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Capítulo 9

Corrí levemente la cortina de la ventana, Gunther había decidido que era más seguro que él me llevara a casa y acepté porque no creía que con el dinero que llevaba fuera suficiente para pagar el bus. Él había esperado hasta que llegara y cerrara la puerta.

—¿Qué haces mirando por la ventana? —La voz ronca de mi tío hizo que me despegara de la ventana y a un paso un poco torpe fui hasta la cocina.

No tenía mucha hambre, pero no podía irme a dormir con el estómago vacío.

—¿Quieres un té? —le pregunté, aunque ya sabía su respuesta.

—No quiero esa asquerosidad solo ve y compra más bebidas con alcohol —balbuceó mientras se acostaba en el sofá y prendía la televisión un programa sobre dinero empezó a transmitirse.

—Debo hacer la compra mañana, te tendrás que aguantar. —Concentrada me puse a calentar un poco de agua, amaba tomar un poco de té de limón, uno de mis favoritos antes de irme a dormir.

—¿Conseguiste un empleo? —bajó un poco el volumen del televisor, solo se escuchaban murmullos que provenían del programa.

—Aunque no lo parezca logré hacerlo —admití un poco orgullosa de mí misma.

—¿En dónde? —lo miré un poco sorprendida por la charla que estábamos teniendo, la mayoría de los días no me dirigía la palabra.

—En el club de la ciudad, ayudo con los patines y esas cosas. —Coloqué el agua en la taza la cual tenía diseños de sandías en la misma un regalo que me hice a mí misma porque amaba las tazas y no veía mal comprarme algo lindo.

—Junto al hielo. —Noté una pizca de ironía.

—Debes alegrarte porque eso ayuda con las cuentas. —Le puse tres cucharadas de azúcar y batí.

—Solo no me llames al volver al hielo, odio estar cerca de tanta gente en las competencias. —Se tapó con las mantas.

—No voy a volver a la pista, trabajo allí.

—Claro —murmuró—. Cuando lo hagas avísame para saber que gané.

Tomando la taza, recorrí el pasillo hasta ir a mi habitación, al entrar la cerré con llave y dejé la taza en la mesa de luz. Cambiarse la ropa por algo agradable para dormir era el siguiente paso en mi lista mental, recorrí mi habitación hasta hallar lo más adecuado. Una remera un poco vieja serviría para mi propósito.

Antes de prepararme para ir a dormir, busqué la maleta debajo de la cama. Decidí traer las libretas en donde los primeros años de terapia escribí en ellas lo mejor posible mis sentimientos, expresándolo a través de palabras, fotografías o dibujos. Una de ellas había quedado inconclusa y las hojas que permanecieron en blanco eran bastantes.

Tomé la libreta guardando todo lo demás. Con bolígrafo en mano, estaba decidida a expresar mis sentimientos.

Lunes 22 de julio 2024:

Los días siguen pasando, la verdad un poco rápido.

Las sesiones junto a Flor disminuyeron, creo que es algo positivo.

Pude volver a bailar y el grupo en general no es malo.

Creo que tengo una amiga: Simone.

Mi tío no está bien, el alcohol lo está matando.

Conseguí un empleo.

Volví a ver al hielo, en una pista :) trabajo allí y estoy feliz.

Tengo un compañero en el trabajo, su nombre es Benjamín y es un poco hablador.

Mis abuelos no llamaron más.

Extraño a mis padres.

Extraño estar en la pista, junto al hielo. Creo que quiero volver. ¿No es una falta de respeto hacia mis padres?

Gunther es enigmático.

Gunther es simpático.

Gunther es inspirador, pero sé que tiene miedo. No quiero que sienta más miedo, de alguna manera la situación con su compañera me hace sentir triste.

Gunther es un muy buen bailarín y de alguna manera me hizo sentir, él es fuerte y creo que esta tarde/noche quise llorar porque estoy agradecida con ese momento que protagonizamos juntos.

