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Capítulo 1

 - No -dijo simplemente Taekwoon, levantándose y dando la conversación por terminada.

- ¿Pero por qué no? Es una buena oportunidad para todos...

La mirada gélida de Taekwoon recorrió al director de arriba abajo, intentando intimidarlo, pero no dio resultado. El hombre siguió persiguiéndolo por el pasillo, parloteando sin parar acerca de cómo era algo beneficioso para todos.

Jung Taekwoon era profesor de tercero de primaria en un colegio modesto de un pueblecito a las afueras de Seúl. A pesar de su aspecto a veces amenazador y su mirada gélida, trataba muy bien a sus alumnos y era uno de los mejores docentes del centro. Asimismo, su clase también estaba entre las mejores del colegio y el año anterior habían ganado un pequeño premio por un trabajo grupal a nivel provincial.

A Taekwoon le encantaba que sus alumnos participaran en cualquier clase de proyecto, siempre que ello les resultara beneficioso. Para aprender, solía argüir, uno no puede sólo sentarse delante de un libro y memorizarlo.

Por eso al director del centro le sorprendió que cuando le dijo que habían pensado en su clase para una actividad que envolviera a los niños con los animales del Refugio Heaven, Taekwoon le lanzara dardos envenenados con la mirada y se negara en redondo. Lo que no sabía el director es que el problema no residía en la actividad, si no en con quién la harían.

Taekwoon no era persona de muchas palabras, y podía contar a sus amigos con los dedos de ambas manos, a sus amigos cercanos con la mitad de los de una. Su mejor amigo era Cha Hakyeon quien, a diferencia del propio Taekwoon, era hablador y entusiasta, quizá demasiado entusiasta. A Taekwoon le gustaba pensar que Hakyeon hablaba suficiente por los dos. Se habían conocido en la primaria y automáticamente, Hakyeon se autonombró su mejor amigo, manteniendo el título durante los años de primaria y secundaria, hasta acabar el instituto. Fueron prácticamente inseparables, aunque la mayoría de personas a las que se les preguntaba, opinaba que era Hakyeon quien no se separaba de Taekwoon y que éste sólo quería que lo dejara en paz de vez en cuando. Lo apreciaba, pero también apreciaba la soledad y el silencio.

La separación (la traumática separación, como la denominó Hakyeon), se produjo cuando entraron a la universidad. A pesar de estudiar en la misma Universidad, Taekwoon escogió Magisterio mientras Hakyeon prefirió Veterinaria. En su carrera hizo algunos amigos, pero al final siempre acababa siendo arrastrado por Hakyeon hasta su dormitorio, donde celebraba fiestas de vez en cuando. Allí fue donde conoció a Sanghyuk en su segundo año.

Taekwoon sabe que el chico de la clase inferior a la de Hakyeon debería haberle parecido molesto y ruidoso, como la mayoría de los nuevos amigos de su mejor amigo (Jaehwan era particularmente ruidoso), pero para su sorpresa, no lo hizo. Sanghyuk, con su cara aún redonda por la falta de madurez y su nariz arrugada cuando reía, le pareció adorable.

Durante los primeros encuentros, y salvando algunas frases amables intercambiadas entre los dos, Taekwoon se mantuvo en una fase de contemplación absoluta. Lo miraba ir de un lado a otro en el reducido espacio de la habitación de Hakyeon mientras se tomaba su refresco. No se atrevía a beber nada con alcohol, a sabiendas de que no se le daba bien beber y que el alcohol que compraba Hakyeon era de dudosa calidad.

Fue Sanghyuk quien dio el primer paso de los dos. Se sentó un día a su lado tranquilamente, para el total desconcierto de Taekwoon quien casi quiso salir corriendo.

- Hyung, siempre vienes a estas fiestas pero no hablas con nadie. ¿Por qué no te traes a un amigo tuyo? Creo que Hakyeon hyung dijo que tenías un amigo... Kyungsoo. ¿Por qué no le dices que venga?

