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Capítulo 6 | Una pregunta sin respuesta

Si las personas no fueran una doble faceta ¿sería más fácil creer no? Te lo pondré más fácil así: Hay un camino y en plena entrada de dicho camino hay dos puertas, por muy sencillo que parezca se debe tomar una decisión ¿no? Pero lo más importante es: ¿Por qué?

La respuesta es sencilla: Porque, aunque no se quiera hay una opción mala, una que puede afectar tu vida cómo tal y con cada acción hay una reacción sea buena o mala. Y de allí nace la desconfianza y el recelo a la hora de conocer una persona o comenzar a escuchar una nueva creencia.

Así mismo sucede con las respuestas a las preguntas ¿razón? Lo más sencillo y es que hay una consecuencia a lo que decidas hacer con dicha pregunta.

Y entre eso hay una gran similitud por más que otros quieran ver lo contrario.

No obstante, hay que ser consientes que somos humanos y que cometemos errores, pero también tomamos esas decisiones de forma cuerda y con un buen sentido de la razón y el entendimiento.

Allí hay otra razón para entender a lo que quiero llegar.

¿Lo captas?

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Para Elisa las cosas eran un tanto complicadas, apenas habían pasado 48 horas desde aquel encuentro con Alexis, uno del cual le había dejado con un sinfín de sentimientos, era la hora del desayuno y miraba con recelo a su hermano ¿la razón? Se podría decir que él había dado una pequeña ayuda para que el chico consiguiera su número de teléfono. Había dejado su móvil a un lado de su plato, apenas había contestado el mensaje del rubio, podía recordarlo tan claro como su número de identificación.

Alexis: Hola Elisa Dios te bendiga, hablas con Alexis, nos conocimos el domingo en la iglesia.

Elisa: Hola Alexis, perdona mis modales, pero... ¿Quién te dio mi número de teléfono?

Alexis: Fue tu hermano Erick, perdóname por haberte escrito ahora mismo y no esperar hasta vernos personalmente.

Elisa: No, no, no es tú culpa.

Alexis: Me regresas el alma al cuerpo ¿sabes? Te hablo al rato debo ir a desayunar.

Elisa: Esta bien, hablamos al rato.

Alexis no tenía la culpa...

La culpa la tenía otra persona.

Y esa persona estaba sentado enfrente suya.

Traidor.

¿Qué acaso no puede empezar a tener una vida normal?

Ah, por supuesto que no.

Ahora que lo pensaba ¿Cómo se conocieron Erika y su hermano?

¿Qué le vio para enamorarse de él?

Realmente era una pregunta sin respuesta...

Por ahora...

Ya después investigaría sobre eso.

Despeja su mente con un parpadeo no obstante eso no fue lo que la hizo reaccionar, más bien era su celular, lo toma con la mano izquierda que estaba libre y la otra tenia su vaso con jugo de naranja.

—Elisa— dirige la mirada hacia la persona más traidora de este mundo, lo mira apenas con un gesto incomodo —Vamos que se está haciendo tarde para ir a la escuela, termina ese jugo de naranja— determina mientras se levanta de la mesa.

Ella sonríe para sus adentros, se le había ocurrido una idea...

—Lo siento, pero yo no hablo con traidores.

Si hubiera estado grabando la cara de Erick serviría para un sticker en ese mismo instante.

— ¿A que te refieres Eli?

—Me refiero a que eres un traidor Erick Roberts— da un suspiro largo y profundo.

—Perdona mi discernimiento...Pero no entiendo que quieres decir.

Elisa se agarra el puente de su nariz, estaba llegando a su límite, algo que si le molestaba de su hermano era que tardaba un poco en captar las cosas...

Aunque claro, ella no le estaba dando la suficiente información.

—Me refiero a que... ¿Qué acaso no tienes un poco de respeto hacia mi privacidad?

Erick seguía con la expresión de perrito confundido, hasta que algo le hace click en su memoria.

—Espera...—frunce el ceño— ¿Me estás diciendo que soy un traidor por haber dado tú número de teléfono?

Elisa cambia bruscamente su expresión por una mueca de incomodidad y a la vez de miedo, de un momento a otro toda su expresión corporal cambió, estando a la defensiva.

—Este... sí— habla imperceptible —Es que, no me siento muy bien con eso— cada vez su voz se volvía más débil a medida que hablaba.

Erick observaba tal cambio tan brusco por parte de ella, suaviza su expresión y se acerca con cuidado, toma una silla y se sienta al lado de ella.