Creo que quiero ser la compañera de Gunther, ¿eso está bien?

Me detuve y releí lo que había escrito, no podía obsesionarme con Gunther, suficiente montaña rusa de emociones había sido hoy. Cerré la libreta dejando todo en la mesita de luz. Ya no tenía ganas de tomar té, tampoco quería seguir escribiendo, solo quería dormir y tratar de averiguar cómo poder seguir con mi vida.

Un golpe me despertó y después siguieron más. Desorientada traté de ubicarme y de sacar el sueño de mi cuerpo.

—¡Darya! —la voz de mi tío me asustó ya que sonaba enojada—. Dile que se vaya o llamaré a la policía. —Sus pasos se escucharon en el pasillo, seguro que se iba su habitación lo cual era raro porque siempre dormía en el sofá.

Un poco dormida fui hasta la puerta de la entrada, al abrirla el frío me congeló haciendo que por inercia cerrara la puerta. Agarré uno de los abrigos del perchero poniéndomelo rápido y abrí de nuevo la puerta.

—Pensé que estarías despierta —la voz de Gunther hizo que me orientara rápido—. Suerte que traigo café.

El café apareció en mi visión.

—¿Gracias? —lo tomé con un poco de duda y agarrando después los dos sobres de azúcar—. ¿Qué haces aquí?

No contestó solo me entregó un sobre negro y se despidió con un saludo militar o eso creía. Volvió hasta su motocicleta y luego de ponerse el casco encendió la moto y se fue.

Pérdida. Estaba perdida con la situación.

Cerré la puerta y miré el café que había traído.

Para mi futura compañera.

El café provenía de la cafetería en donde iba a desayunar, lo conocía por el logo. ¿Cómo lo conocía?

Dejé todo en la cocina, chequeando que no hubiera nadie abrí el sobre.

Razones por las que soy un buen compañero:

Soy fuerte, por lo que podré sostenerte.

Me considero un buen bailarín.

Tengo estilo.

Soy puntual.

Tengo química contigo. (Punto importante)

Tengo experiencia en el hielo, podré acompañarte en el proceso de adaptación.

Tengo ganas de que ambos participemos en la fiesta de fin de año, mis energías están puestas en que a ambos nos vaya bien.

Tengo motivación para que esta pareja pueda progresar.

Siempre tendrás una sonrisa dibujada en tu cara cuando estés conmigo, porque soy divertido.

Sé cocinar postres grandiosos.

Soy un buen amigo.

Sé que soy un buen compañero.

Tenemos química. ¿Sabes lo difícil que es encontrar eso?

Razones por la que Darya sería una buena compañera para Gunther:

Porque es ella, con eso sobra y alcanza. (Punto importante)

Su letra era prolija y estaba escrita en cursiva. Miré a través de la ventana, no había nada, solo árboles y las palabras de la carta de Gunther que rondaban en mi cabeza.

Tenemos química. ¿Sabes lo difícil que es encontrar eso?

Lo sabía con claridad, porque su energía de alguna manera me había envuelto. No nos conocíamos, pero había algo allí. Algo que de alguna manera lograba atraerme e hipnotizarme.

—Gunther —solté un suspiro mirando lo que había hecho él por mí por una idea tentadora que se le había metido en la cabeza.

—Bueno ahora tenemos café, ¿pediste el desayuno? —agarré el café y los sobres de azúcar antes que mi tío los tomara.

—No para ti —mentí y me fui hasta la habitación.

Cerré la puerta con llave y dejé todo en la mesa de luz. Coloqué todo como estaba antes de irme a dormir y me acosté de nuevo.

—¿Está demasiado apretado? —me miré a través del espejo. Mi peinado estaba hecho a la perfección.

—Gracias mamá está perfecto. —Le sonreí.

—Bien, solo falta un tiempo antes de que entres a la pista, solo sé tú misma cuando estés allí.

Asentí mientras ambas trabajamos para terminar de arreglarme.

