Nos ubicamos a mitad de la nada, literal era un campo extenso todo era blanco, a mitad de esta nada se ubicaba nuestro peliblanco protagonista de índole Larcade, lo único que podía hacer era respirar y mirar a sus alrededores, algo le llamo la atención, eran un par de ladridos, pero por su forma de ladrar tan fuerte y profunda intuyo que se trataba de uno muy grande pero gigantesco, el joven Larcade giro en dirección a los ladridos, era un perro cenizo con el tórax y patas color blanco, era muy grande, cuando el chico volteo empezó a sacudir su cola efusivamente y movió sus orejas puntudas, sin más fue corriendo alegremente hacia él, cuando estuvieron cerca uno del otro el perro se levantó sobre sus patas traseras y puso sus garras sobre sus hombros de modo amistoso, al ser más grande que el chico, lo dejo sentado haciendo tal acto, el chico vio fijamente a aquel animal.

Lincoln: ¿Charles eres tú? - viendo fijamente al espécimen era efectivo que se trataba de su cachorro y leal mascota, pero quedaba una duda muy grande- ¿Por qué eres un adulto?

Charles sonrió con el hocico abierto y la lengua afuera, Lincoln se sintió torpe ya que por un segundo pensó que su perro le iba a responder con palabras, pudo haberse quedado a pensar en ello todo el rato, de no ser que el perro le hacía gestos con la cabeza sacudiéndola de un lado a otro, parecía querer que lo siguiera, y para su sorpresa acertó y empezó a seguir al perro, caminaron unos tres metros y a Lincoln le pareció que Charles se encogía, pues su espalda que le llegaba a la cintura se encogió dos centímetros.

Lincoln: ¿todo bien? – inquirió, el perro lo miro por dos segundos antes de retomar su dirección y salir corriendo- ¡espérame ¡

Tras este grito salió corriendo tras ese perrote, el cual conforme iba avanzando se iba encogiendo y se le caían pelos (que ya no eran tan afelpados), en algún punto el animal volvió a su estado de cachorro, al mismo instante de convertirse en el peluche que Lincoln conocía, brinco a los brazos de una chica, Lincoln la reconoció con su tez pálida y cabello azabache que le cubría los ojos, era su amiga Lucy Loud, sonriéndole como solo ella podía, no alcano a articular ni una palabra cuando la pequeña pelinegra dio tres pasos y se puso de puntas, acercando mutuamente sus rostros, sentían su mutua respiración, faltaba casi un centímetro para juntar sus labios cuando de pronto...

"beeep,beeep,beeep,beeep"

Lincoln abrió los ojos, sus parpados sentía que pesaba una tonelada cada uno, se preguntó dos cosas ¿Quién pone un despertador un sábado por la madrugada? Y la otra ¿Por qué siempre se despierta en la mejor parte del sueño? Dejo de pensar en ello y decidió levantarse, estaba en su bolsa de dormir, hasta ahora todo normal, salió del dormitorio, el cual sospechosamente estaba vacío, en la sala todo estaba patas arriba, los muebles fuera de lugar y algunos volteados y ¿vomitados? Ignoro eso y fue a buscar a sus amigos, aunque conociéndolos podrían estar donde sea, no recordaba nada solo que se había ido a dormir antes porque le dolía la cabeza y había comido muchos snacks, en su búsqueda hallo lo que parecía ser un cuerpo de la cintura hacia arriba, tenía pantalón oscuro, estaba descalzo y tenía pies de piel color oscuro, eso delato quien era.

Lincoln: Clyde, arriba- le dio una leve patada, su cuerpo empezó a retorcerse y al final se levantó.

Clyde: hola hermano- miro a su alrededor- creo que nos excedimos, si quieres vete, buscare a los demás y ordenaremos todo.

Lincoln: ¿seguro?, si quieres me puedo...- fue interrumpido.

Clyde: tranquilo, tu no formaste parte, además me ayudara a recomponerme... -fue interrumpido pero esta vez fue su propio vomito quien corto la frase.

Lincoln: adiós bro- en respuesta fue un pulgar arriba y se fue a su casa.

Mientras tanto en la casa Larcade.

Nuestra protagonista se encontraba sola en su habitación, sus amigas ya se habían ido y ella acababa de salir de la ducha, estaba en toalla, en los cajones iba a buscar su ropa, no obstante, se confundió y abrió sin querer un cajón de su compañero, no era cualquier cajón sino el cajón de los bóxeres del chico, se quedó viendo por un rato hasta que se aventuró a tomar uno, el cual era de color rojo, se quedó pensando en cómo se vería aquel chico usando solo esa prenda, su sonrojo llego hasta sus orejas, en un intento de llevar su perversión al siguiente nivel se los puso, como leyeron se probó la ropa interior del chico que (aunque lo niegue) le gustaba perdidamente, como era de esperarse le quedaban muy grandes, pero le daban gran comodidad y satisfacción. Su "diversión" fue interrumpida por el sonido de la puerta y los ladridos de Charles, había llegado cierta persona, se cambió la ropa interior y se puso rápidamente lo primero que encontró, una sudadera de muda completa, color negro con líneas blancas, apenas termino el chico llamo a la puerta.

Lincoln: hola Lucy- entrando a la recamara- ¿Cómo te fue anoche?

Lucy: bien, muy divertido- intento ocultar su sonrojo así que no volteo a ver a su amigo- ¿Qué tal a ti?

Lincoln: bien supongo, las cosas se descontrolaron un poco, pero es lindo estar en casa- se sentó en la cama, sobre algo muy raro.

Vio bajo sus posaderas y se encontró con un mazo de cartas, no era el clásico juego de corazones, diamantes tréboles y espadas, cada naipe mostraba un retrato de una situación diferente, con nombres raros.

Lucy: es un juego del tarot- explico al ver la cara de duda que tenía Lincoln- sirven para predecir fortuna y futuro ¿quieres probar? - sonrió amigablemente, Lincoln asintió.

Lucy procedió a mezclar las cartas, cuando termino indico a Lincoln tomar una, le había salido "la muerte", antes de que se asustara, nuestra pequeña gótica le explico que significa cambio.

Lincoln: yo también conozco unos trucos, toma una carta- indico ofreciéndole el mazo, Lucy obedeció- memorízala y ponla de nuevo- siguiendo instrucciones prosiguieron- muy bien las mezclo y...- hizo lo dicho luego chasqueo los dedos cerca de la cara de Lucy, una carta llamada "los enamorados"- ¿era tu carta?

Tras la pregunta Lucy asintió de verdad estaba asombrada.

Lucy: ¿me puedes enseñar?

Lincoln: claro, empecemos con lo básico.

Y así estuvieron toda la tarde hasta que cayó la noche, esa noche fue especial para Lucy, en un leve y a la vez gigante acto de valentía, abrazo a Lincoln dormido y pego sus cuerpos para quedar dormidos abrazaditos.