10._Suerte
Mary abrió los ojos recibiendo toda la luz, que entraba por la ventana, directo en su cara. Se sentó en la cama bostezando y rascándose la cabeza. Black la miró como quien ve a un niño despertar de una siesta inmerecida, pero acabó por sonreírse y es que el aspecto de Mary, por las mañanas, era caricaturesco.
-¿Qué hora es?- le preguntó la mujer.
-Las siete y quince- le respondió Black que estaba ejercitando con unas mancuernas. Él se había levantado una hora antes. No era ruidoso así que rara vez despertaba a Mary antes de las siete. Ella abría los ojos, por costumbre, a esa hora.
La mujer se quedó sentada en la cama viéndole en silencio. Black tenía el torso desnudo y una delgada capa de sudor cubría su cuerpo dando a su piel un brillo como el que tendría una serpiente bañada de rocío. Podía quedarsele viendo por largos minutos sin tener un solo pensamiento en su cabeza que no tuviera que ver con lo que estaba viendo. Black una vez le comentó que parecía una fotocopiadora. Sucedió después de que él encontrará un cuaderno de dibujo de ella en el que descubrió, la mujer, había reproducido partes de el cuerpo de él. El costado de su torso, su espalda baja, las manos, los ojos, pero todo por separado, como si hubiera querido hacer un rompecabezas o desglosar la estructura de su cuerpo.
-Hoy es la última sesión fotográfica- le recordó Black y ella levantó la mirada sonriendo con entusiasmo.
-Me siento como un guerrero antes de la batalla.
-¿Y tú qué sabes de estar en una batalla?- le preguntó Black.
-Que puedes morir cuando se desate o peor...quedar lisiado- le respondió Mary.
Black se sonrió de esa forma torcida que solía hacer y ella se levantó para ir al baño. Desde allí le preguntó si quería que ella hiciera el desayuno a lo que él respondió que se había encargado de eso. Mary tenía razón. A Black no le gustaba que tocaran demasiado sus cosas.
Como en otras oportunidades, Mary estuvo presente en la sesión de fotos. La fotografía siempre le pareció interesante así que si tenía la oportunidad de aprender no la desaprovechaba. En cuanto a Black la presencia de la mujer no le molestaba. Sabía exactamente que estaba haciendo y casi que lo halagaba, pero su atención estaba puesta en su trabajo. Black era capaz de sumergirse en lo que hacía al punto de no poner su interés en nada más. Además sabía que no era buena idea extenuar a sus modelos. Posar frente a la cámara puede ser realmente agotador, en especial para gente que no estaba habituada a hacerlo.
-Es todo- exclamó Black al terminar. Tenía los ojos puestos en su cámara.
La mujer se puso la bata y fue a vestirse, Mary se quedó viendo el taburete vacío como contemplando posibilidades, después apartó la mirada para ver por la ventana. Era uno de esos días en que la costa se cubre de una niebla tan densa que no puedes ver nada delante de ti. El mundo parece estar hecho de nubes y se hace silente. Cuando la modelo se retiró, ella y Black quedaron solos en esa casa.
-¿Quieres que te haga un retrato?- le preguntó Black sosteniendo la cámara a la altura de su pecho.
-No- respondió Mary de forma tajante.
-Ese temor que tienes es absurdo ¿Lo sabes, verdad?- le señaló Black y lo hizo de manera bastante dura.
-¿Por qué no te retratas tú?
-¿Quién tomara la fotografía?
-Yo podría...si me dejas- le contestó Mary, pero solo ocasionó que él se sonriera despectivo- Aunque creo que a ti te va más el dibujo que la fotografía- agregó en voz baja.
-¿Y eso por qué?
-Porque la fotografía tiene límites...
Black se quedó pensando y dejando la cámara a un lado fue por un cuaderno de hojas blancas que usaba para anotar cosas. Se lo dio a Mary y luego fue a sentarse al taburete. No dijo una sola palabra, pero fue evidente que estaba dispuesto a tomar la postura que ella le señalará. La mujer lo observó un momento y solo le dijo:
-Quedate quieto.
La posición en la que él se sentó era perfecta. Black podía ser un pedante, pero era un pedante todo el tiempo. No fingía. No tenía la necesidad de caerle bien a nadie. Lo que la gente pensará de él no le importaba, realmente no le interesaba. Por ello todo lo que hacía era siempre un buen reflejo de como era. Desde sus gustos en la cama a como hablaba y hasta la forma en que se sentaba. Sin embargo, Mary hizo enfasis en su mirada en aquel dibujo. En esos ojos rencorosos, despechados, pero también dolidos. Cuando terminó su obra se la enseñó. Black arranco la hoja y la hizo una bolita en su mano.
-Trabaja en las luces y sombras- le dijo arrojando el dibujo al papelero.
