Capítulo 5
—Darya. —Me acerqué hacia ellos—. Te presento a Edrick, es el jefe de esta parte del club, accedió a darte la entrevista.
Observé a Edrick, su mirada cuando mis ojos chocaron con los suyos fue abrumadora.
Él sabía quién era.
No, nadie sabía nada de mí, no me reconocería.
—Iremos a mi oficina —su voz sonó dura, parecía estar enojado.
Mis palabras no salieron, estaba muda. El aura que emanaba era de superioridad, como si él fuera el mejor.
—No quiero verte más Gunther —una voz se hizo presente en el pasillo—, renuncio.
La chica del baño venía caminando rápido, intentando ponerse un gran abrigo blanco. Detrás de ella el chico que había sido mi guía en la academia la seguía con expresión de enojo y un toque de exasperación.
—No lo dices enserio. —Gunther detuvo su andar, quedándose junto a nosotros. Los cuatro mirábamos atentamente a aquella muchacha que antes de salir le dio tanto a Gunther y a Edrick una mirada de odio.
—Es el peor club. —Luego señaló a Gunther—, jamás encontrarás a alguien para que sea tu compañera, no conectas con nadie y ese será tu fin.
—¿Otra vez? —Pedro rompió el silencio cuando la chica pelirroja se fue enojada diciendo cosas que no se entendían con claridad.
—Siempre hace la misma escena y una semana después regresa. —Edrick estaba sereno—. Solo espero que no vuelvas con ella Gunther y te centres realmente en progresar.
Nadie dijo nada, estaba incómoda, no entendía nada.
—Vamos, Darya. —Me repasó con su fría mirada—. Haremos rápidamente esa entrevista.
Lo seguí atravesando los pasillos, pocas personas me crucé por los mismos. Parecía un poco desolado, las personas de limpieza eran las que más concurren por los alrededores.
Origin club, siendo sincera el nombre no se me hacía para nada conocido, eso significaba que el club no prioriza el patinaje artístico, sino otro deporte. Ya que sus instalaciones eran bastantes modernas y no parecía estar en mal estado indicaba que sus ingresos no andaban mal.
—Por aquí. —Señaló una puerta negra, la misma contenía una pequeña placa indicando el nombre de Emerick.
Patinaje artístico- Hockey sobre hielo
Más abajo con letra cursiva indicaba aquellos deportes. ¿Emerick sabía algo relacionado con ambos? No lo veía en ninguno de los dos deportes, por su aspecto lo vinculaba como alguien relacionado a los negocios, sin embargo, uno nunca sabe.
—Siéntate. —Me señaló un sillón individual color azul oscuro.
Él se sentó enfrente mío, mientras prendía la computadora. Su oficina era de un tamaño promedio, era gris con color dorado y los diferentes tonos de azul salpicaba por todos lados, en las cortinas o en algún adorno. Estaba limpia y era elegante, ¿un poco raro para un club de deporte?, tal vez.
—¿Por qué estás aquí? —Su mirada me paralizó.
—¿Por qué estoy en busca de un trabajo? —Hablé con un poco de duda.
—No eres Darya Weber, lo sé. No quiero que me mientas, sé quién eres.
Aguanté la respiración por algunos minutos. No podía estar hablando en serio.
—¿Por qué mientes?
Me paralice ante la pregunta. Yo tampoco entendía la pequeña mentira al decir mi apellido, utilizando el de mi madre.
—No miento, es el apellido de mi madre. —Traté de defenderme—. No quiero que me vean, estoy bien entre las sombras.
—¿Solo quieres el trabajo? —Su pregunta me sorprendió igual que su mirada que ahora era una pizca más suave.
—Si.
—Te conozco, hiciste revuelo en la época que competías eras alguien importante. —Después de aquella declaración tecleó algo en su computadora—. Me sorprende que te encuentres aquí. —Un ruido se hizo presente cuando él tocó un botón de un pequeño dispositivo, lo que cubría la gran ventana se empezó a levantar, dejando a la vista la enorme pista de hielo, la cual estaba invadida por jugadores de hockey—. Ya que tendrías que estar allí.
—Volver a la pista jamás fue una opción —murmuré mirando hipnotizada como los chicos se movían por el hielo.
—Créeme cuando te digo que me sorprende tenerte aquí en mi oficina. Eres una buena atleta, pienso que puedo ofrecerte el trabajo como entrenadora, hay tres chicas que están en la categoría individual femenina, podrías ayudar un montón.
