Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

☪...2

Ha pasado una larga semana, una semana desde que nuestra heroína conoció a aquel fastidioso fantasma que no deja de molestarla. Además de molestarla, Hanako solía pegarse como un chicle a la chica, hacer comentarios perversos y de vez en cuando...

— ¡Deja de intentar subir mi falda de una maldita vez! ¡Tú, tonto y pervertido fantasma! —Gritó enojada aferrándose fuertemente a la orilla de su falda, peleando contra el ente que forzaba a subirla— ¡Tengo cosas que hacer junto a Nene, dejame ir de una vez!.

— ¡Por supuesto que no!

— ¡¿Por qué no?! Llevo limpiando todos y cada uno de los baños de la Academia, ¿ahora que se supone que haga?

— Tengo un trabajo importante para tí. —Se acercó a la chica de manera sonriente— Pero por curiosidad... ¿Que ibas a hacer al irte?

— Iría con Nene, te lo dije.

— Ó, acaso... —Tapó su boca con una de sus manos de manera presunciosa— ¿Estas utilizando a la chica rábano como excusa para ir con un chico? Sugar, que pillina.

Seguido de eso levantó y bajo sus cejas de manera insinuante, pronto su cara fue adornada por el fuerte puño de la castaña.

— No utilizaría de esa manera a mi amiga. —Lo tomó de el cuello de su camisa acercandolo a ella— Y ella es Yashiro para tí, no vuelvas a decirle rábano.

— Mo~, de cualquier modo... —Pronto el cuerpo de la chica fue rodeado por uno de los brazos de Hanako, quien elevó el mentón de la castaña para que lo viera directamente— Te divertrías más aquí, junto a mí. Solo necesitas escogerme a mí, Sugar.

Un fuerte color carmín adornó de manera adorable las mejillas de Moe; tal vez por el abrazo, por la forma en que sostenía su mentón con esa mirada, ó la cercanía entre ambos rostros. De un empujón lo apartó dándole la espalda y pegando un poco su cuerpo contra una puerta ocultando su sonrojo.

— Definitivamente eligiría a Nene ante que a tí. —Contestó de manera fría tratando de controlarse.

— Me pregunto si a Yashiro le gustaría tener un pez de mascota, ¿qué más divertido qué tu amigo como mascota? ¡Vayamos por comida para peces, Hakujoudai! —Este ya iba fuera de los baños junto a la pecera con agua.

— ¡Los baños siguen sucios, oh, no! ¡Limpiemos, limpiemos~! —Habló de manera nerviosa mientras tomaba un trapo y limpiaba uno de los espejos.

Sugar abrió su boca bostezando de manera cansada, relajó sus músculos viendo su libro de texto aún con un poco de sueño. Una curiosa presencia le llamó la atención, pero con solo ver a una de las orbes fantasmales de aquel fantasma volvió su vista a su libro.

Espero que Nene no esté enojada por dejarla sola ayer, ese tonto... Uhg, voy a matarlo... De nuevo. Me pregunto cuando acabará todo esto, es bastante cansado y molesto. —Frunció su ceño molesta al pasar una imagen del chico por su mente.

— ¡Sugar-San! Lea el primer párrafo de la página quince. —Ante la orden del profesor la nombrada obedeció.

Se levantó de su asiento preparada para leer pero, había un problema, su cuaderno, libros y estuchera ya no estaban es su escritorio. Una sensación nerviosa recorrió su espalda ante este hecho.

— ¿Sugar-San? — Preguntó el maestro.

¡¿Pero dónde pude haberlos dejado?! ¡Antes de siquiera parpadear mis libros estaban entre mis manos! ¡Peor aún, la funda de mi celular tampoco está conmigo! ¡¿Qué voy a hacer, por Dios?!

La castaña se lamentaba de su situación siendo observada por una preocupada Yashiro, con cuidado se acercó poniendo una de sus manos en su hombro para llamar la atención de su conocida de infancia.

— ¿Moe-Chan? ¿Te encuentras bien? —Posó una de sus manos en el hombro de la chica.

— Nene, no pasa nada de lo que tengas que preocuparte. —Sonrió de manera inocente pero la mirada de la plateada le hacía saber que ella sabía de la situación. Suspiró — Mis cosas desaparecieron y no tengo idea de donde puedan estar.