Mary no se enfado. Le regaló una simpática sonrisa y lo invito a comer algo. Black se dejó llevar a la cocina, pero no estaba muy contento después de verse en ese retrato.
La selección de fotografías les tomó otro par de semanas. Durante ese tiempo estuvieron haciendo circular algunas fotos por internet. La mayoría de ellas eran de las protestas, pero también habían algunas eróticas solo que mostraban cuerpos masculinos. Algunos claramente homosexuales. Por supuesto eso levantó varias controversias, aunque no tantas como las de las protestas que desataron todo tipo de debates. Algunos decían que mostraba la realidad de lo que en verdad los protestantes estaban buscando y que no era otra cosa que desestabilizar la ciudad. No tenía sentido alguno ir por la calle destruyendo propiedad privada. Pero otros estaban en total desacuerdo con lo retratado en aquellas fotografías, diciendo que estaban sacadas de contexto y solo eran una patraña del partido de derecha para desvirtuar los justos reclamos del pueblo. Donde fuera que las fotografías fueran publicadas o compartidas siempre armaban una disputa entre los usuarios. Nadie hablaba de quién tomó la fotografía. Nadie se preguntaba quién o por qué lo hizo. Era el contenido lo que les interesaba, lo que los heria o los regocijaba y no dudaban en manifestar lo que pensaba fuera correcto o incorrecto. Daba igual. Todo el mundo quería ser parte de la corriente que estaban formando esos trabajos fotográficos. Opinar de la tendencia del momento sin siquiera darse cuenta de lo que en realidad estaban haciendo: formar parte de una sencilla, pero muy efectiva campaña de publicidad.
-Es como arrojar un cuerpo podrido a los buitres- comentó Black una vez, tras ver lo que pasaba en una de esas páginas- La gente está ansiosa de despedazar cualquier cosa que pueda ser responsable de sus frustraciones.
Mary, parada detrás de Black que estaba sentado ante el ordenador, leía los comentarios callada.
-A nadie le importa quien escribe, sino lo que se escribe y a veces ni siquiera eso- murmuró ganandose una mirada de reojo de Black- Es algo que siempre digo. La obra siempre opaca al autor, pero pocas veces es apreciada como debe ser.
-¿Sabías que hay políticos interesados en conocer al autor de las fotografías?- le dijo Black ignorando el comentario de la mujer.
-Seguramente quieren comprar el discurso detrás de esta manifestación- le dijo Mary descansando su mano en el hombro de Black.
-Una vez lo conviertan en mercancía habrá perdido todo su valor...
-Pero de eso se trata- le recordó Mary.
Todo estaba marchando bastante bien. Los peces gordos estaban mordiendo los anzuelos. Era cosa de esperar nada más. La parte más difícil sería la de salir a la luz. Mary le había propuesto a Black usar un seudónimo y mantenerse en el anonimato, pero él prefería estar al frente. Que todo el mundo supiera aquello era obra suya y bueno cuando Black quería algo era como un dragón. Iba de frente sin miedo a lo que pudiera encontrarse y destruyendo todo a su paso. Inútil resultaba intentar convencerlo de lo contrario. Sin embargo, últimamente Mary lo veía de buen humor. Más relajado. Y es que todo parecía estarle saliendo a pedir de boca al mecánico que había recibido el dinero del seguro en su totalidad. Le dió a Mary lo que prometió y el resto lo uso para montar su propio estudio. Guardo una parte también.
La casa de Black era un inmueble viejo, pero bien ubicado que estaba en la mira de una empresa Inmobiliaria. El agente le hizo a Black una oferta generosa que él estaba considerando seriamente. Quería vivir en un sitio menos expuestos, tal vez en otra ciudad. Se lo comentó a Mary en una oportunidad, aunque no entró en detalles ni le preguntó que pensaba ella al respecto. A simple vista él no parecía incluirla en nada. Reconocía su participación en sus planes con la revista de fotografía, pero como él era quien hacía el trabajo principal no daba la impresión de advertir los esfuerzos de la mujer que tampoco hacia algo por recordarle su trabajo.
Black estaba habituado a mujeres que le exigían cosas. Tiempo, detalles, cambio de actitud. Nada extraordinario, pero a él todo eso le resultaba odioso. Mary no le pedía nada. A veces esa actitud le hacia preguntarse porque ella estaba a su lado. Le hubiera gustado creer que al menos el sexo era algo que la tenía sujeta de él, pero la verdad es que ella tampoco buscaba su compañía entre las sábanas. Analizando las cosas siempre era él quien la buscaba en ese aspecto y ella solo aceptaba. La muchacha tenía sus propias cosas y parecía feliz con eso. No era tan culta como él, pero sabía mucho y siempre estaba aprendiendo. Obviamente no iba a preguntarle, por lo que intentaba descubrir la motivación de Mary para estar a su lado por su cuenta. Aunque la verdadera pregunta era por qué él la mantenía tan cerca. En las últimas semanas se había vuelto un tanto controlador con respeto a ella.