- Kyungsoo no es del tipo que viene a estas fiestas -se encontró diciendo-. Además, creo que amenazó a Hakyeon con arrancarle los ojos si se le acercaba.

- ¿Por qué? -y Taekwoon pensó que se veía demasiado adorable para su propio bien con los ojos muy abiertos.

Taekwoon entonces le explicó cómo Hakyeon de alguna manera había conseguido colarse en su dormitorio durante el primer año para darle una sorpresa de mal gusto, que el otro se empeñaba en decir que fue con buena intención. Pretendía dejar encima de su cama un vibrador negro con un lacito rojo junto a la nota 'Al fin tienes el negro que tanto ansiabas. De Hakyeonnie'. Taekwoon le había dicho repetidas veces que cuando lo escuchó hablar con Kyungsoo de que quería 'el negro', se refería a unos cachorros que sus padres estaban pensando en adoptar y le habían pedido su opinión acerca de cuál quedarse, pero el otro lo acusó de querer negar sus instintos sexuales. La sorpresa de por sí ya era bastante horrible, pero fue aún peor que Hakyeon se equivocara de cama y, en lugar de en la de su mejor amigo, la dejara encima de la cama de Kyungsoo, quien volvió con su cita de la calle antes de que Taekwoon volviera. Kyungsoo tuvo que darle muchas explicaciones a Jongin y amenazó con asesinar a Cha Hakyeon si alguna vez se le ponía a tiro.

Mientras veía a Sanghyuk aplaudir y limpiarse las lágrimas de risa de la cara, Taekwoon sintió cómo algo cálido se expandía por su pecho y lo hacía sonreír. Él era el causante de la risa del menor y aquello le agradaba. Quería hacerlo reír más, quería ver su sonrisa dirigida a él. Aquel fue el momento en el que Taekwoon se dio cuenta de que le gustaba Han Sanghyuk.

Siguieron hablando durante toda la noche (técnicamente, Sanghyuk habló más que calló y Taekwoon escuchó más que opinó, pero qué importa eso), se intercambiaron los números de teléfono y Sanghyuk le hizo prometer que le escribiría para que tomaran café juntos.

Sorprendentemente, lo hizo.

Taekwoon llamó a Sanghyun para tomar un café esa misma semana, sacando un valor que desconocía que poseía, y se sorprendió cuando el menor le respondió rápidamente que aceptaba. Fue el primero de muchos cafés, muchas tardes de biblioteca en las que ambos fingían ignorar a Hakyeon y se lanzaban sonrisas cómplices, y muchas fiestas en las que hablaban y hablaban sin que pareciera que los temas de conversación entre ellos se agotaran, compartiendo sus sueños de futuro como profesor y como cirujano animal, respectivamente.

- Deberías declararte a Hyukkie -le comentó Hakyeon un día mientras volvían de atorar sus arterias con comida basura durante su último año.

- ¿Qué? -el tono asustado de voz reveló más de lo que le hubiera gustado admitir ante su mejor amigo, pero éste sólo sonrió.

- Para mí está claro que te gusta y éste es nuestro último cuatrimestre en la Universidad -se encogió de hombros-. Puedes disfrutar de la maravillosa vida en pareja en la Universidad por unos meses, antes de que el cruel mundo de los adultos llame a tu puerta tras la graduación.

Taekwoon no quiso admitir que había intentado decírselo al menor en varias ocasiones, pero nunca había conseguido reunir el valor necesario. Necesitaba demasiado a Sanghyuk, sus risas, su conversación, su presencia en su vida como para tirarlo por la borda por una confesión boba de amor. Hakyeon no quiso ni oír hablar de ello y, finalmente, convenció a Taekwoon de que le echara valor y se lo dijera en la fiesta que organizaría ese viernes. Pero nada salió como esperaba.

