parte 1
Salgo corriendo del apartamento. No se cómo pude quedarme dormida. Mierda.
Visualizo la parada de autobús y corro cuando veo mi ruta llegar a ella.
— ¡Un momento!— Grito corriendo — ¡Espere!— Por más que grite y corrí el maldito autobús me dejó. Ahora debo de esperar una media hora. Genial.
Al fin llegó a mi universidad. Gracias a mi dedicación a los estudios pude conseguir una beca, soy huérfana. Mis padres murieron en un accidente y solo quedamos mi hermano y yo.
Nuestra vida no ha sido fácil, y mucho menos para mí hermano quien se ha sacrificado todo por mí. No estudio, se dedicó que trabajar para que no nos faltara un techo y comida en la mesa. Le ha tocado difícil y ahora tiene dos trabajos para que yo no pueda trabajar y dedicarme solo a estudiar. Muchas veces quisiera que todo fuera distinto, pero las cosas tuvieron que pasar así.
Paso por el parqueadero y doy un grito al sentir que alguien ha sonado el pito de su auto a mis espaldas.
Maldición. Mi maleta se ha roto y ha caídos todos mis libros. Me arrodillo para recogerlos y de nuevo el pito suena ya a mi lado. Quisiera matar al desgraciado que me ha asustado y no me sorprendo al ver a la flamante y estúpida Geraldinne pasar en su auto convertible de último año. Maldita perra, como a ella no le toca trabajar duro para obtener las cosas.
—Lo siento querida, no fue mi intención asustarte— Dice y sus amigas se echan a reír.
La ignoro y levanto mis cuadernos y volteo a verla para decirle que se va a morir pero me detengo al ver su mirada de lástima al ver mi maleta rota.
— En serio lo siento— Su semblante cambia y trato de descifrar si de verdad se siente culpable pero me doy cuenta que es una pérdida de tiempo y salgo casi corriendo.
Escucho como sus amigas se ríen pero Geraldinne llama su atención. Lo ignoro y sigo corriendo con ganas de llorar. Me siento terrible, como a las personas buenas le mantiene sucediendo cosas malas y a las que no hace nada en su puta vida le sucede lo mejor.
Definitivamente hoy no es mi día. Después de que el maestro me llamara la atención delante de todo el salón por llegar tarde, mis compañeros no dejaban de susurrar entre ellos al ver mi pinta y mi maleta rota. No tengo la culpa de no tener dinero.
Llego a mi pequeño departamento, el que comparto con mi hermano y me tiró boca abajo al llegar a mi cama. A veces me pregunto que sería si mis padres estuvieran aquí; sé que las cosas serían más fáciles.
Mi hermano a tenido que sacrificar su vida para sacarme adelante, trabajar y dejar de estudiar fueron una de las cosas que mi hermano renuncio. Siempre vela por mí, que no nos falte nada a pesar de vivir en la pobreza tenemos un plato de comida. Mi hermano tiene varios trabajos, trabaja todos los días y algunas veces no logro ni verlo en un par de días. Trabaja en construcción, mesero, en un bar, hasta entrega domicilios en una bicicleta y todo para que yo pueda estudiar tranquila; por esa razón no puedo pedirle que me compre una mochila, por más trabajo que tenga el dinero no alcanza.
Unos toques a la puerta llaman mi atención. Con pereza camino hacia la puerta arrastrando los pies y abro la puerta sin ni siquiera mirar.
-¿Si, diga?- Dos hombres uniformados se encuentran al otro lado.
-¿Es usted Jimena Rodríguez?- Asiento un poco asustada -¿Su hermano es Miguel Rodríguez?-
-¿Le paso algo?- Pregunto alarmada.
-Su hermano tuvo un accidente y es necesario que usted nos acompañe-
En ese momento siento un pitico en mi oído y dejo de escuchar. En ese momento fue cuando mi mundo se vino abajo.
Pd. Voy a terminar con esta historia que hace mucho la empecé, no la seguí porque se había borrado la mitad de cada capítulo y me dio pereza en volver a comenzar pero acá vamos de nuevo. La voy a hacer corta como todas las demás e iré terminando las otras.
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