tela, dejando los cubiertos a ambos lados de su plato- ¿Conoces la moda Lolita? Se me ocurren un par de tiendas.

- No sueñes tanto, solo te dejaré llevar un vestido y un par de zapatos.

Después de eso, no supo como había terminado con bolsas de ropa y zapatos en ambas manos... Ah no espera, sí lo recordaba, esa chiquilla tenía un sentido de la persuasión sumamente alto, además de un enorme gusto muy extraño por los vestidos Lolita blancos, y también que era mucho de usar tacones. Recién salieron de otra tienda más, con otro vestido, zapatos, accesorios y claro, ella se estaba tomando un batido de triple chocolate, tal era la situación que había entrado con una bebida a una tienda de ropa cara sin recibir el más mínimo llamado de atención, además de que el ser su mula de carga lo estaba cansando, no era como si tuviera los brazos cansados, era bastante fuerte, pero a diferencia del físico, ya se encontraba mentalmente harto, tan solo quería dejar a esa niña atrás he irse a casa a descansar.

- Bueno creo que ya es más que suficiente, hasta siento que abusé un poco -Dijo esto último con una ligera vergüenza, pero a diferencia de las tiendas, su tono era totalmente sincero.

- ¿Definitivamente segura de que ya es suficiente? Porque siendo sincero ya me quiero ir y no pienso hacer paradas.

- Sí, mejor vámonos, si Ginger me ve llegar con esto será difícil explicarle...

- Usa el tiempo de regreso para inventar algo creíble -Y así como si nada, se fueron de allí.

Por otro lado, bastante lejos a decir verdad, se podía ver cómo el par principal, se encontraba en un lugar bastante peculiar, y como no si era un restaurante con temática tradicional, los meseros vestían como sirvientes, hermosas geishas servían alcohol y también hacían shows con instrumentos típicos, y todo el lugar estaba adornado de forma que lucía como un gran palacio japonés, inclusive tenían un actor que hacía el papel de señor feudal, toda una maravilla.

- Lo amo ¿Cómo supiste de este lugar? Llevo tanto queriendo venir -Juntó sus manos encantada, había una mujer presentándose en el escenario con una danza de abanicos- Adoro estas temáticas.

- Digamos que... Conozco a un par de personas -Se encontraban arrodillados sobre unos cojines, apenas les habían traído los aperitivos y ya sus platos estaban en camino- Con eso me refiero a que la dueña tiene una deuda conmigo.

- Supongo que lo dejaré ahí -Se comió otro de los camarones tempurizados, era una ración pequeña así que la comía de a poco- ¡Oh! ¡Oh, va a tocar el Koto! -Notablemente emocionada, palmeó el pecho del mayor con emoción, siendo más un acto impulsivo.

En cambio, esta reacción le provocó bastante ternura además de un par de risas- ¿Tanto te gusta esta música?

- Digamos que... Me es especial -Dicho esto, las luces se apagaron, dejando únicamente las del escenario, a la vez que una canción comenzó a sonar, la mujer que se presentaba tocaba el instrumento con elegancia, generando un ambiente tranquilo, a lo que inconscientemente la joven cerró los ojos, disfrutando la melodía.

Mientras tanto, el pelimorado disfrutaba de admirar su perfil, el cabello le caía elegantemente por el rostro y los hombros gracias a su postura relajada,sus ojos cerrados de forma en que sus pestañas resaltaban sus pómulos, con un ligero tono rosado en sus mejillas, su fina nariz ligeramente alzada debido a su cabeza, mientras que una pequeña sonrisa de gusto adornaba su rostro, mientras que las luces del lugar parecían besar sus facciones con total cuidado. Mientras la observaba se había percatado de un detalle, el como sus manos se movían en el aire, a lo que instintivamente dió un vistazo a la mujer del escenario, y así alternando entre las dos para darse cuenta de lo que su cita hacía, estaba tocando la canción sin darse cuenta; cualquiera diría que copiaba los movimientos pero ¿Cómo podría copiarlos si ni siquiera los estaba viendo? Así como en la boda de Mizu, ella conocía no solo el instrumento, sino también la canción, y lo hacía con una memoria impecable.