Miró al suelo apenada volviendo a hacer memoria para recordar donde es que pudo dejar sus cosas pero toda y cada una de las respuestas daba lo mismo, ninguna que fuera lógicamente posible. Se encogió en su asiento de forma fastidiada, Nene la miró y sonrió al dar con algo.

— Tal vez... —Se acercó a la castaña para susurra en su oído. — fue Yousei-San.

— ¿Yousei? —Ladeó su cabeza confundida y viendo extrañada a su amiga.

— Sí. ¿No has escuchado el rumor?... ¿Alguna vez has perdido algo que tenías cerca? ¿O algo que justo cuando más lo necesitabas simplemente desapareció? Entonces fuiste víctima de Yousei-San, pero, si llegas a verle... ¡Tomará tu vida! —Con la luz de su celular alumbró su cara intentando ser aterradora.

¿Yousei? Se cuestionó la castaña. Bueno, si era algo sobrenatural era una respuesta bastante razonable, después de todo ella era esclava de un fantasma, si eso era posible entonces un fantasma ladrón de cosas también.

— Oigan... ¿Han visto mi bento? — La pregunta de un chico de su clase las llamó.

— Últimamente han desaparecido muchas cosas. ¡Hasta a mi me han desaparecido! ¡No pudo creer que perdí el lápiz que ese senpai me dió! —Chilló triste Yashiro mientras ponía su cabeza contra una mesa.

— Nene. —Esta volteó ante el llamado, la cara de Moe era adornada con una tierna sonrisa. — Te ayudaré a buscarlo si quieres, si lo encuentro te lo devolveré.

— Moe-Chan...

Sus ojos se iluminaron y se lanzó contra la castaña abrazandola, ambas rieron por esa acción. Pasaron unos minutos juntas mientras hablaban de cosas triviales y reían por cualquier cosa graciosa que les surgiera, y hubieran seguido así pero un gritó llamó su atención.

— ¡¿Aoi-Chan?! —La plateada gritó asustada mientras salía hasta donde todo el ruido provenía seguida por la castaña.

Cuando llegaron vieron una multitud de gente en los casilleros, todos los cubos metálicos estaban abiertos con un gran desorden, algunos faltaban de cosas (por lo que se escuchaba que decían).

— ¡Aoi-Chan! ¿Qué está pasando? —Preguntó la de ojos rosas al estar cerca de su amiga.

— Algo o alguien estuvo robando de las cosas de los demás, ¡muchas cosas han desaparecido! Hay que-- ¡wah! —Antes de poder hablar algo le empujó.

La regadera de jardín que tenía en su mano fue disparada por el impacto, como si fuera en camara lenta terminó por caer y derramar todo el agua sobre nuestra protagonista.

— ¡Moe-Chan! / ¡Sugar-Chan! —Ambas gritaron al unísono al ver a la chica empapada.

— No se preocupen no es-- —Se detuvo al ver como en sus manos se comenzaban a ver escamas. El miedo invadió su cuerpo. — ¡Miren la hora tengo que irme, adiós!.

Y antes de siquiera notarlo desapareció como un rayo, corriendo a algún lugar donde no la viesen.

— Ah... Ah... —La castaña jadeaba por el cansancio, hace tiempo que no corría así. — De tanto correr terminé en el viejo edificio, bueno, por lo menos no hay nadie aquí.

Recorrió con la mirada brevemente el lugar sin darle mucho detalle, solo vió un poco el pasillo por donde llegó y nada más. La pequeña ente que la acompañaba comenzó a golpear su cabeza para llamar su atención.

— ¡Wah! ¿Qué ocurre? —Preguntó alejando aquella bola fantasmal. — Uh...

Fijó su vista a sus espaldas para mirar hacia allá, el ambiente se había puesto tenso por aquel lugar cosa que le hacía poner nerviosa, se levantó de donde estaba reposando para irse, no quería que algo malo pasara y estar involucrada.

Debería de secarme antes de ir a los edificios donde hay mucha gente, alguien podría verme. —El sonido de algo cayendo le llamó la atención, haciendo que voltee detrás de ella. — ¡Una toalla!... Hum, espera... ¿Una toalla?.