No era raro que Black llamara a Mary para saber dónde estaba y que hacía. Ella le contestaba, pero jamás le daba detalles.
-Ayer te llamé y no me respondiste- le decía Black.
-Estaba ocupada.
-¿Haciendo qué?
-Trabajando en mi jardín- respondía Mary- Pensé que tú también estabas ocupado. No quise molestarte- agregaba la mujer.
-No me molesta que me devuelvas la llamada-le decía Black- Iré a visitarte por la tarde.
-Esta bien. Te espero- respondió Mary y colgaba.
Conversaciones así tenían con bastante frecuencia. Por teléfono Black era más lacónico que en persona. Amenos que quisiera explicar algo o contar algo importante. Como cuando le habló de una conversación con un representante de una galería que intentó contactarse con el autor de las fotografías que circulaban por internet. El legítimo patrocinador de aquel espacio era un político y bueno todo ese asunto a Black le hacia mucha gracia así que a Mary le tocó escucharlo por casi una hora, no se molestó por ello.
El día que abrieron la revista erótica, cuando al fin la publicaron, no se quedaron a ver qué iba a suceder. Casi podían adivinarlo. En lugar de eso se fueron a un bar a beber un poco para celebrar o algo parecido. Era un día helado que obligó a Mary a ponerse un abrigo ligero y sus botas altas de color negro y un poco gastadas. Black prefería llevar esa chaqueta que usaba cuando tenía su motocicleta. Pensaba comprarse otra si todo le seguía saliendo bien. La humedad de la costa le cubrió aquella prenda con una delgada capa blanca que él apartó con una mano una vez entró al lugar. Había demasiada ruido para su gusto esa noche, pero a Mary le gustaba la música y le pidió quedarse un rato al menos y Black aceptó yendo hacia la barra para pedir un whisky. Una cosa era que se quedara, otra que acompañará a esa mujer a bailar al ritmo de una banda que cantaba canciones de alguien más.
Tras el mesón había una pantalla en la que cada un minuto aparecía una imagen famosa o conocida. Entre ellas Black vio una de sus fotografías. Una de las sensuales entre dos hombres. No era el tipo de arte que él prefería, pero al fin todo era una puesta en escena así que no tuvo demasiado problema en hacer la foto y menos en registrarla a su nombre como tantas otras. Había comportamientos que él no toleraba. Sabía que existían, pero le daba una categoría muy poco grata. Su postura era más cercana a la de esos políticos rígidos interesados en usar las fotos de las protestas para hacerle ver al pueblo que necesitaban orden.
Ver bailar a Mary era algo que no le caía muy bien, pero se mostró tan tolerante como pudo. Una muestra de su buena voluntad en todo su esplendor. Aunque eso no evitaba que la vigilara. No reaccionó cuando un tipo se le acercó, pero estuvo apunto de ir a sacarla de ese grupo de gente cuando otro, uno más atrevido, la tomó por la cintura. Pero Mary sabía defenderse. Si los tipos no se excedían en fuerza, podía manejarlos. Después de un rato Mary pareció cansarse y decidió ir con él que la recibió rodeando su cintura. Eso le permitió sujetar el brazo del tipo que le dió una nalgada a la mujer. Un segundo después le estrelló el puño contra la cara y el pobre infeliz cayó al suelo. Mary no se enteró muy bien de que pasó. Black la tomó del brazo y la saco de ahí con brusquedad, sin darle tiempo de nada.
-Hey, hey...¿Qué rayos te pasa?- exclamó la muchacha una vez estuvieron en la acera. Mary tiro de su brazo, pero él no la soltó.
-Nos vamos a casa.
-Tú vete a tu casa- le contestó ella- Yo me iré cuando quiera, no cuando me lo órdenes.
-¿Quieres seguirte exponiendo?
-No me estaba exponiendo- le respondió Mary viéndole a los ojos- Suéltame Black.
Él la soltó. Cuando quiso no cuando ella se lo pidió.
-Buenas noches- le dijo la mujer tan pronto se vio libre y se echo a andar por la acera.
-¿A dónde vas?
-A casa. A la mía.
- No seas insensata. No puedes irte tú sola.
-Me estoy yendo- le respondió Mary sin voltear a verlo.
-¡No iré detrás de tí!
-¡No quiero que lo hagas!
Black gruñó y se dio la vuelta para irse en sentido opuesto, pero acabó yendo tras ella. Cuando Mary advirtió la seguía y lo miró por encima de su hombro él le dijo:
-Quiero irme por esta ruta.
-Posesivo- murmuró Mary.
-Testaruda- murmuró Black en respuesta a lo que creyó ella había dicho. Pero no estaba de mal humor después de todo la suerte estaba de su lado. Por ese sendero él podía pasar por enfrente de la casa de Mary y para entonces estaba seguro, ella no estaría molesta.
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