8._Camara
-Explicate- le exigió Black cruzando los brazos.
-¿Te gustaría hacer una revista fotográfica?
-¿Con qué tipo de contenido?- le cuestinó Black.
-Tengo dos ideas. Ambas bastante controversiales- le respondió Mary levantando una fotografía de una mujer con el emblema del feminismo en su playera, pero azotando la cabeza de una chica con una piedra- Una es evidenciar la doble moral del ser humano y la otra agitar sus pasiones- añadió mostrando el retrato de una mujer desnuda acurrucada como una gata bebiendo de un plato de leche que se derramaba de un pene.
-¿Quieres que me crucifiquen?- le cuestionó Black medio riendo.
-No. Solo me gusta recordarle al mundo que la moral siempre está llena de paradojas y dicotomías- contestó Mary- Que un acto generoso no te hace bueno, que un acto malicioso no te hace malo. Que una fantasía no te define, que todos nos avergonzamos de algo que nos gusta o tuvimos que hacer para sobrevivir o solucionar algo. Que si eres hombre, un ser humano, constantemente nos estaremos limpiando y ensuciando...
Black cerró los ojos y dio a su sonrisa una cuota de desdén.
-No cambiaras al mundo con una fotografía o dos. No seas ingenua. El deterioro del ser humano es inevitable en todos los aspectos y la moral es el más vulnerable de ellos- le dijo Black, aunque sonó menos rudo de lo habitual- Como bien dices la moral tiene paradojas. Una de ellas es que es la mentira es lo que sostiene a la sociedad. De no estarnos mintiendo constantemente, de no estar reprimiendo como somos realmente, la vida en sociedad sería insostenible. Es esa farsa la que fomenta el prejuicio. Cuando de pronto algo le recuerda a la gente eso que anhela, pero que las reglas que estableció la sociedad no acepta... le temen. Lo apartan y atacan- Black una pausa en su discurso para ir a pararse frente a ella que lo veía con mucha calma- Cuando pones el dedo en la herida y lo hundes extrayendo el mal aliente pus... no dudarán en morderte hasta hacerte pedazos. Hasta silenciar la voz que agito sus conciencias. Y la peor parte es que creerán hicieron algo bueno, no sintiendo una pizca de remordimiento por su atroz acción.
-Sé como es- le contestó Mary en voz baja, pero él no pareció creerle- Tengo tendencia a no compartir los gustos colectivos, así que no es raro que la gente piense los atacó solo por no estar de acuerdo con sus preferencias. Hoy en día la gente se alude cada vez que lo que le gusta es, o cree, está siendo atacado. Se indigna y se llena de ira, pese a que la ofensa ni siquiera es hacia ellos. Después desproporcionan el asunto a niveles estratosféricos en base a la inmadurez y falta de identidad.
-Sí entiendes como es ¿Para que quieres intentarlo?- le cuestionó Black tomándola de la barbilla, pero como si hubiera querido examinar algo dentro de ella.
-Por la misma razón que tú- respondió Mary- Simplemente no puedo evitarlo.
Los dedos de Black apretaron el rostro de la mujer hundiéndose en su piel, pero se apartaron rápido. No quería dejar marcas ahí. No dijo algo más al respecto. Tomó las fotografías del mueble y se las puso en las manos para comenzar a levantar los marcos y demás cosas esparcidos por la sala. Mary entendió que quería que le ayudará a limpiar así que organizo el material audiovisual, pero con tan meticuloso cuidado que a ratos obtuvo más de una mirada del anfitrión, que después de un rato le preguntó si le gustaba la pasta. Mary dijo que sí y él se metió a la cocina diciendo que si quería podía poner un poco de música, pero no fuerte porque le molestaba.
-Tengo toda la diversión que necesito en mí teléfono- le contestó la muchacha.
Black no contestó y comenzó a buscar unas cacerolas. Podía parecer que estaba siendo atento con ella, pero Mary tuvo la impresión de que no le gustaba que la gente usará sus cosas por lo que prefería hacerlo todo él. De ahí que no fuera muy amigo de las visitas. Eso de atender a los demás no se le daba muy bien. No le contesto si aceptaba o no su propuesta, pero Mary prefirió no insistir. Tenía la idea en la cabeza y una vez la analizará le haría saber su decisión. Todo tenía que ser como y cuando él quería.