Se acercó a aquel trapo de tela para tomarlo entre sus manos, viéndolo dudosa, dirigió su vista hacia más delante del pasillo; un bento, un muñeco, sus cuadernos y libros, su funda de celular, el lápiz de Nene, entre otras cosas acomodadas como rastro. Fue tomandolas para regresarlas a quien les pertenecían, fue siguiendo el rastro acomodando las cosas entre sus brazos hasta que llegó un aula. Tal vez ahí estaba el culpable, si lo encontraba y si era un estudiante podía encargarse, eso fue lo primero que pensó.

Por la puerta entre abierta asomó su cabeza para mirar hacia dentro, pero lo único que había era una extraña masa morada. Unos ojos provenientes de esta se fijaron en la castaña, quien por el miedo retrocedió torpemente, tropezando y dejando caer las cosas que tenía.

Una de sus piernas y brazo fueron sostenidos por dos de las manos que aquella asquerosa masa tenía. La sensación revoltosa atacó su estómago y pecho, causándole un sentimiento que hace tiempo no sentía; el miedo.

— Tu... Nos... Viste... —Su voz espeslunante resonó en sus oídos, causándole un pequeño espasmo.

En ese momento una pequeña voz susurró en su mente.

“Pero, si llegas a verle... ¡Tomará tu vida!” —La voz y relato de Yashiro la hizo recordar. ¿Era su fin? Siempre creyó que moriría por su cuenta, no por algún fantasma. — Hubiera querido ser más útil...

Su cuerpo se congeló por el inmenso temor, se rindió ante la posibilidad de escapar al estar encarcelada, una lágrima bajó por su mejilla de forma seca, sintiendo lo inútil que era llorar. Por lo menos se desahogaría antes de irse. Cerró sus ojos al ver la mano del ente morado acercarse a ella.

— ¡Dispersalos, Haku-Joudai!

Ante la voz ambos sujetos voltearon a su procedencia viendo a Hanako, el corazón de la pequeña Moe saltó en una extraña sensación de su pecho. Aquella bola fantasmal fue directo a la masa morada con ojos, impactando fuertemente contra esta y creando una ráfaga de viento, la castaña se cubrió con su cuerpo poniéndose en posición fetal.

— Vaya que te gusta meterte en problemas por los demás, ¿no es así, Sugar? —Dijo cuando aquella masa ya estaba por todas partes después de explotar y acercándose a la castaña.

Esta quitó sus manos de su vista para poder mirar a aquel fantasma sentada desde el suelo. Ambos tuvieron contacto visual directo, los ojos de la chica cristalizados por el miedo, y los ojos del chico entre cerrados por su amplia sonrisa.

Sin esperar mucho se levantó rápidamente y se abrazó del torso del fantasma, quedando arrodillada y aferrada a este mientras ocultaba su rostro en su abdomen. Soltando todas sus lágrimas de miedo.

— ¡Hanako! —Gritó el nombre de su salvador desconsolada. — ¡Hanako, Hanako, Hanako!... —Dijo entrecortada y torpe mente el nombre del chico gracias al llanto.

El de sombrero abrió sus ojos sorprendido por la acción de la más alta, no se esperaba que llorara por el miedo y menos que lo abrazada de esa manera, casi como si su vida dependiera de ello. Se puso nervioso, no sabía que hacer.

Exhaló para controlar su ritmo cardiaco y posó su mano en la cabeza de la castaña sonriendo y acariciando compasivo. Pasó menos de un minuto hasta que ella se calmó.

— Ha-hanako... Gracias... —Este sonrió juguetón por lo que dijo.

— Los humanos mueren fácilmente... ¿Sabes? —Sugar volteó a verlo y este sonrió más cerrando los ojos.

Esta se quejó al sentir algo impactar contra su espalda, soltando a Hanako. Volteó hacia atrás y pudo observar una pequeña ente color rosa y al parecer orejas de conejo.

— Ellos son los mokke, más conocidos actualmente como "Yousei-San" —Explicó notando que Moe veía curiosa a estos. — Son apariciones que han vivido con los humanos desde tiempos remotos, haciendo robos menores y travesuras.

— Entonces... Estos malditos casi me mataban —Su mirada cristalizada cambió a una asesina por lo que aquellos mokke temblaron asustados.— Pero... Ahora son muy lindos... —Entre sus manos tomó a uno de estos y lo estrujó suavemente.

— Detente. —Pidió aquel mokke.

— Suelen agruparse en grupo y cambiar forma para atacar algo, normalmente no atacan humanos y eso, pero... —Paró de hablar el de sombrero.

