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9._Proximidad


Mary lo invitó a sentarse en la sala. No se sentía lo suficientemente bien como para hacerle un té o un café así que le ofreció una botella de agua mineral que Black aceptó. Tenía algo de calor producto de la caminata. Por primera vez desde que visitaba esa casa, ese sujeto puso atención en lo que había en ella no encontrando ni una sola fotografía que mostrará a Mary u otra persona. Los escasos cuadros eran de paisajes surrealistas o escenas de películas.

-Te escucho- exclamó Mary para indicarle que hablara.

-Hagámoslo- dijo Black esbozando una sonrisa mientras descansaba el rostro en su mano- Lo de la revista. Eso sí...no voy a permitir te lleves una tajada demasiado grande de mis ganancias- le advirtió.

-¿Ganancias? ¿Quién habló de ganancias?- le cuestionó la mujer haciendo que Black diera a su sonrisa una notas oscuras.

Hablaron un rato al respecto. Fue la primera vez, desde que se conocieron, que ella quien habló más. Lo hizo con mucho entusiasmo, pero terminó por estropear su garganta no pudiendo decir una palabra después de un rato. Olvidó tenía una amigdalitis bacteriana que estaba tratando con antibióticos.

-Deberias ser más responsable con tu salud- le señaló Black cuando ella perdió la voz a lo que Mary contesto torciendo la boca y cruzando los brazos- Solo las personas irresponsables enferman así- agregó.

Mary apartó la mirada de él, un momento, después le señaló la cámara que dejó en el sofá. Black saco el artículo de su estuche y lo sostuvo entre sus manos para contarle que había vendido su motocicleta para comprar esa cámara y tener algo de dinero para invertir en el proyecto. Estaba pensando hacer lo mismo con otros artículos de su propiedad que tenía un mediano valor y se podían reducir rápidamente. A Mary no le impresionó esa declaración, pero si le saco una sonrisa.

-¿Por qué no estás usando un cubrebocas?- le cuestionó Black- Has estado llenando de virus este lugar y encima me dejas entrar sin hacerme una advertencia de lo mal que estás.

-Es mi casa y la llenare de virus cuando yo quiera- le contestó Mary, apenas.

-Inmadura- le dijo Black mientras se ponía de pie- Iré a la tienda por un buen té. El que usas no es de buena calidad- le dijo dándole la cámara- ¿Quieres te traiga algo?

Esa pregunta tomó por sorpresa a Mary, como también lo hizo el hecho que le diera la cámara, aun después de quejarse de que ella era un saco de virus. Caramelos de miel fue lo único que se le ocurrió pedirle antes de que Black dejara la casa y ella se quedará a solas con ese artefacto que la tentó a usarlo. Pero una cámara profesional no es lo mismo que un teléfono con cámara o una semiprofesional que fue lo mejor que ella tuvo, tiempo atrás, así que solo la examinó meticulosamente. Para cuando Black volvió, Mary había subido a cambiarse de ropa. Él no le anuncio su retorno, ni le pidió permiso para meterse a la cocina y hacer un poco de té. Como si estuviera en su casa, Black comenzó a preparar una pequeña merienda. Cuando ella bajo, lucía un poco más compuesta y vestía un pantalón gris y una camiseta blanca con manchas de carboncillo. Esa jornada Black descubrió que a Mary le gustaba dibujar y lo hacía de una manera bastante particular. La mujer no podía reproducir lo que visualizaba su imaginación, pero si era capaz de hacer eso con imágenes que veía, consiguiendo replicar las proporciones exactas a lo original. Ella le confesó que a temprana creía tenía problemas de memoria, por lo que comenzó a ensayar poder copiar o imitar cosas para no olvidarlas. Más tarde descubriría no tenía problemas de memoria, sino todo lo contrario. Y los hechos que causaron la confusión se debían a otra cosa. Fue curioso que Black se mostrara paciente al escucharla, pues ella por su problema a la garganta habló muy bajito y muy lento.