—Ey— le acaricia la cabeza — Antes que nada, te quería pedir perdón por haber hecho eso con tú número de teléfono, lo admito hice mal —no recibe respuesta— Pero no tienes porqué sentirte cohibida al momento de expresar lo que te molesta...

Ella había bajado la mirada hacia sus manos, balbucea algo desconocido para Erick, hablaba tan bajo que no le podía entender, logra escucharla después de unos segundos ya que había elevado un poco el tono de voz.

—Es que... todo esto ha sido nuevo para mí, que tengo miedo de volver a ese lugar.

No tuvo que pedir explicaciones para captar lo que quería decir, fue en donde se dio cuenta que su hermana tiene algo más de lo que debe de preocuparse, ahora que lo recordaba Elisa tenía algunas reacciones de las cuales no le había dado tanta importancia, pero... Se estaba preocupando.

Pero no podía simplemente expresarle dicha preocupación, prefiere esperar hasta que llegue el momento indicado, aunque en sus adentros quisiera que fuera lo más pronto posible, no podía permitir que su hermana pequeña siguiera sufriendo.

—No pienses en eso Eli, estás aquí conmigo y Erika, ambos te amamos y sabes que si necesitas algo nos puedes contar.

Elisa le voltea a mirar, un brillo de paz y tranquilidad había en sus ojos que en un acto de sorpresa abraza a su hermano, este se tambalea un poco, pero corresponde con afecto, le da un beso en la frente.

—Será mejor apresurarnos o se nos hará tarde— se separa dispuesto a levantarse.

—Erick—le detiene, él la mira —Perdona por haberte llamado traidor...—voltea la mirada algo avergonzada.

—No te preocupes—sonríe leve— Ha habido personas que son peores que yo—canturrea.

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Habían pasado unas cuantas horas, Elisa ya estaba en la escuela y era su primer día, recordaba lo que le había dicho Erick mientras se dirigían a Brookside: "hubo un contratiempo y decidieron empezar el martes"

No le era fácil empezar de cero en una nueva escuela, nuevos compañeros y por ende nuevos profesores.

Solo esperaba no ganarse de enemigos a la mayoría de los maestros.

Aunque sabía que eran nulas sus suplicas, siempre habría un profesor que le caería mal y viceversa.

Con un suspiro va hacia la recepción, penosa solicita su horario escolar, aunque empezaba quinto de secundaria, sabía que no le sería sencillo, con ello traería su penúltimo año y empezaría la universidad, no quería jactarse de eso, pero era muy buena estudiante a pesar de su oscuro pasado.

Después de haber solicitado su horario, ve que para empezar su ciclo su primera clase era Filosofía, aunque no era su fuerte podría con ello y con ese pensamiento va en busca de su aula, poco a poco empezaba a conocer la institución, enterándose que también era Universidad, aunque este era en el otro campus que quedaba en la parte de atrás de la escuela.

¿Iba a ser fácil este año?

¿Podría empezar de nuevo?

¿Por qué todo le era tan difícil de asimilar?

¿Acaso realmente había una razón para seguir viviendo?

Ni enteraba estaba de su entorno hasta que por un momento choca con alguien de manera brusca, da unos pasos para atrás queda algo desconcertada por el choque y esperaba no haber tirado a su acompañante.

—"Excelente forma de socializar Elisa"— se recrimina así misma, sacude la cabeza mientras levantaba la mirada para ver a la persona con la cual había chocado — Lo siento, enserio no vi por dónde iba — pero al ver quien era su cara cambia drásticamente — Alexis—susurra esto último.

Por otro lado, el rubio le estaba sonriendo con calma y comprensión, mostrando su blanca dentadura.

— ¿Sabes? Deberíamos buscar otra manera de encontrarnos...

Si algo quería Elisa en ese instante era que la tierra la tragara y la escupiera en otro sitio que no fuera enfrente del oji-azul.

Eso, y que su cara parecía un tomate andante...

¡Qué vergüenza!

Traga saliva y con un suspiro tembloroso —Perdóname, enserio no quería chocar contigo— podía sentir como poco a poco su cara volvía a su temperatura normal.

Él ríe un poco —No te preocupes por eso— en eso se da cuenta de algo — ¿Empiezas a estudiar aquí? —"¿Qué acaso no le ves lo obvio?" se golpea mentalmente.

Ella asiente levemente —¿A que curso vas tú?

—Quinto de secundaria ¿y tú?