— Tampoco queremos matar humanos. —Habló un mokke.

— Pero nuestra historia cambió.

— No podemos evitarlo.

— ¿Su "historia" cambió? —cuestionó extrañada.

— Hablan sobre los rumores. La mayoría de apariciones no pueden ir contra los rumores. Los rumores esparcidos por los humanos son exagerados o cambiados con el tiempo, no importa en qué se pueda convertir, las apariciones tienen que ir acorde a ello. Las apariciones que no lo hacen desaparecen eventualmente. —Terminó por explicar.

La castaña se quedó procesando eso. "Si un rumor cambia entonces las apariciones cambian... " Pensó, y una idea llegó a su cabeza. Miró hacia los mokkes mientras que estos comían dulces, uno de estos tomó uno y se lo acercó.

— ¿Quieres uno? —Dijo con su pequeña vocecita.

El sentimiento de querer ayudar le invadió, ayudar a que esas pequeñas entes dejaran de hacer travesuras y puedan vivir como un fantasma bueno debería de vivir.

— Sugar. / Hanako. —Ambos jóvenes hablaron al unísono, sus miradas conectaron. La castaña sonrió apenada y se dispuso a hablar primero.

— Quiero ayudarlos. —Se levantó para sujetar las manos del chico y verlo suplicante. — ¿Hay algo que pueda hacer, Hanako?

— Je, facilitas las cosas. Solo tienes que cambiar el rumor de los mokke.

— ¿Cambiarlo?

— Sí. —Extendió su brazo y posó su mano en su pecho. — Soy el Séptimo Misterio de la Academia. Tengo el deber de monitorear a todas las apariciones de esta escuela, y mantener el orden entre los humanos y apariciones. No puedo ignorar a las apariciones asesinas. Tengo que eliminarlas.

— Pero... Un humano como tu, Sugar, puede cambiarlos y salvarlos. —Los ojos miel del chico se conectaron con aquellos lilas que brillaban esperanzados.

— Por favor. —Los mokke comenzaron a hablar.

— Perdonanos por lo de antes.

— Ten un caramelo.

— Hemos vivido felices por siglo es aquí.

— Queremos quedarnos.

— Ten un caramelo.

— Ya que te ofreciste, ahora te lo pido, Sugar...

— Lo haré. ¡Cambiaré los rumores por tí! —Sonrió decidida.

— ¡Viva! — Celebraron los mokke.

— Después de todo... ¡Los mokke son muy lindos! —Tomó a uno de estos entre sus brazos estrujandolo suavemente. — También... Quiero devolverte la ayuda, después de todo, me has salvado dos veces.

La castaña sonrió soltando al pequeño rosado, Hanako dió la vuelta subiendo las escaleras, Moe se levantó y siguió al chico.

— Mmm... De hecho, ¿esto era el trabajo importante que querías que hiciera? —Preguntó la chica.

— Sí, planeaba decírtelo más tarde.

— ¡Oh, bien, adiviné! —Sonrió orgullosa de si misma. — Si solo es eso... ¿Puedo dejar de limpiar los baños?

— Claro que no.

— Ah... —Se quejó desanimada.

— ¿Ne serio odias tanto limpiar los baños?

— No a mucha gente le gusta limpiar inodoros...

Después de eso dirigió su vista a donde la puerta que rechinó al abrirse, cubrió un poco su vista por los rayos cegadores de luz que entraron por la puerta.

— Vaya... Y yo que esperaba eso. —Por un momento desapareció de la vista de la chica, pero después pudo observarlo mirar el cielo apoyado en la rendija de la azotea. — Hacer algo juntos, tener una pequeña charla. Tener un amigo...

Un sentimiento nostálgico llegó al fantasma de sombrero, preguntándose el por qué de eso. La castaña se acercó apoyándose de igual manera que el chico, mirándolo sonriente.

— Pero... Nosotros somos amigos, ¿no? Los amigos se ayudan y tu lo hiciste, para mí, eres mi amigo. — Hanako quedó pasmado por esas palabras, después le regaló una sonrisa por lo que ambos rieron.

— ¿Ya tienes el rumor que dirás?

— ¡Sipi, ya lo decidí!

Cuando pierdes algo, probablemente sea obra de Yousei-San, si lo ves tomará tu vida...

De nuevo no encuentro mis cosas. Habló una chica de cabello morado.