Tal vez por Mary estar enferma, Black no buscó meterse en su cama esa noche y solo se retiró dejándole té listo en la pequeña tetera verde que ella usaba para las infusiones. Black también les dejo los caramelos de miel que le había pedido y eso le saco una sonrisa a la muchacha que se fue a dormir muy tranquila.

Unos días después Black la llamó para pedirle fuera a su casa. El proyecto le había gustado bastante y quería comenzar a trabajar en ello. Mary le pidió fuera paciente, pues antes que todo había que estudiar varios detalles a lo que él le contestó que había estado leyendo bastante al respecto. Black era buen planificador, pero fallaba en los detalles finos de ahí que en muchas situaciones las cosas se le salieran de control. Para su suerte, y por lo que oyó de Mary aquella noche, ella si ponía atención a la parte más delicada del asunto. Después de unos breves diálogos consiguió convencerla de ir hasta su casa, advirtiéndole de que había un acto cultural de protesta cerca de su hogar. Mary sorteo el evento que congregó a más de mil personas y tocó a la puerta de Black cerca de las siete. Él estaba en el balcón, enfocando hacia el escenario de los manifestantes, con su camara. Al ver a Mary la puso en la mira, pero ella bloqueo la foto poniéndose el morral sobre la cabeza.

-Tendras que dejar de hacer eso si quieres que trabajemos juntos- le advirtió Mary cuando él le abrió la puerta.

-Deberia ponerte como condición me dejaras hacerte una sección de fotos, después de todo eres tú la interesada en trabajar conmigo- le contestó Black tomándola por el brazo, pero sin fuerza, para devolverla al espacio entre él y la puerta que acaba de cerrar.

-¿Por qué querrías hacer eso?- le cuestionó Mary que acabó con el rostro de Black tan cerca del suyo que pudo respirar el olor a té que salía de su boca.

La ladina sonrisa que él le dió contestó la pregunta, pero Mary no se sintió halagada por eso.

-Las modelos profesionales cobran demasiado y no trabajan en proyectos como el que tenemos en mente- le señaló Black tomándole el rostro por la barbilla. Tenía esa manía sensual y molesta para Mary.

-¿Por qué no engatusas a un par de feministas para que posen para tí? Eso daría mucho de que hablar.

-Podria hacerlo- afirmó acariciando el labio inferior de la mujer que lo miraba un tanto enojada- Pero tu idea me gusta más. Es más contestaría a esa corriente insípida.

-Siempre me han dicho que soy una provocadora natural- le respondió Mary apartando la mano de Black de su rostro, pero provocando que él se inclinara un poco más hacia ella.

Se miraron como dos gatos que esperan te descuides para saltar sobre el pollo que estás trozando en la tabla de cortar. Las manos de Mary subieron al cuello de Black como dos lanzas destinadas a sujetarse del cielo y el la tomó por la cintura con la fuerza de quien se sujeta del borde del abismo. Pero ninguno quería trepar para alcanzar lo que estaba por encima de sus cabezas. Solo se anclaron en ese punto para descender a su deseo por el otro.

La atracción es algo superficial. Una cosa pasajera y vana. El deseo puede llevarte a la obsesión. Y a diferencia de la atracción, el deseo también es desatado por lo abstracto. Mary deseo a Black desde el primer momento y la razón es que percibió en él sombras que se agitaban en ella también. Es fácil para cualquier espécimen reconocer a otro de su especie. Black tardo un poco más en advertir que lo llevo a sujetar el brazo de esa mujer cuando lo iban a subir a esa ambulancia. Podía parecer que Black se acostaba con cualquiera, pero su la alta estima en que se tenía lo hacía bastante selectivo a la hora de escoger con quien compartir su intimidad. Claro que sí una mujer se le ofrecía, le era aceptable y no la veria más (como la enfermera) no tenía problemas en involucrarse con ella.