—Igual

—Entonces déjame ser tu guía esta vez— y por primera vez ve como ella sonríe levemente, contagiándolo al instante —Asumo que tenemos la misma clase ¿no?

Ella duda un poco —Filosofía — él aprueba con su mirada y ambos comienzan a caminar hacia su salón de clases.

Al llegar ambos toman asiento, Elisa por su parte se ubica en la parte de atrás del salón, notando miradas curiosas, pero decide ignorarlas por otro lado ve que Alexis se sienta dos puestos delante de ella, sin poner atención con quien estaba el chico.

Nota que el profesor entra al aula era un hombre mayor de los 30 años, tenía una expresión de serenidad y autoridad, aunque para Elisa creía haberlo visto en alguna parte, pero no logra recordad en dónde, sin darse cuenta comienza la clase.

—Muy buenos días a todos y bienvenidos al nuevo año escolar, antes de empezar recuerden que dentro de unas semanas llegarán los estudiantes de intercambio, ahora sin más que agregar empecemos con la clase de hoy.

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Pasaron 2 horas cuando llegaba el final de la clase, todos empezaban a guardar sus útiles y demás cosas cuando el profesor anuncia el trabajo pendiente por entregar.

—Antes de terminar, todos ustedes entregarán un trabajo individualmente para dentro de 6 meses, deberán argumentar y sustentar la siguiente pregunta conforme a su forma de pensar: ¿Qué es suficiente para ustedes? Recuerden que este trabajo vale el 50% de su nota final del semestre, no voy a recibir trabajos mediocres así que espero en su trabajo mínimo con 50 hojas en Word.

Elisa abre los ojos desmesuradamente ¿¡seis meses!? Y para completar ¿Quién en su sano juicio espera que se le entregue un trabajo de 50 hojas? Esto parecía más la universidad que la secundaria.

—Elisa—voltea a mirar y ve a Alexis con Ariel y un leve saludo por parte de ella hacia el pelirrojo —¿quieres almorzar con nosotros?

Piensa unos instantes y con la duda en su cabeza acepta, al llegar a la cafetería ve que los dos chicos se dirigen a una mesa dónde logra ver a Tobías, pero al lado de él había dos chicas y un chico, hablaban amenamente hasta que ven a la nueva compañía.

—Muchachos les presento a Elisa, es la hermana de mi cuñado— Ariel la abraza por los hombros, ella le mira en forma de agradecimiento, aunque un poco incomoda, no estaba acostumbrada.

Elisa ve que los que estaban ahí eran los mismos que estaban en la clase anteriormente, aunque claro estaba que ella no era una persona muy sociable que digamos, los tres se sientan quedando ella al lado de Ariel, de manera que no la notaran observa a las chicas que estaban con ella, una de ellas era pelirroja y ojos grises, mientras que la otra tenía el pelo rubio ceniza y ojos verdes, pasa la mirada hacia el chico que estaba al lado de Tobías y ve que era castaño claro y ojos azules oscuros.

—Soy Karen —sonríe la pelirroja — Ella es Ingrid — señala a la oji-verde — Y él es Kevin.

—/Hola/

—Nos alegra conocerte Elisa.

—Gracias Kevin y el gusto es mío.

Mientras que ella sacaba su almuerzo, los demás hacían lo mismo, aunque no era un almuerzo como tal, más bien era tipo media nueves o onces como otros las llaman.

—Oigan...—Ariel llama la atención de todos— ¿Qué piensan sobre el trabajo que dejó el profesor Albert?

—Es complicado, pero no imposible, quiero decir... ¿Qué tan difícil es encontrarle la respuesta a una pregunta tan sencilla?

—Tobías tiene razón— expresa Karen — Pero ¿Quién en su sano juicio pide 50 hojas de un documento Word?

—Pareciera como si quisiera que nosotros escribiéramos nuestra propia novela— da una pausa— De verdad.

—Puede que Kevin tenga razón... Pero es un gran proyecto.

Alexis suspira —Lo que sí sabemos es que tenemos tiempo para investigar y poder sustentar este proyecto de la mejor manera posible.

Para Elisa le era algo totalmente nuevo ¿Qué era suficiente? ¿Qué significaba? ¿Acaso existía algo así? ¿En dónde se encontraba la respuesta? ¿Dónde la podía buscar?

Porque para ella era una pregunta muy grande...

Una pregunta sin respuesta.

Pero haría hasta lo imposible por hallar el resultado que quería.


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