Seguramente sea Yousei-San, dicen que si lo ves, tambien tomará tu vida.

¿Eh?

La castaña se acercó a ambas chicas de manera sonriente, después les extendió los caramelos que traía entre manos.

Tomen alguno. —Les ofreció.

¿Caramelo? ¿Para qué? —Cuestionó la morada.

Si eres víctima de Yousei-San debes llevar uno, así no serás asesinada, y dejaras de perder cosas. —Dijo dándoles los dulces.

Oh...

No lo sabía.

Tengo que irme, sean cuidadosas. —Dijo despidiéndose.

— Últimamente estas muy ocupada, ¿es por el club? —Cuestionó una de las chicas. La castaña se giró y sonrió.

Iré a ver a un amigo.

Finalizó para seguir su recorrido hacia los baños, las chicas se entrañaron por eso. ¿Ir a ver a un amigo en los baños? Que raro...

Lejos de ahí, los rosaditos paseaban por la escuela junto con algunos dulces, pero fueron detenidos al chocar contra un joven de arete.

— Oi, ustedes. ¿Han visto a alguien llamado Hanako-San? Les preguntó de una forma un poco brusca.

N-nosotros, no hemos visto nada. Dijieron asustados para salir corriendo.

¡O-oigan, esperen! —Demasiado tarde, ellos ya se habían ido. — Ahg, no importa... Donde sea que esté, ¡Te exorcisaré Hanako!

El chico rió desquiciado, los alumnos a su alrededor lo miraron extrañados y asustados, lo tacharon de lunático.

Prefirieron no acercarse demasiado...

Moe dió un suspiro relajandose. Ella y Hanako estaban en la azotea, la castaña leyendo aquel manga que su mejor amiga le había recomendado y el joven de cotilla también leyendo un poco.

— Oye, Sugar... —Le llamó el fantasma. — ¿A ti te gustaría que un príncipe te salvara de un monstruo o algo así? No lo sé, tal vez te guste algo como eso al igual que Yashiro.

— Mmm... Es la primera vez que me lo preguntas... Y me pregunto... —Se dejó caer en aquella manta viendo el cielo y pensando. — ¿Me gustaría ser salvada de un monstruo por un chico guapo?... ¿Que eso no me ha pasado?

— ¿Eh?... ¿Te ha pasado? —Preguntó curioso el chico.

— Sí, bueno. Guapo, guapo, pues... Es más molesto que otra cosa. — Dijo al analizar a aquel salvador.

— ¡Woah! ¿Lo conozco? —Cuestionó ahora más curioso.

— También es muy tonto, por lo que veo. —Dió un suspiro pesado al ver que el otro no entendía. — Tonto, tu eres aquel príncipe salvador. Hanako, siempre me salvas.

El pelinegro giró el rostro al entender, realmente era un tonto, era bastante obvio que se refería a él. Un click hizo en su cabeza, ¿era algún tipo de confesión?. Dispuesto a preguntar por ello, una voz los hizo voltear al emisor.

— ¡Ya es suficiente! ¡Finalmente te encontré, espíritu malvado! —Ambos se levantaron de aquella manta para poder observar mejor al chico. — Tercer año de secundaria de la Academia Kamome... —Dijo al aterrizar arrodillado después de su salto.

¡Woh! ¡que hábil! —Fue lo primero que la castaña pensó ante aquel aterrizaje, también quería intentarlo.

— ¡Kou Minamoto! ¡Recuerdalo en tu camino al infierno!. —Al fin dijo su nombre.

— ¿Minamoto...? Me suena... —Susurró para sí la castaña agachado la mirada y pensando. Maldijo su falta de memoria en momentos importantes. — ¿Es algún conocido tuyo, Hanako?

— No nos hemos visto en persona pero, debe ser del Clan Minamoto. —Esta vez dirigió su vista hasta el rubio.

— ¿Clan Minamoto?

— Cuando las noches eran más oscuras, las apariciones eran llamadas youkai y eran mucho más fuertes que ahora. —Comenzó explicando. — Los youkai eran exorcisados por el brillante, Minamoto no Yorimitsu, el ancestro de ese joven.

Las orbes de la pareja se concentraron en el rubio quien sonrió egocéntrico.