Pasta con pollo y champiñones fue lo que Black preparo para los dos. Estaba bastante bueno, pero el ánimo de él no tanto. Estaba cansado. Era entendible. No tuvo un buen día y pasaban de las once de la noche.
-Sí quieres puedo lavar los platos- le ofreció Mary y él la vio a los ojos- Los dejaré impecables- agregó en tono simpático.
-Cuando acabes, sube- le contestó terminando su pasta para poder retirarse.
Mary se quedó en la cocina un rato más. No le tomó mucho tiempo dejar todo el sitio limpio y ordenado, pero si el suficiente para que Black se durmiera. La mujer lo contemplo un instante. Casi todo el mundo se ve vulnerable cuando está durmiendo. Black no. Parecía que en cualquier momento abriría los ojos y sacaría un puñal que escondía entre sus manos. No queriendo importunarlo, Mary pensó en retirarse, pero entonces él la llamó. No se estuvo fingiendo dormido, solo despertó con el rechinar de las tablas del piso.
-¿A dónde vas?
-A casa.
-No crees que es muy tarde para irte tú sola- le cuestinó frotando un ojo con el dorso de la mano- Acuéstate- le dijo y se giro hacia el piso para seguir durmiendo.
Sí él le estaba dando permiso para dormir ahí, ella no se iba a hacer de rogar. Se quitó la ropa sin prisa y se acostó a dormir. Black en esa oportunidad si se fingió dormido y cuando la respiración de la muchacha delató que ella se había sumergido en un profundo letargo se giro a verla. Unos minutos después volvió a su posición inicial y se durmió otra vez.
Black dormía poco. Era de esas personas que tenían suficiente con cuatro o cinco horas de sueño. Por lo general se dormía a la una y despertaba a las seis de la madrugada, levantándose para ejercitar un poco. Su rutina era estricta, aunque holgada. Como tenía su propio negocio disponía de su tiempo como le parecía, pero esa mañana no pudo iniciar como acostumbraba debido a la presencia de esa mujer. Mary era muy pálida por lo que en medio de esas sábanas color grafito su figura adquiria una cinematográfica gravedad. Además dormía en la posición del pensador. Black definía así la postura que implicaba descansar el rostro en el puño como cuando la gente lo hace en el escritorio. Él había perdido su cámara profesional, pero la de tu teléfono no era despreciable. Le tomó la foto después de mover las cortinas de la ventana lateral para adecuar la luz. Hizo un disparo en secuencia, olvidando quitar el sonido lo que despertó a la mujer cuyo rostro, al verlo con el teléfono en la mano, se torno oscuro en el acto.
-¿Qué haces?- le cuestinó.
Black le respondió enseñándole el retrato que le hizo. Mary observó la imagen en tonos grises. No era una mala fotografía. Todos los retratos que de ella había (que eran muy pocos) siempre fueron tomados sin su permiso. En momentos que se descuidaba o el fotógrafo propiciaba. Mary ni siquiera se tomó una foto en sus graduaciones, menos con amigos, una pareja o parientes. Nada. Evitaba ser capturada en un retrato a cualquier costo. No soportaba la idea de ser fotografiada.
-Borrala- le exigió.
-¿No te gustó?
-Solo bórrala.
Black miró la fotografía y se sonrió de esa forma medio sarcástica. Tenía pensado eliminar el retrato porque él nunca llevaba fotografías de mujeres en su teléfono. Sin embargo, la actitud tan resentida que tomó Mary evitó que lo hiciera y a modo de juego, Black intentó tomarle otra provocando que la muchacha se enfadara bastante. Con una actitud algo ruda, la mujer se levantó de la cama, tomó su ropa y se fue hacia el baño para vestirse. Pese a que Mary mantenía un semblante serio casi todo el tiempo, la verdad no era alguien fácil de hacer enojar. Tenía un carácter bastante desenfadado, por lo que haber conseguido molestarla fue un logro que provocó en Black una cómica satisfacción, que se expresó en una sonrisa no muy usual en él. Una curva abierta desprovista de desdén.
Al salir del baño Mary se encontró de frente con Black que le cerró el paso.
-Dejame pasar...