El viernes, cuando Sanghyuk llegó acompañado por un chico, a Taekwoon no le sorprendió. Era bastante simpático y abierto, no era raro que trajera a algún compañero o amigo a las fiestas de Hakyeon. Sin embargo, mientras Taekwoon se acercaba a saludarlo, escuchó cómo presentaba al anfitrión a su acompañante como Lee Hongbin, su novio.

Su novio.

Taekwook retrocedió, escondiéndose en el pequeñísimo balcón de la habitación de Hakyeon con una bebida alcohólica de dudoso contenido contra todas las alarmas que sonaban en su cabeza que le decían que no era ni prudente ni la mejor solución.

Vació el contenido del vaso en dos largos tragos y consiguió escurrirse dentro sin ser visto para sacar un par de latas de cerveza. La noche era fría y nadie quiso salir al balcón, dejándolo solo con su tristeza y el alcohol, tampoco nadie lo buscó o lo echó de menos. Nadie, excepto Sanghyuk.

- ¿Taekwoon? ¿Qué haces aquí fuera? -la voz del menor llegó a través de sus embotados sentidos y le costó procesar la pregunta.

- Beber -fue la escueta respuesta, sin ni siquiera dignarse a mirarlo mientras se acababa la primera cerveza y echaba mano de la segunda.

- ¿Ocurre algo? -sonaba realmente preocupado, pero Taekwoon no quiso escuchar aquel sentimiento en su voz.

- Nada -era una mentira tan obvia como si hubiera dicho que el sol sale por la noche, y Sanghyuk lo conocía lo suficiente como para saberlo.

- No me mientas -lo cogió por los hombros y lo obligó a girarse, mirándolo a la cara por primera vez desde que entró por la puerta- ¿Qué ha pasado?

- ¿Quieres saber qué ha pasado? -soltó una risa sarcástica, tan impropia de él que hasta Sanghyuk se sorprendió-. Ha pasado que el chico del que llevo enamorado dos años y medio, hoy ha aparecido con su novio.

- Vaya... Lo siento mucho, tiene que haber sido horrible.

Taekwoon lo miró, desconcertado. ¿Se estaba quedando con él?

- ¿Es una especie de broma, Sanghyuk? Porque no es divertida.

-. ¿A qué te refieres?

Y su cara de confusión fue tal que Taekwoon lo creyó. Creyó que realmente no sabía de quién se trataba porque, para Sanghyuk, ni siquiera era concebible que Taekwoon estuviera enamorado de él. Porque no lo veía como un hombre, sino como una especie de hermano mayor. Y eso lo enfadó y, junto con el alcohol, probablemente fue lo que lo impulsó a agarrarlo de la camiseta y a estampar sus labios contra los del menor, que ya le sacaba algunos centímetros.

- Estoy enamorado de ti, Sanghyun -le confesó, soltando su camiseta pero aún cerca de sus labios y con los ojos cerrados.

Cuando abrió los ojos y vio la cara de sorpresa y confusión que tenía Sanghyuk, fue como si de repente estuviera muy sobrio y muy despierto, y fue muy consciente de lo que acababa de hacer. Salió despedido de allí, corriendo hasta que llegó a trompicones a su habitación y se enterró bajo las sábanas, agradeciendo que Kyungsoo hubiera decidido salir aquel día.

Después de aquello, no volvió a ver a Sanghyuk. No contestó a sus llamadas. No le abrió la puerta cuando fue a buscarlo. Y no volvió a ir a ninguna de las fiestas de Hakyeon.

Al graduarse, se preparó unas oposiciones para una de las plazas que se ofertaban en la periferia, buscando sumergir su mente en los estudios y no tener que pensar en cómo, aún, le llegaban mensajes de Sanghyuk a su teléfono de cuando en cuando. Al aprobar, el chico lo felicitó, probablemente avisado por Hakyeon, pero aquel fue el último mensaje que recibió del menor. Se cansó de no recibir una respuesta, se dijo.

Entró a trabajar en aquel colegio apenas dos años después de aprobar, y Hakyeon abrió su propia consulta veterinaria en el mismo pueblo, ya que carecía de una. Al fin y al cabo, Hakyeon siempre había querido ser su propio jefe y aquel local pequeño cerca del río le daba la oportunidad perfecta. Incluso se alió con el Refugio Heaven para animales abandonados que era el único por la zona, ocupándose los animales abandonados que encontraban por una cantidad irrisoria. Hakyeon decía que era más gratificante un lametón de agradecimiento que cincuenta mil wons en su cuenta.

Fue Hakyeon quien lo avisó de que Sanghyuk había entrado a trabajar finalmente en el refugio un par de meses atrás, sorprendiendo a Taekwoon, quien aún podía visualizar su cara feliz cuando el chico le hablaba de cómo quería especializarse en cirugía animal.

Por eso no quería hacer aquella actividad. El refugio era espacioso, pero creía que antes o después se cruzaría con Sanghyuk y no quería que eso ocurriera. Seguía demasiado avergonzado, demasiado enamorado a pesar del tiempo y la distancia, y no quería que sentimientos que llevaba años intentando enterrar salieran a la luz.

- Profesor Jung, por favor -insistió el director una vez más-. Hágalo por los niños.

Taekwoon suspiró. Quizá sólo estaba exagerando. No era seguro que viera allí a Sanghyuk, iban a ser sólo tres días de campamento y los niños no merecían ser privados del contacto con los animales por un error vergonzoso que cometió cuando terminaba la Universidad.

- Está bien -suspiró-, pero me gustaría llevar un profesor de apoyo conmigo. Wonshik estará bien.

El director asintió, complacido y se marchó de nuevo a su despacho, Taekwoon apostaba que a llamar al refugio de inmediato y a decirles que el mes siguiente, alumnos de tercero visitarían sus instalaciones, esperando que disfrutaran del mini campamento que ofrecían.

Taekwoon sólo esperaba no ver a Sanghyuk.

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La pequeña maleta estaba ya al lado de su puerta, esperando a que la cogiera y saliera por la puerta, pero Taekwoon no podía. Simplemente no podía. Estaba dándole demasiadas vueltas al asunto, lo sabía, pero no era capaz de sacarse de la cabeza que por primera vez en seis años iba a estar en el mismo perímetro vital que Han Sanghyuk.

El timbre de la puerta sonó y él se levantó como un resorte, descolgando el telefonillo.

- Ya salgo -contestó simplemente, sin preguntar siquiera quién era. No le hacía falta.

Cogió la maleta sin mirarla y salió, poniendo la alarma antes de tirar de la puerta. Abajo lo esperaba Kim Wonshik, un compañero de trabajo del colegio. Wonshik se encargaba de la asignatura de Educación Física y los niños en general lo adoraban. Por eso, y porque era el único en todo el pueblo, además de Hakyeon, a quien Taekwoon podía llamar amigo, lo eligió para que lo acompañara a vigilar a los niños.

- ¿Cómo lo llevas, Taek?

- Sabes que no me gusta que me llames así -fue toda su respuesta, dejando la maleta en el maletero del coche del otro. Wonshik suspiró y se pasó una mano por el pelo negro.

- Está bien. Vamos.

El viaje en coche fue corto, llegando con tiempo de sobra antes de que el primero de los niños apareciera, sonriente y emocionado cargando con su maleta. Taekwoon lo recibió con una sonrisa, acariciándole el pelo al pequeño.

- ¿Estás emocionado, Jonghyun?

El niño asintió con efusividad, comenzando a parlotear excitado. Mientras Taekwoon se hacía cargo de los niños que iban llegando, Wonshik iba hablando con los padres para tranquilizar a los más inseguros y explicarles que sólo eran tres días y que sus hijos estarían perfectamente cuidados tanto por ellos como por los voluntarios y el personal del refugio.