—¿Qué pareja crees que mereció ganar? —miré el resumen de la competencia de parejas en la televisión.

—No me gusta ver a las parejas. —Mi madre me mostró las dos opciones de vestidos para hoy y le señalé la opción que veníamos usando para las últimas competencias.

—Hablo de las parejas de danza.

—Solo miré el último grupo, pero definitivamente los italianos merecían ganar, los demás no tenían química Darya, demasiado aburrido.

—Pero las parejas rusas lo hicieron muy bien. —La miré un poco sorprendida.

—Pero solo fue técnica, no había conexión cariño. Era todo tan frío y rígido no había vínculo verdadero y se reflejó en los componentes siendo en las parejas rusas los más bajos.

—Aun así, ganaron mamá. —Le volví a sonreír.

—Conquistaron la competencia, pero no se ganaron al público. 

❄❄❄

Tenemos química. ¿Sabes lo difícil que es encontrar eso?

Porque es ella, con eso sobra y alcanza. (Punto importante)

Gunther es un muy buen bailarín de alguna manera me hizo sentir, él es fuerte y creo que esta tarde/noche quise llorar porque estoy agradecida con ese momento que protagonizamos juntos.

Creo que quiero ser la compañera de Gunther, ¿eso está bien?

—Conquistaron la competencia, pero no se ganaron al público.

—Solo no me llames al volver al hielo, odio estar cerca de tanta gente en las competencias.

Las diferentes voces no se callaban en mi mente, se repetían todo el tiempo. Enmudecerlas era mi propósito, pero no lo lograba. Esquivé a las personas y me centré en seguir corriendo. A mi lado el río me acompañaba.

—Darya solo siente esto, la conexión.

—Pienso que hacerlo con alguien te dará el apoyo que necesitas, ese consuelo de que hay alguien allí y que no estás sola en la pista.

Frené de golpe tratando de organizarme. La música volvió a reproducirse en mis auriculares y traté de volver a concentrarme en correr y despejar realmente mi mente. Trotando un poco más rápido que al principio traté de que mis sentimientos fueran aplacados realmente. No funcionó. La música de Romeo y Julieta sonaba en mis auriculares haciendo que todo se volviera más dramático.

Presté atención al reloj varias veces. Estaba aburrida, no quería volver a casa y correr no estaba funcionando, quería sacarme aquellos pensamientos y ordenarme. Desvié mi camino por uno que me era un poco más conocido. Observando una vez más la hora, no se alejaba de la hora de comida y comer algo rico podría ayudarme a despejarme completamente, frené en un restaurante que parecía decente y entré tomando el menú para pedir.

—Quiero Maultaschen —miré el menú—. Para llevar.

La chica atendió mi pedido y me avisó que en quince minutos estaría listo. Podía entretenerme lo suficiente. Aquel restaurante estaba de paso, no lo conocía, pero a la vista parecía que era decente. Puse la alarma en mi reloj para que me avisara cuando debía volver por la comida.

Cuando la adrenalina de correr se dispersó fue cuando realmente me ubiqué geográficamente, no sabía en dónde estaba. Buen comienzo.

En el último mes y medio viviendo aquí jamás se me había ocurrido estudiar las calles o buscar algo. Sólo sabía cómo orientarme con los lugares a donde siempre recurría con mucha suerte de no perderme. Las calles y las casas eran un poco iguales lo que me provocaba dificultad. Doblando en una calle, me ubicó cerca de la academia. ¿Cómo había llegado aquí? No lo sabía.

Giré y fui hacia el otro lado. Había un poco más de gente de lo habitual, suponía que era por la hora del almuerzo. Observé con atención las tiendas, algunas estaban llenas y en otras no había ningún cliente. Amaba aquella ciudad, aunque no la conociera completamente y algunos secretos que poseía todavía eran ocultos para mí.