-Es solo una fotografía. No hay necesidad de que montes una escena dramática.
-Para mi no es solo una fotografía- le contestó Mary viéndole a los ojos con el ceño fruncido.
Verla molesta en serio le estaba resultando divertido a Black que no podía ni quería esconder su sonrisa, gesto que terminó con la paciencia de la mujer que dio un paso atrás, como para volver al baño. Pensando la podría atrapar allí, Black avanzó y al bajar la guardia, Mary se escabullo por su costado. Pero al llegar a la puerta de la habitación, él la alcanzó y poniendo su mano sobre la madera impidió ella pudiera abrir.
-Black- exclamó Mary exigiendo él la dejara salir- ¡Black fue suficiente!- manifestó girandose hacia él que solo se quedó viendola con esa sonrisa tan molesto para ella.
-Dame tu número de teléfono y de cuenta- le dijo acercando un poco su rostro al de ella- Para depositar el dinero de la fianza- le indico casi respirando en el cuello de la mujer.
Mary lo empujó para apartarlo e ir hacia un mueble donde vio una especie de agenda en la que anotó los datos que él le pidió. Black la dejó ir después de eso.
El enfado de Mary duro toda la mañana. Pero a medio día se había esfumado. A Black haberla visto molesta le hizo gracia todo el día.
Unos días después la muchacha recibió un mensaje de Black en que le informaba había hecho el depósito prometido. Tras confirmarlo Mary le dio las gracias sin agregar algo más. No estaba molesta, pero él lo interpretó de esa manera acabando un poco fastidiado, sin embargo, eso no impidió que se presentará en la imprenta, esa misma tarde, preguntando por los servidores del laboratorio fotográfico donde tenía pensado hacer una prueba de calidad. Mary no estaba ahí. Según averiguo había llamado para disculparse por no asistir al trabajo debido a que se encontraba enferma.
-Es raro que ella se ausente- comentó la dependiente- ¿Eres su amigo? Deberías ir a verla.
Black se retiró después de encargar el trabajo, pero no fue a casa de Mary. Se paseo por el centro de la ciudad esperando poder comprar una nueva cámara, pero lo que le quedaba de dinero no le permitía adquirir ninguna que estuviera dentro de estándares aceptables. Tras dejar su motocicleta estacionada en un aparcadero caminó por las aceras buscando una tienda de artículos de segunda mano, pero al pasar por un escaparate su reflejo lo obligó a detenerse.
El tiempo no había dejado muchas huellas sobre su piel pero hacía mucho había dejado de ser un muchacho. Estaba en una etapa de la vida en la que muchos hombres habían logrado construir algo. Tal vez cosas simples y triviales como una familia o bien habían alcanzado un buen opuesto en la empresa en la que trabajaron los últimos diez años. Quizás se compraron un automóvil de lujo o tenían una buena cantidad de dinero en el banco. Para él nada de eso tenía mucho valor, pero el punto era que la gente ,en su mayoría, había conseguido algo de la vida mientras él estaba por ahí, buscando una cámara profesional en una tienda de segunda o de remate. Con una expresión burlona chasqueó la lengua ella dio la vuelta mirando hacia el estacionamiento en que dejó su motocicleta.
La fiebre alta no le había permitido a Mary descansar en todo el día y cuando por fin lo estaba logrando alguien tocó a su puerta. Por un momento pensó fingir que no oyó que lo hacían, pero como rara vez alguien iba a importunarla por lo que creyó que podía tratarse de algo importante. Al abrir la puerta, que tenía una cadena de seguridad, encontró con Black que llevaba colgando un estuche de una cámara, nuevo, sobre su hombro.
-¿Me dejas pasar?- le pregunto con un tono ladino.
Black se sonreía porque el aspecto de la mujer le resultó muy cómico. Mary estaba todavía más pálida, ojerosa y sus labios estaban resecos. Parecía casi un fantasma que se acababa de levantar de su tumba o algo por el estilo. Se notaba que estaba muy cansada. Cerró la puerta, para retirar la cadena, y lo dejó entrar.
-No es un bien día- le dijo Mary apartando su cabello de su hombro.
-Vine a hablar contigo, no divertirme...
Mary cruzó los brazos y se sonrió.
-Eso si suena interesante- comentó.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro