Capítulo 3
Aquella tarde, Taekwoon no podía dejar de mirar la puerta, como acusándola de no sonar avisándole de que Sanghyuk había llegado con el cachorro.
Tamborileó en el reposabrazos, impaciente. Taekwoon no era una persona impaciente, más bien al contrario, pero todo el asunto del cachorro y de tener cerca a Sanghyuk de nuevo lo estaban alterando. Estaba a punto de llamar al refugio para comprobar que el chico había salido ya hacia su casa cuando el timbre sonó. Casi corrió hacia la puerta, abriéndola de golpe. Fue recibido por una bola de pelo blanco saltando a sus brazos emocionada y lamiendo su cara. Fue consciente a medias de la risa de Sanghyun mientras se apartaba para que entrara.
- Creo que no voy a tener mucho que hacer aquí -comentó con buen humor-. A Lucky ya le gustas mucho.
Taekwoon fingió rodar los ojos, pero la verdad era que estaba contento de verlos allí.
Como primera toma de contacto, dejaron que el cachorro husmeara por el piso, siguiéndolo de cerca para que no mordiera algún cable y se electrocutara o algo así, pero dejándole su espacio para investigar.
- Vives en un sitio bonito, hyung -comentó Sanghyuk mientras Lucky olfateaba una de las alfombras de la habitación de Taekwoon-. Te pega de alguna manera.
Taekwoon se encontró sonriendo a pesar de todo lo que se había dicho de no querer involucrarse demasiado ni hacerse ilusiones.
- Me gusta vivir en un sitio agradable -contestó simplemente, haciendo que Sanghyuk lo mirara con un brillo que no supo identificar en los ojos.
- ¿Me enseñas dónde va a vivir el cachorro? -pidió.
- Por supuesto -asintió el mayor, pensaba usar esa misma alfombra para que durmiera, y ponerle el comedero al lado de la cocina, pero fuera.
Lo guió hasta la misma, mostrándole exactamente dónde iba a colocar el comedero y el bebedero poniendo sendos cuencos metálicos uno junto al otro. Sanghyuk entonces fue a por la bolsa de comida que había traído para Lucky, llenándolo mientras el profesor llenaba el bebedero. Alertado por los prometedores sonidos de la bolsa de pienso, el cachorro los había seguido al salón, tirándose a por la comida cuando la vio. Taekwoon tenía una suave sonrisa en la cara mirando al cachorrito comer mientras movía la cola feliz.
Miró de reojo a Sanghyuk, esperando ver al chico observando al cachorro como él lo hacía, pero se sorprendió al ver que lo estaba observando a él. Pareció no esperarse ser pillado, porque se sobresaltó un poco y apartó la vista, sus mejillas tiñéndose del mismo tono carmín que adornó las de Taekwoon. ¿Por qué demonios su corazón no le hacía caso a su raciocinio?
- Creo que a Lucky le gusta tu casa -dijo Sanghyuk tras carraspear un poco.
- Me alegra eso -respondió con sinceridad, acariciando al cachorro de samoyedo que ya había terminado de comer y se había acercado a él, expectante.
Taekwoon se sentó entonces en el suelo de parqué, haciendo feliz a Lucky quien no perdió tiempo en subirse a su regazo, haciéndose una bolita allí para descansar mientras que su nuevo dueño lo acariciaba. Sintió a Sanghyuk arrodillarse a su lado, pero estaba demasiado concentrado en acariciar a su nuevo pequeño amigo.
- Es precioso -dijo en voz alta, su felicidad palpable en sus palabras.
- Tú también lo eres.
Taekwoon disparó sus ojos hacia Sanghyuk, pero el chico no estaba donde lo esperaba; estaba mucho, mucho más cerca. Abrió la boca, dispuesto a decir algo, aunque no sabía el qué, pero no pudo hacerlo.
Los labios de Sanghyuk se posaron sobre los suyos, suaves pero firmes, acariciándolos con cuidado, como si el mayor fuera algo que podía romperse. Taekwoon estaba en shock, alarmas en su cabeza avisando de que aquello estaba mal, que volverían a hacerle daño, pero cuando el menor movió sus labios, Taekwoon lo mandó todo al carajo y le devolvió el beso.
Atrapó a Sanghyuk por la nuca, devorando los labios que tantas veces había soñado con besar, dejando que el voluntario introdujera su lengua en la boca, enredándola con la suya y saboreando al fin lo que tanto tiempo había creído que no era para él. Su pecho y estómago hacían cosas raras aunque agradables, y la calidez se extendía por todo su cuerpo mientras el beso se intensificaba.