—¿Enseñar? —Lo enfrenté—. No puedo hacerlo. No estoy capacitada para ese trabajo, no me encuentro apta para volver a una pista ni entrar en ella. No te imaginas el esfuerzo por controlar un ataque y lo que tuve que hacer para poder entrar e incluso el esfuerzo para soportar mirar la pista.
—Lo comprendo. —Lo observé con atención—. Habla sobre ello con tu psicólogo o psicóloga.
Me quedé estupefacta ante sus palabras.
—¿Cómo sabes que tengo una psicóloga?
—Me recuerdas a alguien. Todo lo que viviste, por más fuerte que seas, necesitas ayuda para poder sobrellevarlo. —Su mandíbula se tensó—. Solo pensé que estabas viendo a alguien que pudiera hacer eso: ayudarte.
—Pero pareciera que de alguna manera no estuviera funcionando —susurré. Él no me escuchó.
—Te daré el trabajo, no habría nadie mejor para esa tarea. —Se levantó y buscó las copias que había puesto a imprimir hace algunos minutos atrás.
Luego las firmó y las colocó en una carpeta transparente. La tomé cuando él me la entregó.
—No sé qué decir.
—Acepta el trabajo serás buena en ello, tal vez pueda ayudarte de alguna manera. No conozco tu situación, pero un trabajo en este caso debería ser bien recibido.
—El trabajo sería perfecto en este momento. —Le agradecí—, pero no me conoces. No me hiciste una entrevista, no sabes como soy y no te entregué mi curriculum donde tengo todo detallado.
—No hace falta, sé que conoces del rubro, no habrá nadie mejor, puedo asegurar eso.
—No me siento bien aceptando un trabajo en donde no ofrecí nada para que pudieran conocerme. No sabes mis datos o mi experiencia al respecto, ni siquiera me hiciste preguntas.
—Solo acéptalo. —Empezó a teclear algo en su computadora, ignorando la llamada que provenía de su celular—. Debes encargarte de los patines que le proporcionarás a las personas, mantener el filo de los mismos, chequear que se mantenga en buen estado y controlar el ingreso y tiempo de las personas en la pista. Trabajarás los sábados y domingos, tienes un compañero que es quien está en la pista vigilando que nadie se lastime. —Después de su pequeña explicación apagó el celular que no dejaba de sonar—. Es algo fácil, un poco de dinero no le viene mal a nadie.
Agarré con un poco de fuerza el bolígrafo de su escritorio firmando el contrato, confiaba de alguna manera en él.
—¿Empezaría este sábado?
—Procura llegar un tiempo antes para organizarte, cuando vengas Pedro te hará un tour por todo el club, me encargaré de informarle sobre eso.
Me levanté un poco abrumada por lo sucedido hace algunos minutos atrás. Una mirada rápida hacia la pista hizo que aquellos sentimientos surgieran de manera abrupta, dolor. Sentía tanto dolor y solo fueron algunos segundos los que necesité para que aquello se activará, como una maldita bomba.
¿Por qué nunca volví a ser la chica de antes?
Esa niña que disfrutaba la vida, que siempre era alegre o la mayoría del tiempo lo era. Aquella chica que entrenaba sin descanso en la pista y fuera de la misma. La que domaba sus emociones y daba lo mejor en las competiciones enorgulleciendo a sus padres.
Aquella sensación parecía perdurar todos estos años, el miedo más el dolor y la capacidad de no poder olvidar lo que sucedió me atormentaba siempre, pero últimamente los recuerdos y sueños que aparecían de la nada en cualquier momento. Me paralizaban, sumándose a la sensación de no poder seguir adelante.
Apreté más mi abrigo, la oficina había quedado atrás hace demasiado tiempo y ahora por alguna razón estaba en una de las entradas que daba a la pista. Mirando a los chicos organizarse y practicar, su entrenador estaba fuera de la pista atento a cada uno de los movimientos de sus jugadores, dando algunas indicaciones y algunos gritos cuando alguien hacía las cosas mal.
No veía el hielo, lo escuchaba.
Extrañaba tanto aquel sonido. Esa sensación de deslizarse acompañada de la música.
—On the ice, Darya Neumann.
Gritos escuché después de la presentación, me deslicé lentamente por el hielo. Busqué con la mirada a mi padre que estaba en las gradas cerca de la pista con una pequeña bandera con mi cara en ella, había insistido todos estos años en apoyarme de esa manera, lo cual era más adecuado y menos vergonzoso que pintarse la cara.