Sacó su teléfono con disimulo, apenas asomando la cámara de entre su chaqueta, ajustó la luz del dispositivo y se aseguró de desactivar el flash, logrando sacarle una buena foto, ya luego se la enviaría, después todo, no siempre tenía la oportunidad de admirar un perfil como el suyo. Una vez la mujer del escenario terminó, la joven abrió los ojos antes de parpadear un par de veces, a la vez que las luces del lugar se encendían poco a poco, dejando que los presentes se acostumbraran a la luz. Una vez hecho esto, el actor volvió a tomar la palabra.

- Espero que vosotros mis invitados hayáis disfrutado de este talento tan bendecido que mi adorada hija posee, por ende, he decidido dar la oportunidad a alguno de ustedes para que pueda subir al escenario junto a la princesa ¿Quién desea intentarlo? -Inmediatamente la menor alzó la mano, llamando la atención del actor- Veo a una valerosa desafiante entre el público, guienla al escenario.

Dicho y hecho, un par de camareros la guiaron al escenario, llevándola junto a la mujer, quien se apartó con lentitud, dándole lugar para arrodillarse, una vez se tronó los dedos he hizo lo mismo con sus muñecas, calentado un poco los dedos, la mujer le colocó los protectores correspondientes.

- Ahora jovencita, si su presentación logra ser superior a la de la princesa, se le concederá una recompensa, le deseo mucha suerte.

- Gracias mi señor -Hizo una educada reverencia, sorprendiendo a más de uno, claro, no iba a presentarse sin meterse en el papel.

Dió una respiración profunda antes de comenzar, provocando que más de uno se sorprendiera, había escogido una canción rápida, en la que más de uno se sorprendió, hasta el personal estaba asombrado, tocaba el instrumento con tal maestría que parecía hacerlo siempre, no cualquiera se atrevía a tanto, con suerte alguna anciana o mujeres mayores que tocaban canciones ligeramente aceleradas, pero nunca una jovencita. La mujer a su lado tenía los ojos bastante abiertos de la impresión, al igual que el actor, pero había una persona entre el público que de poder hacerlo, tendría la mandíbula en la mesa mientras grababa ¿Y cómo no? Si había pasado de seguir una canción lenta a otra mucho más rápida sin el más mínimo error, inclusive a mediados de la canción llegó a cerrar los ojos, tocando la otra mitad completamente a ciegas, siendo el centro de atención total.

Una vez que la nota final sonó, recibió toda una ovación de pie, inclusive algunos silbidos de admiración, a lo que con cierta vergüenza, hizo un par de reverencias, inclusive la "princesa" llegó a aplaudirle con una ligera sonrisa, sorprendida por su desempeño.

- Veo que usted es una dura rival hasta el público ha decidido, ahora mi pregunta es ¿Qué opina la princesa?

- Concedo la victoria a mi rival, has sido la mejor -Otra ola de aplausos, a lo que ella sonrió.

- Entonces joven dama, le permito que regrese a su mesa, su recompensa llegará en breve -Tras decir aquello, se levantó y caminó en dirección a su mesa, siendo acompañada ahora por un par de geishas, quienes se retiraron apenas se sentó.

- ¿Cuánto más vas a seguir sorprendiéndome? Eso fué increíble.

Una risita apenada se le escapó, acomodando un mechón de pelo tras su oreja- Gracias, el Koto es el primer instrumento tradicional que mi mamá me enseñó, jamás podría olvidarlo aunque quisiera.

- Oh linda, quien sea que haya sido tu madre, fué toda una bendición por hacerte tan talentosa -Dijo mientras le daba un trago a su plato de sake.

Su comentario más que avergonzarla logró sacarle una risa, mientras que sus mejillas se coloreaban de rosa fuerte- ¿Qué puedo decir? Tanto talento no le cupo en un solo recipiente.

- Y ahí es donde entras tú.

- Exacto mundo -Nuevamente comenzaron a reírse, disfrutando el ambiente.

El resto de la velada había sido una maravilla, una cena deliciosa de sashimi, tempura empanizado y res asada con bebidas ligeramente dulces y bastante frescas, claramente libres de alcohol siendo una sola botella pequeña de licor lo que el Charlotte se había tomado, un buen show de teatro tradicional y hasta un postre delicioso, Tokoroten recién cortado con una salsa dulce, sin duda algo fenomenal.