Se separaron cuando el aire fue necesario, mirándose a los ojos con intensidad, brillantes de algo que Taekwoon quiso creer que era felicidad.
- Entonces -empezó el menor con voz ronca, lamiéndose los labios-, ¿mañana a la misma hora?
Taekwoon sonrió.
Los días siguientes parecían sacados de los mejores sueños del profesor. Sanghyuk iba cada día a visitarlo, comprobando el estado de Lucky y ayudándolo con las cosas básicas de su educación ('Tienes que enseñarle que sus cosas las hace en la calle, no en la casa, te ayudaré a poner unos periódicos'). Pero no sólo hacía eso, si no que salían a pasearlo juntos, cogidos de la mano y hablando de cualquier cosa, mientras reían por las ocurrencias del menor de los dos. Ya de vuelta en su piso, pedían comida para llevar y se acurrucaban en el sofá a ver una película; o mejor dicho, a no verla ya que siempre acababa besando a Sanghyuk cuando apenas llevaban media hora. Sanghyuk no se quejaba, si no que rodeaba su cuello y le devolvía el beso, sonriendo.
Llevaban ya varias semanas así, con leves variantes, y Taekwoon, a pesar de su felicidad, no podía evitar sentirse inquieto. No habían hablado de nada, simplemente estaba dejando que la cosa fluyera y le daba miedo preguntarle a Sanghyuk qué era lo que tenían, si podía decirse así.
- Habla con Hyukkie -le dijo simplemente Hakyeon, haciéndolo rodar los ojos.
Habían salido a una de sus cafeterías favoritas ya que hacía tiempo que no quedaban a solas para hablar de sus cosas. Hakyeon había tenido mucho trabajo en la clínica y realmente se le notaba algo apagado por teléfono cuando el profesor lo llamó para hablar con él. Debido a eso, en lugar de explicarle sus penas por teléfono, prefirió quedar con él en una cafetería, para que al menos tuviera una excusa para salir a que le diera el aire y poder despejarse del estresante trabajo de veterinario.
Una vez allí, y cuando Hakyeon terminó de quejarse de que la perrita del señor Lee estaba perfectamente y que su dueño era simplemente un tocanarices hipocondríaco al que le producía placer verlo palidecer cuando entraba por la puerta, Taekwoon le explicó su nueva situación con Sanghyuk y aquellas preocupaciones que rondaban su mente.
- Te digo que lo que me da miedo es asustarlo y que me deje, ¿y eso es lo que me aconsejas? -le dijo, escéptico.
- Primero, Taekwoonnie, para dejar tendríais que estar juntos -el veterinario le lanzó una sonrisa que hizo que Taekwoon quisiera estrangularlo-. Y segundo, realmente es la única opción. No pretenderás ir a una gitana a que adivine lo que siente Hyuk por ti, ¿no?
- Eso es el tipo de cosas que haces tú, Hakyeon, no yo -replicó, recordando vívidamente como el otro lo arrastró a una adivina en su segundo año de carrera porque 'Kim de la clase de al lado no deja de mirarme en los pasillos y necesito saber si le gusto'-. Pero, ¿y si no quiere nada conmigo y desaparece de mi vida de nuevo?
Y ahí estaba, transparente en su voz la angustia que sabía que sentía cuando aquella opción merodeaba sus pensamientos. Hakyeon lo miró, preocupado, y le palmeó la espalda con suavidad como animándolo.
- Ya sobreviviste una vez -intentó decirle, animado-. En cualquier caso, no sabes lo que pasará. Ya ha pasado casi un mes y aún no se ha ido... Aunque no esté dispuesto a tener algo serio contigo, ¿cortarías la relación si dijera que quiere ir despacio y que prefiere no ponerse etiquetas de momento?
Taekwoon lo miró a los ojos y Hakyeon sonrió. Ambos sabían que el profesor no dejaría a Sanghyuk si él quería continuar su relación, porque seguía demasiado enamorado de aquel chico.
- Pues ya está, Taekwoonnie, no le des más vueltas -zanjó el asunto el veterinario, llamando a la camarera y pidiéndole un trozo de tarta de manzana para 'celebrar que mi amigo al fin ha conseguido al amor de su vida'.
La camarera rió y se ajustó las gafas, poniéndoles en el trozo de tarta una varita decorativa con tiras plateadas que fingía ser una bengala.
- Enhorabuena -le dijo a Taekwoon, quien quería que se lo tragara la tierra.