— ¡Así es! Veo que estas informado. —Dijo superior, ese tono de voz le pareció irritante a la chica. — Proteger a la gente de las malas apariciones, ¡ese es el trabajo de los hombres del Clan Minamoto! ¡Así que, voy a exorcizarte! —Señaló con su báculo dorado al fantasma.

— ¡¿Eh?! ¡No, espe-- —La castaña iba a negarse pero fue tarde.

El Minamoto dió un gran salto empuñando su objeto sagrado.

— ¡Preparate para ser exocrizado, Hanako! — Después de eso, aquel báculo aterrizó en el hombro del fantasma.

— ¿Exorcizarme? Dudo que puedas hacerlo. —Tomó con una de sus manos el bastón del chico sonriendo un poco arrogante.

Su ceño estaba fruncido por haberse atrevido a golpear a Hanako, no le gustaba que hirieran a sus amigos. Iba a acercarse pero la voz del rubio la detuvo.

— ¿Eso piensas? —Sonrió aún más. Un rayo procedente del báculo atacó y recorrió el cuerpo del fantasma y paralizandolo. Después de eso se echó un poco hacia atrás. — ¡Es una pena, Hanako!.

— ¡Hanako! —Gritó la chica al ver al de sombrero caer al suelo. Se acercó bastante preocupada arrodillandose a un lado.

— ¡Este es Raiteijou, una herramienta de exorcismo pasada por generaciones en el Clan Minamoto! Es un báculo sagra-- —Fue interrumpido por la castaña.

— ¡¿Qué es lo que te pasa?! ¡No puedes simplemente ir y herir a los amigos de los demás solo porque sí! —Se acercó al rubio bastante enfadada.

— ¿Eh? —Preguntó confundido. Las mejillas del chico se adornaron con un leve rosado por la expresión de la chica, más que intimidar, le enterneció.

— Solo por que sí no puedes dañar a otros, disculpate. Te lo pide tu mayor. —Pidió encarando al  de ojos azules.

— P-pero él es un ente malvado y maligno. Tengo que eliminarlo.

— ¡No lo permitiré, es mi amigo! Y yo su amiga y asistente. ¡Estoy dispuesta a protegerlo como el lo ha hecho y--! —El menor la tomó de los hombros interrumpiendola.

— ¡Eso es... Una tontería! El no sólo es una aparición. "Hanako-San, del baño" Es un ente maligno súper malvado que mi abuela apenas pudo sellar. Además, usa un cuchillo de cocina como arma, es la prueba de que lo usó para asesinar a alguien cuando estaba vivo. ¡Tomó la vida de un ser inocente! —Aquellas palabras chocaron en el pecho de la chica.

¿Aquel que la salvó fue capaz de quitarle la vida a alguien más? No podía ser, debe de haber una explicación lógica para eso.

— N-no, no tienes constancia de eso, él no...

— ¡Estas siendo engañada, senpai! ¡No puedes confiar en él! Estoy segura que él solo--.

Un cuchillo apuntando a su cuello detuvo su hablar, observó como la chica era abrazada por la espalda por Hanako mientras este empuñada su arma.

— Supongo que ya se sabe... —Comentó el de sombrero.

Kou saltó hacia atrás para alejarse del chico. El cuerpo de la chica se invadió por una corriente nerviosa.

— Vaya, quería mantenerlo oculto por más tiempo. Ven aquí, Haku-Joudai. —Ordenó a aquella bola espectral con símbolo verde. — Es cierto que maté a alguien. —La jóven no pudo creerlo, no quizo aceptarlo. — Pero Dios me dijo... Que si podía cumplir este rol, mi pecado sería absuelto.

Los ojos de la chica se abrieron y brillaron por aquella imagen del joven de sombrero.

— Así que, no puedo permitirme ser exorcisado. Lo lamento.

— No sé que es de lo que estás hablando. —Aquel exorcista empuñó su báculo. — ¡Espera! ¡Deja de moverte! — Siguió al ente flotante mientras lanzaba golpes que el pequeño lograba esquivar.

— Oye... —Con una de sus manos sostuvo aquella arma. — ¿No te duele esa mano? —Apuntó su cuchillo a el brazo que empuñaba el báculo. El contrario rió.

— ¡No aprendes! —Un rayo salió de aquel bastón pero el de sombrero no se inmutó. — ¡Desaparece esta vez! — Sonrió victorioso pero el otro también sonrió.