Una vez terminada su cena, un grupo de camareros buscó a la joven, cierto, iban a darle su recompensa por su presentación de Koto. El Charlotte vió como se llevaban a su cita, por lo que se dedicó a esperarla, decidió ir al baño un momento, revisando su traje que claramente estaba en perfectas condiciones, se revisó el cabello, su cola alta seguía en perfectamente peinada, por lo que simplemente se lavó las manos y aprovechó de rociarse con algo de spray para el aliento, si bien no tenía la intención de besarla, no quería que le apestara la boca al hablarle. Aunque al volver su cita seguía sin regresar, por lo que fué a pagar la comida, un hombre le entregó la cuenta, a lo que sin importarle mucho, escaneó el código de pago con su teléfono, una vez comprobado, el hombre le permitió sentarse cerca de la entrada, dándole unos minutos más para que pudiera esperar.

Afortunadamente no duró tanto, pero oh Dios santo, al verla sentía que se le iba a salir el corazón del pecho. Le habían hecho un cambio de look que estaba entre lo antiguo y moderno, maquillada como una muñequita, y con un vestido al estilo de un kimono, un peinado sencillo con un par de adornos, he inclusive le habían dado un bolso en el que había podido guardar su uniforme. Claro que de no ser porque estaba viviendo el momento, juraría que no podía ser real; se levantó de su silla contemplando su cambio de imagen con una sonrisa, no había duda, el rojo era su color.

- Regalamos un cambio de imagen por su presentación, no solemos regalar este tipo de cosas, pero se ha ganado este premio -Dijo una de las empleadas que se encontraba cerca suyo

- Casi como si lo hubiesen hecho para usted -Entre todas soltaron una risita, incluyendo a la menor- No se preocupe por la ropa no necesita cambiarse, absolutamente todo es parte del regalo.

- Muchas gracias por todo, ha estado de maravilla -La menor hizo una ligera reverencia, recibiendo una igual de parte de las mujeres.

- Gracias por su visita, vuelvan pronto -Dicho esto, retiraron.

Una vez dentro del auto, dieron marcha- ¿Ves? Ya no te veo para nada cansada -Y otra vez, volvieron a reírse, mientras la noche se hacía presente.

- Está bien tenías razón, te lo agradezco... -Miró por la ventana, viendo pasar las luces de los edificios- Imagino que es todo por hoy.

- De hecho... Hay un lugar que deberías ver -Ante su mirada confundida, cruzó en una de las divisiones de la carretera, llegando a un pequeño puerto, con un puente que cruzaba un lago- Mi lugar favorito.

- No puede ser... -Miró a través del parabrisas, los edificios y anuncios brillaban, dándole un toque futurista a la noche- Es fácil entender porqué te gusta aquí.

- Y no lo has visto bien -Posicionó el auto, de forma que el maletero apuntaba a los edificios, apagó el motor y abrió la parte de atrás- Ven a ver.

Abandonó el asiento del copiloto, yendo a la parte de atrás, aunque no hizo falta sentarse allí para contemplar la escena, con los ojos completamente abiertos mientras se le escapaba un suspiro de la impresión- Es... Es tan... Wow.

- Así me quedé yo -Sujetó su mano con cuidado, indicándole que se sentara en el maletero junto a él- Tiendo a venir solo... Pero me gusta eso, aquí me gusta.

- Me encanta -Un silencio se hizo presente, solo se escuchaban los ligeros sonidos provenientes de la zona frente a ellos, además de la ligera brisa que pasaba por allí.

Después de unos minutos, en los que la tranquilidad reinaba, finalmente el mayor se armó de valor para hablar- Ginger... -La llamó, haciendo que voltea a verlo- Sé que suena algo incómodo pero... ¿Puedo besarte? Ya sabes de... Esa forma.

Su pregunta la tomó por sorpresa, bueno en realidad no mucha, pero, al menos alcanzó a responderle- Es... Es la primera vez que alguien me lo pregunta... Y... Claro que sí, tienes mi permiso.

Le costó unos segundos procesarlo, si bien ya había besado a otras mujeres antes, no era algo con lo que estaba familiarizado, no era algo que había hecho tantas veces como quisiera, y por primera vez en muchos años, se notaba nervioso de hacerlo mal. Se acercó con calma, acunando el rostro de la joven en su mano izquierda, su respiración estaba ligeramente pesada, chocando con la de ella, la cual se encontraba ligeramente temblorosa ¿Y cómo no? Si era la primera vez que alguien pedía su consentimiento para besarla, lo que le causaba una cierta ternura puesto que su primer beso no era precisamente un buen recuerdo; queriendo darse la oportunidad, cerraba los ojos con lentitud, posando su fina mano sobre la de él, mientras que poco a poco se seguía acercando, hasta que el tan esperado acto simplemente sucedió. Eran tan... Gentil, que no parecía ser la clase de hombre que Flampe le describía, según el era un brusco y raro hombre demente, pero en ese momento, en ese lugar, parecía ser alguien completamente diferente, teniendo cuidado de no incomodarla, moviendo sus labios poco a poco, sin llegar a tener alguna intención detrás de todo eso, era tan perfecto, algo que solo podría haber pasado en su fantasía más cursi, oh por obra del cielo, sentía que podía pasar horas en ese estado, y ciertamente se estaba tentando.