No tuvo tanta suerte, pero cuando volvía a casa por la noche, pensativo, no creía que Hakyeon estuviera muy desencaminado. Sanghyuk no era del tipo que se iba sin decir esta boca es mía o que se asustaba y huía con el rabo entre las piernas cuando se veía acorralado. Animado por esos pensamientos, se paró sonriendo en un paso de peatones, esperando a que el semáforo se pusiera en verde. La ciudad le parecía ahora más bonita incluso, un peso quitado de su pecho al poder sido capaz de decir sus preocupaciones en voz alta. Se fijó que en la otra acera, bajo una farola rota, había una pareja de dos hombres y pensó que pronto le gustaría poder salir así con Sanghyuk, sin preocupaciones ni restricciones.
La farola parpadeó y se encendió unos segundos antes de volver a apagarse, pero fue suficiente para poder ver a las dos figuras con claridad. Uno de los hombres era Lee Hongbin, quien sonreía de forma dulce y tenía su mano en el brazo de...
- Sanghyuk...
El nombre escapó de los labios de Taekwoon como un susurro, pero como si lo hubiera oído, el chico se giró y sus ojos se encontraron. El profesor se giró y comenzó a correr sin molestarse en cruzar, alejándose de allí y de la voz de Sanghyuk que gritaba llamando su nombre.
Al final, resultó que se había vuelto a equivocar con Sanghyuk.
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Cómo era posible que se hubiera equivocado tanto con la misma persona dos veces, se preguntaba Taekwoon mientras se enrollaba sobre sí mismo en la cama. Lucky, preocupado por su amo, había saltado a ésta a pesar de que normalmente lo tenía prohibido y, después de darle un cariñoso lametón en la nariz, se había enroscado junto a él, mirándolo y moviendo las orejas cuando el profesor suspiraba o se movía ligeramente.
Acarició la cabeza del cachorro, distraído, mirando cómo sus ojitos se cerraban por el gusto que le producían las caricias, cuando el timbre sonó. Alertado, Lucky se alzó y saltó grácilmente de la cama, soltando un par de ladridos entusiasmados camino a la puerta mientras su amo se levantaba y caminaba pesadamente hacia ésta.
Cuando estaba a punto de llegar para abrir, el timbre sonó por segunda vez, seguido de una petición ahogada.
- Taekwoon, por favor, ábreme la puerta.
Taekwoon se quedó congelado en el sitio, la mano extendida hacia el pomo. Era Sanghyuk quien estaba detrás de la puerta. Debió imaginarlo, se dijo, el chico llevaba yendo incansablemente una semana entera por las tardes a llamarlo a su casa. Tuvo que ser su vecina, la señora Kang, la que le pidió que por favor, no acosara más al profesor Jung. Si no quería abrirle la puerta, era cosa suya y los vecinos no tenían por qué soportar sus continuas llamadas a la puerta del 2ºA.
Lucky gimió, sus patitas rascando la puerta porque quería que la abriera y poder salir a saludar al voluntario al que tanto quería. Le rompía el corazón ver así a su mascota, pero Taekwoon se sentó en el suelo y le hizo señas para que se acercara. El cachorro obedeció, sentándose en el hueco que dejaban sus piernas cruzadas y suspirando profundamente.
- Supongo que no estás en casa o no vas a abrirme -la voz de Sanghyuk le llegó de nuevo a través de la puerta, triste y amarga como la risa que soltó-. Voy a dejarte esto porque necesito explicarte y que me entiendas... Sólo espero que Lucky no se lo coma.
Una carta fue deslizada bajo la puerta, seguida de pasos que se alejaban de allí. Con cuidado, y una vez hubo apartado al cachorro, Taekwoon se levantó y la recogió del suelo. El sobre estaba completamente blanco y sellado, guardando la carta que llevaba dentro con celo.
Taekwoon acercó una mano temblorosa al borde pero tan pronto hubo levantado la esquina se arrepintió, apartando la carta de su cuerpo y dejándola en la repisa junto a la entrada. Allí seguía cuando, un par de horas más tarde, Hakyeon pasó a visitarlo.
- Así que es cierto que no le abres la puerta a Sanghyuk -comentó, mirando la carta blanca sobre la repisa-. Me dijo que si no podía hablar contigo te escribiría una carta, ya que has bloqueado convenientemente su número de teléfono -lo miró acusador, pero Taekwoon estaba demasiado cansado como para que le importara.
- No quiero saber qué es lo que tiene que decir, no si tiene que ver con Lee Hongbin.