En esa oportunidad todo fue mucho más fluido. Conocían sus cuerpos, ellos se conocían un poco más. Esas horas fundieron las últimas fronteras de esos dos que al acabar estaban exhaustos.
Mary se quedó baca abajo viendo el piso de madera, Black puso un brazo tras su cabeza y se quedó viendo el techo. Estaba satisfecho. Los gestos amorosos no eran lo suyo, pero estiró el brazo libre hacia ella descansando su mano en la espalda desnuda de la mujer. Su piel lechosa contrastaba con la de él de una forma fotogénica. Por un momento considero una osada idea, pero la descartó  rápidamente debido a que él tampoco se tomaba fotografías. Eso de exhibirse no era algo que le resultará agradable, aunque en la intimidad de una alcoba...

-¿Borraste la fotografía?- le preguntó Mary sintiendo los nudillos de Black subir y bajar por su espalda suavemente.

-No- contestó él y ella se levantó un poco sobre sus brazos para mirarlo.

-Te pedí que la borraras.

-Es mía. La borraré cuando yo quiera.

-Es mi retrato.

-Pero fui yo quien hizo el retrato. Es mío y no lo borraré- sentenció Black.

Callaron un rato largo. La noche había caído y a través de las cortinas podían verse los juegos de luces del escenario, una calle más alla. Los manifestantes todavía estaban en aquel espectáculo. Su música podía oírse, pero un tanto lejana.

-¿Por qué no te gusta retratarte?- le preguntó Black súbitamente- ¿Por qué no me respondes?- insistió después de no obtener respuesta por unos minutos.

-Eso no importa.

-No te hagas la interesante y cuéntame- le exigió Black y la vio girarse dándole la espalda.

Aquella era una historia que ni ella recordaba bien. Había mucha gente y un accidente algo así. Solo eran fragmentos de un evento de su infancia. Uno de esos que son trágicos donde pierdes algo, donde todo cambia. No estaba segura si todo ese asunto tenía que ver con su fobia a retratarse, pero era la única explicación que le daba a ese temor ridículo que muchos le cuestionaban o juzgaban de manera equivocada. Black la escuchó un tanto indiferente, pero prestó atención. Se quedó callado considerando cosas que no manifestó.

-¿No tienes frío?- le consultó tomándole un mechón de su cabello.

-Un poco-le respondió Mary.

No fue el abrazo más cálido del mundo, pero sí fue agradable  sentirlo tan cerca. Una hora o dos después de que ellos se durmieron llegó la policía a terminar con el evento lo que ocasionó una respuesta violenta de los manifestantes. Ruidos de sirenas, gritos; todo un alboroto se armó en esas calles. Un grupo de delincuentes colados entre la gente comenzó a lanzar piedras a las casas y locales a diestra y siniestra. Uno de esos proyectiles se estrelló contra las protecciones metálicas en las ventanas de Black. Al estruendo los despertó. Se miraron tranquilos y volvieron a dormir sin dificultad.

Por la mañana las calles estaban llenas de basura escombros y algunas fogatas hechas con neumáticos que todavía humeaban. Pero el sol brillaba, el tranvía cruzaba la ciudad, el viento marino refrescaba el ambiente. Black y Mary salieron juntos a la tienda por algunos víveres para desayunar. Más tarde tenían pensado averiguar el precio del equipo necesario para montar un estudio fotográfico en el cuarto vacío que tenía la casa del fotógrafo. El equipo podía ser costoso, pero también existía la posibilidad de rentarlo o conseguirlo prestado. Tenían varias posibilidades gracias a los contactos que Mary tenía con la gente de laboratorio de la imprenta en que trabajaba.

Ella se mostraba bastante entusiasmada, sonreía mientras caminaba y hablaba de como podían conseguir todo lo que les hacía falta. Black la escuchaba con un rostro apático, pero estaba de buen ánimo. No estaba muy seguro si era la energía de Mary o esa ingenuidad idealista que había debajo de toda esa seriedad que aparentaba lo que le resultaba gracioso. No cómico, gracioso y le hacia agradable tenerlo cerca. Aunque no como para estar pegado a ella todo el día, ni todos los días. Cuando se cansó de escucharla en lugar de pedirle que se callara le rodeó el cuello con el brazo y la pegó a él. Así siguieron caminando unas cuadras mientras el viento barría los carteles de protesta chamuscados y las gaviotas descendían en el pavimento a devorar restos de comida podrida.

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