El microbús llegó puntual, el pequeño grupo de apenas quince niños estaba ya preparado y no tardaron nada en cargar las maletas y salir, a pesar de algún lloriqueo de alguna madre que iba a estar 'demasiado lejos de su pequeño'. El viaje fue tranquilo, los niños se portaron estupendamente a pesar de las dos horas que estuvieron confinados allí dentro mientras Wonshik los seguía en su coche. Habían preferido hacerlo así ante la posibilidad de una urgencia, Taekwoon era partidario de llevar él mismo todo lo necesario, incluido el transporte.

Al llegar, Taekwoon notó cómo se formaba un nudo en su estómago, moviendo los ojos frenéticamente de un lado a otro buscando algún indicio de que Sanghyuk estaba (o no) por allí. No supo si sentirse decepcionado o no cuando no vio ni rastro del menor. Se bajaron del autobús en la entrada, Wonshik lo ayudó a controlar a los niños mientras dos monitoras que se presentaron como Jimin y Wheein, les daban la bienvenida al recién inagurado campamento.

Una vez hechas las presentaciones y con las maletas en la mano, las chicas los guiaron hacia el edificio remodelado que habían habilitado para los campamentos, una especie de granja escuela, sólo que en ese caso era un refugio-escuela. Wonshik rió con el chiste de Jimin, así como Wheein, pero Taekwoon apenas pudo formar una débil sonrisa. Aún seguía paranoico, mirando a todas partes de soslayo, esperando ver aquella cara conocida o escuchar su risa resonando por los pasillos.

Jimin no se lo tomó a mal, creyó que estaba enfermo por el viaje o algo así porque le preguntó que si quería un vaso de agua ya que tenía mala cara. Él simplemente negó con la cabeza y siguieron el recorrido. Acomodaron a los alumnos en cinco habitaciones distintas en el edificio, cuatro junto a las habitaciones de los monitores en la planta baja y otra en la planta alta junto a Taekwoon y a Wonshik para tenerlos controlados. Éste último pensaba que tendrían que compartir habitación, así que la sorpresa fue mayúscula cuando vieron que tenían habitaciones individuales, pequeñas pero individuales al menos.

Un vez estuvieron instalados, los pasearon por el refugio, enseñándoles dónde se encontraban las aulas para los talleres y actividades, el comedor y el hall por si tenían algún problema, dónde tenían a los animales que en su gran mayoría eran gatos y perros, y la clínica, donde trataban a los animales enfermos con ayuda de la veterinaria de Hakyeon. Para sorpresa de Taekwoon, Hakyeon estaba allí auscultando a un cachorro de samoyedo y le dijo por señas que luego hablarían, así que simplemente asintió y siguió a las monitoras fuera, a la parte de las actividades al aire libre y donde algunos animales campaban a sus anchas, ya fuera correteando o durmiendo a la sombra de algún árbol.

El tour terminó y mandaron a los niños a deshacer sus maletas mientras que llegaba la hora de la comida. Taekwoon estaba colgando su última camisa cuando unos golpes en la puerta llamaron su atención.

- Taekwoonnie, ¿cómo estás? -Hakyeon entró sonriente a su habitación.

Taekwoon se giró para mirarlo sin decir una palabra, y se giró para terminar de colocar sus cosas en el armario, cerrándolo cuando decidió que todo estaba en su lugar.

- Tan hablador como siempre -se respondió Hakyeon a sí mismo, sin alterarse por el silencio de su mejor amigo-. ¿Has visto ya a Hyukkie?

Taekwoon disparó los ojos hacia Hakyeon, quien tenía una sonrisa ladina en el rostro porque sabía que había conseguido el efecto deseado.

- Supongo que no, ¿eh? -Hakyeon rió entre dientes y entró, sentándose en la que sería la cama de Taekwoon durante las siguientes dos noches-. Supongo que no es raro, teniendo en cuenta que no está.