- Taekwoon -suspiró Hakyeon, preparando una tetera ya que su mejor amigo no había tenido el detalle de hacerlo-, sigues viviendo demasiado en el pasado. Te aferras a que te hicieron daño y te niegas a darle una verdadera oportunidad a Hyukkie simplemente porque estás asustado de que te hagan daño -echó las hojas de té en el recipiente de la tetera, esperando a que hirviera el agua-. Bueno, noticias frescas, la vida es dura y te hacen daño; pero eso no significa que no debas correr riesgos. A veces la felicidad se encuentra detrás de las caídas más dolorosas.
Taekwoon no contestó, simplemente lo observó en silencio mientras el otro se desenvolvía en su cocina y le ponía delante una taza caliente de té y le pasaba el azúcar. No insistió más en el asunto ni en que abriera la carta que seguía reposando sobre la repisa. Simplemente dejó que la conversación fluyera a otros lados, apartando momentáneamente de su mente a Sanghyuk.
Sin embargo, eso no significó que no pensara en lo que le había dicho Hakyeon. Era cierto que todo cuanto él había hecho siempre era huir. Nunca dejó que el menor le respondiera, nunca dejó que se explicara, y ahora lo estaba haciendo todo por segunda vez. Era como volver a tener veintiún años, sólo que esta vez Taekwoon no podía escudarse en que nunca se habían tratado como algo más que dos amigos. De hecho, él había dado por sentado que estaba soltero, no sabiendo si había vuelto a esta con Hongbin después de que cortaran como le dijo Hakyeon. Eso, pensó soltando un bufido, si Hakyeon no había tergiversado la verdad para hacerle creer algo que a él le convenía. No sería la primera vez, y desde luego tampoco la última.
Dejó pasar toda una semana antes de volver a encontrarse delante del sobre sin tocar, mirándolo como intentando conocer su contenido sin leerlo. Alargó su mano para retirarla al poco, repitiendo la acción un par de veces hasta que pensó que debía verse ridículo y tan sólo tomó la carta, dirigiéndose al sofá y dejándose caer con fuerza, seguido rápidamente de Lucky quien no dudó en acurrucarse a su lado.
- Te estás aprovechando de la situación -le dijo su amo, pero el perro no se movió y él tan sólo sonrió débilmente y lo acarició antes de volver su atención al sobre.
Lo abrió de golpe y sin pensar, sacando de dentro la carta manuscrita que el menor había colado por debajo de su puerta y sintiendo cómo su corazón se aceleraba de puro nerviosismo.
"No sé muy bien cómo comenzar esta carta.
Sé que no me hablas porque me viste con Hongbin en la calle y supongo que te hiciste una idea equivocada, pero he hablado con Hakyeon-hyung y creo que sé por qué me estás evitando igual que la otra vez."
Igual que la otra vez, sí, Sanghyuk también tenía presente que la situación era exacta a la de hacía ya varios años.
"Entre Hongbin y yo no hay nada. Es lo primero que quería decirte pero no es lo más importante, porque, y aunque puede que tú no lo hayas notado, me gustas."
El corazón de Taekwoon dio un brinco en su pecho. Era la primera vez que el menor le decía tan claramente sus sentimientos, y le dolió un poco que, por culpa de su testarudez, hubiera tenido que ser por carta.
"No negaré que es cierto que, en un primer momento, cuando se acercó a mí en la calle estuve tentado de aceptar su oferta de tomar un café juntos; pero su sonrisa y sus toques me dijeron que no era sólo un café lo que buscaba y lo rechacé. En ese momento fue cuando nos encontraste, y asumiste que estábamos juntos.
No te lo recrimino.
No he sido claro contigo, Taekwoon. Debí haber sido sincero y haberte dicho que desde un primer momento, salí con Hongbin porque no pensé que pudiera interesarte. Que sabía que ibas a venir al refugio y que cambié mis vacaciones para poder coincidir contigo y verte porque soy un estúpido que aún sigue enamorado de ti. Nunca dejé de estarlo, sólo fingí haberlo olvidado. Pero no era posible fingirlo teniéndote tan cerca de mí de nuevo.
Espero que no sea demasiado tarde para recuperarte.
Sanghyuk."
Taekwoo miró la carta. La leyó y leyó hasta que se la supo casi palabra por palabra. Se sintió feliz, muy feliz, pero sobre todo se sintió estúpido por haber dejado que las cosas escalaran de esa forma y, sobre todo, porque había dejado que pasaran dos semanas enteras sin disfrutar de Sanghyuk y su compañía por un estúpido ataque de celos que no supo llevar de la forma correcta. Se levantó de golpe, haciendo que el cachorro alzara la cabeza y lo mirara.