Mi mente conectó con aquella noche, junto a Simone recorrimos un poco la ciudad. Era el mismo camino solo que ahora podía verlo con más detalle. Me detuve frente a aquella tienda de ropa. La vidriera había sido cambiada y en los maniquíes ahora había otro tipo de diseños más sencillos y con pedrería más sutil. Un vestido negro mangas largas logró llamar mi atención, era simple con solo pequeños bordados en la parte superior.

«¿Qué pasaría si entramos?»

No pasaría nada, porque no era de mi talla. Demasiado pequeño para mi cuerpo. Volviendo sobre mis pasos caminé de nuevo hasta el restaurante. Dos porciones de Maultaschen me esperaban.

Entregué el dinero a la cajera y volví a la casa de mi tío tiempo después. Tardé un poco más de lo que pretendía y puse en el microondas la comida para calentarla al llegar.

—¿Maultaschen? —la voz de mi tío se hizo presente. Parecía que recién salía de bañarse y se agradece porque el olor a alcohol habitual disminuyó.

—Si. —Coloqué su porción en un plato, el humo podía verse. Estaba caliente y listo para ser devorado—. Aquí tienes tu porción. —Agregué un poco de salsa y le ofrecí un poco de pan que él aceptó con gusto.

—¿De qué son?

—Carne molida de ternera, espinaca y cebolla —hablé mientras llenaba mi plato—, pan un poco de huevo y especies.

—Ah.

Sonreí porque lo último lo dijo con la boca un poco llena.

—¿Está rico? —lo miré porque veía con claridad que lo estaba disfrutando.

—Hace bastante que no lo comía. —Mojó un poco de pan en la salsa—. Gracias.

—De nada —murmuré sorprendida por aquel agradecimiento.

Subí las escaleras un poco más apresurada de lo normal. No era de llegar tarde, pero la pequeña siesta que decidí tomar se me fue de las manos. Vestía con un conjunto de deporte azul oscuro y como podía intentaba atarme el cabello. La botella de agua estaba en casa, olvidada en la heladera y no había hecho tiempo para comprar en el camino, rogaba que Simone no nos matara hoy y fuera algo más tranquilo.

Al entrar y darme cuenta que no llegaba tan tarde como pensaba, saludé a mis compañeras y me puse a estirar en una esquina un poco apartada de las demás, debía intentar controlar la respiración y desacelerarme por la carrera de la parada de autobús hasta mi casillero y luego hasta aquí. Simone no estaba por ningún lado, se me hacía un poco raro porque ella siempre era la primera en llegar.

—Lamento la tardanza. —Ella entró un poco apresurada dejando su bolso en una de las sillas—. Complicaciones. —Se ató rápido el cabello en un moño y aplaudió—. Hoy será una clase un poco diferente quiero proponerles hacer una clase de danza contemporánea y pronto tendremos un nuevo compañero que se unirá a esta clase.

No era quien pensaba. Esperaba que no se tratase de él.

Como si lo hubiera invocado con mis pensamientos, Gunther entró a la clase y vestía deportivo, remera negra, pantalón y zapatillas de color gris, además de su recogido en el cabello. Lo que más me sorprendió no sabía si era su visita o su mirada que fue directamente a encontrarse con la mía.

—Gunther será su nuevo compañero, él necesita explorar y ejercitarse un poco más. Espero que no sea una molestia su presencia y particularmente espero que se comporte. —Simone le dio una mirada significativa.

—¡Oye! —su tono salió juguetón—, se comportarme. Me están evaluando.

Sus palabras iban acompañadas de una mirada significativa y breve dirigidas hacia mí.


La puntuación  en los programas tanto el libre y el corto comprende dos partes: técnica y de componentes. La primera valora la dificultad de los componentes y la perfección en su ejecución. La segunda, la técnica del patinador, las transiciones, la coreografía, la interpretación y la armonía general del programa.

Gracias por leer y votar. Me encanta poner imágenes en mis historias y de esta manera es que me imaginé Maultaschen: 

Espero que les guste. ¡Lindo día! 

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