Antes de empezar limpie rápidamente mis cuchillas sacando el hielo de las mismas. La ubicación del inicio de mi programa era cerca de los jueces. La parte artística contaba con hacerle creer la historia a los jueces y a las personas, mi programa debía salir espectacular, el público había pagado por eso.
Cuando las notas de piano sonaron, fue cuando la historia comenzó a rodar en mi cabeza.
El inicio del programa era sencillo, algunos movimientos sutiles dando vida a la vampira que representaba, no debía cansarme tan rápido, debía sacar los primeros saltos.
Ubicada y lista para mi primer salto: triple Axel más un doble Toeloop. Los giros habían salido perfectos, la caída del Axel no tanto, había ejercido un poco de presión para lograr la combinación y poder sacar el segundo salto. Estaba un poco nerviosa por mi siguiente salto después de aquel pequeño error, me esperaba otro triple Axel ubicado en la otra punta de la pista. El recorrido listo, posición para saltar, perfecto.
La parte difícil ya estaba lista. Ganaría el Internationaux de France, la medalla de oro estaría colgando en mi cuello al finalizar la competencia.
—¿Quieres entrar en la pista? —una voz interrumpió aquel recuerdo.
Gunther estaba detrás de mí, parecía que se iba por la mochila que llevaba puesta y las llaves con las cuales jugaba entre sus dedos.
—No, solo observaba. —Me giré enfrentándolo—. El sábado comenzaría a trabajar.
—No sabía que buscabas trabajo. —Sostuvo mi mirada por algunos segundos y después se centró en el hielo—. Espero que te vaya bien, es un buen ambiente de trabajo, además compartes con uno de los chicos del equipo de hockey, él es buena onda, solo que es un poco callado. ¿Quedaste en el trabajo de la organización de los patines o había otro que no me enteré?
—Organización de los patines, ese será mi nuevo trabajo. Gracias por la información, es bueno saberlo.
—No quiero sonar un poco entrometido. —Me señaló la ropa—, ¿estás en piyamas?
—Es una larga historia. —Apreté más el abrigo a mi cuerpo—, ¿Qué sucedió con la chica?
—Ah —soltó—, hablas de Ernestine. Bueno, ella se suponía que era mi compañera en la pista. —Señaló el hielo, los chicos del equipo estaban todos juntos escuchando las indicaciones del entrenador—. Practico danza sobre hielo, ella era mi nueva compañera, pero supongo que ya no lo es. —Soltó un bufido y luego se pasó una mano por la cara. Creo que su expresión era de angustia. No sabía qué hacer si empezaba a llorar, él demostraba algunos indicios.
—Tranquilo. —Me acerqué e intenté reconfortarlo de algún modo, mi mano fue a parar en su brazo mientras trataba de alguna manera darle un poco de consuelo—. Esas cosas suelen pasar a la mayoría de las parejas, encontrarás a alguien que de verdad quiera estar contigo.
—Ojalá eso pasara conmigo. —Negó con la cabeza—. Mi prima me dijo que la pasó bien en las últimas clases. —El cambio de tema lo comprendía—. Ella es nueva en este tema de dar clases, quería dar ballet, pero su madre todavía sigue preparándola.
—El ballet es difícil. —Me separé de él—. ¿Ustedes son los únicos que dan esa disciplina?
—En la academia son las clases más demandadas, mi tía es una buena profesora. En la ciudad hay otra institución que las ofrece, creo que no van muchas personas. Por decirlo de alguna manera y sin presumir, mi tía es muy buena profesora.
—Entrenas con ella. —Sonreí porque eso fue lo que recuerdo de nuestro primer encuentro.
—Y por lo tanto es exigente, un poco más a mi parecer.
Ambos comenzamos a caminar hacia la salida, ahora podía notar esos centímetros de diferencia en la altura. Él vestía de manera deportiva y su pequeño recogido me hacía recordar a mi primera impresión que tuve de él: interesante. No era muy común que los hombres en el patinaje dejaran crecer tanto el cabello.
—Bueno, ella garantiza que seas el mejor.
—No soy el mejor —murmuró.
Ya en la entrada ambos nos despedimos de Pedro el cual ya estaba avisado de mi incorporación y del recorrido que estaba planteado para el sábado, debía llegar a las seis de la mañana para que me explicara mis respectivas labores.
Después de pedirle algunas indicaciones a Gunther porque estaba ligeramente perdida y negar que me llevara en su moto a casa, emprendí el recorrido de vuelta, debía llegar y hablar hoy junto a Flor.
—¿Conseguiste un trabajo en una pista de hielo? —Ella me miró estupefacta cuando hace dos minutos atrás le lancé la bomba.
—Fue raro, tuve una crisis y después estaba haciendo una entrevista de trabajo.
—¿Una crisis? —preguntó preocupada, apreté mis labios al darme cuenta de mi desliz—. No has tenido crisis en años.
—No te preocupes. —Paré sus preguntas preocupadas que empezaron a llover—. Lo logré superar y tengo un trabajo, tengo algo para hacer.
—Bueno, es la parte positiva. —Hizo una mueca.
—Debo centrarme en eso, necesito hacerlo. —Era un poco tarde, la llamada se había retrasado bastante. Por eso estaba en la cama, intentando calentarme, mirándola a través de la pantalla.
—No estoy juzgando tus habilidades, solo debo anotar tus progresos y retrocesos o pequeños sucesos para saber cómo te encuentras.
—Sé cómo funciona, solo fue un detonante que ya logré controlar. Confía en mí, creo que estoy haciendo las cosas bien.
Una hora después estaba lista para dormir después de un día largo. Mañana sería jueves, tendría clases. Esas mismas que me hicieron volver a despejarme un poco de la abrumadora sensación de estar en esta casa.
Desconecté el cargador de mi celular, dudando al entrar en las redes. No las utilizaba mucho, pero había pasado cuatro días sin usarlas, una rápida mirada no le hacía mal a nadie. Al entrar para revisar la nueva información, fui directamente a Love of ice skating, el perfil contaba con nuevas publicaciones.
Christa Berlusconi, la patinadora ganadora del oro olímpico no pudo vencer a sus compañeras de equipo quedando en cuarta posición. Después de haber hecho un aceptable programa libre, sus rivales que en este caso también eran sus compañeras, lograron superarla por unos cuantos puntos.
La publicación era de hace una semana atrás, ella había quedado en segundo lugar en el programa corto y en el libre quedó quinta, en la recopilación de ambos puntajes le otorgó la cuarta posición. Ella salía en las fotografías enojada y en el pequeño clip de su triple Axel más la combinación se veía claramente que en ninguno de los dos saltos habían caído bien. Era una lástima porque el programa largo era una manera de reivindicarse o mantener las notas y ella había fallado en solo una combinación, lo que la desterró del podio.
Mis dedos escribieron en el buscador el nombre del club en donde ahora trabajaba, no había muchas publicaciones y los seguidores solo eran 10k. La mayoría eran sobre natación y sobre el equipo de hockey, solo había tres publicaciones del equipo de patinaje y en una de ellas estaba Gunther. Era un clip de veinte segundos donde veía una secuencia compleja de pasos más una música muy movida y especial.
Battle Without Honor Or Humanity- Kill Bill.
Era una pieza difícil de interpretar, Gunther estaba en el papel disfrutando en la pista y la que creía que era su compañera estaba junto a un hombre que parecía ser el entrenador, ambos parados observando a Gunther. La publicación era de hace tres años atrás, además se notaba que era más joven. Eso me aseguraba que no era la primera vez que Gunther cambiaba de pareja, la chica no era Ernestine porque se distinguía la diferencia de color en el pelo y la estatura.
Internationaux de France: es una competición internacional de patinaje artístico sobre hielo. Forma parte del circuito del Grand Prix.
Grand Prix: es una serie de competiciones internacionales organizadas por la (ISU), en las que la élite del compite en las disciplinas de patinaje libre femenino, masculino y de parejas y de danza sobre hielo.
El Grand Prix consta de seis competiciones clasificatorias y una final. Las competiciones que forman parte del Grand Prix son las siguientes:
Skate America, en Estados Unidos.
Skate Canada International, en Canadá.
La Copa de China, en China.
Internacionales de Francia o Internationaux de France, en Francia.
Copa Rostelecom, en Rusia.
Trofeo NHK, en Japón.
La final del Grand Prix de patinaje artístico sobre hielo, con sede itinerante. Los patinadores compiten en las categorías de patinaje individual masculinos, femenino, de parejas y danza sobre hielo. Hay seis competidores o parejas en cada categoría, calificados para la final en función del número de puntos conseguidos en las competiciones anteriores.
¡Gracias por leer! ¡Besos!
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