- Lucky -le dijo, haciendo que el cachorro ladeara la cabeza-, vamos al Heaven.
Eso era más fácil decirlo que hacerlo, se dijo, ya delante de las puertas del refugio con su cachorro firmemente agarrado con la correa, mientras se mentalizaba de lo que iba a hacer, intentando superar la vergüenza.
- Oh, Taekwoon-ssi -lo saludó Jimin al abrirle la puerta, sonriendo-. ¿Qué te trae por aquí? -en ese momento vio al cachorro de samoyedo-. ¿Algún problema con Lucky?
- No, no, en absoluto -negó rápidamente, viendo como la chica parecía aliviada-. Venía a hablar con Sanghyuk.
- Claro -dijo, sonriéndole intencionadamente como si supiera el motivo exacto de su visita-. Está al fondo a la izquierda, la segunda puerta en ese pasillo.
- Gracias, Jimin -se despidió con un movimiento de cabeza y siguió sus indicaciones.
Pronto llegó delante de una simple puerta pintada de azul claro, en la que tocó dos veces suavemente antes de que la suave voz de Sanghyuk le diera permiso de entrada con un 'Está abierta.'
Por la cara que puso el voluntario, no se esperaba verlo allí.
- ¡Taekwoon! -se levantó de la silla frente a su escritorio donde había estado mirando un libro de veterinaria-. ¿Qué haces aquí?
Taekwoon, cohibido, se acercó bordeando la cama y sacó el sobre abierto con la carta en su interior.
- La leí hoy -empezó, no sabiendo muy bien cómo expresarse. Taekwoon no era bueno con las palabras como Hakyeon-. Te debo una disculpa.
Por la cara que puso Sanghyuk, tampoco se esperaba eso.
- He sido un egoísta -siguió el mayor, sentándose en la cama y dejando que Lucky se subiera en su regazo, invitando a Sanghyuk a unirse a ellos, cosa que hizo-. No pensé en tus sentimientos, ni entonces ni ahora. No pensé en lo egoísta que era no darte la oportunidad de explicarte, ni en lo infantil que fue huir de ti.
Jugueteó un poco con sus dedos, mirándolos, inseguro. Inspiró profundamente y dejó salir el aire de sus pulmones lentamente antes proseguir.
- No merezco esa carta, no merezco tus disculpas y no merezco que aún estés enamorado de mí -lo miró a los ojos, sincero, intentando que le llegaran sus sentimientos-. Pero... si aún estás dispuesto, me gustaría que me dieras una oportunidad.
Hubo una pausa en la que ambos se miraron a los ojos, Lucky mirándolos a ambos, entretenido, hasta que Sanghyuk lo abrazó y Lucky saltó al suelo, buscando el espacio que el voluntario le había quitado en el regazo del mayor.
- Pensé que no volvería a verte -le confesó el chico, aún abrazado a él. Taekwoon lo estrechó contra él, cerrando los ojos y sonriendo.
- Siento ser tan estúpido.
Sanghyuk se separó, negando con la cabeza y le sonrió.
- Siempre me has gustado así, Taekwoon.
Y lo besó, haciéndolo gemir suavemente por la sorpresa y dándose cuenta de cuánto había echado de menos los labios del menor sobre los suyos, moviéndose despacio y dulce mientras acariciaba su espalda.
Un ladrido los hizo separarse, mirando a Lucky quien estaba sentado sobre sus patas traseras y los miraba moviendo la cola. Riendo, Sanghyun se dirigó a él y le acarició la cabecita.
- Lucky, tu amo y yo vamos a darnos otra oportunidad para ser pareja -miró a Taekwoon, quien tan sólo se sonrojó y asintió, su corazón latiendo contento al escuchar que era su pareja-. Qué suerte, ¿verdad?
No, se dijo Taekwoon mientras sonreía y se unía a Sanghyuk en el suelo besándolo de nuevo. El que tenía suerte era él.
Hola~
Primero de todo, querría disculparme por lo que he tardado en terminar esta historia. Como ya comenté, al poco de acabar el segundo capítulo murió mi perrita de apenas dos años y quedé destrozada. No me salía seguir escribiendo esta historia, no cuando había un cachorrito de por medio.
Muchas gracias por vuestra paciencia esperando esta historia, espero que os haya gustado y nos leemos pronto~
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