- ¿No está? -algo de tristeza e incluso desesperación se filtró entre sus palabras. A pesar de su temor, en su fuero interno aún estaba enamorado de él y querría haberlo visto para alimentar sus deseos egoístas.

- No, se fue de viaje -Taekwoon debió poner una cara extraña, ya que Hakyeon sonrió aún más ampliamente y se levantó para acercarse a él (¿por qué no podía estarse quieto?)-. Tranquilo, Taekwoonnie, no es un viaje de placer con el novio, de hecho, él y Hongbin cortaron poco después de aquella fiesta y Hyukkie no ha vuelto a tener pareja.

- ¿Tengo pinta de que me importe? -le espetó, pero que le importaba.

- Siempre te ha importado Sanghyuk, Taekwoon -le respondió con calma el mayor, sin verse afectado por la dureza de su voz-. En cualquier caso no estará en todo el campamento, así que no tienes que ir escondiéndote porque no va a aparecer -alzó la mano para mirar su reloj de muñeca y silbó-. Ya hemos jugado mucho tiempo, Taekwoonie, ambos debemos volver al trabajo.

- ¿Quién juega? -bufó.

Pero el otro ya había desaparecido escaleras abajo camino a Dios sabe dónde. Suspirando, bajó a ayudar a los monitores con los niños, era la hora de comer y debía controlar que todos comieran.

Wonshik ya estaba abajo y lo saludó mientras terminaba de agrupar a los niños y contarlos. Fueron todos juntos al comedor, donde los sentaron y les enseñaron a servirse ellos mismos su comida. Todo iba bastante bien, ninguno de los chicos puso objeciones a la comida para su sorpresa (aunque macarrones con tomate no es una comida muy extraña, se dijo), hasta que un chico alzó una mano temblorosa para llamar su atención cuando la mayoría ya había terminado con el postre. Estaba bastante pálido y decía que se había mareado en el autobús.

- Debiste decírnoslo, Chanwoo -le murmuró con preocupación, agachándose a su nivel y tocándole la frente para comprobar su fiebre.

Apenas había hecho eso cuando el chico vomitó sin previo aviso. La peor parte se la llevó su jersey azul claro, aunque compartió suerte con el suelo. Los chicos que estaban a su lado chillaron y se revolucionaron, apartándose de él como si tuviera la peste.

- ¡Calmaos! -ordenó Taekwoon, quien pidió a Wonshik que llevara al resto de los niños que ya habían acabado de comer a sus habitaciones. Wheein lo acompañó, y Jimin se acercó a ayudarlo con el chico enfermo.

La chica se llevó al niño a la enfermería para limpiarlo y tumbarlo hasta que se le pasara, probablemente también a darle algo que le asentara el estómago, e indicó a la mujer de la limpieza lo que había pasado.

- Profesor Jung, puede ir al cuarto de baño de los monitores, es la segunda puerta a la derecha -le dijo Jimin antes de marcharse-. Le pediré a alguno de nuestros voluntarios que le lleve una toalla y una muda provisional.

La chica entonces se marchó, y Taekwoon prefirió hacer caso de sus indicaciones, cuando estuviera limpio iría a la enfermería a comprobar el estado de su alumno.

El cuarto de baño de los monitores estaba más limpio y ordenado que el de los alumnos, y también era bastante espacioso. Se quitó el jersey, descubriendo para su pesar que la mancha había calado hasta su camisa, forzándolo a deshacerse también de ésta. Se lavó a sí mismo como pudo en el lavabo con jabón de manos, y apenas llevaba un par de minutos lavando ambas prendas, aún con el torso mojado, cuando la puerta se abrió de repente.

- Traigo una muda par... -anunció una voz, una voz demasiado conocida que se paró a mitad de frase.

Taekwoon alzó la vista y notó cómo se le secaba la boca, porque allí, en el rellano de la puerta, estaba Han Sanghyuk, más mayor, más guapo y muy sorprendido.

Iba a matar a Cha Hakyeon.   

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