Fué entonces que cuando el aire ya no era suficiente, tuvieron que separarse un momento, tan solo unos centímetros, lo suficiente como para recobrar el aire perdido.

- ¿Podría volver a hacerlo?

- Si eres así... No me importaría que me besaras todas las veces que quieras -Posó su otra mano en su pecho, sujetando su corbata- He de decir... Que es el mejor que me han dado.

- ¿Mejor que el primero?

- Fué el peor primer beso de mi vida -La ligera risa del Charlotte chocó contra sus labios.

- Entonces permíteme borrarte ese recuerdo -Con el mismo cuidado de antes, posó sus labios sobre los de ella, disfrutando aquel momento una segunda vez.

Y no mentía al decirlo, su primer beso había sido completamente horrible, este había ocurrido a finales de primero de secundaria, un chico que se le había confesado el último día de clases, toda una confesión pública en la que cumplía la tradición de darle el segundo botón de su chaqueta, esto frente a ambas clases y con todos sus amigos esperando que aceptara; como era de esperarse lo rechazó educadamente, tratando de no herir sus sentimientos ni humillarlo frente a ambos salones, pero inconforme con eso el chico había decidido besarla por la fuerza, ganándose un rodillazo en la entrepierna y una bofetada tan fuerte que le dejó la mano marcada en la cara, mientras que ella había terminado junto a él en dirección con la palma enrojecida y la madre del chico gritándole por ser una agresiva, lo bueno es que solo hizo falta una explicación de su parte, una educada amenaza de su padre y una patada en la espinilla por parte de Butsu, y claro que de haber tenido a su madre viva, esta le habría amenazado sin pelos en la lengua.

Claro que para el pelimorado era diferente, él sí había salido bien de su primer beso, que resultó también en su primera novia, pero el problema recaía ahí, aquella chica no era muy adinerada, pero era muy educada, amable y estudiosa, siendo estas cualidades las que lo habían atraído en primer lugar, por lo que con total privacidad, en la azotea de su escuela, terminó confesándole sus sentimientos, que afortunadamente resultaron correspondidos, un lindo beso y un noviazgo feliz. O al menos eso parecía, ya que una vez juntos, su verdadera cara se reveló, burlándose de él a sus espaldas, coqueteando con sus hermanos y amigos, pidiéndole dinero para "su familia" cuando en realidad se lo daba a otro chico con el que le era infiel, y como era de esperarse, la descubrió, terminó y decidió vengarse, exponiéndola a su propia familia y a su clase, después de eso, la chica se cambió de escuela y nunca se la volvió a cruzar.

Al momento de separarse, tomaron un poco más de distancia, mirándose a los ojos antes de comenzar a reírse con las mejillas sonrojadas, completamente ajenos al mundo exterior.

Mientras tanto, unos ojos sorprendidos tomaban múltiples fotos de dicha escena.

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¡Por fin, después de siglos! Al fin he vuelto a esta historia, que de verdad me gusta mucho, muchísimo.

El capítulo después de este viene lo que tanto estuve anunciando, simón el cumpleaños de Ginger.

Y el capítulo después de ese es cuando se prende un poquito la cosa, quiero tomarme mi tiempo y trabajarlo bien, además de que también en Soy como tú, las cosas ya están de puñetazos por todas partes.

La verdad, tenía el cerebro medio seco y me emocionaba mucho la idea de que ya en la segunda cita se besaran.

Aquí les dejo las cositas del restaurante.

Vestido:

Bolso: Escojan el que quieran.


Peinado:


La canción que tocó la actriz: El vídeo dura dos horas, escuchen hasta donde quieran.


Canción de Ginger:


Y el datazo del postre:

Conste que el Tokoroten también se puede comer salado, gracias Google.

Y bueno, eso es todo por ahora, adiós.

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