Cayó contra el suelo con los ojos cerrados, los abrió al sentir una mano presionar su hombro y un peso sobre sí, vió como Hanako empuñaba su cuchillo en el aire. Volvió a cerrar sus ojos al suponer un ataque.

Pero solo recibió un golpecito en su frente, dejándolo confundido.

— ¿Eh? —Solo alcanzó a decir.

— Yo gano. —Dijo alegre el del sello teniendo el báculo del contrario en sus manos. — Así que, esto es peligroso, mejor lo sellamos. —Habló pegando una calcomanía con la para "sello" en rojo en aquel arma. El rubio se quejó en voz alta.

— ¡¿Qué demonio crees que le haces a mi tesoro familiar?! —Trato de quitarlo de manera desesperada, mas no lo logró. — ¡No puedo quitarlo! —Se quejó. Después acercó aquel artefacto al fantasma. — ¡Quitalo! —Ordenó.

— No quiero. —De negó el contrario. — Más importante... —Tomó la mano del chico para extenderla y verla.

En aquella mano podía verse varias quemaduras bastante marcadas, también una que otra ampolla. Por aquel agarre, el rubio se quejó de dolor.

— Lo sabía. Aún no has dominado el báculo; el relámpago te daña a tí también. El poder va más allá de tu habilidad, solo traer destrucción, joven. —Habló sonriente.

— ¡E-eso no es de tu incumbencia! —Dijo ya fuera del agarre de otro. — ¡N-no me importa dañar me si es por mantener a salvo a los demás!.

— ¡Oh! ¡Vaya pasión! —Dijo ya tocando el piso. — No te apresure, serás un gran exorcista algún día. Lo suficiente para exorcisarme fácilmente hasta a mí. Espero mucho de ti. —Finalizó sonriente.

— ¿Esperas? Yo trataba de exorcizarte. —Habló extrañado. — Pero tu...

— Bueno... Por ahora sólo eres un debilucho. — El rubio dirigió suirada extrañada al más pequeño, viendo como su puño se dirigía a él y lo golpeaba con éxito. Aquel golpe dolió como nunca.

— Maldito... Eso fue sucio. —Habló sin aire, cayendo al suelo desmayado.

— ¡Winner! ¡Viva! —Estiró hacia el cielo sus brazos contento.

— ¡Él... —Se acercó al menor. — ¿está bien? —Pregunto más calmada estando cerca del chico.

— De lo contrario, dudo que se hubiera rendido. Parece rudo, puede que despierte pronto. —Puso sus manos en sus bolsillos caminando lentamente fuera de ahí.

— Tenemos que hacer algo con esto. —Dijo refiriéndose al báculo en sus manos. — Tal vez quiera volver a exorcizarte.

El oji-miel se detuvo, girando a ver a la Sugar quien le miraba de igual manera. Sonrió como siempre lo hacía viendola directamente.

— ¿Acaso estas preocupada por mí? —La chica apretó el bastón desviando un poco la mirada nerviosa.

— ¡C-claro que sí! ¡Yo-- ejem... —Aclaró su garganta para no gritar. — Estoy preocupada por mi amigo, me preocupo por aquellos que quiero. —Un leve Rosa adornó sus mejillas.

— Ah, ya veo. —Se giró completamente para mirar mejor a la chica. — Así que puedes llevarte bien con asesinos, Sugar.

— Eso...

La mirada seria de Hanako le puso un poco tensa, tal vez hasta nerviosa. Aquello que dijo la puso a pensar, iba a decir algo pero antes de siquiera abrir la boca él habló sonriente.

— Solo juego. Es una broma, una broma. —Se dió la vuelta mientras hacía un ademán de despedida. — El joven estará bien, incluso si despierta no podrá exorcizarme. Además, me gusta la emoción. Bueno, parece que incluso dentro de poco tendremos más emoción.

La voz seca del chico le hizo estremecer, aquella faceta in-emocional le hacia sentir rara, impotente. Quería detenerlo y hablar. con él pero, seguramente solo necesitaba un poco de espacio, podría hablar con él después.

Miró como se fué, la sensación de saber que le pasaba invadió una parte de su corazón, después de ver como se iba por la puerta y esta se cerraba aquél sentimiento perforó aquel lugar. Quería saber más de él.

Ella, sabría sobre aquel extraño joven que comenzaba a querer de otra manera.

Por ahora, se encargaría de ayudar al menor Minamoto.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro