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Capítulo 2

Esa noche sentado en su cama, Taekwoon seguía sin creerse del todo lo que había pasado.

Tras aquel inesperado reencuentro, Sanghyuk había dejado la muda que consistía en una sudadera del refugio y una toalla junto al lavabo y había huido sin decir una palabra más, llevándose consigo las chorreantes prendas de Taekwoon, presumiblemente para ponerlas a lavar y no para hacerles un ritual satánico y echarle mal de ojo.

Taekwoon suspiró, mirando la sudadera que llevaba puesta. El logo del refugio, siluetas de distintos animales en blanco, se recortaban sobre la tela gris. Le estaba un poco ancha pero le sentaba bien, o todo lo bien que ese tipo de ropa le podía sentar, según él. Unos golpes en la puerta lo sacaron de su ensoñación.

- Pase -dijo con voz suave.

La puerta se abrió, revelando a Sanghyuk tras ella. Taekwoon no podía evitar pensar lo bien que le habían sentado aquellos años al menor. Estaba más guapo, había madurado y podía ver que en su cara ya no estaban aquellas redondeces que indicaban su juventud, estas habían sido sustituidas por rasgos definidos y atractivos. Había perdido también aquel pelo rubio que tan sólo añadía más inocencia al conjunto, sustituyéndolo por un tono oscuro que bien podría ser su tono natural. Todo en Sanghyuk gritaba cambio, tanto que hasta su voz, aunque conocida, no dejaba de tener un deje distinto para él, como si no fuera el chico que una vez conoció.

- Te traigo tu ropa -le dijo simplemente, su voz recorriendo a Taekwoon de arriba abajo.

- Gracias -le respondió de igual manera, cogiendo sus prendas limpias y dobladas de las manos del voluntario y rozando sus dedos con los contrarios sin querer, provocando que un cosquilleo recorriera sus dedos. Sanghyuk le hizo entonces un gesto con la cabeza, como despidiéndose-. Espera, Sanghyuk.

Sanghyuk se quedó helado en el sitio, mirándolo como si realmente estuviera sorprendido de que lo recordara o recordara su nombre, y eso le dolió. Taekwoon se levantó de la cama, la camisa y el jersey aún en sus manos.

- Estás... te veo bien -comenzó dubitativo-. Después de todo este tiempo.

- Gracias -le respondió algo seco. No podía reprochárselo, al fin y al cabo, lo había ignorado durante meses antes de que el chico terminara por romper el contacto.

- Gracias por lavar la ropa -lo intentó de nuevo.

- No la lavé personalmente, la lavadora se encarga de eso.

- Oh -Taekwoon se quedó sin palabras y realmente quería hablar con él, que le contestara, no quería que saliera por la puerta sin volver a ver aquella sonrisa que tanto había echado de menos.

- Taek... Profesor Jung -se corrigió a mitad de frase, pero Taekwoon lo interrumpió.

- No me llames así -'no tú', pensó-. Sé que me lo merezco después de todo pero... Por favor.

Sanghyuk lo juzgó un poco con la mirada, evaluándolo, pero finalmente pareció ablandarse y accedió silenciosamente a lo que le pedía.

- Taekwoon -empezó de nuevo-. Yo... no sabía que ibas a estar aquí. Hakyeon hyung me dijo que aunque era tu escuela, tú no vendrías.

Definitivamente iba a matar a Cha Hakyeon.

- Son los alumnos de mi clase, habría sido un despropósito que no viniera en persona a cuidarlos -dijo con voz suave. Sanghyuk bufó ligeramente y se pasó las manos por el pelo, haciéndose ver guapo y sexy y haciendo que Taekwoon maldijera internamente-. Sanghyuk, no quiero que mis alumnos se vean afectados por que yo fuera un imbécil hace unos años... -el menor alzó las cejas, ligeramente sorprendido por su elección de palabras-. Quiero que disfruten del campamento.

- Está bien -concedió, aliviando a Taekwoon-. Sin rencores. El pasado, pasado está.

Taekwoon asintió. Aunque por la mirada de Sanghyuk sospechaba que el chico aún no se alegraba de verlo, agradeció que le concediera aquel pequeño deseo por el bien de sus alumnos. Por su propio bien.

- Hasta mañana, entonces -se despidió el chico.

- Hasta mañana. Y, Sanghyuk -dijo antes de que pudiera arrepentirse-, me alegra verte tan bien.

Sanghyuk sonrió levemente y cerró la puerta. Taekwoon dejó entonces escapar el aire que no sabía que estaba reteniendo y se dejó caer en la cama boca arriba. Se metió en la cama sin cambiarse, tan sólo dejando la ropa limpia en una silla junto a la cama y poniendo el despertador para el día siguiente. Apagó la luz, pero aún se quedó un rato pensando en Sanghyuk, en cómo todos sus sentimientos habían vuelto a florecer después de sólo ver al chico después de años. Pensó en su pelo, en sus manos, su sonrisa. Esa sonrisa que tanto había echado de menos y que había conseguido crear dirigida hacia él. Sonriendo levemente por ese pensamiento, cerró los ojos para dormir. Pero iba a matar a Hakyeon de todas formas.

A la mañana siguiente, Chanwoo estaba recuperado, no hubo incidentes durante el desayuno y Taekwoon pudo comer tranquilo. Jimin se acercó a él cuando apuraba su café y le explicó cómo tenía pensado organizar las actividades. Esa mañana, algunos chicos irían a cuidar animales mientras que otros verían cómo trabajaban en el refugio con la recogida y la entrega de animales en la clínica. Por la tarde, ambos grupos cambiarían las tornas, para que todos pudieran ver cómo trabajaban en todas las áreas.

Taekwoon se ocupó del grupo que primero iría a la recogida de animales, dejando que Wonshik se encargara del otro, intentando aparentar que no le importaba que Sanghyuk no hubiera aparecido por allí. Estuvo toda la mañana con los niños mirando cómo los voluntarios, entre los que se encontraba Wheein, les enseñaban a los niños cómo actuaban cuando recibían un aviso de que había algún animal abandonado o alguien los traía directamente. El proceso no era largo, primero se les daba de beber y de comer y luego, si no estaban demasiado cansados, se les hacían algunas pruebas básicas para saber en qué estado se encontraban. Taekwoon se dio cuenta de que intentaban que los niños no vieran el lado más cruel de todo aquello, aunque sí que les decían que habían animales que llegaban en muy mal estado. Aquella mañana, entró al refugio un cachorrito de samoyedo que habían rescatado de ser ahogado por su dueño. El tipo estaba ya denunciado y el cachorro, desnutrido y tan sucio que su pelaje blanco era completamente marrón, pasó a las expertas manos de los cuidadores.

Al cachorrito sin nombre lo llamaron Lucky, porque había sido una suerte que lo encontraran justo cuando el estúpido de su dueño pretendió ahogarlo. El cachorro era bastante reacio a que lo tocaran, al parecer había sufrido un trauma y desconfiaba de los demás. Se retorcía y casi mordió a uno de los voluntarios que lo cogió con más fuerza de la que esperaba. De hecho, hubo un momento en el que al voluntario se le escapó el inquieto cachorro de entre las manos, completamente empapado después del baño que había logrado que volviera a su color. Salió despedido de la tina donde lo bañaban y aterrizó en el suelo, dejando un gran charco y haciendo que los niños se dispersaran con chillidos y risas antes de echar a correr e intentar desaparecer por la puerta.

- Te pillé.

Taekwoon cogió al chorreante cachorro y lo levantó del suelo hasta ponérselo a la altura de su cara, mirándolo a la cara. El mojado samoyedo le lamió la nariz, haciéndolo reír por lo bajo y lo abrazó sin importarle que su camisa se mojara o se llenara de pelos blancos. El cachorro, para la sorpresa de todos, se quedó tranquilo en brazos de Taekwoon, aunque se resistió un poco con el secador, en cuanto el profesor le susurró algunas palabras dulces y amables, se dejó hacer. Los niños, alentados por lo tranquilo que estaba el perrito en brazos de su profesor, se acercaron a acariciarlo por turnos una vez estuvo seco. Lucky les lamió los dedos, a algunos incluso se los mordió a modo de juego sin apretar verdaderamente y, en general, portándose mejor que cuando había llegado.

La hora del almuerzo transcurrió sin percances graves, aunque tuvo que ir una mesa para evitar que dos niñas acabaran tirándose el melocotón que tenían de postre a la cabeza. Tras eso, los niños tuvieron un rato de descanso y él también pudo retirar a su habitación a descansar un poco. Wonshik apareció, no obstante, con una baraja de cartas y ofreciéndole jugar a algo simple para pasar el rato y él aceptó, realmente no dormía después de comer y al menos tendría la mente ocupada para no pensar en Sanghyuk.

Por la tarde, reunió a su grupo en la entrada y los llevó, guiados por Jimin, hasta un pequeño edificio anexo al principal donde estaban los animales que cuidaban a la espera de ser adoptados por personas que los quisieran. Había gatos y perros por doquier, pero también tenían un par de hurones, un erizo e incluso una iguana. El refugio Heaven se enorgullecía de decir que no discriminaban a ningún tipo de animal, ellos se hacían cargo de todos.

Jimin les explicó que, durante esa tarde, acompañarían en grupos de tres a los voluntarios a ver cómo cuidaban los diferentes animales, y que después podrían salir a jugar con aquellos que pudieran hacerlo. Taekwoon vio por el rabillo del ojo entrar a los susodichos, y su corazón dio un vuelco al notar que Sanghyuk se encontraba entre ellos. Procuró que no se le notara, al fin y al cabo era experto en hacer que su cara no reflejase expresión alguna y no quería que lo traicionara.

Al ser diez, uno de los niños, Chanwoo, se quedó descolgado del grupo, así que Taekwoon se agachó para decirle que estarían los dos juntos. Jimin fue asignando un grupo a cada voluntario, tan sólo había cuatro contándola a ella así que no tendría que haber mucho problema con la asignación. A Taekwoon no le dio tiempo de desear que no lo pusieran con Sanghyuk cuando Jimin se giró hacia él y le sonrió.

- Taekwoon-ssi, me han dicho que esta mañana has hecho buenas migas con Lucky, así que vamos a asignarte a ese cachorro, que lo lleva -miró la lista que llevaba en un portapapeles, buscando presumiblemente el nombre del cachorro y a su cuidador-. Ah, Sanghyuk, eres tú. Bien, por favor, indícales al profesor Jung y a su alumno cómo cuidar de un cachorro que ha sido abandonado.

Taekwoon casi quiso reír. Por supuesto que le iba a tocar con Sanghyuk, después de años ignorando su existencia por miedo a volver a verlo, ahora el destino se reía en su cara y se lo ponía delante tanto como era posible.

No dijo nada, sin embargo. Se limitó a asentir y a seguir en silencio a Sanghyuk mientras Chanwoo aplaudía entusiasmado por volver a ver al pequeño cachorro de samoyedo. Lucky estaba en una jaula junto con otro cachorro mestizo de color que tenía una escayola en una pata y se emocionó al ver al profesor, girando sobre sí mismo y soltando un ladrido agudo a modo de saludo.

- Vaya, realmente le gustas -comentó Sanghyuk sorprendido, mientras abría la jaula y dejaba libres a los dos cachorros.

Taekwoon no supo qué responder, así que no dijo nada. Observó al menor enseñar a su alumno a cepillar a los cachorros, a mirar que la pata estaba sanando bien y a ponerles comida y bebida. Chanwoo estaba entusiasmado con los cachorros, sobre todo con Pau, la cachorrita negra que compartía jaula con Lucky. Al cabo de un rato, Sanghyuk volvió a meter a Pau en la jaula, pero permitió que Lucky los acompañara fuera con el resto de animales, alumnos y voluntarios al jardín.

Los niños estaban entusiasmados corriendo de un lado para otro acariciando a los animales, jugando con ello o simplemente mirando cómo jugaban entre ellos. Taekwoon se quedó a un lado, sentado en un murito no muy alto mientras vigilaba a los niños. El cachorrito blanco de samoyedo lo siguió, frotándose entre sus piernas más como gato que como perro, y se tumbó entre éstas. El profesor se inclinó para acariciar su cabecita mientras sonreía de manera cálida, notando cómo alguien se sentaba a su lado cuando el cachorrito se puso boca arriba para que le rascara la barriguita.

- Puedes adoptar al cachorro, ¿lo sabes?

Como si tuviera un resorte, Taekwoon se irguió y miró a Sanghyuk a su lado, quien lo miraba con una especie de sonrisa suficiente.

- Sé que puedo adoptarlo -le respondió, haciendo que el menor se encogiera de hombros.

- Es sólo que pocas veces te he visto sonreír así.

No había burla o ataque alguno en las palabras del chico, y Taekwoon se sintió abrumado de que aún pudiera recordar esos pequeños detalles.

- Yo... No sé si sería un buen dueño -confesó el profesor, haciendo que el otro sonriera.

- Estoy seguro de que sí -miró al suelo hacia el cachorrito, que se había puesto a dos patas buscando la atención del mayor-. Además, le gustas mucho.

Taekwoon se agachó y cogió al cachorrito en brazos, quien empezó a lamer su cara. Él rió y miró de nuevo a Sanghyuk, quien los miraba con una sonrisa cálida en sus labios.

- ¿Me... ayudarías a ser un buen dueño?

Sanghyuk asintió y sonrió. Taekwoon notó su corazón acelerarse y sonrió de vuelta con una de sus raras y amplias sonrisas. Podría disfrutar un poco más de Sanghyuk, sólo un poquito, antes de que el menor volviera a olvidarse de él. Abrazando al cachorrito, pensó que así estaba bien para él.

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- No puedo hacer esto.

Sanghyuk bufó. Era el tercer y último día de estancia en el refugio y Sanghyuk había aprovechado que la mayoría de voluntarios junto con Wonshik estaban en los talleres con los niños para arrastrar a Taekwoon al edificio anexo, sacar a Lucky de su jaula y comenzar a enseñarle al profesor de primaria cómo cuidar del cachorro.

A Taekwoon le preocupaba que el cachorro se hiciera daño, que no lo obedeciera y que acabara siendo atropellado por un coche mientras estaban de paseo.

- Hyung, es normal tener ese tipo de miedos -le explicó pacientemente el menor. A Taekwoon no se le pasó por alto que lo llamara hyung, hacía años que Sanghyuk no se dirigía a él de esa manera, pero el menor siempre había sido rápido en acercarse a los demás y en olvidar viejas rencillas.

- Pero no me hace caso -insistió con terquedad.

- Tienes que enseñarlo -volvió a intentarlo Sanghyuk, acariciando al perrito-. Lucky te quiere mucho, pero aún tienes que hacer que te respete y te haga caso. En el refugio solemos dejar que los futuros dueños se lleven a los cachorros a sus casas durante unas dos semanas para ver si se adaptan bien a la convivencia y se les asigna un voluntario que es quien controla que los animales estén bien cuidado y que la casa sea adecuada para el animal.

- Os lo tomáis muy en serio -dijo Taekwoon, sorprendido.

- Los animales son seres vivos, no juguetes -respondió el chico resuelto, levantándose para mirar a Taekwoon a los ojos-. Hay mucha gente que olvida ese detalle.

- Sé que no es un juguete -se defendió.

- No lo decía por ti, hyung -rió un poco el menor-. Pero sí te lo he dicho porque puedo ser yo quien se encargue de Lucky y de ti, y podría ayudarte a enseñar al cachorro. Si quieres, claro -se apresuró a añadir la última parte, y Taekwoon no pudo dejar de notar el dolor que había escondido bajo sus palabras.

- Me encantaría.

Lucky ladró como si él también estuviera conforme con aquel acuerdo. Taekwoon rió e intentó que lo siguiera dentro para volver a dejarlo en su jaula mientras arreglaban el papeleo. No le fue muy bien, pero Sanghyuk lo achacó a que sabía que iban a volver a encerrar y, aunque se llevaba bien con Pau, a ningún animal le gustaba estar encerrado. Taekwoon lo miró, intentando dilucidar si estaba siendo amable o condescendiente, pero el menor tan sólo rió y lo cogió de la muñeca para llevarlo al comedor. Incluso después de que lo soltara, el calor de los dedos ajenos seguía en su muñeca, causándole un cosquilleo agradable.

Después de comer y mientras los niños se echaban la siesta, Sanghyuk acompañó a Taekwoon a rellenar los papeles de la adopción al despacho de Jimin, ofreciéndose para ser él quien controlara que el pequeño samoyedo estaba en un buen ambiente y que no había problemas entre mascota y dueño. El profesor cree que vio un brillo de reconocimiento en los ojos de la gerente, pero no dijo nada en cualquier caso y firmó en su parte correspondiente de la hoja de adopción.

- Gracias, Sanghyuk -le dijo ya fuera del despacho mientras iban hacia las salas de talleres-. Por todo.

- No hay de qué, hyung -se encogió de hombros el menor-. Es mi misión que los animales encuentren un buen hogar donde sean queridos, es parte de mi trabajo.

Pero la sonrisa que le dedicó no era de alguien que sólo cumple su trabajo. No lo era porque, de haberlo sido, no habría causado aquel revuelo en su interior, su corazón latiendo desbocado y todas aquellas mariposas haciéndole cosquillas en el estómago. Sin embargo y como siempre, ocultó sus emociones bajo una máscara de impasibilidad adornada de una sonrisa suave y cortés. No quería emocionarse, pero lo estaba haciendo y sabía que lo lamentaría cuando volviera a decirle adiós al chico.

Aquella noche celebraron una barbacoa alrededor de una hoguera en el amplio jardín del refugio. Los niños se divertían mientras seguían a los monitores que cantaban canciones y les enseñaban bailes estrafalarios que los hacían reír mientras los imitaban. Wonshik estaba sentado a su lado, hablando animadamente con él y consiguiendo hacerlo sonreír de vez en cuando debido a los chistes malos que hacía o contándole cómo en uno de los talleres había acabado cubierto hasta las cejas de una mezcla de agua y cola blanca a partes iguales.

- Ha sido peor que la depilación, en serio, sobre todo cuando me he tenido que despegar la cola de...

- Por favor, no entres en más detalles -lo cortó Taekwoon, soltando una leve carcajada ante la expresión de dolor del otro docente.

- ¿Pasándolo bien, Taekwoonnie?

No le hizo falta alzar la vista para saber quién era. Hakyeon se sentó a su lado, muy sonriente y presentándose con una sonrisa encantadora a Wonshik, quien correspondió a su apretón de manos un tanto aturdido por la presencia abrumadora de Hakyeon.

- Te tengo dicho que no me llames así -le recriminó.

- Así que tú eres el compañero de Taekwoonnie -le sonrió Hakyeon al profesor de Educación Física, ignorando delliberadamente a su mejor amigo.

- Hakyeon -lo avisó.

- Debería haberme dicho que eras bastante atractivo.

- Cha Hakyeon -su tono era amenazante esta vez, haciendo que al fin el mayor se girara a mirarlo y evitándole a su compañero el tener que responder.

- Ese es mi maravilloso nombre.

- Me dijiste que Sanghyuk no estaba en el refugio estos días.

- ¿Ah, sí? -le preguntó, ladeando la cabeza con inocencia-. No lo recuerdo.

- Y él dice que le dejaste caer que yo no vendría.

- Qué cabeza la mía -rió a carcajadas el veterinario-. Debió de pasárseme.

Taekwoon inspiró y espiró profundamente, recordando que era su mejor amigo y que no debía matarlo delante de una veintena de niños y adultos. Sí, mejor cuando nadie lo viera.

- Wonshik era tu nombre, ¿no? -Hakyeon se puso en pie, sacándolo de sus pensamientos-. Vamos a bailar con los niños.

- Pero yo... -Wonshik no pudo excusarse antes de que Hakyeon lo cogiera del brazo y lo arrastrara al lugar donde bailaban los niños.

- Por cierto, Taekwoonie -había susurrado su mejor amigo antes de marcharse-, creo que Hyukkie estaba celoso de verte con tu amiguito.

Eso hizo que lo mirara con los ojos bastante abiertos mientras se alejaba con Wonshik. Ni siquiera fue capaz de decirle nada al hombre que lo miraba como si lo estuvieran llevando a la horca y le pidiera clemencia. Menos de un minuto después, Sanghyuk se sentaba a su lado.

- Hakyeon hyung tiene la manía de autoinvitarse cada vez que hacemos una barbacoa -comentó mientras bebía coca cola de su vaso.

- ¿Suele hacerlo? -la verdad es que Taekwoon sentía más curiosidad que sorpresa por este hecho.

- Sí, y como casi siempre que viene a ayudarnos con los animales lo hace gratis, nadie le dice nada y le dejamos comer con nosotros. Además -añadió con una media sonrisa-, a Hyojin le gusta, pero tal y como agarra a tu buen amigo, creo que entiende que no tiene posibilidades.

Taekwoon no era una persona muy habladora, pero sabía pillar una indirecta, y la forma en la que Sanghyuk había hablado de Wonshik era demasiado obvia para él.

- Sí, tu amiga no tiene posibilidades con Hakyeon... pero él con Wonshik sí que las tiene, está soltero y le gustan los hombres.

Sabe que Sanghyuk lo miró intensamente, pero prefirió beber un poco de su refresco de naranja y fingir que no lo había visto sonreír cuando el menor miró de nuevo al frente.

- Mañana vuelves en el autobús con los niños -empezó de nuevo Sanghyuk, esta vez más animado-, así que había pensado en pasarme yo por la tarde al salir de aquí por tu casa... Y llevarte a Lucky. Así no tienes problemas decidiendo cómo llevarlo.

Taekwoon sonrió. Quizás aún podía soñar con tenerlo cerca un poco más.

- Me encantaría.


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Hola, soy Ryunick♥ Por motivos personales no voy a poder actualizar esta historia en otras tres semanas mínimo, pero sólo queda el último capítulo. Como he empezado a trabajar a jornada completo, mi tiempo y mi energía se han reducido drásticamente y no puedo escribir tanto como me gustaría. Lamento la tardanza y os agradezco vuestra paciencia y el amor que le dais a esta historia~

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